lunes, 26 de abril de 2010

¿Cómo huir? ¿Dónde refugiarse?

Foto: I.N., Casa-museo de Pau Casals, en Sant Salvador, 2010
Hace dos noches que reúno cierto valor para abordar mi novela en germen y me consuela al menos estar ahí, aunque sigo sin encontrar la dirección y todo es una masa informe, pese a que hay destellos, pepitas de oro en medio de la ganga, paillettes en los detritus... Y todo esto espoleada por un azar desdichado que tal vez convierta en favorable, una frase ajena que se hizo realidad, y los ánimos de dos amigas novelistas...
Anoche una amiga me hablaba de las llamadas desestabilizadoras mientras yo avanzaba a grandes zancadas montaña arriba, huyendo de los coches que volvían a su festival de ruido y gasolina, y ella me oía perder el aliento... yo también tuve la mía, una llamada osada hablándome de cosas que no procedían, con propuestas que no podían ser reales, y que me dejó estupefacta, y necesité contárselo a alguien...
Esta mañana, mientras aquí arreciaban como una ducha las urgencias de textos para traducir y redactar y los problemas que resolver, L. viajaba en tren hacia el otro lado de la frontera y me mandaba desesperados sms describiendo a sus compañeros de vagón, obesos que no paraban de comer, ruidosos locales y extranjeros; yo le preguntaba si no se habrían equivocado con un vagón de ganado y le sugería que llamase al revisor, que sería tal vez el conejo blanco. "Aquí viene Bugs Bunny", ha escrito ella, y yo intentaba animarla preguntándole si también viajaba el gato de Cheshire y el sombrerero loco, pero sólo entraban más brutos y al preguntarle "¿Y dónde queda la gente civilizada?" me ha respondido Ils sont restés à Barcelone, Madame. Lo cual no era cierto. Yo he tenido que cerrar la ventana al estruendo de las obras y el polvo de cemento. Traduzco sobre demoliciones en Manhattan. Me ha llamado una mujer enfebrecida porque van a talar un pino centenario que plantó su abuelo, y el ayuntamiento, naturalmente, da la razón a los que quieren talarlo... "porque ensucia". Luego me llamado un picapleitos muy maleducado que preguntaba por mi ex cónyuge. Según él tenía un impago de una compañía telefónica y cuando le he dicho que yo no soy responsable legal de los impagos de un ex cónyuge, me ha dicho que eso se vería y al mostrar mi perplejidad ha dicho que el contrato podía estar a nombre de los dos. Le he sugerido que antes de llamar comprobase sus datos, ya que yo nunca firmé un contrato de móviles a medias con nadie, ni tengo ningún impago, y además debería hacer un cursillo de buenas maneras. Y entonces él, muy alterado, ha gritado: "¡Yo soy demasiado educado!" y me ha colgado. Luego he tenido otra llamada negra: resulta que en el Banco se han equivocado y me han conectado mi tarjeta a una cuenta familiar, por lo tanto durante un mes yo he sacado dinero de una cuenta que no era la mía y no entendía nada. Mi vieja pesadilla de la confusión familiar encarnada e invertida como en un espejo carrolliano: soy yo la que sin saberlo he pescado en territorio yuyu... Y para rematar, los del Banco me recomiendan que hoy no haga ninguna gestión, porque nada funciona...
¿Dónde ha ido a parar mi paz de anoche, leyendo los versos maravillosos de Wallace Stevens de cielos escarchados y constelaciones azuladas, o su idea consoladora de que la belleza...?
Beauty is momentary in the mind-
The fitful tracing of a portal;
But in the flesh it is immortal...
El cuerpo muere, pero la belleza de ese cuerpo permanece, dice Stevens. Luego se mide con un árbol y decide que es más alto porque sus ojos llegan más lejos y puede llegar hasta el mar con sus oidos. O la luz del sol radiante le hace comprender qué oscuro se ha vuelto... o la luz es un tatuaje, una araña que repta sobre el agua, sobre la nieve o sobre los párpados de una mujer... O nada es comparable a lo que puede tallar una estrella que brilla entre las hojas de una parra... Y Out of the window;/ I saw how the planets gathered/ Like the leaves themselves/ Turning in the wind.
No sé qué será de mí, de nosotros, de este país donde siguen talando salvajemente y organizan una consulta para perpetrar la mayor tala que se haya hecho nunca en ninguna ciudad, pero sin decirlo. L. se está tomando un café a la sombra de dos inmensos plátanos, al otro lado de la frontera, donde aún preservan los árboles como algo valioso. Me voy la semana que viene y cualquier cosa despierta mi inquietud, como estela de la desconfianza y el descontrol de alguien, que pareció capaz de minar y socavar mis esfuerzos y mi esperanza como montañas de termitas. Me sobrepongo con una autodisciplina prestada, una especie de estopilla fina que devolvería placidez a mi ánimo. Che sarà sarà. CHM me consoló con una "ARENGA EN PRO DE L'ARREMORAMENT POÈTIC I DE LA CONFUSIÓ ÀCRATA", que comparto. He escrito esto aceleradamente, mientras traducía, atendía al teléfono y llegaba la hora de comer. Y me respondo a mí misma la pregunta del título, como siempre y para que nadie se llame a engaño: en la poesía, en la música, bailando, en la escritura, en los libros.

