viernes, 19 de junio de 2009

Tengo

Foto: I.N. De Gràcia a Sant gervasi, ¿qué haría el hombre de la ventana? 2009
La casa llena de flores (lo siento, Frikosal, no es del todo culpa mía, los regalos...). He vuelto a soñar con la misma escalera de caracol, pero esta vez la bajaba saltando, casi volando, con un levísimo taconeo de sandalias. Me he despertado inquieta y con pensamientos de acción. Tengo la sensación de que estos días apenas avanzo, todo es interrumpido. Mi brazo empieza a mejorar y la acupuntora me pide que no lo fuerce demasiado escribiendo de momento.
Alguien me ha recomendado un artículo supuestamente crítico de los arboricidios, en El Periódico, y yo, que me iba corriendo, llevada por la prisa, la recomendación y los titulares engañosos, lo he colgado en Polis sin leerlo. Hasta que he vuelto y me he encontrado un comentario de Eph quejándose del discurso de ese artículo. Entonces lo he leído y he descubierto que era uno de esos supuestos científicos o técnicos vendidos, con el perverso argumento de que como casi todos los árboles de Barcelona se plantaron en el XIX, vale más cortarlos, ya que morirán pronto. ¡Bravo! Por suerte (y porque en esos países la gente se defiende y no detesta los árboles) en Londres y París o en las ciudades alemanas no tienen discursos similares. Aunque este país se convierta en un desierto y contribuya a la desertización del planeta, gracias a nuestros políticos y al electorado que se presta, siempre nos quedará emigrar. Naturalmente, he borrado el artículo. Siempre se encuentran "científicos" y "expertos" dispuestos a defender cualquier cosa, la bomba atómica, la idea de que negros y mujeres somos genéticamente inferiores, la de que hay que cortar todos los árboles o la de que el cambio climático es mentira.
Sigo leyendo los Poemas reunidos de Cristina Peri Rossi: todo está ahí. Sigue la conversación virtual con el escritor levantino, que hoy me había escrito según él casi en trance, un mensaje que se ha volatilizado por esas traiciones cibernéticas, como los sueños que se desvanecen en un segundo al despertarse. He pasado la tarde con T., viendo más lugares posibles de Sicilia y soñando con templos y barroco y mar Jónico y Tirreno y Lampedusa y visiones volcánicas. Mientras investigábamos en lugares sicilianos, V. ha venido un momento, envuelta en exámenes pero radiante, y me ha traído un encargo precioso. Al caer la noche T. se ha ido y era demasiado tarde para recomponer nada. Me ha consolado ese paseo de Derrida que Anna Arzoumanian ha puesto en Facebook (feis). Sólo verle me tranquiliza; por eso tengo su retrato siempre a la vista en mi estantería y he descubierto que ella también lo tiene. Aquí habla del miedo a escribir quoi que ce soit. Y aquí de los animales. Y éste es un párrafo de mi película favorita de JD.
También en Feis, Anne-Hélène Suárez había puesto ese maravilloso taconeo de Sara B. Habían eliminado a un amigo mediante esa censura vaticana de feis, pero los cowboys siempre vuelven. O el cartero siempre llama dos veces, según se mire.
Estoy perdiendo el tiempo, en plena dispersión, pero el manto de palabras de Derrida y las músicas que ponen algunos amigos de feis alivian mi melancolía, la culpa de no estar escribiendo, de haber aplazado la resolución de un conflicto pendiente, de que el peso de ese conflicto influya y congele mi libro... aunque sea sólo unas semanas.
Mientras, parece que mis cuentos siguen su curso para salir este otoño. Cómo necesito ponerlos ahí a correr entre lectores...

15 comentarios:

JML dijo...

Necesidad también la nuestra de leerlos (tus cuentos). ¡Qué sensación tan extraña y tan viva la del Derrida paseante! Es como un espectro amable, sin presagios, orientándose por un laberinto que los demás no vemos.
Saludos.

Belnu dijo...

Gracias, JML! Es bien bonito ese paseo suyo reflexivo con su gran pipa, lo describes muy bien

Anónimo dijo...

Yo creo que el cuento no está del todo completo si no ha sido leído. E intuyo esa necesidad de, al terminarlos, hacer leerlos, y que en parte completa su círculo. Se cierra por última vez.
Y tal vez de eso también habla Derrida, de ese miedo a terminar con algo, de darlo por finalizado. Aunque conlleve el comenzar de nuevo, que es algo reconstituyente. Pero, también, depende de la personalidad del escritor y su intención.
Ah, y gracias por el link anterior.. La poesía de Peri Rossi está llena de imágenes, aunque yo prefiera una que te deje en el límite, sin respuestas, pero en el camino.

Belnu dijo...

Yo no prefiero ningún subgénero, me gustan muchos distintos poetas, más herméticos y más abiertos, ésta puede ser lo que llamaban de la experiencia, pero a mí t.s. eliot, pavese, vinyoli, peri rossi, sonetos de shakespeare, emily dickinson, hay tantos y tantas tan distintos, con posiciones tan opuestas...
Mis cuentos ya han sido leídos, claro, por unos cuantos lectores (como V, como mi amigo serbio, como la belle Elaine, como María) sin cuya escucha, aunque fuese muda, no podría nunca ponerlos en libro. Pero luego ponerlos en el mundo es una exposición más grande, distinta, hacerlos circular, aunque yo ya no esté ahí, y de eso habla peri rossi, pero hay que poder escucharla.
Qué link?

