miércoles, 20 de mayo de 2009

Me he refugiado

Foto: I.N., Mirador en Ciutat Vella, 2009
de las malas noticias y del dolor de mi brazo en los comentarios de los amigos, he pensado en esa frase de T.S. Eliot que siempre me vuelve, como un mantra, The only wisdom we can adquire / is the wisdom of humility: humility is endless, he pensado en la necesaria aceptación de un fracaso en mi escritura y en el extraño desafío de ese brazo que se rebela nuevamente cuando se acerca la hora de traducir para poder mantenerme de nuevo, y coincide con un disgusto por la pérdida de confianza en alguien a quien había querido considerar hospitalario, ¿pero qué sabemos del miedo de los otros? ¿Cómo esperar que no se dejen llevar por la marea general, por ese espíritu mezquino que está también en todas las guerras? Y al mismo tiempo, esa decepción también me recuerda que el camino seguirá siendo duro y difícil y vuelven mis fantasías de vivir debajo de un puente.
He pasado la mañana bajo un estruendo infernal, he ido al edificio de al lado (que no guarda la distancia necesaria con el nuestro) y los obreros, gente muy amable que soporta ese horror sin casco ni protección alguna, me han dicho que el fragor duraría seguramente sólo hasta el viernes (aunque el piso parecía una cueva con meses de obra por delante), yo he escrito tapándome los oídos.
He vuelto a María Zambrano Las palabras del retorno (ayer lo vi y no resistí, creo que alguien me lo recomendó hace poco), leo La realidad y el deseo, he colgado en la pared la foto del gato entre libros (y además de la poética de Català Roca veo al amigo que me la ha regalado y su alegre acogida de ayer y sus elogios a mi aspecto), he leído a una amiga -generalmente pragmática y no dada al wishful thinking- que andando por la calle vio muy claro que yo obtendría el reconocimiento que ella cree que merezco, he acariciado a Gilda, he recibido a G. y su espíritu joven y veraniego, he leído de otro amigo una frase sobre los falsos y verdaderos profetas, me he puesto mi vestido inglés falsamente chino y ahora está ya el horno encendido para el pescado de los amigos que vendrán a cenar.
Mi audiolibro Crucigrama ha llegado a La Central y pronto estará también en Xoroi. Es una forma de lenta resistencia contra el olvido.
Tengo la suerte de que mis amigos creen en mí más de lo que yo creo; están convencidos de que no se cumplirán los malos augurios de Jacques le fataliste y de que sí hay esperanza para mí y para mi escritura. Me mandan la frase de Juliana de Norwich: "And all shall be well, and all manners of things shall be well." Mañana veré a quien me ayuda con el dolor del brazo y pasado veré a quien durante años me ayudó a limpiar el espejo, a quitar las telarañas para ver detrás, para discernir lo invisible, para mover las rocas del inconsciente. No hay garantías de nada y es verdad que, para mí, éste es un año misterioso, de avances y retrocesos, de dolor y de fortuna, tantas contradicciones en una combinación inesperada. "No dejes de escribir, necesito tu escritura", me ha dicho alguien en otro idioma. Otro me escribe al dorso para decirme que se ha comprado mis dos últimos libros y que está deseando leerlos y que se los firme el lunes. He estado escribiendo, o mejor, reescribiendo un trozo de mi libro de paseos. La luz es magnífica y al salir voy mirando balcones y fachadas, soñando con veranos del pasado. V. me ha escrito desde Madrid, dice que el calor es "de Córdoba en agosto".

12 comentarios:

Ephemeralthing dijo...

"Soñando con veranos del pasado", estos días de plena primavera, ¿hay mes más agradable y hermoso que este?, me resulta inevitable el evocarlos, no tanto recordando situaciones y personas sino olores, sonidos, solo percepciones. El piar de las golondrinas al acabar el dia, justo ahora se han callado para dar paso al aire acondicionado del local de "bodas y banquetes" de la calle Mallorca, crea una atmósfera favorita.

Anónimo dijo...

