viernes, 30 de mayo de 2008

Vuelta



Foto: I. N. Ses coves, 2008

No voy a decir que no haya echado de menos la conexión con el mundo, ni este espacio donde asomarme, ni la sensación de poderme tomar mi té chino con el agua indicada para desayunar, ni mi movilidad urbana. Pero en vez del ruido espantoso de estas obras interminables (ahora están rompiendo el suelo del portal, lleno de sacos de cemento; mi nombre ha desaparecido de los semidestruidos buzones, el cartero echa las cartas por encima como si sembrara y nosotros tenemos que saltar una zanja para acceder a esos montones), y del polvo y el campo de grúas y fealdad que es ahora esta zona de Sant Gervasi, he comprobado que en esa isla (la parte norte es Reserva de la Biosfera, y eso ha servido para preservarla, a pesar de los terribles polígonos que ahora rodean Maó, y de la contaminación lumínica) aún existe la naturaleza y la quietud, que se puede vivir rodeada de un aire vibrante de pájaros, con caminos luminosos cerrados con "tanques" (las puertas al campo de Octavio Paz) y muros de piedra seca, caballos que se acercaban casi a saludarme en el camino al borde de sus cercados, un dragón precioso gris oscuro, con su arrogancia prehistórica en las ramas de un oleastro, conejos que salían huyendo locamente en una representación del "Br'er Rabbit" de Uncle Remus (arráncame la piel, abrásame vivo, pero sobre todo nunca me arrojes a los espinos, decía el conejo preso, y sus incautos captores le creyeron y le liberaron para que él pudiera reírse del zorro: "Bred and bawn in de briar patch, Br'er Fox, bred and bawn"... Cómo me costó entender esa cita, entonces, sin Internet, en cambio ahora se tarda un momento en identificar el deje afroamericano y sureño que Chandler Harris puso a sus animales: "Nacido y criado en el campo de brezo, hermano Zorro, nacido y criado"), tortugas camufladas con los colores del terreno, árboles arqueados contra el viento, matorrales bajos que a la puesta de sol componían una especie de fisonomía de sabana africana, palmeras desmochadas y mar al fondo, siempre mar de la isla.
He andado bajo la lluvia asombrada de la intensidad de los verdes para llegar a un insólito cibercafé de nombre árabe donde un inglés calvo me propuso que cantara por las noches en su local, y yo imaginaba esa otra vida, desaparecida de la vida urbana, cantando allí para unos cuantos ingleses, en un patio con palmeras. Al volver, un joven payés de ojos verdes y camioneta blanca me ofreció llevarme a casa, y mientras declinaba, detecté esa mezcla de timidez y deseo contenido y pensé que tal vez mi antiguo éxito en el mundo rural se mantenía pese a los años, ¿o es que existe la pura bondad? ¿O tal vez se trataba de aquella versión cristiana de los créditos universitarios, y aquel joven quería ganar indulgencias plenarias para un cielo con música de pájaros? En Vojvodina, en la casa de escritores serbia, todos me pedían que intercediera ante el guardés, al que consideraban un hueso duro de roer, pero que tenía una debilidad conmigo y me preparaba verduras y me traía panes de cominos que la poeta rusa y el nacionalista de Boka Kotorska codiciaban. Y es que, de pequeña, según contaba mi madre, yo era la favorita del lechero de Roses, que decía: "Todas son guapas, pero la rubia se lleva la palma", y a mí me daba mucha rabia oír esa frase, que producía hilaridad general, y juzgaba aquel extraño éxito rústico como los milagros de aquel ángel de un cuento de García Márquez, que no concedía nunca lo que se le pedía, sino otra cosa. Es decir, uno que necesitaba dinero, no lo conseguía, pero le crecían un par de alas. Por ejemplo. Y yo crecí convencida de que lo mejor era oscurecerme el pelo para cambiar aquella condición distinta, que sólo me servía -a mi modo de ver de entonces- para granjearme la hostilidad y las burlas de Anastasias, Drizellas y Rottenmeyer. Alguien (alguien que enloqueció por completo) dijo de mí que era una ilusa y tenía razón.
En esa quietud menorquina, mientras mi anfitrión, que se ha construido con su habilidad y su esfuerzo una gran casa solariega con un terreno que llega casi hasta el mar, trabajaba por ahí, yo empecé a integrar las correcciones que el editor minucioso ha sugerido para mi libro balcánico, y al releerlo, me gustaba, sentía aletear mi deseo de que todas esas conversaciones y viajes y relatos de guerra y reflexiones balcánicas se publiquen por fin, y me sentía agradecida de su buen tino, con rarísimas excepciones (en realidad, sólo disentimos en dos tipos de comas, pero no se puede pedir todo). También leí y reseñé un libro para La Vanguardia que aún no he enviado. Y leí atentamente los periódicos y planeé escribir en Polis muchos artículos sobre cosas que me indignaron y que ya casi he olvidado.