Belnu dijo...

Ah, y ahora pensaba: es extraño, yo no veo imágenes en la poesía de CPR, si acaso escenas de relaciones, habitaciones internas y sobre todo autoanálisis. Veo más imágenes en Baudelaire, en T.S.E., imágenes y sensaciones... pero cada uno lee un libro distinto

fernando megias dijo...

De "expertos" y "científicos" que exponen sus opiniones sin verificación alguna, andamos más que sobrados y en muchos de sus comentarios lo que se trasluce es solo "ideología" y de la más rancia. Pienso que en una obra de arte ( no soy muy partidario de usar esta palabra por el uso y abuso injustificado que se hace de ella), su finalización es totalmente imprevisible, ya que es una decisión que tiene que ver con la parte inconsciente del cerebro y la dificultad máxima es acertar con el momento justo .
Yo también espero con ilusión la publicación de tu próximo libro. Me han agradado mucho las imágenes del paseo de Derrida.

Anónimo dijo...

Era sólo una opinión personal. Es verdad que hay poetas que hablan desde múltiples lugares. y esa escucha que confronta lo escrito, más tarde. Casasses bien lo sabe... Y si fuera como un Céline poetizado? Me refería a que crea algunas imágenes interesantes, ya que es bastante descriptiva, aunque a veces la descripción se dé de otra manera. José Hierro es un ejemplo de poesía escénica" trayendo los conceptos , las cosas, a nuestro lado. Es vedad lo que dices de autoanálisis y habitaciones...
ambos comentarios son míos, disculpa.
iluminaciones.

Belnu dijo...

Sí, sí, de opiniones personales se trata, precisamente, Iluminaciones! Es sólo que tú y yo hacemos lecturas a veces muy distintas y otras coincido mucho con lo que dices. Por ejemplo, a mí CPR no me parece descriptiva ni iconográfica, sólo realista, eso sí, y autoanalizante y diseccionadora de lo amoroso. Céline poetizado? No lo sé. A Céline le interesa el mundo más que las relaciones amorosas, le interesa el instante histórico amargo y de esa amargura surge toda su reflexión, su lucidez dolorosa, su humor doloroso también, de ese desengaño,incluso el fogonazo de su escritura imitando lo hablado surge de ese momento de descalabro que es la I Guerra y luego la II, tal vez lo dices por el lenguaje? No lo sé. Casasses? Para mí Casasses no está ahí, ni donde CPR ni donde Céline, aunque tal vez en la renovación callejera popular o tradicional del lenguaje sí haya un factor común a los tres... tal vez ahora empiezo a entenderte?
Sí, la escucha que confronta. Un amigo fotógrafo, MA me decía que cuando abría el cajón para enseñar la foto a alguien que estaba a sus espaldas, él ya veía la foto distinta, ya participaba de la mirada de ese otro. A mí me pasa igual. Yo le leo un cuento a G. o a V. y aun sin tiempo de mirar su expresión, mientras lo estoy leyendo, ya lo oigo distinto, ya lo leo distinto, ya ha entrado su escucha en mi cuento y puedo distanciarme y saber lo que no sabía.

Belnu dijo...

Gracias, Fernando. Me alegra mucho que vayas a leerlos!
Sí, el final, ese momento de perplejidad para mí en el que no sé lo que he escrito... en ese momento es cuando necesito la escucha de algunos.

Anónimo dijo...

Sí, ahora pienso que, salvando las diferencias, Cassases dice las cosas en su punto justo, parecido a como Céline las escribía - y eso que EC a veces más sutil- cercando la realidad. La verdad es que a PR no la he leído completamente, cosa que debería. Y sí, la escucha que confronta y suma un mirada a la nuestra, le da potencia, la transforma. Como dices, en un texto o una fotografía.
iluminaciones.

Belnu dijo...

Sí, entiendo lo que dices, Iluminaciones. Y en un documental también. Acabo de ver uno sobre tupamaros y claramente el público lo completaba en cierta manera.

el objeto a dijo...

Nunca me había gustado la Baras y en este Martinete me ha parecido magnífica, bellísimo zapateado, una maravilla!

es terrible y tremendo esa proliferación de gente pequeña sin ética que por haber estudiado y haberse podido colocar en una profesión técnica o científica se creen que ellos lo son y se atreven a hablar amparándose en un discurso supuestamente científico. Yo creo que esa banalización de la ciencia, ese exceso y esa generalización de la ciencia en todo y sobre todo, como si la pobre no tuviera límites, esa negación de la castración que diríamos nosotros, es y será catastrófica para todos

yo también tengo muchas ganas de ver esos cuentos viviendo su vida propia entre los lectores,

vessos

Belnu dijo...

Gracias, Objeto a! Por lo de los cuentos, que tú has escuchado... Con ese martinete de Sara B., hasta G se quedó hipnotizado! Y sí, esa gentuza cientifista y falseadora (interesante visión lacaniana, la de no aceptar la castración), que se escuda en una supuesta ciencia absoluta para servir al amo (mm, me ha quedado un tono lacaniano sin saber), son gentuza. Parece que con gran influencia en este caso, y claro, célà va de soi!

frikosal dijo...

No te preocupes con las flores, solamente es una pequeña excentricidad mía.

Belnu dijo...

No puedo evitar preocuparme un poco. De pequeña siempre pedía perdón por cortar un tallo de hinojo y mordisquearlo en el camino...