sábado, 24 de abril de 2010

Luisa Castro habla de Si un árbol cae en el Diario de Pontevedra

El día después

Foto: Núria Foraster, Barcelona, Sant Jordi 2010
Fue un sant jordi muy extraño y agotador. Pero el que voy a contar nunca ocurrió, es sólo una de esas reconstrucciones ficticias que me caracterizan, así que permítanme que metamorfosee las cosas a mi antojo.
Por la mañana estuve en las Ramblas, en la mesa del librero de la calle Berlinès, que no estaba (pero le sustituían ayudantes familiares y afines), rodeada de libros y de una muchedumbre apretujada que tan pronto pedía productos antilibrescos (libros de fútbol, nacionalismo barato-romantizado de un actor que quiere ganar dinero, cuentos de una autora estereotípica de autoayuda) como libros de verdad, ¡Max Aub!, Dublinesca, Stefan Zweig, Werfel. Vinieron algunos a por el mío, psicoanalistas, una chica de la radio que nos entrevistó y fotografió, una italiana de facebook que llegó diciéndome Finalmente! Y yo tardé un poco en reconocerla de las pequeñas fotos de fb, ¿Finalmente? Era ella, guapa y crítica e irónica Lella G.! Me hubiera ido a tomar un café con ella.
Había algunos de esos ejemplares de las Ramblas que parecen salidos de una foto de Diane Arbus. Dos mujeres franco-argelinas con aire irritado y huraño y una perra semicaniche con ojeras y sentada en brazos de la mujer como un niño mirando a la gente con espiritual desdén, dos gays culturistas locos montando una escena de Genet y dos mujeres que literalmente parecían aprenderse las recetas de memoria... etc. Yo apostaba conmigo misma el tipo de libro que pedirían los transeúntes y me equivocaba. Pero todo era bastante alegre bajo los plátanos desmañados y majestuosos que aún no ha talado el alcalde arboricida, lamenté no llevar la cámara...
Al salir pasé por los lavabos de un hotel cuyo setting me reconstituye de hordas y ruido, y me fui directamente y por error al infierno contemporáneo de woody allen (aquella discoteca de Reconstructing Harry, ¿recuerdan?). Uno de mis distribuidores me había ofrecido generosamente un lugar para firmar. Esta fiesta es ya tan masiva que resulta difícil no desbordarse y organizarse pensando en todo. El único libro de mi editor era el mío y yo estaba situada entre un encantador de serpientes, que vendía su libro dando la mano a los mirones, presentándose a la gente que pasaba, preguntándoles su nombre e hipnotizándoles para que lo comprasen. Ése era su secreto de la abundancia. Y a mi izquierda una mujer, autora de un cuento de autoayuda en una antología sobre enfermedades, me contó que su hijo padecía una de ellas, no recuerdo el nombre, un síndrome que atribuyen a la genética y que consiste en que los pacientes no tienen sensación de saciedad ni pueden quemar calorías y por tanto son siempre obesos. Yo quise preguntarle si a aquel chico no debería además escucharle un psicoanalista porque había una metáfora tan poderosa en todo aquello, ¿cómo cerrar los ojos y los sentidos a eso?, pero estábamos muy cerca, en la misma celda, como quien dice, y temí por su estado de ánimo y el mío y me reprimí. Para rematar mi desazón, observé que nadie de la horda de transeúntes que pasaban llevaba bolsas de libros ni libros en la mano, sino bolsas de moda. Había algunos ávidos y tenaces recolectores de folletos y puntos de libro, como en la feria de muestras. De pronto vi una bolsa de Laie. Iluminada, me incorporé, pero era Romà Gubern, con la inflexible y eficaz responsable de prensa de Anagrama y otro escritor no identificado, que venían de firmar y por supuesto no se acercaron ni vieron mi extraño estand, donde el pulpo de la autoayuda devoraba el espíritu de mi libro con sus jugos humeantes. Un niño se detuvo fascinado ante la portada de muñequitos. Una señora se detuvo, cogió mi libro y preguntó: I aquest? Pero su hosco y viejo marido, sin mirarlo, exclamó: "No! És una tonteria!!!" Yo repetí su frase en voz alta, como protesta y la señora me miró asustada mientras se alejaban. La autora del cuento sobre la enfermedad observó: Si en estos tiempos, el marido decide incluso sobre un libro, que no es un coche!... El Passeig de Gràcia no se parece a Rambla Catalunya en Sant Jordi. Y la acera del Boulevard es muy distinta y mucho peor que la otra, donde la Casa del Libro al menos vende libros, y está Jaimes, donde una vez firmé victoriosamente mi Crucigrama, con mi amigo serbio... Pero en la otra orilla no había un solo lector, excepto del encantador de serpientes... Yo sólo quería salir de allí, obligada a contemplar el analfabetismo en multitudes que miraban los libros como si fueran pelotas o lámparas, los volvían del derecho y el revés, sin leer nada, y los dejaban. La autora del cuento sobre la patología comentó que era muy extraño que nadie leyera el dorso de portada, o la pestaña o la primera página. Para mi fortuna, vinieron tres amigos. Uno, un vasco traductor del ruso y buen conocedor de la cultura serbia, llevaba el libro leidísimo para que se lo firmase. Otra era una amiga del colegio, que lo había comprado en La Central. Y la tercera lo compró para una amiga y me rescató de allí, y salimos con mi espíritu desmochado y mustio, por la calle llena de rugidos de coches y sirenas y hordas...
Luego al fin llegué a casa y me sentí restaurada. Comí un mendrugo de mozzarela de búfala con tomates pequeños y me fui al gimnasio alemán, que estaba agradablemente vacío y luminoso. Hablé por teléfono, me duché despacio, aplacé las traducciones y redacciones urgentes que me pedían por email. Y ya era hora de la tercera firma. La caseta de La Central, protegida de la lluvia y con la sensación libresca-casera que esperaba. Aunque a mi lado firmaba sin parar el autor catalán de un libro de portada sólo comercial con un título que prometía que todo acabaría por saberse. Sus compradores no se desorientaban, venían todos muy profesionales, casi de uniforme, con el libro comprado y la bolsa, sin titubear ni preguntar: ¿Lo pago primero? Yo no osé preguntarle qué era lo que se sabría, me habría conminado a leerlo. Por allí andaban viejos amigos y conocidos, Ramón de España y su millonario comunista, David Nel·lo, pero no pude departir mucho con ellos. Firmaba también muy seguido Suso del Toro. Pero a mí me llovía entre las rendijas de los toldos y cuando abrí el paraguas se ofrecieron a cambiarme de lugar. Y me fui al lado de un poeta amigo de mis amigos, con su Premi Carles Riba, y ya empezaron a venir algunos amigos generosos, una lectora imprevista que me cae muy bien y que me descubrió con La plaza del azufaifo (había trabajado mucho con ella, siempre todo por email, traduciendo sus textos urbanos, y tenía una imagen precisa; me sorprendió descubrir la real, guapa y joven como ya sabía, pero distinta y con los ojos brillantes). Apareció G., que quiso regalar un ejemplar de mis cuentos a una amiga leída de ojos negros. G. iba con alguien que me preguntó sarcástico: ¿Dónde están tus amigos? Y luego un antiguo compinche de las épocas antifranquistas que habría reconocido algunas historias y personajes de mis cuentos, habría reconocido el paisaje de la época, que fue el suyo, lo habría pasado bien, pero prefería no hacerlo. Dijo que no iba comprarlo ni leerlo, si acaso en septiembre, cuando acabara su tesis, pero por su gesto podría haber dicho en el siglo XXII. Me sorprendió su visita, que me pareció un statement, y en ese sentido, siempre agradezco las aclaraciones sobre la posición de cada uno. Así una sabe a qué atenerse. Y luego, arropada y recogida por T., nos fuimos al Maldà, donde estrenaban el documental de la Belle Elaine sobre los muertos. Una película que aún estoy procesando, pero llena de unas imágenes o una mirada espectacularmente afín, con momentos y personajes magníficos e hilarantes, llena de humor negro y de intensa mirada atenta a los ritos de la muerte, a la forma en que algunas personas viven siempre con sus muertos, que son los posos de la memoria, y cómo los objetualizan para mostrar esa presencia, y cómo se sienten arropados con sus fantasmas, como niños que juegan a las casitas, y la textura macrovista del paisaje, el silencioso y llano Empordà y la algarabía de México, y a la vez hay en la película algo deshilvanado y desconcertante, un no mostrarse del todo, un montaje que aún tengo que procesar. Allí estaba Selma Ancira y hablamos del viaje a Crimea, que no podrá ser este año sino el que viene, porque tenía que ser precisamente entre mayo y junio, pero me hace mucha ilusión. Y estaba lleno de amigos a los que me hacía ilusión ver y hablar, pero yo estaba muerta, muerta por las horas prisionera en un zoo metafórico en el passeig de Gràcia con un público tristemente ágrafo y yo sólo me había sentido desterrada. Así que me fui sin beber ni apenas hablar con un grupo de amigos, andando hasta que nuestros caminos se birfurcaron.
Por cierto, hablando del día después: me sorprende que los periódicos y voces influyentes de la supuesta izquierda o los que se llaman republicanos que objetan sobre la canonización falsamente democrática del personaje fascistoide y corrupto del coi por nuestras dudosas instituciones hayan esperado al día después de las exequias con honores para hacerse oír. Si eso no es un pacto... Y si esto es una democracia, que no se atreve a romper ni siquiera con los brazos alzados y los conmemora así... Lo dijo L.O.: ¿Alguien se imagina a la conservadora Angela Merkel homenajeando a un ex nazi? Lo que yo vi ayer en el Passeig de Gràcia forma parte de lo mismo, esa deprimente y sumisa desmemoria.

martes, 20 de abril de 2010

Sant Jordi

No sé quién hizo esta foto. Soy yo, a los 18 años, disfrazada de Sant Jordi aunque sin gran convicción... Es una escena que retomé en mi cuento "El día que murió Franco", lo cierto o la ficción es que la clase entera formó el dragón, excepto seis o siete que formaban mi caballo, y nunca supe por qué me eligieron para hacer de Sant Jordi. El Viernes 23 estaré firmando mi libro Algunos hombres... y otras mujeres - A las 12 en el puesto de XOROI (el librero de la calle Berlinès) en la Rambla 140, frente a Canaletes - A las 13.30 en el estand del distribuidor Fi-Rex Passeig de Gràcia/València, frente al Boulevard R - A las 20h en el estand de la llibreria La Central, Rambla catalunya / Mallorca
Si os gustaron mis cuentos y queréis hacer un regalo (firmado) de Sant Jordi o conocéis gente que quiera regalar, allí me encontraréis... Y si no los habéis leído, es la ocasión perfecta para cumplir con una de las pocas tradiciones locales que no tiene repercusiones físicas ni aumenta el volumen del cuerpo, sólo el del espíritu.

domingo, 18 de abril de 2010

Una vibración en el aire

Foto: I.N. Sant Salvador, 2010
Ayer por la mañana me desperté muy contenta con la perspectiva de la conferencia. Y sin embargo, ya en el coche con Tigridia y Bel M., poco antes de llegar a Sant Salvador, me iba creciendo una inquietud sorda. No había escrito mi conferencia para leerla, sino que había tomado notas. Aunque pensaba decir algunas cosas que he dicho o escrito en alguna ocasión, para mí había algo revolucionario en mi conferencia de ayer, algo nuevo. Yo nunca había aludido al infierno de mi infancia tan claramente y menos aún ante un público no psicoanalítico; era la primera vez que tendría que hablar de ello autrement para explicar lo que quería decir. Se trataba de la escritura a ciegas, o inconsciente, de los misterios que revela, de extrañas obsesiones con cosas nimias, como una frase oída al azar que al encontrar sitio en una pieza de ficción desvelan una metáfora significante. Se trataba también de mis relaciones con la lectura y escritura, de lo que significó para mí aprender a leer y de cómo decidí escribir. Como siempre y naturalmente, me apoyaba en citas y libros de muchos otros escritores que ayudaban a iluminar el discurso. Quería hablar del dolor como motor vital, de cómo esa transformación alquímica convierte en gozoso lo que fue árido y sufriente. Y en esas horas antes me preocupó que no se entendiera; que la metáfora y el juego de máscaras fuera entendida precisamente como un vulgar desnudamiento, como esos programas de la tv o los libros de autoayuda, que alguien creyera que yo defendía la escritura como terapia. Y es que no es así: yo defiendo la escritura como duplicación misteriosa e inexplicable de la vida, como enfermedad gozosa, como fruición, como opción vital injustificada.
No les dije nada a las amigas que me acompañaban generosamente. Al llegar vi los vestigios de lo que fue Sant Salvador, un trocito de casas en la playa que aún conserva su belleza en medio del horror construido. Enseguida, en aquella hermosa playa de invierno, vi a dos personas que no había vuelto a ver hacía muchos años, muchísimos, a él desde mi adolescencia. No me atreví a preguntarle por su hermano, que fue amigo mío. Me sonaba vagamente que hubiera muerto y tal vez estuviera equivocada. En mi generación murió tanta gente con andaduras venenosas. Me preguntaron qué hacía allí, pero cuando dije que iba a dar una conferencia, tampoco me preguntaron: "¿De qué?" Sólo dijeron: "Ah". ¿Tal vez temían verse obligados a ir? O tal vez la palabra conferencia les sonó tan aburrida que prefirieron no preguntar. O imaginaron que trataría de la crisis económica. No puede haber tantas conferencias los sábados en Sant Salvador...
La casa museo de Pau Casals es un lugar precioso, con su jardín mediterráneo. Es como si su música flotara en el aire silencioso. El público fue una sorpresa, no sólo por numeroso -más de cien personas-, sino por receptivo, leído, letraherido, participativo. Mientras hablaba notaba la vibración de mi voz o mis palabras en el aire, una vibración que volvía de su atención inteligente y curiosa. Tal vez las notas silenciosas de la mente de Pau Casals se entrelazaran con todo aquello, creando conexiones. Es algo que cambia la atmósfera y que cualquiera que hable en público detecta. Yo me pasé algo de tiempo. Había empezado tarde (a causa del fotógrafo, que quería reunirnos a las cuatro participantes) y no pude entrar en el último tema, esa novela que no logro abordar, ese coraje que me falta y ese acoso de la historia que me persigue a mi pesar. Cuando el organizador (Jose Luis Espina, el artífice entusiasta de ese público numeroso y selecto que cada año se desplaza para asistir a sus jornadas literarias) me hizo signos desesperados de que acabara, leí una cita famosa de Clarice Lispector y cerré. Llovieron las preguntas. Se vendieron todos los ejemplares de mi libro. Firmé unos cuantos. Se acercaron algunos a hablarme. En el jardín vi a Yvonne Hortet, la viuda de Barral, me dijo que le había gustado. También me saludó Roser Berdagué, la traductora galardonada con el Premio Nacional a su trayectoria cuando yo fui jurado, que vive en Calafell. Y Helena T., que había estudiado un curso conmigo en un instituto, hace un millón de años. Un hombre culto vino a decirme que le había interesado especialmente mi manera de hablar de ese dolor transmutado, dijo, si mal no recuerdo, que era algo iluminador.
De nuevo en el jardín, un sureño simpático que ya había venido a mi tertulia Jacaranda me dijo: "¡Deberías escribir un libro sobre esto, tus relaciones con la escritura! Es muy interesante, me dijo, te sigo en tu blog! Seguí andando (me atrapó el fotógrafo y el resultado fue terrible, no por su culpa, naturalmente; ya no hay nada que hacer en ese terreno) y acabé arrastrando a mis pacientes amigas a una casa donde yo había vivido, en Coma-ruga, la casa que aparece en mi cuento Souvenir, frente a la playa donde la narradora vuelve a la vida tras su primer acercamiento a la muerte. Yo siempre he sentido que tenía un derecho moral a revisitar mis antiguas casas. Sé que la ley no lo contempla y me reprimo, pero a veces querría llamar a la puerta y pedir que me dejaran entrar, como la narradora de un cuento maravilloso de Grace Paley, en Brooklyn. Ella sí entra y luego no sabe cómo salir de allí y se queda tres días atrapada... Yo habría querido bajar a tocar aquella arena fría de la tarde, aquella arena invernal donde revivió mi narradora. Habría querido recorrer todas las calles, el lugar donde vivían mis amigos, la casa del alemán, la vía del tren, la calle de las adelfas de mi otro cuento (Veraneo), el lugar de mi primera embriaguez, mis itinerarios en bici... Pero sólo estar allí un momento ya me produjo una emoción hilarante y dolorida, algo difícil de explicar. En cuanto a la conferencia, fue mi verdadera celebración de cumpleaños.
No he dicho nada de esa densa nube de cenizas que flota sobre Europa y nos habla de la furia de este planeta y de las predicciones de los científicos de un incremento de terremotos, temblores, tsunamis, volcanes en erupción. La nube parece metafórica, como una especie de densa sucia tristeza flotando sobre nosotros.
Me encantó el artículo de EVM en el Babelia de ayer. Hablaba de mi querido Des Esseintes (Au rebours) y justamente acababa con una frase de Nicholas Ray a Wim Wenders -el drama del mundo contemporáneo es que no podemos volver a casa- y una frase de EVM diciendo que el mundo se ha enrarecido tanto que ya nadie sabe la vía de retorno a la vida. Camino a SS, pensé encajar ese final con mi final de la conferencia (no hubo tiempo) con la hebra de uno de mis cuentos de Crucigrama, algo sobre la imposibilidad de volver a casa, la pregunta del padre, en su confusión, cuando le preguntaron si quería volver a casa y preguntó: "¿Casa? ¿Qué es casa? ¿Casa es donde estáis vosotras?" Una casa que ya no existía. Y la frase de Maeve Brennan: Home is a place in the mind.