Una tarde, mi amigo de la isla y yo fuimos a buscar a los tres asnos que viven en su tierra. Son preciosos, uno en especial, con el pelo largo y gris, el más simpático de los tres, muy elegante, se quedó conmigo para que le acariciara mientras los otros dos corrían hacia el barreño de hojas de alcachofa y pan seco. Luego les alcanzó con un trotecillo ligero y casi arrogante.
El paisaje y la quietud me han producido momentos de rara felicidad. Otra tarde, al pasar junto a la cerca donde pasta un grupo numeroso de caballos que pastaban distraídamente, uno avisó al otro de mi presencia, y de pronto, todos se volvieron a mirarme y se alinearon muy serios frente a mí. En aquel momento, con todos los caballos observándome en una hilera horizontal, me entró la risa.
Más allá, al otro lado del camino, una yegua solitaria en su cercado, enmarcada por palmeras de fondo, se acercaba cada día y se dejaba acariciar tímida y nonchalante. Un día aprovechó para mordisquear una mata de hinojo. ¡A mí me encanta el hinojo! (Y también el hinojo marino, que vi crecer bordeando Ses Coves). El último día llovía intensamente y la yegua castaña rojiza no quiso salir de su refugio bajo el árbol, pero fue volviéndose poco a poco para no perderme de vista ni un momento. Hay algo mágico en los caballos y su forma de mirar a los humanos, pensé yo (recordaba las historias de aquella "susurradora de caballos" del libro de Jane Smiley, y también esa otra de la que me hablaron por aquí, que no se ducha y duerme con ellos para que confíen en ella, pero eso implica la desconfianza de los humanos!), mientras me alejaba.
El inglés del cibercafé, que tenía horarios libres ("Como es inglés", me dijo la del kiosco, como una japonesa hablaría de un gaiyín, loco diablo extranjero, "tiene otros horarios"...) me preguntó si no tenía ningún libro traducido al inglés, para que él pudiera leerlo. Quería invitarme a algo "to warm you after so much rain", pero yo le dije que tenía calor, sólo le dejé invitarme a agua, pero se empeñó en enseñarme las habitaciones y en anotarme los precios, por si un día quería estar allí, "a 5 minutos del mar". Yo me asomé a esos espacios para imaginar, como siempre, otras vidas posibles.
Y el último día, ayer, expulsada de la casa por razones incuestionables y exiliada en la casa vecina, en las ensoñaciones soleadas de otra piscina, con el aire lleno de pájaros, intoxicada de tanto leer y de tan maravillosa lectura (È difficile parlare di se, Natalia Ginzburg, que leo para mi conferencia del día 12 en el Ateneo, donde Lydia Oliva hablará de Giselle Freund y yo de NG, y también emborrachada de beber con los ojos ese paisaje que parecía dibujado, los árboles bajos acariciando el suelo y los arbustos oscuros y el campo amarillo desmelenado y hasta la palmera desmochada, la que indica hospitalidad para los antiguos musulmanes, parecía cepillada por una mano invisible, empecé a dejar que salieran al fin gérmenes de nuevos cuentos a mi cabeza y los anoté en mi cuadernillo negro, sorprendida de mis temas y mi deseo de rescatarlos. Y mientras los pájaros cantaban con mil voces distintas, unos silbando, otros ululando, unos roncos y otros metálicos o agudos y chirriantes como columpios oxidados y los grillos y el vuelo sutil de los insectos, yo sólo añoraba escribir en una hoja grande, sobre una mesa, o mejor, volver a la ciudad y a mi ordenador conectado a los amigos, o también soñaba con una yo conductora que recorriese la isla y revisitara nuestra vieja casa de Ciutadella, a pesar de aquellas cucharachas voladoras (paneres) que nos asustaban de noche en la cocina. Y anhelaba ya haber pasado la pesadilla de los aeropuertos, soñaba con viajar como la Bella, que para dejar a la Bestia sólo tenía que cambiarse el anillo de dedo en la cama y despertar en la mía, y me veía los colores de mi ropa prendidos del sol poniente y bailando con la música loca de los pájaros. Y los árboles negros se reflejaban en la cocina y la higuera lanzaba ráfagas de ese olor de mi infancia y todo parecía tan calmado y elegante y yo me consolaba pensando que volvía a un lugar feo y ruidoso donde algunos entienden lo que escribo y me leen.
