lunes, 5 de febrero de 2007
Tharrats y Somerset Maugham
Foto: J.J. Tharrats en Pineda de Mar
Me han mandado El velo pintado (The painted veil) de Somerset Maugham, que ahora reedita Bruguera de la mano de Ana María Moix . Como acababa de proponer otro libro, no podré reseñarlo y lo siento porque me encanta Somerset Maugham (ya sé que tiene mala prensa en algunos círculos, una vez leí a Herralde desdeñarlo, tal vez porque estuvo de moda en esos años tristes del franquismo, pero hay cuentos suyos y nouvelles maravillosos, ese narrador viajero, confidente de los personajes femeninos más sutiles, temperamentales y complejos y siempre ambiguo y discreto, que revive en unos cuentos de Magrinyà, me emocionaba y me sigue interesando). Lo que no comprendo por qué no han utilizado la magnífica portada que Tharrats, Joan Josep hizo para la edición de José Janés en los años sesenta, y que puede verse en unas estupendas vitrinas de la Fundació Tharrats.
El año pasado fui con Àngel Vilalta (Angel Vilalta Scholarship and Teaching Fund ) y Anna Maio a visitar la Fundació y tras el horror de perdernos por los alrededores del pueblo (una especie de barrio industrial que han construido por allí, con una fealdad monstruosa, que se extiende comme un cancer malheureux, étalant ses ganglions de misère et de laideur", como escribió Albert Camus en Le Premier Homme), llegamos al lugar y fue maravilloso ver sus collages y sus maculaturas, en la magnífica selección que ha hecho su hijo editor (y librero de Cadaqués), Joan Tharrats. Y en esas vitrinas descubrí la colección de Janés que había visto siempre en casa de mis padres, con aquellas portadas tan modernas que ya entonces me subyugaban, sin saber que eran suyas.
Ya sé que hay que felicitarse de que se reedite a Somerset Maugham, pero con portada de Tharrats habría sido un lujo.
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2 comentarios:
La portada sería un lujo, pero las ediciones de las obras de Somerset Maugham de Janés estaban desfiguradas por la censura. Faltaban párrafos completos del original y a veces el corrector/censor tenía que inventar escenas para llevar la acción hacia donde él quería. Una especie de Mogambo a lo bestia.
Claro, cuánta razón, la censura salvaje del franquismo! La misma que leo en la biografía de Ricardo Muñoz Suay para las películas de Berlanga y Bardem, y Somerset Maugham no podía defenderse... Qué vergüenza. Como Mogambo, pero en Mogambo les salió el tiro por la culata porque los convirtieron en hermanos y era puro incesto!
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