Foto: I.N., G. ayer, en un momento pensativo, cuando me acompañó en moto a uno de los itinerarios urbanos de mi libro, 2009
Siempre simpaticé con las holoturias, esos misteriosos animales marinos que, a la vista de un potencial enemigo, vomitan sus vísceras "junto con los tubos de Cuvier, una maraña de tubos pegajosos que contienen sustancias tóxicas y se quedan pegados al posible predador, y eso da a la holoturia tiempo de huir. Las toxinas debilitan los músculos de su enemigo y si los tubos de Cuvier entran en contacto con los ojos, pueden incluso dejarlo ciego. Para hacerse una idea, si 30 gramos de esa sustancia tóxica se disuelven en 3 litros de agua, todos los peces que se encuentren en esa agua mueren en unos 30 minutos. Y la holoturia regenera sus tubos de Cuvier."
Sé que he utilizado a veces metafóricamente esa estrategia; recuerdo un internauta empeñado en conocerme y al que no me unía ninguna afinidad cultural, y exasperada, procedí a arrojarle algunos de mis tubos de Cuvier, material casi radiactivo de mi adolescencia, para quien no sepa procesarlo, que se le adhirió y le dejé forcejeando con ello mientras yo huía. En este uso metafórico, la ceguera es sólo momentánea y en algunos casos, según me han dicho y como por carambola, acaba propiciando el despertar de un tercer o cuarto ojo, de modo que, como diría el Yi Jing, no hay perjuicio.
He hecho de mi biografía material literario, la construyo, la recombino, la recorto, la proceso fragmentada y busco su verdad literaria en otras verdades, la verdad de la ficción. A algunos, los que no me entienden, eso les resulta desconcertante, lo leen literalmente, creen que quiero discutir con ellos cosas que yo simplemente utilizo como pretexto o que les he dado la opción de entrar en terrenos particulares, o que todo lo que está escrito ocurrió de esa manera o que pueden pedirme cuentas como si mi yo literario quedara fijo para siempre y el pasado no fuera reinterpretable y mutante, constantemente, o me ofrecen algunos hechos suyos como si quisieran convencerme de algo, y a otros les repugna, les ofende, me hablan como si yo fuera protagonista voluntaria de un programa de telerrealidad o quién sabe qué, y por alguna razón misteriosa, algunos de ellos (otros no, y es lógico que así sea) siguen leyéndome y me lo dicen, me reprenden, intentan corregirme o no pueden dejar de expresarme su desdén en cuanto pueden. Otros conectan, leen, lo entienden como lo que es, una construcción literaria con su propia verdad y sus limitaciones. Y esos se convierten en interlocutores.
Con esto no estoy diciendo nada del interés o la calidad de mi escritura, que es discutible y en ese terreno entra la subjetividad de quien lo lea. Todos los que escribimos tenemos algún lector, todos los que nos exponemos somos observados, ignorados, admirados y hocicados, en distintas proporciones, por humildes que éstas sean... He tenido interlocutores antiguos que no han llegado a aceptar mi yo escribiente, que hablan como si no existiera y si me leen, no dicen nada. A ellos me atan lazos del pasado, que no pueden fortalecerse a medida que lo escrito no sólo gana terreno a lo vital, sino que se imbrica en una maraña trenzada...
Pero también es verdad que yo, como holoturia terrestre, cuento fragmentos más obvios de esa biografía a mis interlocutores como forma de interrogarme, de pensar en voz alta. Algunos no saben qué hacer con esas pequeñas partículas de magma ardiente. Otros creen que, por alguna razón, les he elegido para que hagan algo con ellas. Yo sólo extiendo mis interrogantes e interpelaciones porque así, en ese monólogo compartido o con suerte diálogo, surgen ideas -suyas, mías, de los muebles que nos escuchan, de un secreter misterioso, como dijo L., de las hojas de árboles que tiemblan con el roce cuando el pájaro arranca a volar, por diminuto que sea-, ideas suyas que rompen la limitación de mi soliloquio, que abren otros caminos, y surgen también más ideas mías de escritura, algunos recuerdos refoulés, que piden ser atendidos con urgencia y obstinación, imágenes que me acosan, quién sabe qué.
Y a veces esos pedacitos de mi humilde materia volcánica se convierten en metralla, pulverizan algo, despiertan ecos insospechados en otros, no porque sea especial ni importante, sino porque todos tenemos cosas enterradas que pueden emerger en cualquier momento. Y si mi interlocutor es escritor y decide reescribir su proceso, puede hacerlo legítimamente, puede gustarme o asustarme o repelerme, todo depende de ese espacio mental de intersección, de su generosidad, del azar y las necesidades de su escritura. En general elegimos bien a nuestros interlocutores, aunque a veces los confundamos con personajes de nuestras ficciones, pero suele haber una conexión que persiste, una conexión extraña cuando son desconocidos y los encontramos de pronto, sin saber quiénes son los reconocemos, nos reconocemos, como si hubiéramos frecuentado los mismos lugares, como si les recordásemos del Hades y alguien, la máquina de Gondry, nos los hubiera arrancado de la memoria mientras dormíamos. En esos casos, el reconocimiento resulta emocionante, una especie de triunfo contra la desmemoria y las leyes de la lógica.