Y también soñé que revisitaba la casa que fue de mi padre, "La Argentina", donde murió su segunda mujer y que acabó malvendiéndose. La casa, que salía muy bien dibujada en los mapas de la isla, seguirá conservando tal vez su belleza, a pesar de que el terreno alrededor se ha degradado irremisiblemente.
Al llegar, en Vasos Comunicantes (la revista de ACETT) me dicen que publicarán en castellano el texto de mi conferencia en La Pedrera. Lo estoy traduciendo y me alegra que salga ya, me reconcilio con ese texto que en su día me pareció difícil de encajar, entre mis extrañas vidas de traductora intrusa y la apoyatura de las citas en las que me columpiaba y lo simbólico que me envolvía como un mantillo. O como un bosquecillo. O una gruta. Fue a raíz de aquella lectura cuando el poeta CHM, tras comentar, "T'han aplaudit molt!" me escribió que había leído demasiado deprisa y él lo interpretaba como una forma de despreciar al público, lo cual me causó desolación y desconcierto porque yo, en cambio, me sentía acunada por la tensión que me producía la presencia del público, y aunque sé que corría demasiado (temiendo ser excesiva), les notaba todo el tiempo allí y no les desdeñaba, aunque les temiera un poco porque no era mi terreno. CHM añadió, generoso, que, de todas formas, si hubiera leído mejor, los aplausos habrían sido tan atronadores que habría caído el techo (de dunas) de la sala, y eso habría sido catastrófico. Y Dolors Udina, a quien CHM llama "la reina de la traducció", me dijo, a propósito de esa misma lectura y de mi ritmo acelerado: "Em sembla que forma part de la teva manera i a mi, personalment, em fa estar molt més atenta per no perdre'm ni una paraula... Per cert que la Montserrat B, una col·lega de la facultat, molt estudiosa, em va dir que normalment pateix quan algú parla de pressa però que en el teu cas va trobar que no podia ser d'altra manera, que el ritme era l'ideal." También una blogger me comentó que ella siempre lee mis textos deprisa y le gustó que yo los leyera al mismo ritmo, como si ésa fuera la forma adecuada. Y es que casi todo es subjetivo.
He visto a mi editor, de Melusina. La publicación de La plaza del azufaifo es inminente. Queríamos presentarlo en la calle, pero el Districte Sarrià - Sant Gervasi nos pone algunos obstáculos. No se pierdan el próximo episodio.
He ido a buscar unos librillos y por el camino me iba leyendo Metis, de Mireia Mur (ella secreta, oculta con ese segundo nombre, sin foto). Al principio iba doblando las paginas donde encontraba algo que me tocaba, pero al cabo de poco he visto que las estaba doblando todas. Y al lado la traducción castellana, de lujo, casi siempre luminosa (Ramon Balasch y Andrés Sánchez Robayna!) Iba reconociéndola con fruición en sus imágenes poderosas, en ese fuego febril que parece recorrerla como un nervio y dibujar su forma delgada y flexible, en su humor negro, que está en esa mirada suya siempre burlona, en la mezcla de dolor, humor y melancolía, en esa energía oscura y llameante, específica suya, entre la desesperación y la carcajada y la construcción materno-cotidiana y la voz que canta maliciosa, en sus múltiples yos: aquella que escucha las palabras que hay detrás de tus palabras, o la que, con las manos en la falda y la cabeza ladeada, pide a ese tú que la deje arrodillarse y morir para volver con las cuencas de los ojos llenas de serpientes y devorar a todos los hombres, o la culpable en el campo de asfodelos, o la que se enroscará en la columna del tú y será su eje, la vertical de su vida, o ¡las larvas del sarcasmo! Su libro es la afirmación de una voz, una voz libre y potente, que se pregunta y asombra y exaspera y burla y apasiona, que interpela al lector, que me ha interpelado a mí y me ha hecho preguntarme, me ha sacudido y por eso sé que es bueno y que Mireia Mur tiene que seguir escribiendo, escribiendo lo que quiera, pero ahora ya no puede ni debe parar. Ha sido un descubrimiento, he vuelto sin querer, directamente, al primer día que hablé con ella por teléfono. Tuve que llamarla para una traducción conjunta y hablamos y hablamos hasta olvidar la traducción aquella, pero no todas las demás, las que fuimos traduciendo en el aire a partir de entonces, para los museos, cuando cada una convencía a la otra de su solución y las cambiábamos simétricamente, cada una admirada del brillo de la otra... Hasta que quien supervisaba aquel trabajo decidió acabar conmigo, descalificándome y retándome a abandonar.
Y ahora vuelvo al sofá a leer, que me queda una hora escasa antes de la tertulia con un amigo...

