Foto: Mor War. Mi sobrina Yassine con sus amigos Immnou y Awa, junto a un baobab milenario a las afueras de Dakar, cerca de Thies, febrero 2007. Es una suerte que el baobab no creciera en Barcelona: el ayuntamiento habría encontrado ya un pretexto para talarlo o simular que lo trasplantaba.
Estos días, tal vez como resaca de la presentación de mi libro o de los efectos de la sombra en mi memoria, me siento aturdida. Me encuentro gente que me pregunta qué tal y tengo que hacer un esfuerzo para contestar porque no recuerdo bien cómo estoy, o me parece como si hubiera un vacío. Sé que necesito volver a la quietud y la concentración, acabar la corrección de mi libro balcánico, volver a la escritura de mis cuentos, aunque también necesito cierta desconexión (provenzal: allí voy cuatro días). Tal vez el cambio de paisaje me ayude a escribir de nuevo. En este momento me obsesiona algo que quizá sea demasiado cercano para escribirlo bien, ¿pero qué hacer con lo que duele, sino intentar convertirlo en escritura?
El domingo fui al TNC a ver el Dido y Eneas de la coreógrafa alemana Sasha Waltz. Una gozada. La poética de los coros de Purcell que tanto me transportan representada en movimientos ondulantes y con ironía por una compañía de bailarines espléndidos. A pesar de mi perenne falta de sueño, qué felicidad de espectáculo. Había momentos maravillosos, como el baile acuático con la visión de los vestidos de gasa de las bailarinas serpenteando en el acuario, o los ropajes que lanzaban al aire y parecían personajes voladores, o las manos y cabezas que se balanceaban en las trampillas del suelo como culebras, o las sopranos y tenores y bajos que tenían cuerpo y sabían moverlo en el espacio, o los grupos abigarrados y teatrales y la entrada de los coros o el violinista que subió del foso de la orquesta a pasear por el escenario, o los dos que se refugiaban y andaban bajo la falda de una bailarina con seis pies, mimetizados en insectos, o los duetos danzantes, y el cuerpo atlético y flexible de todos. ¡Qué ganas de bailar! No de bailar como ellos, sino de desperezarme y moverme con la música.
El lunes por la noche falté a los Diàlegs en el jardí del Ateneu porque tenía concierto, el de Alfonso Vilallonga en la plaça del Rei (ese lugar donde nos encontrábamos cuando yo tenía 16 años, sentados en las escaleras, sorteando los controles policiales, llenos de vitalidad y de sueños, aun en medio de la enfermedad). El lugar estaba lleno de amigos y conocidos, inesperadamente. No cabía ni un alma. Alfonso estuvo sembrado e ingenioso y qué derroche de voz... Lo pasé muy bien escuchándole. Llegó incluso a hacer un dúo simulado con Tom Waits, que en aquel momento actuaba en el Fórum. Ahí tuve fuertes deseos de cantar y me pregunté si estaría demasiado encogida, si estaría renunciando a algo, si...
Ayer fui a ver a mi antigua psicoanalista. Necesitaba que me ayudase a descifrar algunos códigos recientes, a aquietar el torbellino. Me gusta ver cómo lee en voz alta y traduce y desentraña las cosas que le voy diciendo. Siempre siento no haberla grabado, pero hubo dos ideas esenciales que me sirven inmediatamente y otras que espero que vayan saliendo con la quietud. Y así se despliega el verano, con los grillos que el otro día cantaban asombrosamente junto al TNC, en medio de ese feo valle industrial con carteles prometiendo feos pisos tal vez en vano (por la crisis), como esos anuncios que ofrecen: "No pague hasta enero" y L. vaticinaba que en enero la tienda estaría ya cerrada y con suerte no habría que pagar. La noche acabó con una cena china interesante y llena de conversaciones sugerentes y de comida deliciosa, en una especie de despedida de verano, aunque seguramente habrá más contactos.
De vez en cuando, cuando paso por ese rincón de la casa, leo alguna de las Perles de Verdaguer-Llull (Verdaguer rimó fragmentos del Amic e Amat de Llull y Casasses los edita y prologa. Por cierto que Casasses reescenifica su D'Om el martes 22, 20.30h, sala Beckett) y pienso en leérselos a G., o contárselos a E. o a V. y luego me olvido. Copio una de las versiones de Verdaguer, "entregado a la experiencia mística de la poesía":
Pensant l'amic amb l'amor
ho volgué provar un dia
si sens pensar amb l'Amat
en son cor s'hi sostindria.
Lo plor fugí de sos ulls
i de son cor l'alegria,
i anà dient a tothom
de temor que es moriria:
-Hauríeu vista l'amor?
Sabeu on la trobaria?
Pensant l'amic amb l'amor
ho volgué provar un dia
si sens pensar amb l'Amat
en son cor s'hi sostindria.
Lo plor fugí de sos ulls
i de son cor l'alegria,
i anà dient a tothom
de temor que es moriria:
-Hauríeu vista l'amor?
Sabeu on la trobaria?
