miércoles, 19 de agosto de 2009

Calor de mil demonios

Foto: I.N. La raíz de un Ficus citrifolia en el Parco Garibaldi de Palermo, 2009
He ido a comer con JC, que me ha contado un poco de su viaje a la Toscana, con un esguince, hospedado en una casa palaciega que alquilaban entre varios amigos, madrugando para nadar en la piscina y hablar con los jardineros, que le contaban (con su acento toscano) cómo podían saber en qué mes estaban según el sol se pone en tal torre o tal campanario, disfrutando de la belleza de los alrededores, contemplando los ojos verdes de la propietaria de la mansión, recorriendo museos, pueblos e iglesias con su pierna renqueante, saboreando brebajes deliciosos e intoxicantes al ponerse el sol, frente a la silueta sugestiva de Siena, oyendo música italiana, buscando en librerías, trayéndome los Canti de Leopardi en una edición barrocamente anotada.
JC está leyendo para documentarse sobre un futuro viaje a Japón e intercambiábamos lo poco que sabemos (yo algo puse en Los meandros de la traducción) de esa cultura y me decía que a los japoneses les educan para no molestar; lo ha recordado porque el camarero me decía que el pan de nueces tenía más calorías y yo, corrigiéndole, le replicaba que a mí me importaba más que fuera integral y digestivo que hipocalórico. Pero luego, cuando el camarero nos ha preguntado si nos había gustado el rape, los dos hemos respondido como japoneses: "Sí" (ese rape era un remedo, una pura idea de rape sin su consistencia ni sus otros rasgos). Y yo me he quedado pensando en mi doble actitud japonesa y occidental, ya que en ciertos contextos tengo verdadera obsesión por no molestar y en otros soy pesada, quejica y respondona y no me importa mostrar mis manías y caprichos ni un cierto hipercriticismo combativo que necesito para no detestarme cuando me quedo a solas conmigo. Sin embargo, contemplo con estupefacción a esa gente que se presenta en las casas o despachos de otros sin avisar, sin ser esperada y tal vez en momentos en que pudiera ser molesta. Lo hice alguna vez cuando era adolescente y sentí vértigo, cierto temblor; no he vuelto a repetir.
Siempre envidio los viajes de JC, sus lecturas y paseos, sus visitas a museos, su manera de ver las cosas me produce una alegre nostalgia. Hemos comparado nuestras visiones sicilianas, hemos hablado de Mario Rigoni Stern. No me ha dado tiempo de contarle ni sobre todo de preguntarle más, ya que él me lee y sabe mucho más de mí que yo de él, como él mismo ha señalado. Pero hablar es una compulsión en mí ("'You are right', said the Spaniard, drying his tears, 'joy is a convulsion, but grief is a habit, and to describe what we never can communicate, is as absurd as to talk of colours to the blind").
Yo le he llevado tres libros piccolissimi, para que prolongue su italianización a sorbos pequeños, el Sciascia que mencioné sobre la muerte de Raymond Roussel en Palermo, el Sogni dei Sogni de Tabucchi y una Lettera sulla Toscana de Manganelli). Lo malo ha sido salir del restaurante sin recordar que vivimos en La fragua de Vulcano, pero sin la belleza pictórica de Velázquez, que esta ciudad ya no es la que era, que nuestras temperaturas son las normales en Córdoba o Sevilla, pero no por estos lares. Creí que me moría. Con este calor se nota una diferencia abismal entre las plazas de tierra y árboles y las de cemento. Al salir del metro del Putxet lo he vuelto a comprobar: aún no han talado la arboleda de Joaquim Folguera y ahí se puede vivir (la habrían cortado ya, simplemente para dejar allí la maquinaria de la obra, tal es el desdén municipal por los árboles, ya no estarían de no haber sido por el grupo de mujeres resistentes, que logró un aplazamiento de la tala), pero la plaza siguiente, llamada tradicionalmente Pitarra (allí donde crecía el mítico árbol de la libertad, que los republicanos regaban y que el franquismo taló y este ayuntamiento, en lugar de replantarlo y hacer una plaza verde, siguió la peor dirección) y oficialmente Frederic Soler, es un horno crematorio, gracias al cemento y a ese parking venerado por el ayuntamiento, ese parking que es tan importante preservar que condena a todos los almeces a morir, ya que el metro podría haberse construido ahí, como se hace en las ciudades civilizadas, y no sustituyendo a la arboleda maravillosa. Pero antes ya había venido buscando árboles para guarecerme, mareada, respirando un aire que arde y sintiendo el fuego que quema brazos y piernas: ¿habrá que vestirse de tuareg? Pronto esto será un desierto peligroso y Hereu y los suyos estarán revolcándose en sus arcas de oro como el tío Gilito en sus refugios nucleares, o tal vez girarán sin fin en la montaña rusa o vivirán en Canadá con el botín acumulado, en lugares de bosques que nadie puede talar.
Al bajar al andén mi metro se iba. Sentada en el andén me he puesto a leer a Leopardi y una nota explicaba su alusión a un texto de Leónidas: "Avanti con coraggio, o Spartani; stasera forse cenaremmo agl'Inferno", y me ha parecido la frase giusta.
En Facebook, el escritor valenciano y poeta de sopetón A.G. citaba un fragmento de poema del jerezano (qué bonito gentilicio, jerezano, que suena a cerezas y a vino de jerez) Caballero Bonald:
"Entra la noche como un vértigo
por la ciudad desprevenida,
rasga las sábanas más tristes,
repta detrás de los cobardes,
ciega la cal y los cuchillos
y en el fragor de las palabras
entra también la noche."
Por cierto que el escritor valenciano vendrá a la Lectura del Refugi del próximo martes 25. Y eso me lleva a anunciar que, dado el éxito de esas lecturas, se ha prolongado a una sesión más, la del martes 8 de septiembre. Espero que las pruebas de mis cuentos de otoño lleguen por fin este viernes para ponerme a corregir las correcciones...Por cierto que en esos cuentos hay un breve homenaje oculto a JC...
Ha pasado un tornado por el norte de Manhattan, Nueva York. Linda D, mi amiga americana me manda fotos de árboles gigantescos tristemente quebrados y caídos en Central Park, con la noticia de los que se han salvado... (Alguien al dorso me manda el link acertado, tras un forcejeo de emails). Y ahora les dejo, que tengo trabajo y lecturas urgentes, pero si no bajan las temperaturas no volveré a salir hasta que oscurezca.

