viernes, 23 de febrero de 2007
Esta mañana
Foto: Gilda en sus dominios
He pescado a la gata en otra fase de sus rituales hedonísticos. Tras tomar el sol protegida por la sombra de su caseta, que alcanza temperaturas de invernadero almeriense, se echa en el suelo caliente, con la vaga sombra de la maceta. Hasta que el estruendo de las obras la exilia al sofá de la sala y a la búsqueda de bichitos internos, ya que la caza de lagartijas suele ser nocturna, y en cuanto a los pájaros, que se burlan de ella desde las ramas (sólo una vez logró cazar a un pobrecillo; la terraza quedó llena de plumas y ella nos dejó el trofeo en el umbral, como el gato con botas. No me pareció apropiado tirarlo a la basura, así que lo enterré en una gran maceta, ¡pero he olvidado cuál!), tampoco vienen mientras dura el festival de ruido, tan inherente a estos alcaldes, que pasarán a la historia (espero) como destructores implacables de esta pobre ciudad.
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6 comentarios:
mmmmmmmmm, para comérsela...
lo siento: me gustan más los gatos que las personas, aunque las personas hablan y eso es un detalle insoslayable...
adorable gilda, sin guantes ni cachetada, pero con muchísimo charming...
cachito de pan
Sí, Gilda es tigresa y salvaje pero muy sociable. Le encanta que venga gente y les hace creer a todos que son sus preferidos! Ya te la presentaré...
Muy rica. parece tan deliciosamente tontuela como todas las gatas!
Mmm, no te fíes de las apariencias! Gilda es fiera, cazadora y lista, sólo parece tontuela como las leonas que toman el sol, pero calcula bien sus armas...
Isabel, ¿no se habrá echado Gilda a la sombra de la maceta en la que está enterrado el pájaro que ella misma cazó, no? Sería como muy simbólico...
Por cierto, aunque no es que me gusten excesivamente los gatos reconozco que la tuya parece simpática.
Un saludo
Ja ja, no, Raúl, lo que sí recuerdo es que enterré al pajarillo en la otra terraza, donde Gilda no accede, por razones varias...
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