martes, 7 de abril de 2009

Yo quería

Foto: I.N., Mis paseos por la ciudad, 2009
Quería hablar con mi antigua psicoanalista para intentar averiguar lo que me estaba pasando. Alguien me dijo ayer al dorso que para enfrentarse al pasado había que acallar las voces. ¿Acallarlas? dije yo, yo no puedo acallar ninguna, todas hablan y gritan al mismo tiempo, pidiendo atención, entre risas, lágrimas, calma y euforia, nostalgia y apego vital. En mí nada quiere callarse y tal vez sea una condición de mi escritura, sólo escuchándolas podré luego distinguir y escribir.
He estado corrigiendo mis cuentos, y es un trabajo feliz, porque necesito que salgan, y contribuir a ese nacimiento editorial del libro me alivia y aquieta. Viendo llover. He comido con una amiga del pasado -me ha invitado generosamente a un japonés-, estudiábamos juntas a los catorce, quince y dieciséis, y ella sigue siendo como ya era entonces, autoirónica, hedonista, de un realismo feroz, con unos ojos sorprendentemente cristalinos (los he visto de cerca cuando hemos salido a fumar). Hemos recordado a gente desaparecida y gente muerta y gente viva, hemos hablado de nosotras, de mí, que entonces fantaseaba locamente mientras me arriesgaba cada vez más. Hemos descubierto más partners que tuvimos en común. Nos hemos reído. No he tenido tiempo de decirle que ayer estuve en nuestra esquina de la calle, en la acera donde fumábamos al sol después de comer en el colegio. A la tercera de aquel grupo me la encontré en Provença/Balmes hace dos días y quedamos que vendrían a que les firmase un libro en Sant Jordi (de 13 a 14h en la mesa de La Central de Mallorca).
Luego, en el autobús, he acabado esa lectura dolorosa y feliz, extrañamente, de Philip Roth. Yo me sentía afín a ese padre suyo: "No hay que olvidar nada. Ése es el lema de su escudo de armas. Estar vivo, para él, es estar hecho de recuerdos. Para él, quien no esté hecho de recuerdos no está hecho de nada." He revivido con su proceso la muerte de mi padre. Me dolía sobre todo cuanto más me atrapaba porque pensaba: yo no puedo escribir de lo que más me duele, no puedo como él escribir de lo que quiero, completamente libre, de lo que más necesito escribir. Sólo puedo arrancar mordiscos de esa historia y dispersarlos fragmentados por mis cuentos, para convertirlos en materia poética o irónica despojados de su lastre sanguinolento. Quería acabarla en el sofá para poder llorar tranquila, aunque fuese metafóricamente y sin lágrimas, con la gata, pero ha venido un mensajero. "¿Isabel Mudez?", me ha preguntado, acertando sin saberlo. Luego un visitante inesperado, a quien no debería haber dejado entrar, pero finalmente le he empujado a irse. Sigue lloviendo en Macondo.
Justamente hace dos días pensaba que me sentía mucho más libre de escribir y decir lo que quisiera. Leyéndole he visto que me equivocaba. Roth me sigue pareciendo muy viril, incluso escatológico y divirtiéndose con ello, pero lo he leído febrilmente, lo he devorado y procesado y mezclado con mis propios impulsos eléctricos. Me dolía agudamente y no podía dejar de leerlo. Sólo mirar su cara me duele, pensaba. Lo he leído sin acallar ninguna de mis voces, interpelada y sacudida por esos vientos internos. No se equivocaban los que me decían que siguiera leyéndole, ni Abel que me prestó este libro, ni el librero de la calle Berlinès, ni Eph, ni tampoco un comentarista profesor de literatura que vino aquí a decirme que mi escritura estaba conectada con la suya (aunque Roth sea un gran escritor con una obra importante y yo sólo una hormiga que ha escrito tres libros) precisamente por la memoria.
He cruzado la Diagonal con sus palmeras y plátanos delgadísimos, altos, despeluchados, llena de esa belleza a pesar de los coches, esa preciosa avenida nuestra que el ayuntamiento y sus mediocres arquitectos quieren destruir. ¡Qué bien cimbreaban las altas palmeras con el viento y la lluvia! No se oían los coches, se habían convertido en un río silencioso.
¿Y qué me falta para hacerlo, para poder escribir justamente lo más necesario para mí? Tal vez sea sólo cuestión de coraje. O de seguir dando vueltas en torno a ese núcleo evitado. O tal vez no haya más opción que acercarme y perseverar y no salir huyendo cada vez que no encuentro el tono o que me acerco demasiado a ese material radiactivo, a ese túnel de paredes carnosas donde nada puede acallarse.
Entonces ha reaparecido el personaje de mi cuento: se ve que nuestro encuentro telefónico de ayer, en una región luminosa del paisaje del pasado, no fue impune. Sus preguntas parecían vibrantes y traían más ecos y recuerdos. He sabido que acabó por azar la noche cerca de mi casa. Sé que las suyas sólo son interrogaciones de un momento lluvioso de tiempo detenido y memoria, pero añaden nuevas cadenas de pensamientos. Luego ha llamado J., con las últimas noticias de la prensa. Con tanta alegre interrupción, una no puede ni entristecerse de verdad. Y apenas me queda una hora para acabar de corregir...
Quizás hoy sí logre encontrar a mi antiguo oráculo de Delfos.