Postscriptum arbóreo. Por cierto, a pesar del gobierno terrible que tienen, en Italia no son arboricidas como aquí. Una revista, Urban Magazine, llama a los árboles monumentales Monumenti vivi y les dedica un artículo (página 12 y sigs.). Aquí, la gente acuchillaría los troncos y el ayuntamiento los habría talado para prolongar el metro, para que pasara un tranvía o para construir feos pisos. Y mucha gente se alegraría de verlos caer, para tener un aparcamiento más cerca. Son árboles maravillosos, altísimos, oxigenan el aire y su contemplación produce felicidad, con esa belleza humilde majestuosa (Rafa Zaragoza dixit).
9 comentarios:
Me gusta la expresión: "¡qué felicidad de espectáculo!".
Lo es, Dido & Aeneas, pura y clara felicidad que se recibe desde una sabiduría y falta de arrogancia que admiran.
Absoluta generosidad artística, ver bailarines, cantantes, actores y músicos trabajando conjuntamente de manera tan compenetrada, todos al servicio de la obra, ¡una ópera del "setecento"!, ¿cómo se puede hacer algo tan moderno con ello?. Es una lección de humildad para todo creador vanidoso y plasta. Hubo cuatro, cinco, seis, no sé cuantos, "momentos" de esos en los que uno se siente como transportado de tanto placer, y casi que las lágrimas brotan de los ojos al sentir tan relajadamente tal elevación.
Por supuesto en ni un momento pensé en algo parecido a "la millor companyia de dança del món", pero si ..., ¡qué horror de edificio el TNC!, sobra espacio para lo innecesario, pero falta para lo vivible: perspectiva para contemplarlo, la librería está pensada para dos o tres clientes, no más. Qué feo e incómodo es.
Me disculpo por el párrafo anterior, pero así lo siento.
Seguiría comentando los otros asuntos: baobab, Casasses, Diàlegs, escaleras, ...... Quizá mañana.
Efectivamente, el TNC es tan feo, el vestíbulo parece un aeropuerto, es uno de esos no-lugares que decía Marc Augé, tan inhóspitos como si estuvieras en ninguna parte...
Purcell es moderno en cierta manera, aunque naciera en mil seiscientos, hay algo en esa música que resulta elegante y contenido hoy
Antes que nada,en mi ignorancia creí que los baobabs existían solo en el Principito...veo que no y que tu sobrina pudo disfrutar de su sombra. Cuando niña lei el Principito me hacía mucha gracia el nombre del arbol pero tambien me parecía que siendo tan grande me protejería...
Que bueno hayas disfrutado tanto del espectaculo y presiosa la poesia...
Tu leiste eso sobre los árboels en Italia, yo leí lo de la fosa común que encontraron en las excavaciones de Lesseps y me acordé de ti, pensé ahora pobre Bel al menos descanzará un poco porque decían que debían parar por un tiempo hasta sacar los huesos de allí. Desde que te leo, cada cosa que veo de árboles o de gente que se queja de lo mal que está Barcelona no puedo ahcer otra cosa que pensar en vos...
Besotes azufaifa, bailarina, cantante, divina escritora!!!!1
me gusta este gorgo y majestuoso baobab, y en la imagen los niños tan pequeños! y Purcell se parece a mi idea de cielo, y me pone,
y lo más increible es imaginarme grillos en los alrededores del horroroso TNC,
Alfons en la plaça del rei, qué suerte, eso y las cenas improvisadas van haciéndonos entrar en el verano,
estar algo aturdido quizá sea la condición necesaria para poder avanzar en tantas cosas... no sé, potse avui ja és tard i estic cansada
Qué belleza! Desde que era pequeña me sentí atraída por los baobabs, mi fascinación viene desde que leí el Principito... Espero algún día tener la oportunidad de ver uno en vivo y ABRAZARLO!
Voy de prisa...
Después te leo y te comento...ahora sólo comento sobre la hermosa foto que me impactó
Ay, Odette, Gise, yo había olvidado que en el príncipe de saint exupéry había un baobab, pero al decirlo vosotras lo he visto... Hace unos años traduje a una junguiana que estudiaba a Saint Exupéry y aunque a mí no me gustan los junguianos, lo pasé bien con la literatura diseccionada y con los símbolos separados como en esos museos de ciencias donde los huesos de animales prehistóricos se numeran para recolocarse (mmm, recuerdo un documental maravilloso de museo parisino)...
Sí, Objeto a, Purcell es decididamente celestial, esos coros son climáticos-epifánicos! Gise: ¡no sabía lo de la fosa de Lesseps! Ahora comprendo por qué esa plaza no tiene fin, los muertos se agitan furiosos en esta ciudad traidora que los intenta borrar. ¿Una fosa de la guerra? Voy a buscar esa noticia, gracias!
En cuanto al grillo del TNC, qué burla o desafío a la fealdad del lugar! Será Pepito Grillo contra su arrogancia pomposa?
En la fosa encontraron dos cadveres y podrian ser de la guerra civil...
Vaya, gracias por la información, no sé cómo leo yo la prensa que siempre se me escapa algo importante
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