Estos días he leído exhaustivamente al poeta y ensayista esloveno Aleš Debeljak (que en esta foto recuerda un poco al agente Mulder) y a quien entrevisté ayer en el bar de La Central del Raval (donde aún se puede fumar, algo imprescindible con cualquier autor balcánico y también para mi rebeldía ante esa ley estúpida que todos acatan y que según mi amiga María Amezúa es un test para comprobar la sumisión de los ciudadanos antes de recortar sus libertades en temas más importantes; una normativa a la que se oponían Derrida y Roudinesco en su diálogo ¿Y mañana qué? porque es contraproducente y autoritario reglamentar así la vida cotidiana, diga lo que diga Cachodepan), pero de vez en cuando seguía mi lenta y esporádica pero iluminadora lectura de Bettelheim (The Informed Heart) y en algunos momentos visitaba esas intoxicaciones geniales y esa especie de haikus de Li Bai, pero anoche, agotada de esta semana agitada y semieslovena, vi por casualidad en la pila de libros que se acumulan junto a la cama unos ensayos de Natalia Ginzburg que compré (¿en Laie?) no hace mucho tiempo, y les traicioné a todos con ella. Qué maravilla el primer ensayo, que en realidad es un cuento, La casa. Enseguida recordé que las primeras líneas me habían impulsado irresistiblemente a comprarlo. Cuenta el proceso de búsqueda de una casa, la casa que ella quería, con jardín (su sueño me recordó a la frase de Cicerón, para quien las condiciones de la felicidad consisten en una buena biblioteca que dé a un jardín), la que quería su marido (sin jardín ni patio, donde cae la suciedad de los demás balcones), las ideas de su padre (tenían que comprarse una casa) y las de su suegra (sólo importaba el suelo), los malos humores de uno y las inseguridades del otro y cómo todos sus deseos y proyectos de casa estaban conectados con experiencias pasadas, fantasías infantiles, y cómo la casa que se compran contradice todo lo que pensaban pero se ajusta a otras fantasías. Y su tono sigue justificando todas las traiciones.
Un viejo amigo, J., acaba de enfadarse conmigo porque quería convencerme de que leyese un libro de Antonio Muñoz Molina, Días de diario, donde J., que conoce a AMM, le redescubre y está entusiasmado. Pero yo, que tengo un atasco extraordinario de libros y sólo me guío por mis propios caprichos y obligaciones, siempre me rebelo ante sus impulsos generosos ("Te voy a regalar un libro...", amenaza, y yo: "No, no, por favor...") y casi impositivos, porque su tenacidad es tal que me lo imagino todos los días preguntándome si ya lo he leído, y yo obligada a leerlo para evitar la repetición del mismo intercambio. No es que yo tenga nada en contra de AMM, ni siquiera dudo del criterio de J. como lector, pero siempre pensé que nos gustaban cosas distintas, y aunque pudiéramos coincidir, cada uno tiene sus momentos. Algo en su actitud me rebela. Otras personas me hablan de lecturas y me convencen, tal vez porque no me dicen: "Tienes que leer", sino "me está gustando, aunque...". De hecho, fue LZ, una amiga italiana que lee sin parar, la que me habló de su pasión por Natalia Ginzburg, y cuando le pregunté por dónde empezar, me regaló La strada che va in città. Pero cuando ella me lo dijo, yo ya había sentido curiosidad y atracción por esa autora, que había leído sólo en artículos y entrevistas... Y es que al final, volviendo a Lacan, sólo cuenta el propio deseo...
17 comentarios:
estimada Zbelnu: supongo que, por alusiones, esperas respuesta. No creo que el hecho de que una serie de intelectuales apreciados por tí defiendan el consumo de cigarrillos en lugares públicos, haga a ese producto, que alguna vez fue tabaco, menos dañino para los fumadores pasivos que nos negamos a serlo.