No tengo tiempo ahora para más links, pero los pondré luego...
21 comentarios:
Y tú debes felicitarte por ese logro, que muchos compartimos, aunque sea de forma callada. En los encuentros, a veces, una de las partes permanece en la sombra, pero no pienses por eso que la escritura se convierte en un solitario con una baraja trucada, o en un monólogo alienado, como la prosa de Beckett. Muy al contrario. Algunos (muchos, espero) te leemos porque tu ficción nos dice mucho de nuestra verdad, y esa transferencia -créeme- no es veneno de holoturia.
Un abrazo
Gracias, JML!!! Ya sabes que para mí es una alegría que tú me leas, y que elijas aquello de lo que hablarme o responderme, pues los ecos de las palabras de los otros son misteriosos y van rodando, como esas bolas de heno gigantes en los campos americanos...
"Tu ficción nos dice mucho de nuestra verdad "o verdades.
Me gusta esa forma de expresarlo y me adhiero. Supongo que debemos ser muchos los que te leemos así.
En Sant Jordi te vi un poco agobiada y, porque no decirlo, casi no me oías. Por eso opté por darte tu rosa y con ella las gracias por compartir tanto con tus lectores más o menos silenciosos.
Más que holoturia, te veo como una corriente marina-literaria que nos hace trabajar intensamente. No recuerdo que lector hace poco hablaba de brisa en referencia a como le alcanzó tu post, a mi me pasa igual. Como mucho algunas veces es huracán, pero no hay toxinas.
Me gustó mucho Crucigrama y tu dedicatoria en La Plaza del Azufaifo, así que esperaremos tu nuevo libro…
Escribe y no te canses, please
Black Adder
Muchísimas gracias, Black Adder! Es todo un homenaje, y en fin, tú que conoces más que yo el mundo de las holoturias y las corrientes marinas... Ja ja, claro que apenas te oía, con los dos oídos tapados me fui convirtiendo en otra! Ahora me parece haber vivido un sueño, qué distintos somos con un sentido tapado... Justamente estaba escribiendo hoy de cuando tuve que estar a oscuras, con los ojos cerrados, durante toda una tarde, qué experiencia misteriosa también y de humildad en cierta manera. Gracias por leerme y por tus palabras; a veces dudo de la continuidad del blog (ayer mismo) pero no sé remediarlo, y en otoño saldrán mis cuentos y a ti aún te queda, si no te saturas, Si un árbol cae...
Dicen que perder un sentido aguza los otros, aunque sea efímero... interesantes experiencias.
En nuestro pequeño mundo hay mucha gente que padece atrofia intelectual o ética, o ambas, y viven. La falta de sensibilidad es norma y la cultura es más un producto que una actitud vital. Así que tu blogg es de los pocos consuelos que tenemos la gente “anormal”, que intentamos pensar de vez en cuando, vivir con una cierta ética, que nos sabemos incultos y que incluso sufrimos por la suerte de un Azufaifo…así que ya sabe Vd. Madam, nada de abandonarnos.
Leeré Si un árbol cae… con tiempo. El tema me recuerda mucho las vivencias de la Guerra Civil que, en pequeñas dosis, me contaban mis abuelos y sus amigos, y me hacían ver como real el corazón de las tinieblas conradiano, y como doméstico su horror.
Que generación perdida, con mucha gente sabia. Buscaré un libro descatalogado escrito por un amiguete mío ya fallecido que fue piloto y supo explicar con sencillez y sobriedad, sin ira, cómo se te queda el alma cuando pierdes dos guerras, una posguerra y buena parte de tu fe en la condición humana. Cuando lo encuentre te lo dejaré en tu librero favorito.
Black Adder
Gracias otra vez, Black Adder, pienso como tú. Como ya sabes que ese tema de la memoria me interesa y me encantará leer ese libro del piloto... Viste Sierra de Teruel? Supongo que sí. Al leer lo de tu piloto he pensado en aquellos...
Sí, pero te confieso que he valorado muchísimo más haber tenido la suerte de recibir los testimonios en primera persona de los pilotos reales. Ya casi han desaparecido, pero a partir de la transición me sorprendió muchísimo que “el sogre del forner”, o el "senyor que arregla ràdios", o el "iaio de la imprempta", en un pasado no tan lejano fuesen algunos de esos personajes de Malraux, héroes caídos o camuflados por obligación durante décadas. También me gustó conocer la versión de los pilotos del otro bando. Comparar, sacar conclusiones.
Aun quedan dos o tres pilotos de Mosca y de Chato que salían a intentar detener los bombarderos italianos en el 38 y el 39, casi olvidados.
