sábado, 5 de septiembre de 2009

A veces

Foto: I.N. Roble en Palermo, julio 2009 (Si no les detenemos, pronto en BCN no tendremos más árboles que en las fotos, vean lo que están haciendo en la Gran Vía, además de cortar árboles centenarios y cambiarlos por palitroques escuálidos que nunca crecerán, cambian las bonitas farolas del XIX por unas espantosamente feas. Por cierto que Millán sigue en su espacio de crítica ciudadana...)
La realidad resulta tan desconcertante y enigmática como los sueños. Tuve una reunión en un despacho que olía a uno de esos decolorantes agresivos de las peluquerías baratas. Al llegar descubrí que la cárcel estaba allí al lado: en ese barrio, el edificio de la Modelo es lo menos feo (pese a la tristeza que contiene y a esas alambradas tercermundistas que la recuerdan; represión, desigualdad social, pobreza) con sus palmeras y su construcción de tiempos mejores, ya que el resto es de una fealdad constructiva insoportable. Junto a la cárcel, un grupo de amigos hacía planes alegremente subversivos en un café, mirando el paredón rosáceo, que parecía de una película de Béla Tarr. En la reunión recordé la frase de Raimon, aunque cambiando el plural por un singular. Tal vez todo aquello formaba ya parte del sueño. Más tarde, en una pequeña mansión ajardinada y abandonada a su suerte, para acceder a una azotea invadida de luz, tuve que cruzar un hondo agujero del suelo por un tablón vacilante. "Cuidado", me dijo el anfitrión mientras cruzaba, "X se cayó al hoyo y ya va por la tercera operación". Por lo que sé, el propietario empezó a excavar el suelo no sé con qué objetivo, pero el dinero se acabó y la casa se quedó así, vacía, sin alquilar ni vender, abandonada con su jardín, a la espera de un gesto. Después estuve en un bar con mi amigo serbio (a quien siempre me gusta ver y creo que es mutuo) y sus amigos. Una escritora croata reconvertida en Londoner, con su cutis blanco y sus inteligentes ojos grises, me contó una historia oscura y la salida de un infierno, yo se la cambié por una mía y de ese intercambio surgió una intensidad no desprovista de suave autoburla y también surgieron felizmente temas pendientes de mi escritura, los noté mientras hablaba, como palabras peludas, aterciopeladas, trémulas, ardientes. Al salir me encontré con mensajes inquietantes sobre M., que ya no podía contestar. Estuve leyendo a Von Doderer, avanzando lentamente en su océano de páginas. Me dormí y me adentré en un universo onírico abarrocado. Una hermana me conducía a una zanja inmensa y yo intentaba cruzarla a mi pesar, saltando de pedrusco en tablón, hasta que me quedaba bloqueada en medio. "Mira dónde me has metido", le decía yo. Y ella, reconvertida en my wise cousin, me ofrecía con su voz alegre rescatarme por el otro lado. Luego yo estaba en la antigua casa familiar, invadida de colchones en el suelo, con sábanas mal puestas. Notaba el suelo pegajoso en la cocina y la puerta del baño y cogía la fregona sin escurrirla e intentaba pasarla entre los colchones, salpicando las sábanas. Imaginaba la respuesta que le daría a M., que en mi sueño no había perdido la cabeza. Luego buscaba mi cama entre pies de niños que se reían y también se reía X., a pesar de que estábamos enfadados.
Le he contado mi sueño despierta y dormida a G en cuatro frases, y él, que acababa de levantarse, me ha reconfortado siendo simplemente como es. A veces alguien más joven, sin experiencia pero con un background saludable puede también enseñarnos cosas.
Éstos han sido y son días duros y difíciles (sigo sintiéndome como ese árbol de la foto, casi un Atlante aunque sea un roble, emblemático de la fuerza) y los sueños, con su carga simbólica repetida, me interpelan, pero me alivian porque pienso que son claves para entender(me) y no puedo evitar cierta fascinación por ese lenguaje metafórico. Hoy me he puesto literalmente enferma mientras comía porque los nervios se habían trenzado en el menú o porque el pescado no estaba como debía, quién sabe. Me latían las sienes y no tenía fuerzas para levantarme e irme. En casa me he repuesto a lo Doris Day en Pillow Talk, y leyendo. Por fortuna, además de los que no me entienden y de aquellos de los que tengo que protegerme (cuidado con los escorpinianos en luna llena, decía un horóscopo americano, y yo no hice caso), están los amigos, con quienes reconecto, y son de todas las edades. Y también los nuevos encuentros con seres afines, aunque sean en otra lengua. Ayer y hoy, entre mis sueños agitados, la inquietante pesadilla diurna y algún malentendido, tuve y he tenido encuentros felices y dos personas significativas me han agradecido simplemente que fuera como soy. Con otras he mantenido largas y ociosas conversaciones telefónicas. No me puedo quejar. (Gracias, Bel M.) Aunque sí debo decir que echo de menos los artículos de VM los domingos; me doy cuenta de cómo me consolaban del resto del periódico.

8 comentarios:

Emma dijo...

Anoche sone que caminaba por un inmenso descampado donde gigantescas excavadoras horadaban si ningun motivo y mis pies se hundian en la arena y tenia que correr para no caer del todo en los enormes socavones. Todo ello lo habia olvidado hasta que he leido tu post y en este Domingo, en el que mi caracter se da la vuelta como un guante y ya no se si soy buena o descarada o sencillamente una insoportable orgullosa me gusta leerte mucho Isabel.

Belnu dijo...

Gracias, Emma! Hace ilusión recibir comentarios como los tuyos

Isabel Mercadé dijo...

Gracias a ti, Isabel. Como ya te dije, ha sido al final un paso importante en la búsqueda de ciertas preguntas, no importa si todavía no hay respuesta, y tú, con tu identidad, no dejas indiferente... "E pur si muove" (que, por cierto, me he enterado de que es ficción, que lo inventó un periodista, Galileo jamás lo dijo).
Sigamos moviendo.
Un abrazo.

fernando megias dijo...

Para mi, leerte es asegurarse un placer diario.

el objeto a dijo...

ah, cómo me alegro de haber aparecido "benéfica y favorable" en esos sueños, casi me contagian en estos momentos de bloqueo y encalle mío,
envidio yo ahora tu efervescencia nocturna, porque sí, también creo que esos sueños cuajados de personas y cosas, repeticiones y peligros, en el fondo nos liberan y alivian, y nos permiten caminar más livianas durante el día,

después de este extraño verano sin verano, la realidad me llega como a cámara lenta en este inicio de curso en el que nada comienza. Menos mal que como dices, algunas conversaciones desencallan ciertas esperas y los amigos afines nos recuerdan que la vida sigue,

me encomendaré a los sueños a ver qué explican, hoy luce una luna mágica

Belnu dijo...

Me alegro de que yo con mis preguntas repetidas pueda ayudar a alguien a preguntarse más! Gracias!

Belnu dijo...

Gracias, Fernando! Creo que te lo dije una vez, que para mí es importante tener lectores como tú.

Belnu dijo...

Ésta ha sido una noche blanca sin memoria de sueños, Petite a! Pero espero que vuelvan pronto esas imágenes enigmáticas y a veces transparentes a decirme lo que pasa por ahí dentro... Es verdad que es un extraño septiembre, yo no logro arrancar del todo y el tiempo se me escapa en urgencias... Necesito concentración!