Yo creo que simplemente la creencia en la escritura, y la posibilidad de llevarla a cabo, es suficiente para alejar cualquier pensamiento de derrota, y la traducción es una forma casi elevada de reescritura oculta, como los gerogíficos griegos, o casi como el latín será en un futuro. el pensamiento en la posibilidad y capacidad de escritura es algo imbatible e indestructible por ninguna otra causa. O eso debería bastar...la necesidad. La realidad y/o el deseo.
iluminaciones.

Belnu dijo...

No, no hay ninguno, Eph. Incluso cuando vivía enjaulada en la infancia era feliz cuando llegaba este tiempo y las bandadas de estorninos pasaban murmurando ruido de besos por mi lado, y las golondrinas pequeñas, las que suelen anidar en el patio de la lavadora, también eran frecuentes, y sobre todo la luz... y yo soñaba con el verano, con el mar, como si hubiera felicidad para mí más allá del paisaje y de los cuentos.

Belnu dijo...

Me gusta lo que dices, Iluminaciones, aunque traducir sea un trabajo tan miserablemente pagado que si el texto es difícil salga más rentable fregar suelos. Ése es mi problema. Me gustaría traducir, si pudiera simplemente dedicarle las mañanas y escribir por las tardes, pero para pagar lo básico hay que traducir sin tasa, hasta la noche, y luego no queda energía para escribir.

dante b. dijo...

supongo que me he perdido algo...me siento como alguien que ha dejado un teleteatro con la protagonista a punto de lograr todo lo que desea y al volver, perdido algún capítulo, se la encuentra sola y desterrada...no se si es una comparación inteligible, sin embargo es tal cual lo siento.
Llevo unos días de agobio que me robustecen y cansan al mismo tiempo y te había dejado feliz y gozando de varias cosas positivas, ¿qué ha pasado?
Cuanquier cosa sea lo siento muchísimo.

Belnu dijo...

Creí que me estaba curando del brazo; me equivocaba. Creí que podría vivir sin traducir 14 horas diarias, también me equivocaba. Creí que la batalla del azufaifo y su reflejo mediático me había ayudado en cierta manera; también me equivocaba. Creí que podía fiarme de alguien, pero no contaba con la mezquindad que da el miedo. Creí que podría abrir las ventanas y trabajar en un relativo silencio, exceptuando la radio insidiosa de mi vecino; pero no, han vuelto las obras y el estruendo es desesperante. Tendré que encontrar soluciones, una a una, como quien resuelve jeroglíficos, pero sin esa claridad y con sus inconvenientes.

Bel dijo...

Todo, del principio al final podría suscribirlo, de las sabias conclusiones de T.S. Eliot, a tu preciso modo de poner palabras a ESA percepción, esa luz que recuerda veranos del pasado, incluso los no vividos.
Gracias.

Belnu dijo...

Gracias a ti! No sé si debería preocuparme, te llamas Bel como yo y lo suscribes todo... ¿Será que me he desdoblado? Me aliviaría que añadieras algo distinto, o un rastro para comprobar que no era yo misma... :)

Anónimo dijo...

sí, perdón por la errata, jeroglíficos griegos..
Bueno, dicen que las dificultades hace a uno más fuerte, pero claro, llegan también a cansar.. Hago la comparación: traducción con la danza o el teatro también en déficit de presupuesto. Yo conocía a una bailarina que trabajaba de camarera, limpiaba portales y estudiaba danza, creo que ahora es fotógrafa de eventos teatrales.
iluminaciones.

Belnu dijo...

Hay un momento para cada cosa. Yo he traducido tanto! Tantos años... y ahora el deseo de escritura es tan grande, yo quisiera si acaso dar conferencias, colaborar en más medios y escribir, pero por lo visto no es posible, y la traducción significa para mí de momento volver a renunciar a la escritura. Y mi brazo/cuerpo se rebela...

Isabel Mercadé dijo...

No he dejado de sonreír con tu respuesta. Lo siento, tienes todísima la razón. Aquí y allá quedará hoy el rastro. Y para que no te despisten algunos aspectos de mi perfil (como los egipcios, los perfiles no son más que una abstracción)añadiré que, no sólo me llamo Isabel, sino que compartimos también ciudad y, probablemente, si no año, por lo menos década de nacimiento.
Con afecto.

Belnu dijo...

Y yo escribí dos reseñas de Clarice Lispector en La Vanguardia... eso también es algo en común