viernes, 16 de abril de 2010

Sábado, conferencia en Sant Salvador

Visor'10 VI JORNADA LITERÀRIA: DONES DO 17/04/2010 Sábado 17 de abril
Sala polivalent del Museu Pau Casals
Con Berta Marsé, Lolita Bosch, Isabel Núñez, Carme Riera y Marta del Riego. 12 h, Berta Marsé, "Escribir un cuento"
13h, Lolita Bosch: "L'escriptura íntima" 17h, Isabel Núñez: "Escribir a ciegas. Misterios de la ficción" 18h, Carme Riera: "Per què escriure si el normal és llegir?" 19h, Marta del Riego: "La ironía de escribir. Humor y crueldad en algunas escritoras"

lunes, 12 de abril de 2010

La mujer de la foto

Foto: C. y yo, en Roses, no sé en qué año.

La mujer de la foto se cayó cuando tomaba el sol en la terraza de su casa. Debió de darse cuenta porque le dio tiempo a agarrar un cojín y parar algo el golpe, aunque sus gafas fueron a parar bajo una maceta. Ahora está en la UCi de un hospital. Yo fui a verla precisamente el día de mi cumpleaños. No me pareció casual que precisamente ese día cayera en ese olvido misterioso, esa desconexión que es la embolia. Ella, que guardaba mis rizos cortados de niña, en una vieja adoración que me escandalizaba y tardé mucho en comprender. También ella había tenido una infancia violenta y eso la condicionó. Pero me salvó, a su manera fragmentada y extraña, como pudo, como supo, así que eso le debo.

Seguí un impulso e hice una larguísima excursión en metro. Patricia Highsmith, como buena pragmática americana, daba ese consejo para el bloqueo, decía: haga un viaje y, si no tiene dinero, coja un autobús o un metro a un barrio desconocido o poco habitual. Yo no estaba bloqueada. Es más, al saber la noticia que me devolvía directamente a mi infancia, me puse a escribir este post y me di cuenta de que estaba escribiendo algo de la novela, así que rescaté el texto y me lo llevé de aquí.

C. me reconoció y me sonreía, intentaba hablar, balbuceando, y hacía gestos de desaliento y leve impotencia. A veces me entendía, otras se perdía en las profundidades y repliegues del cerebro semidesconectado. Le dije que había hecho una cosa bien y era escoger a ese hombre que la quiere tanto, y ella sonreía con un gesto de niña y me apretaba la mano. Mientras estaba allí, me llamaban para felicitarme y tuve incluso una llamada tan exótica y ajena que me rescató por completo, así que salí del hospital pensando que por suerte el mundo era sureralista y no me abandonaba nunca su ambivalencia tragicómica. Era extraño verla enmudecida a ella, tan habladora y fabuladora, siempre cargada con su intensa combinación de insight, obsesión de lo que fue y una contradictoria dualidad de resignación cristiana y memoria judía.

Al volver, en facebook tenía una lluvia de felicitaciones, con un misterioso visitante de un pasado no tan remoto que se extrañó de que yo no le reconociera. Y de hecho, mientras andaba por la calle pensé: ¿Quién puede empeñarse en escribir en catalán con esa endiablada ortografía, y al mismo tiempo, atinadamente o trasluciendo algo potente? Y me pregunté si podía ser precisamente el que era, un cineasta al que no he vuelto a ver en treinta años. No sé si volveré a verle, pero ya sabiéndolo, me he fijado en la silueta de espaldas que pone como perfil, con una figura de Giacometti al fondo, y sí, como diría mi amigo serbio, "encaja".

Estoy enmarañada en distintos ámbitos, el sábado tengo la conferencia de Visor en Sant Salvador, mañana tengo que entregar un texto urgente para el museo, sigo organizando un cartel que baila y se mueve constantemente, y al mismo tiempo otro trabajo se complica y a veces dudo si se va a pique. Por otra parte, tenía que escribir una reseña comprometida, que implicaba criticar lo que nadie toca, lo que todos defienden, lo que cada vez se consolida más. Pero yo no podía ya no decir lo que pensaba; sólo podía reflejar mi conflicto con el libro, para que los lectores juzguen y tal vez decidan precisamente comprarlo por la pura polémica, por la intensidad que la crítica afilada presta al objeto de discusión. Y tal vez debería haber pensado en la reina de corazones carrolliana y su mandato implacable cayendo sobre mi cabeza. Así son las cosas. Por cierto que mi amiga americana me dice que le ha entusiasmado la Alice de Tim Burton; así que iré a verla, pese a todo. G. ha venido un momento: ha aprobado el examen de conducir y estaba exultante. Luego se ha ido precisamente al estreno de esa Alicia timburtoniana y me ha mandado un sms entusiasmado, hablando del gato de Cheshire.

No sé cuándo podré escribir más, ni poner más links... Hoy no me he levantado del asiento -salvo media hora de frugal colación, pensaba en MB y su frenesí de máquina de escribir- y hasta las 20h, en que he ido por el periódico, unos pomelos y al librero de la calle Berlinès, a recoger el libro de Gil de Biedma editado por A. Jaume (por cierto, el librero estaba rodeado de una orografía libresca de santjordi, incluyendo mis cuentos). Pero estoy contenta, intentando acabar y con la sensación del deber cumplido... aunque sólo pienso en si mañana corregiré a tiempo para poder revisar mis notas y atreverme a entrar en ese archivo poderoso, ese castillo de irás y no volverás que es mi novela.