Black Adder
Sí, sí, yo te envidio esa posibilidad de escuchar de primera mano las historias de esos pilotos. Si éste no fuera un país vencido, donde siguen mandando los mismos aunque contenidos ahora por instituciones más o menos democráticas, esos pilotos habrían estado en todas las tvs, y se están muriendo sin haber apenas hablado. Yo vi a varios maquis catalanes y de todo el país en la tv francesa, octogenarios y ahora ya nonagenarios, gente a la que hemos dejado morir sin escucharla
No hay nada que me de más miedo y pereza que los "debates de ideas".
En su lugar escojo el disfrutar de las divagaciones, o no divagaciones, del discurso subjetivo, sentido y dicho con honestidad y extraído de realidades. ¿Será que prefiero, sin ser consciente de ello, la acción a la teoría?.
No me importa ni me angustia el saberlo.
No soy quien para reclamarle nada pero no abandone este espacio 'si us plau'.
Aunque sigo sintiéndome un poco intruso en esto de los blogs, tengo ciertas tendencias 'dissacrantes', y en ocasiones tampoco he entendido bien su uso metafórico de 'la estrategia de la holoturia', me está gustando mucho leerla aquí y fuera.
me encanta esta reflexion
Isabel..
me encanta y me asusta la idea
del interlocutor por que
a veces si no elegimos bien
nuestra voz se distorsiona en sus
oidos y sus respuestas nos distorsionan la mente y hasta el
corazon.
Despues de unos meses de muy
buena comunicacion via escritura
con un ser..
este se revolvio tanto en una
conversacion real aunque telefonica
que me hizo perder el sentido
del Norte.
Y no habia vuelta atras para
ese mal entendido.
La realidad y la ficcion
se mezclan en la escritura
y como tu dices crean una
realidad en si que a veces
aunque proceda de algo ficcional
llega toca y hiere ( digo hiere, por lo de la creature marina..)
Toca las cuerdas la nota escondida
u olvidada que es real y no fantasia en nuestro interior.
El blog para mi debe ser dialogo
y confundirte con una consejera
o con una reality show hiper real
no parece lo mas ideal.
Pero la ilusion de la comunicacion
tambien crea sus Monstruos.
Yo soy una interlocutora timida, pero interlocutora soy al fin y al cabo.
Yo pienso que hace mucho que no encuentro interlocutores. No los reconozco o ellos no me reconocen a mi. Creo, en mi optimismo o desvario, que existe una razon para ello. La razon se me escapa pero a veces pienso que "algo" quiere que este sola. Por ahora. Y yo con eso me consuelo.
Eph: ¿por qué lo dices? A qué debate te refieres? Yo no propuse ninguno..
Gracias, Qualunque, de momento estoy viciada, no sé dejarlo
Esther, gracias a ti también, te comprrrendo!
Emma: A veces hay épocas que son misteriosamente así, a veces necesitamos introspección y solitariedad, a veces... Pero los que trabajamos en solitario, casi siempre necesitamos interlocutores, y la escritura, en cierta fase final, los exige!
Interesante esa metáfora de la holoturia y los intestinos autobiográficos.
La maniobra de expulsión de los tubos de la holoturia es espectacular, la recuerdo de mi época de submarinista.
Serán de venenosos pero a la vista resultan precisos: son de color violeta fluorescente, y brotan como una fuente.
Sabía que tenía que ser bonito! Me alegro de que pudieras verlo, Friks! Y la verdad es que tal como me siento hoy, ya me gustaría convertirme realmente en holoturia en un mar no contaminado... He visto unos cangrejos rojinegros preciosos esta mañana en artetv que se desplazaban un buen trecho por montañas rocosas a la sombra de árboles, me han animado bastante, tan energéticos...
holutoria!
ahora entiendo muchas cosas...
gracias por venir,
un esfuerzo que sólo dios podrá compensarle.
Holoturia melancólica hoy
Es curioso, como dices, que un cangrejo nos pueda solucionar una duda, o que nos refleje algo que no habíamos visto de esa forma. Los animales nos muestran o corrigen en ocasiones, o nos dan pistas sobre algo. Además de que el paisaje sea bello...
Yo también espero seguir leyendo aquí..
iluminaciones.
Gracias, Iluminaciones. Estos días dudo otra vez de todo, se acaba mi moratoria económica y mientras forcejeo con las no-opciones, intento no dejar de mirar esos otros mundos que ayudan a salir de círculos viciosos de pensamientos, o del veneno de algunos humanos!
zbel, "pensaba en voz alta", y solo, sin considerar si alguien me "escuchaba". Fue lo que me sugirió la lectura de tu entrada, en tu escritura no hay el ánimo de convencer o debatir, si de exponer, si de comunicar, o eso percibo yo y así lo expresé. Disculpa el atrevimiento.
Estás en tu casa, Eph, tú sí puedes
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