miércoles, 1 de noviembre de 2006
Desierto tecnológico
Uno de los indicios de la falta de inversión seria y sistemática de este país en las nuevas tecnologías es que cada vez que una empresa o institución promete mejoras tecnológicas se pierde algo por el camino, cuando no se empeora claramente. Desde que La Vanguardia digital mejoró su sistema, todos los artículos de los que escribimos en ese diario han desaparecido del google. De pronto, es como si nada de lo escrito allí hubiera existido. Lo mismo ocurre con multitud de webs catalanas o del resto del país, que empezaron siendo páginas modestas pero accesibles, pero luego, con mucho flash y lentos efectos visuales, desesperan al sufrido internauta, que huye rápidamente hacia una página más eficaz.
Conozco algunos hackers muy hábiles (y digo hacker en el sentido original, el de Pekka Himanen y La ética del hacker, no en el perverso sentido de terrorista o delincuente digital que se le ha querido dar) y también serios; algunos de ellos me han contado que las instituciones prefieren contratar empresas flamantes, de esas que cobran grandes cantidades e imponen sistemas torpes pero muy aparentes, sin escuchar las necesidades del sitio web, en lugar de buscar a alguien realmente capaz de ofrecerles un producto a su medida. Por suerte han llegado los bloggers...
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