Me ha hecho ilusión ver que EVM había puesto una frase mía en esa sección titulada, con elegante autoironía Abrazos a Dublinesca ou la Demande d'amour, donde se reúnen frases de críticos del mundo. Hoy una joven poeta me decía que le gustaron mucho mis cuentos. Y me ha llamado mi editor de Crucigrama para hablarme de ellos con entusiasmo y sensibilidad y explicando con detalle su fruición y el por qué de su entusiasmo, con ese feedback interesante que nos permite comprender qué encuentran los otros, qué leen, qué hemos escrito incluso sin saber, sin más proposición que la inconsciente. Su llamada me ha cogido por sorpresa y me ha alegrado el espíritu. Ah, y al oscurecer, una música que me regaló L.O. me ha repuesto de todos mis esfuerzos, una música sacra, maravillosa, que me transportaba al claustro de un monasterio, la Messe de Notre dame de Guillaume de Machot.

sábado, 10 de abril de 2010

Pequeñas meditaciones y misterios

Foto: I.N., Atardecer frente a la Tamarita, 2010
Esta mañana, mientras desayunaba, he visto un programa fascinante en Arte tv que contaba las investigaciones sobre el lienzo de Turín, de cómo los científicos se basaron primero en las fotografías, ya que la Iglesia no permitía el acceso al lienzo (también llamado santo sudario), y cómo finalmente consiguieron cinco días de análisis directo, estrechamente vigilados por guardia vaticana, para comprobar que no tenía pintura ninguna, que había restos de sangre, que la impresión era como un negativo, que las heridas correspondían a una crucifixión, que efectivamente el cuerpo humano puede sujetarse por las manos clavadas, etc. Según las pruebas científicas, el lienzo correspondía a un hombre delgado y de pequeña estatura, la habitual entre los palestinos de su tiempo. A mí me da la sensación de que en la tradición, las escrituras, la literatura religiosa y la mitología y su encuentro con la ciencia cabe toda la poesía que no está ni en las instituciones religiosas, el poder y sus sombras y reversos, ni tampoco en los best-séllers que aprovechan la poderosa atracción de sus signos. A mí siempre me gustó la historia del sudario, como un retrato del dolor impregnado prodigiosamente en un lienzo, que ni el agua que se utilizó para evitar un fuego logró borrar. Pero está claro que hay un misterio en esa belleza asociada al aprendizaje místico del dolor y en la comprensión del sufrimiento humano que en su origen iban asociadas a las religiones y la teatralidad de sus liturgias, como bien sabe Bill Viola. Tras dudas, una extraña conversación y algunos recados que me han llevado hasta la Diagonal (una vez más he disentido de esos que quieren llevarse los árboles y "humanizarla" convirtiéndola en un "bulevar" de cemento, sin sombra, sin oxígeno, sin verde, sin belleza), me he puesto lentamente a pasar mis notas para mi conferencia del 17 de abril (VISOR10, en la Platja de Sant Salvador, jornadas dirigidas por José Luis Espina), lo que aún estoy haciendo, una de las razones de mi enclaustramiento de este fin de semana, mientras confeccionaba torpemente los horarios de intervenciones de ese festival de poetas y narradores del 15 de mayo, y digo torpemente porque he cometido errores, porque lo numérico no es mi especialidad, porque algunos contestan enseguida y se adaptan y otros no, y hay que hacer cambios, y porque yo mando los mensajes demasiado deprisa y olvido detalles importantes. Me ha gustado la frase del narrador colombiano (que comparte apellido con el poeta) Vallejo en Babelia de que la vejez es el gran tema de la literatura y me ha gustado ver a Canetti en la portada. Tengo tres libros que leer antes de volver a sus memorias magníficas. Y una carta que corregir para mandársela a la Belle Elaine, un libro epistolar y colectivo del que tal vez no he hablado aquí, un espacio regalado donde dirijo lo que no cabe en mi ficción ni en este blog, lo que quisiera decir pese a todo, lo que se filtra en mis pensamientos...
Y ahora, mientras pergeñaba esas notas, Bel M. ha respondido a una pregunta mía sobre el rabino místico Isaac Luria y su idea de que había "un gran dolor en el corazón de la divinidad", contándome algo que también me ha parecido altamente poético: "Venía a decir que, según la cábala, fue necesario que Dios se apartara de sí, hiciera una especie de vacío, para crear el mundo. Esta especie de exilio de sí mismo le creó un gran dolor que se agravó cuando se vio obligado a expulsar del paraíso a los hombres, ya que contaba con ellos para que lo ayudaran a restaurar la plenitud perdida. ¿Verdad que es bonito? El propio Dios exiliado de sí..."
En otro mensaje, A.C. me decía que Bach "és l'eina antibloqueig", la herramienta antibloqueo, y además de un poema oscuro y luminoso que Foix escribió a la muerte de Gabriel Ferrater, citaba unas antiguas meditaciones de Paniker donde se preguntaba cómo podía ser absurdo un mundo que hubiera producido las Variaciones Goldberg. Y yo que me alejé de ciertas músicas con la muerte de mi padre y apenas he osado volver a recuperarlas, pero ahora puedo, una a una...
El mensaje de una amiga escritora sobre mi libro balcánico y el mensaje de una amiga artista sobre mis cuentos me han alegrado el espíritu. Oigo griterío futbolístico en el aire, ráfagas y a lo lejos. Y a través de una foto, he comprobado que el gran azufaifo está lleno de brotes. También el pequeño castaño de Indias de mi terraza está lleno de hojas tiernas, que se abren cada año como mariposas, cuando estallan unas yemas oscuras y relucientes...
Seguiré despacio con mi notas. No sé por qué el tiempo se me escapa de tal modo, y aunque estoy feliz en mi encierro, algo siento de exilio interior y de absurdo mientras no escribo... Añoro ese espacio poderoso de la ficción. Me consuelo intentando explicar(me) en notas cómo son mis misteriosos procesos de escritura. Y entiendo que para, ese pequeño exilio de mi ser no está asociado a la creación, sino a su postergación. Aunque tal vez toda creación implique un vaciamiento, un salir de sí. Así surgió en la visita oracular de hace unos días, donde hablamos de mis duelos, de esa tristeza con la que resulta doloroso conectar, pero que está ahí últimamente. Aproveché para llevar allí todas las preguntas, las mías y las ajenas, los comentarios de los locos, o las cuestiones que suscita cualquier cosa. Por si acaso, me lo pregunto todo. Es una sensación libre. Ensanchar el marco de mis interrogaciones con otras posibles preguntas, buscando los posibles ecos, sin negar ninguna opción. Y el resultado fueron algunas iluminaciones, ya que todo , incluso lo equivocado, puede llevarnos a algún otro meollo. Y todo se vertebró por el motivo del bolso perdido y recuperado en mis sueños. Comprenderlo produce alivio, aunque en medio haya razones más oscuramente melancólicas, cierto aterrizaje y sin duda otros duelos.

miércoles, 7 de abril de 2010

Días extraños

Foto: I.N. Nîmes, 2009
Los ecos de mi activismo impetuoso y errático vuelven a brotar como los árboles que el alcalde se ha empeñado en talar y arrebatarnos, junto con toda la belleza, la historia y la memoria que nos rodeaba. Hoy he salido en BTV, bajo los árboles de la Diagonal, frente a La Vanguardia... y por suerte el cámara filmaba más a los árboles que a mí: según G. muy bien, según J. demasiado hosca e indignada; yo prefiero no verme, al margen de que J. debe de tener razón, oírme no me importa, pero aún me acosa algunas veces aquella terrible visión de mí misma metamorfoseada en Java, el monstruo de Star Wars, en el programa de Sánchez Dragó (el minuto 1:38 terrible!) Cuesta olvidar esas visiones de pesadilla; los espejos son mucho más compasivos; nos dejan ver también lo que fuimos mezclado con el paso del tiempo, fijarnos en "los restos de un antiguo esplendor", como dijo aquella mexicana entusiasta en Madrid, aludiendo a su descapotable rojo. Yo voy buscando siempre la verdad y la belleza (como diría A.R.V., con quien tengo un paseo pendiente; ayer me lo encontré en la calle y llevaba una cortina de ducha de pingüinos y un juego de plastilina para un niño) sin darme cuenta, y por eso, cuando hago fotos descubro la parte fea de las cosas, que aparece ahí mezclada y encallada... He estado escuchando la banda sonora de Dublinesca, que parece hecha para mí, al menos la mitad: The Ronettes! Y esa canción... Seguro que mi amigo poeta y novelista entre Praga, Valencia y la Barceloneta, que mientras yo pierdo el tiempo está acabando su novela, aceptaría bailarla conmigo, aunque yo mejor sin beber porque si no yo acabaría cantándola a gritos, encima de un pódium, como en las borracheras adolescentes, riéndonos o cantando salvajemente, con esa nocturnidad alcohólica en que todo parecía posible y que dejaba un poso tan mortecino al día siguiente. O I Shall be Released que yo siempre escuchaba en la versión de Chryssie Hynde del homenaje a Bob Dylan y aquí la canta alguna otra maravillosa... Yo canturreaba también una vez en un coche, por la carretera, eso de I see my life so shining... From the west unto the east... Any day now, any day now...I shall be released. Yo que he sido prisionera en muchos sentidos y también prisionera de mí misma, siempre adoré esa canción. Y recuerdo que cuando la canté iba sentada delante en un coche americano y tenía los pies descalzos en el salpicadero. Y también ese Downtown Train deTom Waits. Y claro ese paseo por la parte oscura de la vida, que tengo que escuchar con autodisciplina férrea para que los recuerdos no se atropellen alocadamente ni se pongan de pie exigiendo atención, interpelándome. A hustle here and a hustle there... New York city is the place where they said: Hey babe, take a walk on the wild side.. O la historia de Candy came from out on the island,...In the backroom she was everybody's darling... But she never lost her head... Recuerdo que C. y yo parábamos el disco para anotar las letras que no estaban y aprendérnoslas. Pero nosotros sí habíamos perdido la cabeza. En fin, yo pude recuperarla, sólo que perdí mucho tiempo en esos paseos, esas inmersiones. Y tiene gracia que incluya The Best is Yet To Come, ese título es el reverso del mal augurio que me lanzó Jacques le Fataliste, cuando volvió a llamarme para decirme: Y no te hagas ilusiones. Lo peor está por llegar...(Frank Sinatra serviría para neutralizar esa encarnación de Jacques, pero ya encontré un experto cubano que quebró el maleficio luminosamente. It's All Right, Mamma). Me encanta esa página y lo que cuenta EVM en el apartado Para hablar de Dublinesca, y lo de la gravitas melancólica, y que cite lo de que "en el bar del gran hotel Shelbourne se draculizó con cuatro whiskies", así que estoy contenta de que mi reseña bloguera esté ahí incluida... Por cierto que cuando EVM me anunció que había puesto mi nota en su web, me dijo una frase genial sobre otra mía, el excurso que incluí hablando de Dublinesca, y quiero transcribirla aquí:
Te quiero hablar un momento de este fragmento tuyo: "la convencional Barcelona (ex-curso: me desespera ver la ciudad llena de palmones, ¿por qué todo es siempre tan uniforme y romo, tan familiar, con gente ocupada ya sólo de la comida, lo material y entregada a la repetición de unas costumbres sin preguntarse nada?)". ¿Esa metáfora de los palmones no es uno de los centros de nuestras obras? Odiábamos la Barcelona convencional de los años setenta y nos encontramos ahora que todo sigue perfectamente estúpido. Casi me parece increíble. La idea de esos palmones multitudinarios y uniformes como el centro de nuestras obras me produjo una gran hilaridad. Puro antiHeimat irónico, como lo que le gusta a mi amigo serbio. Estuve considerando la idea de escribir algo sobre eso y leerlo en ese festival poético(feroz) sobre la ciudad que tendremos en mayo.
Por cierto, qué dibujo genial (Pancho) del supuesto funeral de la era Gutenberg en Le Canard Enchainé, con EVM inclinándose ante la tumba y Becket y Joyce de pie con sus florecillas, y donde Igor Capel acaba hablando de la jouissance de leer esa novela y de cómo EVM lo incorpora todo.
Mañana visitaré mi oráculo preferido y le llevaré mis últimos sueños apretujados. Será otro día extraño y callejero, en el que añoraré mi rutina de escritura y traducción. Para rematar, como hoy, el rato que me quede por aquí he prometido seguir ayudando a G. en un trabajo. Y luego, si tengo fuerzas, iré a una presentación de un amigo artista en la lejana plaça Prim. Mientras, procuro no perder la placidez de mi amigo seráfico.
Por cierto que mi amigo me ha escrito furioso porque el ayuntamiento ha repartido una hoja en sus buzones anunciándoles que pensaban talar los árboles de la plaça Salvador Allende para hacer un aparcamiento subterráneo. Dice: La paraula que fan servir per arboricidi és "retirada". La pobra plaça de Salvador Allende (feta per l'equip del Bohigas a principis dels 90) tot just ara que els arbres havien crescut prou i començava a semblar un lloc amable i aixoplugador de temperatures estivals i de jocs per a la canalla (a la part inferior, on hi ha els arbres, és tota tova i no té gota de ciment) esdevindrà l'avantcambra asfaltada i inhòspita d'un pàrquing (un altre!) que farà el nostre estimat ajuntament d'hereuville. Ara, això sí, una lectura positiva del cartell, en trec. Tu has aconseguit que abans de perpetrar el delicte hagin de fer una campanya de rentat d'imatge. Abans no s'haguessin ni molestat a omplir les porteries del veïnat amb els cartells. Però que no es pensin que ens renten el cervell. Mañana subiré la foto y los links.
Hay una efervescencia nocturna en Facebook. Mi amigo serbio, con quien tenemos un intercambio de metáforas negativas sobre nuestras respectivas ciudades, en plena batalla antiHeimat, me dice que un comentario mío (él habla de nuestras ciudades como enfermedades, pero a mí me parece que la metáfora de BCN es demasiado intensa y dramática y que debería ser algo más banal, como una barriga que crece) le parece digno de uno de sus escritores favoritos, "hay que relajarse y escribir", me aconseja. Hablo al mismo tiempo con un francés profe de filosofía que toca la guitarra flamenca y vive al oeste de Francia; pongo la foto de Nîmes en su honor. Y Friks pregunta qué tal fue en BTV mientras mi amiga americana me propone paseos neoyorquinos para mayo. Pero habrá que dormir.
Anoche salí a la terraza a ver el cielo con una vieja manta peluda y americana sobre el camisón, para romper esas oleadas de asfixia urbana que me asaltan a veces. Una pareja fumaba y discutía en la terraza de enfrente. No sé si fue esa observación del cielo en movimiento: masas densísimas de nubes grisáceas y refulgentes avanzaban intentando deliberadamente cubrirlo todo, pero asomaban fragmentos de cielo desnudo y escarchado, como en los poemas de Wallace Stevens. Tuve una conversación telefónica tardía y acabé mirando ese cielo. Y por alguna razón misteriosa me he despertado varias veces en la noche, sin saber cómo, como por una agitación desconocida.
Se ha creado el OBSERVATORIO de la Destrucción del paisaje Urbano de Barcelona. Lleven allí todos los casos documentados de talas y desastres, por favor. Y lean también sobre la destrucción de Vallcarca, en el blog de J.A. Millán.