10 comentarios:

Emma dijo...

Esa frase que citas... Es de "Melmoth the Wanderer"? No la he leido pero siempre he tenido curiosidad. Necesito empezar a leer poesia, tus posts me dan sed a la vez que me refrescan.

Belnu dijo...

Sí, pero Melmoth es una novela, magnífica, con el diablo como personaje, y la españa de la inquisición de fondo y un inglés que viaja atónito por ese mundo.
Poesía? Hay tanta buena poesía que leer... Gracias por el elogio

tsetse dijo...

nenamaca, bondia, no sé què passa pero quan faig "clic" al tornado (darrer parragraf del teu post d'avui), no em puc conectar enlloc....??!!???

Belnu dijo...

L'enllaç estava mal posat i tu sempre trobes les falles, espero que alguna vegada trobis alguna cosa bona, també, tot i que el nom de mosca podria indicar...

tsetse dijo...

!!!! m'agrada MOLT el teu blog, disfruto i aprenc molt. no t'enfadis amb mi, nenamaca...!

Belnu dijo...

Jo no m'enfado, només dic el que em sembla, el que penso; espero que no et molesti. Però fa molts anys que vaig deixar de ser nena (pel que fa a "maca", no discutirem aquest tema, no ens posaríem d'acord).
Pel que fa als enllaços, no tinc temps ara de buscar-ho, l'elimino. Ja ho he dit al post, la meva amiga m'ho diu i jo la crec, tu no tens per què.

el objeto a dijo...

No me atrevo a hablar de los árboles con ese temor terrible de que si hablamos de ello querrá decir que sucede... y su desaparición, no sé aún por qué,parece traer por metonimia la desaparición no sólo de la ciudad en la que decidí instalarme de nuevo, sino de mi pasado, de gran parte de mi mundo. quedamos huérfanos, y me duele sentir tanta pérdida. Porque pienso que si nos pueden arrebatar los árboles, y las sobra, y la belleza, nos lo pueden arrebatar casi todo,

También, me gusta cómo hablas de este amigo,y de cómo aprovechas para mirar el mundo a través de sus ojos, o de su otro lugar, el mundo puede mirarse desde distintos lugares, y sólo quien está abierto al otro podrá disfrutarlos

en fin, estoy pesimista y abstracta, será el calorrr

Belnu dijo...

Te leo rohmerizada y te hablo rohmerizada porque esta mañana temprano he visto una peli suya, llena de árboles y de personajes que se miran a través del otro, como aquello que decías en tu último post (si no me equivoco). Qué maravilla. Esos personajes (lo contaré en un post si puedo) a pesar de su feo atuendo de progres ochenteros, que especulan todo el tiempo sobre ellos en su relación con los otros, la amistad y las relaciones amorosas, esas mujeres que parecen tan lunáticas y caprichosas, capaces de estropearlo todo, pero luego resulta que esos caprichos y ese lunatismo son sólo sutilezas fruto de una observación sutil de sí mismas y sus miedos y deseos y sus ideas de lo que debería ser, sus I should, I should not...a la francesa, y que como diría mi amigo serbio, todo encaja...
Yo tampoco quiero creerlo, no puedo aceptarlo, espero que algo ocurra, que impida a esa gentuza seguir su empeño de destrucción. Si no, tendré que irme homeless a otro país y ya no sé si tengo energía

Dante Bertini dijo...

como nuestro gobierno, elegido por algo así como el siete por ciento del electorado, es tripartito y progresista, no sólo talará árboles, también doblará el número de fechas taurinas para la mercé...
Pero podemos estar contentos, los supermercados barriales ya etiquetan en catalán.

Belnu dijo...

Yo siempre defendí que se apoyara la lengua tanto tiempo prohibida y enmudecida, pero ellos lo han convertido en causa única. Es lo malo del nacionalismo sin sentido común, sin fondo. Destruyen el medio ambiente de un país, reducen la educación a mínimos muy por debajo del resto del mundo, nos hacen pagar el triple por todos los servicios (el 60% de móviles que en europa)y luego nos venden que todo lo hacen por "el país". Hay que ser idiotas para creerlo, por muy nacionalista que alguien sea... Y yo que creí que el nacionalismo incluía mejorar y apoyar el propio país, en este caso Catalunya. Pues no, era sólo etiquetar y subvencionar lo que ya sabemos.