16 comentarios:

Ephemeralthing dijo...

Una alegría saber que tus cuentos van a ser publicados y me gusta que hables del placer de corregirlos, como acabar de "cuidarlos".
Veo que Roth, Philip, te está impresionando tanto como lo hizo conmigo. "Elegía" y "Sale el espectro", los que yo conozco de momento, son ese tipo de textos llenos de esas ideas que uno quiere escuchar porque le autoafirman y aligeran de la carga que supone el aceptar todo lo que conlleva el transcurso del tiempo. Ese título que has acabado de leer en el bus despierta toda mi curiosidad.
He conseguido una colección de cuentos de Alice Munro, aunque creo que voy a tener problemas con la traducción. Veremos, ... porque además previniendo estos días de descanso he conseguido creo demasiados libros, y ahora no sé a qué atenerme. A ver ..., de momento Canetti funciona como comodín.
Bendita lluvia y hermosos días estos en los que asoman los primeros brotes en los árboles urbanos, parece que haya nevado de color verde.
100% barcelonesa la arquitectura del edificio de la foto. De todas formas me despierta cierto rechazo la asepsia de su restauración, no puedo evitar el imaginar todo el verde arrancado y matado para llevarla a cabo, ¿se dice matar con los vegetales?. Hecho de menos algo sobre todo en la verja.

Eugenia dijo...

Describes muy bien lo que se siente al leer a Roth, o al menos, creo entenderlo porque lo reconozco. Roth puede ser desagradable, crudo o macho pero nunca banal y siempre humano. No sé como explicarlo, tú lo haces mejor.

Esther Planas Balduz dijo...

tomando absenta
y fumando...
delphos es google
para mi ahora
atame las manos
decia Dorothy
y yo le pido
atame el corazon
y el cerebro!!
xx

Belnu dijo...

Gracias, Eph. No creo que sea la restauración (se la veía bastante nature) sino como dices, la falta de verde, todo lo arrancado, y esos ramilletes de cables estilo tercer mundo...
Este libro es autobiográfico y yo me había reconciliado con otros escritores que hablaban de su padre (Azúa, por ejemplo, me sorprendió para bien)o he conectado por el tema. No va a gustarme todo Roth, hay algo con lo que no conecto y depende de los libros domina o no, pero claro, ahora sé lo que antes no sabía y sé que puede "tocarme" y buscaré seguramente esos libros. Pero a mí no me ha tranquilizado ni aligerado en nada, más bien me ha dolido.

Belnu dijo...

Gracias, Eugenia, no sé si yo sé decirlo, pero gracias.

Belnu dijo...

Esther te has acercado a un poema que Rilke le escribió a Lou Andreas Salomé, era algo como
Apágame los ojos,puedo verte
Cierra mis oídos, seguiré escuchándote
aun sin pies podré seguirte
y sin boca podré invocarte.
Arráncame los brazos y te estrechará
mi corazón, como una mano.
Párame eñ corazón y latirá mi mente
y aunque mi mente abrases, te llevaré en mi sangre.

Adelarica dijo...

Écrire n´importe quoi est peut-être le meilleur moyen d´aborder les sujets qui comptent, d´aller au plus profond par le chemin le plus court. Dire tout uniment ce qui se passe par la tête, au gré du souvenir. La mémoire nous livre tout en désordre, à tout moment du jour. On imitera ce désordre. Ne pas avoir d´itinireraire précis dans l´éxploration de notre passe, qui est aussi notre présent…
Fdo: el comentarista profesor de literatura

Belnu dijo...

