Foto: Inés Batlló, una garza real en la Tamarita, rezagada en la migración, 2008
Por una coincidencia feliz, mi joven amiga australiana me propuso cambiar nuestra cita de hoy para mañana, lo cual me ha dado la ocasión de quedarme al fin en casa, tras una semana agotadora de agradables cenas y salidas tardías. Ayer vinieron un amigo viticultor convertido en isleño y uno madrileño diplomático al que llevaba años sin ver, y tras una caprichosa confusión mía que en mi descargo atribuiré a la Luna llena, fuimos a uno de mis restaurantes japoneses preferidos, con la particularidad de que nuestro amigo diplomático había vivido en Japón y supo negociar para probar las más interesantes variedades de sake, y además tomamos un erizo maravilloso y unos sashimi de sardinitas muy sugerentes. Tuvimos largas conversaciones, él se sorprendió mucho al saber de mi vertiente balcánica y me contó algunas anécdotas que aún no ha escrito, como su viaje con Solana en el 95 hasta Sarajevo, atravesando la hostilidad de la frontera serbia y el pasillo de francotiradores donde las balas se grabaron en el coche blindado. Pasamos a una vinoteca cerca de Santa Maria del Mar (iglesia que forma parte de mi historia), donde ellos tomaron champagne y yo agua, y acabé dejándoles en el Boadas mientras yo me encaminaba hacia mis aposentos de SG. Quedamos en mandarnos nuestros libros respectivos.
Creo que fue el jueves cuando decidí hacer de mensajera de mí misma y llevé ejemplares de mi libro balcánico a dos editores. Luego se me hizo muy tarde y me dio pereza ir a casa a cocinar algo. No sabía dónde ir, así que mandé un sms a JC diciéndole: "Estoy en tu barrio laboral. ¿Dónde podría comer un pescado una mujer sola con su periódico?" Como no contestaba, aguzando mi cansada mente recordé un lugar donde los dos habíamos comido y me fui para allá. Estaba lleno y me senté en la barra. Entonces me contestó JC: "No había visto tu mensaje hasta ahora. Espero que hayas encontrado restaurante y compañía. Me rompe el corazón que tengas que comer sola", decía. ¡Y a mí que me encanta comer sola por ahí! Todavía ahora se me antoja un gesto alegre y victorioso. En ese restaurante me acogieron hospitalariamente, me cuidaron e invitaron con detalles que no habían tenido cuando fui acompañada. Y además se podía fumar. Me fui con ganas de volver.
Había empezado la semana comiendo con otra vieja amiga, que ahora tiene un cargo importante en la administración, va en coche oficial y me confesó que había pasado los primeros meses preguntándose cómo salir de allí sin dejar en mal lugar al que la había fichado. Luego, pasado el pánico, decidió que era su máster, una experiencia, aunque, dijo: "No es divertido". A mí jamás me elegirían para desempeñar su papel, pero si eso ocurriera, huiría aterrada el primer día y si no, se me desharía todo a pedazos. Su condición de mujer emprendedora, lista, hábil y courageuse le permite asumir esa responsabilidad, con cientos de personas a su cargo, detestándola ya sin conocerla, desde el primer instante, a pesar de su bondad, insólita en esos mundos. Me contó que estaba intentando hacer limpieza, lo cual sólo granjea enemigos, y que algunos allí no comprenden su (¿ingenua?) sinceridad y creen siempre que habla con segundas. Yo le expresé mi admiración por su valor, que ya conocía. Ella me dijo: "Pero, ¿ves? Yo nunca podría irme sola a Kosovo como hiciste tú..." Cada uno tenemos nuestros propios miedos. Ella tiene un sentido del humor admirable y pese a las dificultades, parecía radiante y guapa como siempre o más con su casi-kimono verdoso. Fuimos a un restaurante que eligió ella, donde el comedor de fumadores es más bonito y con mejores vistas que el de no-fumadores. Allí me encontré a un vecino que me preguntó por el árbol.