Manifiesto para preservar los árboles en la ciudad

Foto: Linda Danz Central Park, 2008.
Vuelvo a poner aquí mi viejo manifiesto, ya que la web asociada me lo desactivó y no pude recoger las últimas firmas y ahora ha vuelto a los medios (Hoy en El Punt y BTV, mañana en BTV a la carta). Quienes quieran firmar, pueden hacerlo con un comentario aquí o un email. Si alguien olvidó poner su profesión o apellido, puede mandármelo después. Para encabezar, nada mejor que la conclusión de un artículo de Javier Marías titulado "Árboles y grosería" que me ha mandado el blogger Eph: "España es un paí­s patanesco y no de fiar cuando hay por medio cemento, polí­ticos, constructores y dinero. Y eso es lo que nos domina y define, lamentablemente, en el siglo XXI. Nuestro mayor problema, y no exagero." No es verdad que el 55% de árboles necesiten ser talados dentro de poco. No es verdad que la Diagonal reformada sería verde: los árboles tardarán otros setenta u ochenta años en crecer. No es verdad que el tráfico vaya a disminuir de ese modo (se colapsará en las demás calles). Si quisieran apaciguar el tráfico, no obligarían a hacer parkings en todas partes, sino sólo en las entradas de la ciudad. Texto del manifiesto (en la web, estaba en catalán y castellano):
La política del Ayuntamiento respecto a los árboles y el patrimonio de la ciudad nos preocupa. El proyecto de suprimir todos los plátanos y palmeras de los parterres centrales de la Avinguda Diagonal para que pase un tranvía implica la destrucción de uno de los escasos paseos que quedan en la ciudad y sin duda el más bonito. La inminente destrucción del verde en el ya deteriorado Parc de la Ciutadella para construir un gran aparcamiento para los diputados (nuestros políticos no se deciden a dar ejemplo y utilizar el tranporte público, ni a fingir que lo hacen) nos parece injustificada. La ya aprobada tala (trasplante, en el lenguaje oficial, aunque sabemos que el índice de fracaso de esos trasplantes es del 75 por ciento, y que no se reemplaza la frondosidad arrancada, salvo en los dibujos que entregan a la prensa, como ha sucedido en la desdichada Plaça Lesseps, donde no han dejado un metro de tierra para plantar nada) de los almeces (lledoners) históricos, es decir, la destrucción de la Plaça Joaquim Folguera (para ampliar la línea 9) agravará la contaminación y el ruido. Aun sin cuestionar la necesidad (discutible) de esas infraestructuras, ¿no hay otra manera de construirlas sin destruir el paisaje urbano y empeorar la calidad de vida de la ciudad? Sant Gervasi ha pasado de ser un barrio frondoso y tranquilo, lleno de torres modernistas y novecentistas, a convertirse en una cantera ruidosa y polvorienta en “el distrito más ruidoso de la ciudad” (La Vanguardia 15/09/08), donde la arquitectura mediocre sustituye a las antiguas casas y el cemento de los parkings a los jardines interiores. Y la basura se arremolina en el suelo y en los solares sin que nadie parezca pasar a recogerla. En Collserola, la tala salvaje de las encinas centenarias para construir una nueva montaña rusa, contra la opinión de todos los partidos de la oposición y contra las 35.000 firmas de ciudadanos que se oponían, en el que era el pulmón verde de la ciudad, nos parece muy grave. La ciudad cada día está más contaminada y abocada a la sequía. Los árboles oxigenan el aire y talándolos, agravaremos la sequía y aceleraremos los efectos del cambio climático. Resulta aún más amargo que esa política municipal la lleven a cabo los partidos que se autodefinen como izquierda, incluso un grupo llamado “els Verds”. Todo esto al margen de una Ciudad Vella, un centro de la ciudad y un Eixample degradados y vendidos al turismo, y no precisamente un turismo de cultura, sino el más barato, y ruidoso, donde los hoteles y las tiendas de lujo que han sustituido a los oficios y tiendas de siempre –colmados, tintorerías, imprentas, zapateros— y a la vida de barrio contrastan con unos turistas que se emborrachan en la calle o que comen bocadillos en los bancos del Passeig de Gràcia, sin dinero para ir a los restaurantes ni comprar en las tiendas. Los abajo firmantes pedimos que se interrumpan esas actuaciones y que los trazados de las infraestructuras respeten el patrimonio arquitectónico, histórico y verde de la ciudad.
1. Isabel Núñez, escritora 2. Salvador Foraster Rovira, llibreter 3. Antoni Clapés Flaqué, poeta i editor 4. Javier Mariscal, diseñador 5. Frederic Amat, artista 6. Patricia Gabancho, periodista 7. Eulàlia Grau Donada, artista visual 8. José Antonio Millán, editor digital 9. Manel Armengol, fotògraf 10. Lluís Maria Todó, escriptor 11. Pati Núñez, diseño gráfico 12. Jordi Bonells, escritor, catedrático universitario 13. Rosa Regas, escritora 14. Chelo Sastre, diseñadora de joyas 15. Erika Bornay, historiadora de arte y escritora 16. Joaquim Sala Sanahuja, poeta 17. Victoria Combalia, crítica de arte
18. Lydia Oliva, experta en fotografía 19. Regina Bayo-Borràs, psicóloga 20. Àngels Ribé Pijuan, artista plástica 21. Cristian Cirici, arquitecte 22. Dolors Udina, traductora 23. David Cirici, escriptor 24. Glòria Bohigas, traductora 25. Yoonah Kim, artista visual 26. Colita, fotógrafa y periodista 27. Dante Bertini, escritor, dibujante 28. Perico Pastor
29. Maria Lluïsa Cuchillo, tècnic de vídeo 30. Elena Vilallonga, traductora 31. Jose Antonio Aguirre, consultor 32. Hug Cirici, dissenyador gràfic
33. Eda Kibrik, psicoanalista
34. Javier Montalvo, profesor de ecología 35. Martín Gallego, fotógrafo 36. Christian Martí-Menzel, agente literario 37. Marga Guasch Bertran, gestora administrativa 38. Guillermo Pfaff, artista visual (pintor) 39. Cristina Nunez, fotógrafa 40. Lluís Brau, arquitecte 41. Alicia Núñez, interiorista 42. Laura Zumin, profesora de Geografía Urbana 43. Montse Fuster, metge 44. Pepa Gasull, professora Universitat 45. Iolanda Guiu, empresaria 46. Berta Gasull, músic 47. Marta Pino, traductora 48. Marta Oliver Cama, psicòloga-psicoanalista 49. Lluisa Núñez, bibliotecònoma 50. Montserrat Berges, funcionària europea 51. Ramon Balasch, comunicació 52. Meritxell Colina, assistent d’exposicions 53. Inmaculada Suárez Barral, abogada 54. Albert Buendía, dissenyador gràfic 55. Xavier Romero, professor 56. Mª Adelaida Waldesbuhl, traductora de alemán y español 57. Anna Vallès Recasens, estilista 58. Iñaki Casasnovas, gestor cultural 59. Ramon Martin, economista 60. Almudena García, infografista 61. Jordi Mateu, gestor cultural
62. Dolors Escoute, funcionaria 63. Maipi Esteban, interiorista 64. Cristina Moreno Duran, abogada
65. Angel Vilalta Bernet, professor jubilat 66. Raimon Corberó Fornt, jardiner paisatgista 67. Àurea Juan, llibretera 68. Linda Danz, artist, songwriter, lover of trees 69. Elisa Santos Hurtado, professora 70. Bertila Ysamat, médico 71. Isabel de Villalonga, periodista 72. Berta Muñoz, restauradora 73. Àngels Sagrera i Marigó, herbolària (jubilada) 74. Antonio Cardoso, psicoanalista 75. Julio Piñel Garate, abogado 76. Carmen de Puig, Comercio 77. Jordi Carbonell, empresari 78. Aida Segura Ribes, llibretera-cabaretera 79. Clara Checchi, traductora 80. Ana Núñez Salmerón, psicoterapeuta 81. Angela Reynolds, agente literaria 82. Julia Solans, dissenyadora gràfica 83. Diana Thorimbert, estudiante 84. Juli Costa-Esteban, redactor-traductor 85. Mihoko Sugita, traductora
86. Valentín Nöel, estudiante
87. Àngela Romeu i Diaz, jardinera i professora de jardineria
88. Ascensió Solé Puig, funcionària de justícia 89. Jordi Llobet i Martí, músic 90. Isabel Cabarrocas, moda 91. Clara Sen Campmany, gestió cultural 92. Adriana Campi, neuròloga 93. Enric Bufill Soler, neuròleg 94. Jesús Zulaika, traductor 95. Borja Querol Quadras, abogado 96. Josep Liz Rodríguez, ensenyant 97. Cristina Surroca, relaciones públicas 98. Glòria Domènech Umbert, bibliotecària 99. Daniel Jiménez Schlegl, advocat
100. Carlota Andreu Serra, médico
101. Núria Solé, documentalista
102. Victoria Alsina Keith, profesora de traducción literaria
103. Núria Bàguena, cuinera 104. Isaias Fanlo, editor 105. Joan-Carles Alay i Rodríguez, arqueòleg 106. Manuel Baldiz, psiquiatra y psicoanalista 107. Juan Manuel Grijalvo, administrativo 108. Teresa Morandi, psicoanalista 109. Pilar Brea Gonzalez, coordinadora cultural 110. Aurora Gasull, música 111. Irene Pareja Esmandia, advocat 112. Elisa Santos, professora 113. Elisabeth Miró Coll, anticuaria 114. Salud Márquez Losada, profesora de yoga 115. Cristina Subirachs, estudiant i gràfica publicitària 116. María Amezúa, escritora, traductora 117. Idoia Aguirre, márketing manager 118. Núria Mata, psicoterapeuta y profesora 119. Jordi Diaz Callejo, enginyer tècnic agrícola 120. Miquel Viñals Lozano, jardiner, paisatgista 121. Marisa Salmerón, pintora 122. Josep Lluís Sánchez, Auditor, censor jurat de comptes 123. Iraia Prieto, estudiante 124. M. Carmen Tió, maestra 125. Jorge Chapuis, ciudadano 126. Bea Martín Peralta, Professora de llengua i literatura 127. Francisca Graells de Reynoso, Comercio exterior 128. Rafael Balanzo, arquitecte paisatgista