Gracias, Herr Professor. La escritura automática, sí, yo lo hacía en mi adolescencia! Pero sigo sin referirme a eso. Se ve que no me explico bien! Escritura ensimismada del blog, a veces, o de la vejez, como algunos momentos de Colette en Le pur et l'impure. Mis pensamientos mascullados que nadie puede entender. Yo hablaba de dos cosas distintas. Una cosa es abordar el pasado mentalmente con todas esas voces, ¡vivir! con toda la multiplicidad de interpelaciones, no negarlas, recogerlas ahí, acunarlas, y otra, posterior es la escritura, donde yo tengo mis caminos, como todo el que escribe. Y esos caminos, en mi caso (como en el Duras, el de Carver, el de Flannery O'Connor y tantos otros) son caminos ciegos, a tientas, sin saber lo que será, porque en ese proceso hay una emoción de descubrir, de saber. "Escribimos para saber lo que escribiríamos si escribiéramos" dice más o menos Duras. Hay otros que escriben planificando y con esquemas (como García Márquez, como Iris Murdoch, tantos otros). Yo escrtibí una conferencia sobre eso y los iba citando... Pero gracias por la cita sin nombre.

Adelarica dijo...

Julien Green, Partir avant le jour
Yo tampoco me explico bien (de hecho creo que le entiendo mucho mejor de lo que consigo explicarme).
No hablaba de escritura automática, aunque reconozco que se parece a aquello de lo que Green habla.
Lo que pasa es que en estas cosas las menores diferencias son grandes abismos.
Enhorabuena por el nuevo libro a la vista!
Herr Professor

Belnu dijo...

Ajá! Gracias por la precisión. "En lisant, en écrivant" tal vez? Me sonaba a más moderno y menos analítico que la era surrealista, pero algo resonaba también a aquellos ejercicios. Comprendo, comprendo, aunque me doy cuenta de mis momentos ensimismados. ¿Y cuál era la escritura mía que asociaba (temáticamente, humility is endless) a Roth? La del blog o algún libro?

Belnu dijo...

Ensimismamiento y despiste! Era Partir avant le jour, que yo no he leído

Adelarica dijo...

me refería a algunos momentos, los más personales (que no necesariamente ensimismados) del blog.
Sigue el despiste: hablo de Julien Green, no de Julien Gracq
De todos modos, la mejor forma de entenderse, por no decir la única, es a través de malos entendidos

Belnu dijo...

Caramba, qué despiste tan pertinaz, Gracq por Green, es verdad que los nombres se parecen y que los dos han escrito sobre la escritura, pero... En fin, je m'accuse. Otra vez gracias por precisar

el objeto a dijo...

(me alegro de regresar a la vida internauta! por fin después de mi autosecuestro neurocientífico)

Precisamente en ese regreso a la normalidad, para reencontrame leía esta mañana a sorbitos a esos excéntricos chinos hablando sobre la anarquía y pensaba en esa tu pregunta analítica, lo alternaba con Wittgenstein: el filósofo (o el escritor, digo yo) trata de encontrar la palabra salvadora, esto es, la palabra que al final nos permita captar lo que hasta ahora ha pesado de modo inasible sobre nuestra conciencia...

qué envidia tu lectura de Roth, a mi me encanta cuando algún libro me engancha de esa manera

el objeto a dijo...

en una discusión sobre si sirven o no de algo las recetas y ejercicios taoístas para alcanzar la inmortalidad, uno cita a un poeta antiguo "por mucho que fuera a obtener a la prolongación de la vida e incluso la inmortalidad mediante esos procedimientos, no creo quer ser testigo de diez mil generaciones bastara para obtener la felicidad"

creo que te gustarían estos excéntricos chinos que le dan vueltas y vueltas
como
"la música no es ni triste ni alegre por si misma"...

vssos

Belnu dijo...

Bienvenida a la vida internauta, pues, y gracias por los comentarios. Como mi cuerpo ha sufrido esta noche ya en serio la secuela de mis acrobacias de hace unos días he suspendido otras actividades y héme aquí repasando las últimas citas para mis cuentos, ya a punto de entregarlos al editor y a sus potenciales sugerencias. Cuántas dudas!
Y esos excéntricos chinos discutiendo si la inmortalidad sería feliz, y claro, sin duda debe de haber un cansancio, pero si sólo tenemos la vida... cómo entiendo el alivio de los que creen en reencarnarse. A medida que se acerca mi cumpleaños pienso más en la muerte! Según Dostoievski estoy en la flor de la vida, pero yo con mi pregunta...