domingo, 11 de junio de 2006
En La Vanguardia
Foto: Guerrilla Girls
Narrativa
Una mujer autosecuestrada
SÒNIA HERNÁNDEZ - 07/06/2006
La inestabilidad emocional o mental que puede producir la relación afectiva de una pareja sobre sus hijos es hoy, a pesar de toda la teoría de psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas y psico-bucayadictos que han abordado el tema, todavía un misterio bastante insondable. Si a éste se suma el del significado de la feminidad, el del sexo y el de la escritura y todos ellos se reúnen en un mismo ser, el resultado lógico es el de una mujer desorientada y asustadiza que se mueve a tientas por el mundo. Isabel Núñez (Figueres, 1957) en sus cuentos con frecuencia habla de "autosecuestro", y de hecho su escritura está repleta de mujeres autosecuestradas, que son la misma mujer en diferentes situaciones que acaban siempre en la misma sensación claustrofóbica y agobiante. Hay una mujer que vive encerrada en un hospital debido a las enfermedades de sus padres, separados veinte años atrás, otra dentro de un coche en medio de un atasco veraniego discutiendo con su pareja, otra en una habitación de hotel sin aire acondicionado y en la que no puede abrir la puerta porque Otelo se lo prohibe.
En busca de la identidad
Este personaje polifónico creado por Isabel Núñez descubre la realidad con cautela porque ante todo teme las amenazas y no espera ninguna revelación. Son cuentos breves que casi se pueden considerar capítulos con mínimas variantes de una única historia circular. Su escritura es un fiel reflejo de esa sensación mezcla del desasosiego, miedo, incertidumbre y melancolía, en una narración en primera persona que explica acontecimientos, recuerdos y minucias cotidianas con el mismo distanciamiento. Su trayectoria como traductora y crítica literaria se podría ver reflejada en su estilo contenido y pulido, cauto con las efusividades y los dolores varios, pero sobre todo en sus referentes, algunos evidenciados en citas, como Emily Dickinson o Marina Tsvetáieva, y otros subyacentes, como la inefable Dorothy Parker y sus crisis de parejas. En una escritura tan personal y tan cercana no es de extrañar que buena parte de la ficción de estos cuentos provenga de la realidad autobiográfica de la autora. Si sus personajes hablan para explicarse el mundo, Isabel Núñez escribe para lo mismo, para adivinar qué misterios esconde la existencia y qué hay detrás de la escritura. A veces hay en los personajes una mal disimulada frivolidad, la de muchos habitantes de más allá de la Diagonal -Barcelona es la otra protagonista indiscutible-, con la que se pretende esquivar la insatisfacción de origen irreconocible, ese "handicap" del que se habla en los cuentos y que la incapacita para sumarse a los cursos habituales por los que discurre lo que se ha dado en llamar la vida. Isabel Núñez crea unas historias mínimas que crecen cuando superan la anécdota y proporcionan un matizado retrato del desasosiego, de la mujer en busca de su identidad, de los hijos que no se resignan a ser huérfanos, del ser humano que no se atreve a sentirse vivo plenamente.
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