Hoy he acabado la segunda corrección de mi libro del azufaifo, que ha cambiado de título. Las propuestas de mi editor me parecen muy atinadas, y creo que todo seguirá fluyendo a buen ritmo. He incluido un breve pasaje del libro de Huertas Claveria sobre los barrios de Barcelona, donde cuenta el origen republicano de este pobre barrio, así como los principios de su declive (¡si lo viese ahora!). También habla del árbol de la libertad que plantó el jardinero Argelet en la plaza Frederic Soler, muy cerca del azufaifo, que en periodos de gobierno conservador, los republicanos regaban a escondidas... Y que se cargaron en los hechos de mayo de 1937, como símbolo. No dice qué clase de árbol era, pero como en un cuento de Grimm o por pura justicia poética, el azufaifo le ha sustituido...
Con mi cansancio, no me he visto con fuerzas para traducir, pero mañana lo intentaré. Mi retraso es grande. He hablado un momento con Slavenka, que estaba aún más agotada que yo, con su ritmo de entrevistas non-stop. La veré el domingo, iremos a pasear y a comer antes de despedirnos. G. se ha ido a Londres con P. y le he encargado un chai delicioso que compré una vez en Knightsbridge. En cuanto a la garza sorprendida por Inés, al principio creyó que era una cigüeña ("Por san Blas, la cigüeña verás", le dijo su madre. ¡Y era San Blas! Pero se trataba de una garza real, cansada como Slavenka y como yo, que se había rezagado en la migración y descansaba una noche o dos en la Tamarita, el último reducto verde de este pobre barrio.
13 comentarios:
A mi también me gusta mucho comer sola, en algún lugar que pueda disfrutar, en otras ciudades, que por extrañas me resultan fácilmente bellas, y sentirme un poco como esa garza, algo desorientada, pero al sol... bonito sábado de despunte primaveral
Sí, es un sábado precioso. Yo iba con abrigo a mi cita australiana y me he ido despojando... Por allí han pasado Cacho y Jorge, y hasta Jose, qué esquina concurrida, en plena primavera...
UN BERNAT PESCAIRE!!!! Los he visto otras veces en la parte alta de la ciudad.
Todavía no te he comentado la impresión que me causó Slavenka. Me impresiona la historia de esta mujer, su persecución y su coraje.
Una masacre tan cercana y ya olvidada por nosotros.
La historia de los torturadores conviviendo en armonía...
Lo compraré esta semana. Me apetece mucho leerlo.
(ya me chivarás ese restaurante, a mí a veces también me gusta comer solo y en silencio)
ops, olvidé marcas la casilla
Espero que esta semana llegue a las librerías, Nmp! Yo aún no tengo ejemplares en castellano. Te chivaré el restaurante, no te preocupes... Tú crees que es un bernat pescaire? Pues la hermana de Inés asegura de que es un heron, es decir, una garza!
Sí, es una garza real (Ardea cinerea).
Yo las veo todo el año.
Ésta es del Delta de Llobregat.
Ostres, que és boniqueta aquesta del Delta!!!! M'agradaria conèixer-la, parlar amb ella, no sembla un personatge excèntric i interessant? La vas retratar tu?
Quan vulguis te la presento. Anirem al delta. Jo hi vaig a vegades amb el Dr FRK i veiem bernats, espàtules i martinets de nit.
M'oblidava del blauet i de l'arpella.
Ai, aquest martinet de nit, que simpàtic!
Jo també vull venir!
jo també vull saber quin és aquest restaurant on es menja tant bé, on pots estar tranquileta menjant soleta i que, assobre, es pugui fumar!!!!
montserratona desde bruxelles
Sí, t'ho diré a part, si trobo el teu email, perquè si ho escric al blog no hi cabrem, les dones i homes sols que hi anirem, ha ha! Espero que estiguis bé...
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