129. Joana Masgrau i Bartis, dissenyadora 130. Jaime Guilherme Serrano, Delineante 131. Jordi Xandri 132. Sarah Baratta 133. Àngels Garcia Aranda 134. Mercè Compte Martínez, mestra d'adults 135. Susana Narotzky, antropóloga 136. Maite Aguirre Segovia 137. Abel Ramon Vidal, llibreter i escriptor 138. Isabel Lacruz Bassols, traductora 139. Ramón Fernández, abogado 140. Rossella Niso 141. Juan Pablo Ballester 142. Mª Ángeles Lería Badell, maestra de primaria (jubilada) 143. Teresa Millán 144. Juana Pareja Miranda, limpiadora 145. Anna de Orovio 146. José Rodríguez 147. Matts de Bloeff 148. Verònica Atienza 149. Silvia Susmanscky Bacal, profesora de Historia del Arte
150. Marta Jaumà 151. Ana Fuster
152. Marta Antonin
153. Pilar Gómez
154. Àngela Bàguena, professora d'Universitat
155. Mariona Martínez
156. Ildefonso Díaz Ruiz, blogger
157. Antoni León
158. Cristina Pamies
159. Ainhara Martí, psicóloga
160. Liliana Montanaro, psicoanalista
161. Xavier Callejo Amat
163. Maria Dolores Castán
164. Joseph Knobel Freud, psicoanalista
165. Marta Rodrigo, psicoanalista
166. Victoria Petersen Amargós
167. José Hernández
168. Jordi Panisello
169. Mercè Bruguera
170. Gisela Panedigrano
171. Josep Maria Civit, director de fotografia
172. Margarita Estela Grimaldos
173. Alberto Hernando Bravo, ensayista y crítico literario
174. Gema Berenguer
175. Vanessa Núñez Gómez, consultora
176. Joan Rabascall, artista visual
177. Enrique González 178. Mercedes López 179. Pere Macià Arqué, editor 180. Manel Soria 181. Marta Ballester Editora
182. Marta Cañadas, arquitecta 183. Dionisia Batlló Gallart 184. Alex Alsina, professor 185. Martí Capdevila, economista 186. Irakli Kobiashili 187. Marga Guasch Bertran, gestora administriativa 188. Cristòfol Jordà Sanuy, enginywr tècnic agrícola 189. Guillermo Aguirre, estudiant
190. Erik Omedes, músic
191. Clara Barbero 192. Magda Rodríguez Naqué 193. Oscar Mansergas Sellens, arquitecte 194. Montse Albareda 195. Marta Batllo, API 196. Anna Alsina i Keith, traductora 197. Eva Arrizabalaga, artista visual 198. Clara Vergés 199. Raimon Àvila, poeta i professor
200. Josep M. Fericgla, professor universitat i director centre investigació 201. Enrique Eskenazi, profesor de filosofia 202. Erika Bornay, historiadora y escritora 203. Ramon Puigmarti poeta 204. Antonio Piñeiro, terapeuta manual 205. Adalia Iglesias, psicóloga 206. Ramón Fernández Telenti 207. Elena Esponera Pardo, empleada pública 208. Elisa Santos, profesora
209. Maipi Esteban Barcelona, interiorista
210. Francisca Graells de Reynoso, comercio exterior
211. Jordi Carbonell, empresari
212. Ildefonso Díaz Ruiz
213. Ed, dibujante
214. Juan Pablo Ballester
215. Enrique Arlanzon Marin, veterinario
216. Enric Bufill Soler, neuròleg
217. Joan Comas Miralles, professor de filosofia
218. Albert Marjanedas Gispert, enginyer tècnic agrícola
219. Emma Cotro, secretaria
220. Carola Arlanzón Martínez, estudiante
221. Marcos Ordóñez, escritor
222. Pilar Véliz, estudiant
223. Francisco Manuel Ramon Abad, administrativo
224. Carlos Bas Short, advocat
225. Liliana Altarriba Muradell, comerç
226. Luis Tejedor, advocat
227. Silvia Rotllant, disseny gràfic
228. Artur Millet Fàbregas
229. Andrés Martínez, arquitecto
230. Leonardo Turek Klajner, psicólogo clínico
231. Ana Menéndez, pianista
232. Pepe Junquera, músic
233. Ricardo Millieri, psicòleg-psicoanalista
234. Guillermo Mattioli, psicólogo clínico
235. José Carlos Cataño, escritor
236. Esther Planas, artista
237. Lola Cabrera, periodista
238. Maria José Blanco
239. Joaquim Daganzo, economista
240. Núria Andreu Bordas, arxivera i bibliotecària 241. Julio Hontana, artista
242. Margarida Tura i Soteras, bibliotecària (jubilada/BC)
243. Verónica Aranda, bióloga
244. Andrea Seoane, estudiante
245. Adrián Mallol, arquitecte
246. Paula Flores, dibujante
247. Ricard Benito Alarcón, artista
248. Eduard Rebarter, estudiante
249. Alberto Seoane, médico 250. Neal Vendrell, estudiante de dibujo 251. Roser Amadó Cercós, arquitecte 252. Laura Pérez García, interiorista
253. Cristina Subías 254. Tina Vallès, traductora 255. Sergio Vila-Sanjuan, periodista
256. Carme Martínez, mestra
257. Meritxell Sales Tomàs, filòloga
258. Enrique Vila-Matas, escritor
259. Mario Ferusic, arquitecte
260. Mª Jesús del Valle Gómez, bióloga 261. Laura Cercós Llàcer, psicòloga i flipada de la vida
262. Emilio Gómez Ceto, profesor servicios socioculturales IES San Blas-Madrid 263. María Jesús Ortiz 264. Mayra Usurín Pareja, estudiante
265. Isabel Franc, escritora y editora
266. Carmen Arboleya, restauradora
267. Carmen Daurella 268. Mercè Ibarz, escriptora, periodista, professora 269. Juan Pedro Quiñonero, periodista, escritor. 270. Neus Aguado, periodista. 271. Jaume Carbonell Guberna, professor Universitat de Barcelona
272. Alicia Chillida, comisaria de exposiciones, historiadora del arte
273. Gabriella Canfield, historiadora de arte
274. Mª Teresa Bertrand, recursos económicos
275. MªJosé Castillo, filóloga 276. Marie-Loup Sougez, historiadora de la fotografía 277. Daniel Aguilar, professor 278. Cristina Peri Rossi, escritora
279. Josefina Puyal Castro-Olivera, producer TV
280. Montse Mateu, editora
281. Zaida Muxí Martínez, arquitecta 282. Josep Maria Montaner, arquitecto
283. Ricardo Ruiz-López, médico
284. Carlota Oliver 285. Cristina Cella, economista 286. Àngels Sagrera i Marigó, herbolària (jubilada) 287. Ramon Muns Salas, metge 289.Ana Gargatagli, profesora universitaria
290. Alicia Yáñez Puentes
291. Alicia Ríos Ivars, historiadora del aceite de oliva y arte comestible. Ali&Cia
292. Gisela Panedigrano, secretaria
293. Josep Casamartina i Parassols, crític d'art
294. Rafael Vilalta i Rueda, editor i reciclador 295. Vera Moreno, socióloga
296. Carmen Oliver Ameztoy, en paro 297. Fede Fontes, relaciones públicas
298. Andrés Lomeña
299. Lourdes, administrativa 300. Jordi Guillamón, dissenyador 301. Ariana Guillamon, estudiant
302. Odette Farrell, pintora
303. Lola Monereo Velasco 304. Xavier Caballé
305. Lola Valdemoro, Profesora de Enseñanza Secundaria 306. Jaime Galbarro, Filólogo
307. Sofia, empresaria, colorista. 308.Mariona Martínez Dorado, maestra de ed. primaria 309.Enrique Arlanzon Marín, veterinario 310. Carola Arlanzon Martínez, estudiante
311. Margarita Ochoa, Técnico de Prevención de Riesgos Laborales
312. Antonio Martínez Conesa, administrativo
313. Alicia de Senillosa 314. Pep Puig Mestres 315. Montserrat Rectoret i Blanch, historiadora
316. Gabriella Canfield, historiadora del arte
317. Fernando Megías Menargues, Artista visual
318. Lynda Harding, United Kingdom 319. Julia Tawyea, Pennsylvania 320. Liliane Keil, Belgica 321. Octavian Paul Draja, Rumanía 322. Can Atik, Turquía 323. Serge Vantalon, Francia 324. Eva Vier, Francia 325.Timea Melinda Kovacs, Rumanía
326.Odette Chauve, Francia 327. Nicole Pley, Francia 328. Philippe Tomballe, Belgica
329. Annie PEYSSON, Francia 330. Nancy Petitjean, Belgica 331.Viviane TITS, Belgica
332. Carole BELLEUDY, Francia
333. Nicolas BELLEUDY, Francia 334.Odile Heckmann, Francia 335.Marie-Rose Heckmann, Francia 336.Geneviève Barbay, Bélgica 337. Jacob Daniel, Francia 338. Suzel Vargas, Francia 339.Yvette Monnet, Francia 340.Stephane Mallaroni , Francia 341.Carolyn Vanini, Francia 342. Marie-france Zamblera, Francia 343. Caroline Prout, Francia 344. Marianne Winnelinckx , Bélgica 345. Vercknocke Pascal, Francia 346. Nicole Verbist, Bélgica 347. Sebastien Vigne, Francia 348. Filomena Pereira, United Kingdom 349.Toni Sokoloski, Massachusetts, US 350. Chantal Buslot, Bélgica 351.Guilherme Correia, Portugal 352. Marcin Sztwiertnia, Polonia 353. Steve Klein, Canadá 354. Charles Mclachlan, United Kingdom
355.Sigrid De Ruyck, Bélgica 356. Loup W, Illinois, US 357.Angela Rhodes, Grecia 358.Erika Stone, Virginia, US 359.Annelies Ooms, Bélgica 360.Bill Craig, Alemania 361.Alejandra Vega, Argentina 362. Jossie Ross, Canadá 363.Pam Boland, Georgia 364.Franziska Eber, Alemania
365. Iván Serrano, oficinista 366. María Samaniego
367. Antonio Martínez Conesa, administrativo 368. Alicia de Senillosa 369. Pep Puig Mestres 370. Montserrat Rectoret i Blanch, historiadora 371. Fernando Megías Menargues, artista visual 372. Iván Serrano, oficinista 373. Cristina Junyent, biòloga 374. Miquel Viñals, enginyer tècnic agrícola, jardineria 375. Montserrat Martinez, documentalista científica 376. Carlos Segura, ingeniero 377. Núria Cid Margalef, comercial
378. Isabel Mercadé, profesora
379. Almudena Orejas, infografista
380. Àvar Montanyés, arquitecte
378. Mercè Redón
379. Megan Saltzman, profesora 380. Luis Vea García, escritor
381. Eva Huarte, escritora-fotógrafa-jardinera
382. José Carlos Cataño, poeta
383. Daniela Aparicio, psicoanalista
384. Antoni Roig Amat, ajudant de tècnic de construcció
385. Inés Batlló, artista
386. Carme Camps Monfà, traductora literària
387. Maria Garcia Garrigues