No puedo ir a según qué conciertos de música popular, no puedo ni siquiera detenerme un momento en bares, restaurantes y discotecas que me gustaría frecuentar... ¿alguna cabeza bien pensante, algún intelectual reconocido, defenderá esos derechos que, no un estado omnipotente, sino otros ciudadanos como yo, me cercenan de hecho y por pura prepotencia?
Y lo siento, pero todo huele mejor en los lugares no encharcados por el olor de las más de cuatro mil sustancias tóxicas de ese "amigable" vicio al que estuve prendido desde mi torpe y algo desorientada adolescencia hasta, vaya casualidad, mi más consciente madurez...
Ja ja, sí, así veo que me lees, pero claro, cada uno percibe las cosas de forma distinta (yo no leo nunca que nadie defienda el tabaco por escrito, según las cartas de El País los españoles están furiosos de que no se cumpla la ley a rajatabla y no nos impidan fumar en TODO lugar público y no quede ningún apartado para fumadores-apestados y los fumadores también están contentos de que les protejan de sí mismos, sobre todo en estas ciudades descontaminadas donde la polución principal es el tabaco y en cambio vas por la calle respirando bien... Yo creo que fumadores y no fumadores deberían poder elegir unos espacios, no que todos los espacios fueran sólo para no-fumadores y los que fumamos tengamos que dejarlo obligatoriamente (ya hay casas donde los vecinos denuncian a los que fuman). Y aunque no nos pondremos de acuerdo en esto, sí estamos de acuerdo en MUCHAS otras cosas importantes...
lo del cristal y el color parece ser algo más que un lugar común...y no me asusta cambiar opiniones contigo...yo también estaría de acuerdo -lo hago desde que existe la posibilidad, mínima para los no fumadores, de elección- en que cada uno tuviera su espacio, pero mira, en el bar de abajo de mi casa se permite fumar en todo el local sin que tenga ningún tipo de ventilación o aire acondicionado, salvo una puerta que da a uno de los huecos de aire y luz, que gracias a que la dejan abierta para no ahogarse, me obligan a cerrar todas las ventanas que dan a él -las de los dormitorios- para evitar el pestazo rancio a tabaco, cerveza y fritangas mezclados...calidad de vida? el alquiler que pago, nada bajo, me haría merecedor a una mayor posibilidad de elección de la forma en qué quiero vivir... y morir, ya que estoy convencido de lo mortífero de esa sustancia letal que siguen llamando tabaco...demasiados amigos muertos de cáncer de pulmón; hoy mismo lucie woolf, psicoanalista lacaniana argentina, en parís.
y otromás: si la gente no tuviera arruinados sus sentidos con tanto tapón de alquitrán nicotinado, podríamos ser más los que exijamos menos polución y más limpieza, menos politiquerío manipulador y más civismo constructivo.
Mmm, es una idea, que los antitabaco se volvieran también ecológicos, de momento no suele coincidir, y tú reconoces que hay además fritanga y grasa... porque ese olor frío a tabaco es molesto, pero lo peor para mí es salir de un restaurante con el olor a frito en el pelo y tener que lavármelo a media noche porque no se puede dormir así, en cambio el de tabaco se va del pelo mientras andas (de la ropa no, hay que tenderla... pero la fritanga significa llevar la ropa al tinte, ya puedes tenderla toda la noche, no se va el pestazo...). Y sí, deberíamos poder dividir, aunque seguiríamos quejándonos todos. En cuanto al cáncer de pulmón, mi padre, fumador empedernido, murió de un tipo de cáncer de pulmón (edenocarcinoma no sé qué) que, según la medicina, NO se da más en fumadores que en no-fumadores. Ironías de la vida. Su última mujer murió de lo mismo al cabo de tres años, y había convivido poco tiempo con él. La anterior murió de otro cáncer, linfático. En realidad, yo diría murieron de tristeza por la pérdida...
