domingo, 11 de junio de 2006

NO mueve el mundo

Meret Oppenheim, Le déjeuner en fourrure, 1936

Querida Isabel: He parado una tarde y me he leído ya Crucigrama y debo decirte, como dice el tópico, que me ha sorprendido gratamente, je je. Tópicos aparte, en casi todos los cuentos he encontrado cosas que me llamaban mucho la atención: por ejemplo, la falta de «ambiente» (lo cual me parece un gran acierto) en «Crucigrama» y en casi todos en general, y en éste en concreto además el personaje explícitamente barrido de la madre, a la que ni se nombra como tal (si es que lo es). También me han gustado mucho las historias de novios («La víspera de san Juan», «Tú te habrías reído», «Vallvidrera»), pues en ella los novios aparecen como contingencias del yo, no como constructores de él: y eso es un hallazgo que los gender studies valorarán, y si no pues ya lo valoro yo. El «yo» de esos cuentos es muy interesante y yo creo que original, teniendo en cuenta cómo se ponen en general los yos de las narradoras cuando hablan de chicos, que parece que sin ellos no «se construyen». Aparte de que es un yo muy intencionado (no sólo el de esos cuentos), lo cual también es de celebrar. En el mismo orden de cosas, te diré que «El amor no mueve el mundo» es una gran frase, además de una gran idea-verdad, digna de figurar al lado de las idóneas y estupendas citas que encabezan muchas piezas. Los padres traidores y/o enfermos de muerte y los regresos a zonas urbanísticamente modificadas (sobre todo en «Amílcar», que es muy bonito y divertido, y donde una sandalia italiana «casi nueva» dice más que un reloj de arena, un diario íntimo, o todo un calendario) me han gustado más que los atascos: en «Vinçon» me ha parecido detectar un poco de autocompasión. Pero bueno, ahí tienes al divino Chris Martin y a sus Coldplay, todo el día lamentándose y llenando estadios. ¿Por qué será que la autocompasión es sexy? Además de los atascos, dentro de las preocupaciones urbanas, el ruido, en el cuento homónimo, aunque irónicamente resuelto, tampoco me ha acabado dede convencer: creo que es una preocupación menor y no debe destinársele un cuento (es mi opinión). Hay un atasco que sí me ha gustado, el de «Julio», porque combina inesperadamente muy bien no sólo con el mal humor, sino con las impresiones mentales y los desajustes somáticos, pero la tercera persona (única en el libro) no sé si acaba de funcionar. ¿Por qué te dio por ahí? En fin, éstas son mis impresiones, algo apresuradas. Creo que tienes que estar contenta y que además te mereces tener suerte. ¡Hasta pronto y gracias por el libro! L.M.

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