martes, 6 de abril de 2010

Agitación

Foto: I.N. Cielo de la Diagonal, en peligro de desaparición hereuvillicida, 2010
Preparativos para un festival literario-urbano en mayo, a cargo del Museu d'Història de Barcelona. He comido cerca del lugar donde siempre se concentró el poder en esta ciudad, desde tiempos de los romanos. Hemos discutido de voces y textos posibles. He intentado captar algunas estrellas fugaces, algunos aceptan incluso con entusiasmo ("Nada importante puede hacerse sin entusiasmo", decía el padre del narrador de Dublinesca), otros no pueden y otros guardan silencio, por razones misteriosas, y no puedo estar segura de que los mensajes les hayan llegado, ya que últimamente algunos emails van a parar a un extraño limbo virtual. Y lectura de textos que selecciono, y búsqueda de otros posibles y émerveillement de algunos...
Agitación también contra los arboricidios y la destrucción del paisaje. De camino hacia casa me han llamado de El Punt Diari para hablar de los árboles de la Diagonal. He despotricado, como pueden imaginarse los que me conocen. Antes, había colgado en el blog Polis y en Facebook un artículo de El País sobre la última desvergüenza de los mal (orwellianamente) llamados ecosocialistas, que son antiecologistas y antisociales. Y en Fb los comentarios se han multiplicado; la gente está furiosa de ver cómo se tala y tala y destruye el paisaje. No sólo en Barcelona sino en el Empordà (dos semanas sin luz por inoperancia y corrupción añaden a su furia legítima, más una carretera innecesaria y espantosa que está destruyendo el paisaje) y por todas partes. Por cierto que ayer fui a ver los pobres 7 almeces supervivientes de la masacre de la plaça Joaquim Folguera (que ahora ya es indigna de llevar un nombre de poeta, pues sólo es un desierto de hierro y cemento), trasplantados a la plaça Narcisa Freixas, donde a su vez ya talaron los pinos centenarios sólo para dejar las máquinas de las obras (los pobres almeces han brotado! pobres siete de veintinueve salvajemente cortados, nuestro bosquecillo urbano) y por el camino me llevé otro disgusto: en la calle Teodora Lamadrid, en un patio de empresas y colegio que antaño fue propiedad muchísimo más frondosa de las monjas de Sant Gervasi de Cassoles, quedaban un pino centenario y un almez gigante, preciosos, junto a dos palmeras. Pues bien, los han talado, porque en esta ciudad nada protege a los árboles, uno puede talar lo que quiera, es más, Parcs i Jardins firmará el expediente de que no había nada, como hicieron (intentaron) con nuestro azufaifo, que en el expediente había desaparecido. Sólo he encontrado esta foto del almez invernal que no le hace justicia, pero ya seguiré buscando... Un poeta barcelonés de origen canario, furioso contra los arboricidios, ha lanzado una propuesta de Observatorio de destrucción del paisaje. Es una buena idea. Otros hablaban de votar al partido antitaurino, de no votar, de buscar otros grupos alternativos.
Luego he descubierto que mi bonito pasaporte con páginas rusas y balcánicas no sirve para ir a NY, así que he mantenido una conversación delirante con un ordenador, que me ha dado hora para el 12 de abril, en una comisaría nueva. A mí me habría gustado ir antes, pero es lo que tiene hablar con ordenadores; no se puede razonar, ni cambiar de opinión, ni negociar...
Sigo dudando si entregarme a otras celebraciones. Anoche estuve leyendo a Wallace Stevens. No me gusta comprarme ediciones bilingües porque acabo leyendo también la traducción por deformación traductora cuando no me hacía falta (una vez re-visioné en Lisboa aquellas flores de mil y una noches pasolinianas y los subtítulos portugueses me atrajeron y distrajeron muchísimo; pero peor era ver películas americanas subtituladas en serbio, me perdía todo mientras me asombraba con las palabras aprendidas!), pero en este caso sólo encontré esa edición (la mía es de bolsillo) y reconozco que en algunos poemas es maravillosa, casi perfecta (la traducción de otro poeta: A.S.R.), por ejemplo en "The Reader", el lector. (Y es que la traducción poética es complicada por lo subjetivo de cada lector-escritor-traductor, siempre hay palabras que yo cambiaría por otras, que me gustarían más a pesar de lo silábico... En ese poema una sola palabra me molestó, pero el resto es luminoso!). Me encantó Gallant château y en cuanto a Thirteen Ways of Looking a Blackbird!!! su afinidad con los mirlos ha sido un descubrimiento, una unión secreta, un mensaje para mí. Y Dry Loaf, y tantos otros... Pienso seguir con él estos días. Copio sólo The Reader, y la preciosa traducción de A.S.R.
All night I sat reading a book, Sat reading as if in a book Of somber pages.
It was autumn and falling stars Covered the shriveled forms
Crouched in the moonlight.
No lamp was burning as I read, A voice was mumbling, “Everything Falls back to coldness,
Even the musky muscadines, The melons, the vermilion pears Of the leafless garden.”
The somber pages bore no print Except the trace of burning stars In the frosty heaven.
(Pasé toda la noche con un libro, leyendo./Yo leía sentado, como si hubiese un libro/De páginas sombrías.//Era tiempo de otoño. Las estrellas fugaces/Recubrían las formas encogidas/Que se inclinaban en la luz lunar.//Al leer, ni siquiera//Una lámpara ardía, y una voz susurraba:/"Todo regresa al frío,//Incluso el almizcleño moscatel,/Los melones, las peras encarnadas/Del jardín deshojado".//Las páginas sombrías no presentaban huella/Salvo el trazo de estrellas encendidas/En el cielo de escarcha.)
Yo habría dicho Sentado leyendo como en un libro y también Las páginas sombrías no dejaban huella, y claro, ¡son sólo mis manías! Un poeta traduce mejor a otro poeta... pero hacemos nuestro el poema y...
Me desconcierta alternar mis distintos caminos de hormiga de Figueres y cuando vuelvo de la calle no sé por dónde empezar, si seguir con el festival urbano-poético, con mis notas de conferencia de abril para la semana que viene, con la traducción de MB., o las gestiones callejeras más urgentes, aparte de una ayuda prometida. Mi amigo seráfico es una lección de placidez y eficacia; no se agobia, va avanzando y dedica esfuerzos a actividades mucho más diversificadas que las mías. Es una suerte verle y trabajar con él. ¡Extraña primavera! Hace frío, y a ratos calor, y no se puede guardar el paraguas. La gata pide atención. Y tengo más sueños anotados donde sigue apareciendo un símbolo recurrente, que llevaré a mi antiguo oráculo para que sea desentrañado si es posible. Y ahora sí que cayó la noche.
Mi reseña en La Vanguardia Cultura/s aquí.
Last Minute News. A las 6.45 pm de hoy miércoles 7 de abril estaré con BTV en la Diagonal, para seguir la batalla