Yo fumo muy poco, sólo soy fumadora social... No fumo mientras trabajo, si estoy sola puedo pasar días sin fumar, o fumando un cigarrillo. Pero toda esta manera de imponer no me convence. Ya no puedo ir con mis amigos fumadores a bares de hotel, que eran los que más nos gustaban para hablar tranquilamente, huyendo de pianistas...
Tal vez a ti no te gusten los bares de hotel...? Por cierto, estuve en I fratelli della Buffala la otra noche. Pedí una ensalada con mozzarella y ruccola y no estaba bien, la ruccola no era buena, la mozzarella estaba seca e insípida. El camarero me gustaba, un poco macarrilla pero con charme. Mis amigos comían pizzas, dijeron que la masa era impecable pero no les gustaba mucho el resto... Y yo me quedé con ganas de probarlas.. Volveré otro día. Allí sí dejaban fumar...
es muy difícil aconsejar restaurantes, pero sólo fui una vez al fratelli y todo estaba impecable...eran sus comienzos...anoche comí pizza artesanal -muelen los granos para hacerla!!!- en "la cerería", al lado del ayuntamiento, en la bajada de san miguel...incredible but true, y buenísima...también se puede probar buena pizza en ciao bella, granados-mallorca, con salones para fumadores y no fumadores...
Bien!!! Eso son dos noticiones porque cada vez es más difícil encontrar sitios dignos... Muchísimas gracias. Ya te contaré...
¿y qué si les pides dos, o les dices, creo que me conocen, que me gustaría tener ese libro seguramente poco vendido?
yo conozco poco de este hombre extraño de físico atractivo y final ¿trágico?
Hecho. Pero les digo que te lo manden a otra dirección o lo guardo para el día que nos veamos, sin humo de cigarrillos ni de asados argentinos?
yo que no tendré una casa en mi p. vida... sueño con esa historia de búsqueda de casa en que resuenen las fantasías de la infancia y los recuerdos de los lugares maravillosos viajados y vividos...
Yo también... como no sea dibujada... de pequeña hacía aquellas casas con ventanitas recortadas. Una vez, ya no tan pequeña, les hice una de esas a unos amigos de Montpellier y puse la escena en que me había encontrado un ratón dentro del váter!!!
lamento no saber callarme la boca, pero para tener una casa, o cualquier otra cosa que uno desee, no se puede pensar que jamás lo conseguiremos...sería como pretender conducir hacia adelante pisando fervorosamente la marcha atrás...
Comprendo tu punto, Cachodepan, pero V tendría un momento melancólico, y en cuanto a mí, me puede la idea de que en tres años se acabó mi casa y tal como van los precios, me tocaría un sotanillo hermético y húmedo!
Kiefer tiene eso de terrible que no suele verse tan directamente en una pintura, como una suerte de desgarro y riesgo a la vez.
por cierto, bello recuerdo el de tu post ayer.
Ah, he de confesar que yo fumo..
Gracias, Iluminaciones(!) Y sí, es una suerte contemplar algunas piezas de K...
En cuanto al humo, no me atrevo a decir que traduje una historia del tabaco justo antes de que empezara la Inquisición, que ha logrado dividirnos en lugar de negociar espacios para cada cual...
Qué momento melancólico?? después de recorrer el mundo y vivir en la playa de san francisco vuelvo a casa para vivir con mi madre y volver a dejar a mi novio en el palomar de consejo de ciento... soy una okupa regresiva, pero voy a seguir los consejos de Cachodepan y dejar de apretar fervorosamente la marcha atrás
Mlle Pogany
Y cómo se aprieta fervorsamente la marcha hacia delante? Porque yo, con tanto jugar con mis distintas cabezas, ya no sé si avanzo o voy a la Lenin, un paso para alante, dos para atrás.
Comprendo lo que dices de la casa, V., pero es sólo un momento. Está claro que tú tendrás casa. Y si no, nos veremos dentro de tres años justos debajo de un puente porque a mí se me acaba esta y para pagar el sotanillo hermético y húmedo en Nou Barris, ya me dirás...
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