sábado, 3 de abril de 2010

Una celebración

Foto: I.N. Ventana secreta, 2010
Anoche acabé de leer Dublinesca, de EVM. Leerla ha sido una celebración. Durante todo el tiempo no podía evitar recordar esos momentos en los que un escritor encuentra mágicamente una estructura, un vehículo para contar lo que quiere, momentos que suelen seguir a la dificultad, la imposibilidad aparente, el forcejeo, el agotamiento o la renuncia, y de pronto, como cuando Jean Rhys intentaba en vano escribir en su novela Ancho mar... una ficción sobre su infancia caribeña despojándose de la autocompasión y no lograba avanzar, y se puso a escribir poemas, para evitar la tensión excesiva, y le salió uno con la voz de su personaje, Rochester, que al principio vierte directamente a la novela y luego acaba transformando en prosa. Y ese poema le da la clave: la parte más dura del sufrimiento de su protagonista, Antoinette, la contará justamente el perpetrador; así no habrá autocompasión. Y ya está, con esa estructura de varias voces se levanta Ancho mar de los Sargazos, donde no será sólo su infancia, ni sólo la crueldad del mundo, la perspectiva de las colonias y la perspectiva de las mujeres en un mundo de hombres, la belleza unida al dolor y la soledad tremenda, pues, como decía ese refrán alemán que citaba Soseki, no hay puente tan largo que lleve de una mente a otra, en un prodigio de novela que relee lo victoriano y lo transforma en clave moderna. O lo que cuenta A. Delbanco de Melville y su Moby Dick, el momento en que el escritor cree haber acabado su novela y mientras corrige, y llega a un descubrimiento -y cito (con perdón) mi reseña de La Vanguardia-: "todas las influencias –Hamlet, Yago y Lear de Shakespeare, Frankenstein de Mary Shelley, La Eneida, Milton…—, unidas a sus visiones de América y su experiencia vital, confluyen (de pronto) prodigiosamente en esa novela que creía acabada y que transforma en una masa químicamente nueva, y su Ahab, prefiguración de Hitler contra los judíos o de Bush contra Osama o Sadam, deviene la esencia del fanatismo totalitario, y el Pequod es la loca nave de Norteamérica y los 30 tripulantes son los 30 Estados de la Unión en 1850, y cada metáfora y la propia fonética multiplican el poder de su historia." Yo creo que EVM ha logrado en Dublinesca ese estado de gracia, ha descubierto una estructura que le ha permitido integrarlo todo, lo cotidiano y lo soñado, lo leído y lo sufrido, pero también y sobre todo lo imaginado, con una libertad difícil de encajar en una novela, y siempre de una forma paródica. Es ese personaje, ese editor literario, pero editor retirado, que le permite metaforizar, con la imagen japonesa del hikikomori, la locura que es escribir, el aislamiento y la obsesión del escritor (pero sesgadamente), la tentación que esa ventana de Internet es para los escritores (excepto Marías y los que aún utilizan el lápiz), la sustitución del mundo o de la vida por la literatura. Y ese editor, que no sabe quién es, porque se ha enmascarado con su catálogo, con las voces de otros, que sólo viaja para mantener la ficción de su pasado ante sus padres, a quien su mujer mira con desconfianza, que ignora el genio de su infancia (excepto la escena en el patio barcelonés transplantado a NY) se contempla en el espejo psicótico del West End de ese Spider derrotado por la presencia del pasado en el presente... Ese editor (incapaz de ejercer su papel paterno con los autores) también habla de la locura literaria de un lector o un écrivain manqué, pero a la vez habla de la mezquindad de ese oficio (y esto suena distinto en un país donde no existe control sobre el número de ventas de los libros, y los autores tienen que aceptar lo que quiera decirles el editor que ha impreso y vendido, a diferencia de lo que ocurre en Francia, Italia, Gran Bretaña o Alemania), y de su grandeza perdida en un mundo mercantil, y le permite citar y envolverse en las voces de esos otros autores, apropiándoselos vital y profesionalmente. Y cómo esas citas o esas frases de los otros van resucitando y repitiéndose y adquiriendo otros sentidos a través de la narración, convirtiéndose en una respiración de la acción, en sus escalones... Y la presencia de esos fantasmas familiares que se agolpan en medio de las meditaciones lúcidas e hilarantes en casa de sus padres... O esos sueños que lo condicionan todo y obligan casi a repetir algo en la realidad. O los escenarios de esas ciudades, Barcelona (donde el personaje se dibuja con más precisión y humor), Dublín (en pleno Bloomsday) y la medio recordada Nueva York (con ese poeta irlandés borracho que reniega de Inglaterra y muere en el Chelsea), que envuelven intensamente. Y la fuerte contemporaneidad, el humor, la ironía, la autoburla, la caricatura de todo no ocultan sino que sirven de marco a ese fin de la era de Gutenberg, con Joyce en el centro, cuyo funeral organiza el ex editor en Dublín. Y esa búsqueda de la vida aburrida y sin alcohol, de la sobriedad tranquila que agudiza la percepción, de la alegría del pensamiento de la que hablaba Proust cuando su personaje aún era demasiado joven para entenderla y disfrutarla, y el miedo de volver a esa otra vida pesadamente alcohólica casi sólo por la fuerza de lo social. Y las crisis vitales y de relación y la vejez y los fantasmas familiares y la proximidad de la muerte siempre hábilmente entrelazada, gracias a su poética singular, de azares y coincidencias misteriosas, con la literatura. Una suerte leerla.
Había llegado tarde y después de leerla me dormí y soñé agitadamente, aunque sólo he pescado la cola de ese sueño, donde yo volvía de un barrio montañoso de la ciudad, bajando locamente por barrancos y torrentes. Le preguntaba a alguien por unas escaleras mecánicas y me decían: "Sí hay, pero hasta las 14h, nada", yo miraba el reloj, eran las 12 y decidía seguir el descenso entre saltos y carreras. Pero mi bolso se quedaba colgado en unos hierros (motivo ya muy repetido y significante para mí) mientras esquivaba un torrente y al darme cuenta y volver, los ladrones se habían repartido el contenido, y yo lloriqueaba bromeando y ellos me lo iban devolviendo todo, cada uno tenía una cosa y todos acabábamos riéndonos mientras yo reiniciaba mi retorno, dejándoles atrás. Esta mañana he visto un fragmento de programa en Arte tv, Le secret des nuages, donde unos científicos hablaban con extrañeza de cuánto les había costado publicar los resultados de una investigación que muestra cómo la cobertura de nubes (y por tanto se habla de la influencia del Sol, de la Vía Láctea y de que el clima de la Tierra está conectado al universo) influye en el calentamiento global y cómo todo esto se interrelaciona con las causas humanas del cambio climático. Y ahora que al fin han publicado ese estudio en la revista de la Royal Society, otro científico explica que la necesidad de estudiar el fenómeno del cambio climático para comprenderlo y poder abordarlo mejor choca contra un muro de censura y hay muchos estudios científicos importantes que no se publican sólo porque políticamente no conviene a quienes mandan. Y sin embargo la pasión de esos científicos que piensan en el universo es contagiosa y esperanzadora para mí...
Y ahora me voy de este espacio, para aprovechar el silencio maravilloso de este sábado... Dos recomendaciones han despertado mi curiosidad lectora con cierta urgencia; el artículo de Mercedes Monmany en el ABC Literario sobre el sebaldiano El daño oculto de James Sterne y el post de Le clavier cannibale del influyente traductor francés Claro sobre el proustiano Les effondrés de Mathieu Larnaudie.