19 comentarios:

frikosal dijo...

Estupendo que hayas vuelto. Debe ser fantástica Menorca en primavera, como me gustaría poder visitarla y ver esos dragones. Me parece muy acertada la arrogancia prehistórica.

Belnu dijo...

Sí, creo que es una época perfecta para las islas. Si tú apruebas la definición, me quedaré satisfecha, ya que los conoces mucho mejor que yo. Si vieras lo bien que se ocultaba y corría por las ramas de ese tronco, como una prolongación suya... pero yo le había visto!

Dante Bertini dijo...

me gusta tu recorrido entre animales, como si estuvieras presa en un zoo más humanizado que los habituales.

odette farrell dijo...

Bienvenida Zbelnu... creo que eres otra después de ese viaje mágico, no sé pero pienso que viviste una historia de García Marquez :)))

Belnu dijo...

Gracias, Cacho! La verdad es que me parecieron muy simpáticos y hospitalarios los animales...
Pues gracias, Odette! No me pareció a mí un viaje mágico, sólo una breve incursión comprobativa en la naturaleza (que aún existe pese a los esfuerzos contrarios) y en otras vidas posibles (como siempre que me muevo o que miro por una ventana o que escucho a alguien). No creo que haya sido suficiente para cambiarme, me han cambiado más las ciudades balcánicas o incluso mis viajes al pasado en Cadaqués.

nomesploraria dijo...

i dò!

Belnu dijo...

Què fas aquí que no ets a Juià, Nmp? I tan lacònic, més o manco?

nomesploraria dijo...

He tornat per anar a sa festa d'aniversari de's meu germà. T'he d'enviar una foto de tanques i també un dibuix.

Belnu dijo...

Sobretot el dibuix!

nomesploraria dijo...

Mira una tanca i el far de Cavalleria

Belnu dijo...

Oooh, que bonics, Nmp!!!!!

Lilian dijo...

"Y anhelaba ya haber pasado la pesadilla de los aeropuertos, soñaba con viajar como la Bella, que para dejar a la Bestia sólo tenía que cambiarse el anillo de dedo en la cama y despertar en la mía..., no te puedes imaginar como me identifico en estas palabras! Que lindo escribes Zbelnu, transportas a otros mundos con tus palabras.
Saludos--

Belnu dijo...

Gracias, Lilian! Es verdad que han logrado convertir los viajes en pesadillas para todos, y el mundo en una especie de internado represivo, y todo para nada, porque nunca esos controles impidieron ningún atentado... Ahora suprimen lo de los líquidos, todos sabíamos que era absurdo e irregular y un juez lo ha conseguido...

Anónimo dijo...

Fabuloso paisaje el que describes, paradisíaco parece. Y se agradece éste fragmento de literatura que nos ofreces.
impromptu.

Belnu dijo...

Gracias, Impromptu! Es realmente bonita la isla, parece mentira que se haya conservado...

Gise =) dijo...

Te dije que conocería Menorca este verano, y ahroa te digo que fijo iré, me has dado gaans de ir ya a relajarme a ver la naturaleza de la isla a escuchar sus pajaros...
Te imaginé por un momento con una nueva identidad aceptando la propuesta del dueño del ciber. Cantando en ingles para un publico multinacional. O como Ana de la pradera entre tantos animales que te recibieron bien, eso no es facil, ellos en general huyen de los que no conocen... Sabes lo que dices de cuando eras pequeña y te molestaba que te distinguieran por ser rubia, creo que es lo que me gusta de vos, la primer imagen que das es de una persona fragil,timida,casi intocable. Pero desde que te leo y después de conocerte eso cambio porque eres una mujer que no para que es fuerte, que es capaz de juntar firmas para salvar un arbol, que es sensible a lo que la rodea y que tiene buen gusto para disfrutar de lo que quiere como tomar te chino y pan recien horneado para desayunar.
Gracias por la mensión y creo que es así que si tu leyeras lento no serias tu, que en lugar de distraer la velocidad de tu lectura hace que atrape, quiza sea por tu voz dulce y melodiosa.
Te puedo proponer algo?? Porque no haces un apartado de todas tus publicaciones y libros que han editado y los que se editarán, tambien podrias contarnos allí donde te presentaras y si se puede ir como publico... No se a mi me interesa y quiza a otros tambien!!!
Espero que tu regreso a casa haya sido un poco más tranquilo y las obras no sean aún tan molestas...
Besikis y buen domingo!!!!

Belnu dijo...

Gracias, Gisela! Por todo lo que dices. También otro blogger me dice que debería poder poner links con mis libros para que se pudieran comprar directamente. Y yo por perezosa o por lo que sea, no lo hago...
A lo mejor me decido a intentarlo.
No sé si soy frágil o fuerte o una mezcla de las dos cosas, quizás como todo el mundo, pero lo que sí sé es que ya soy bastante viejuza (veterana) y eso es una ventaja a pesar de muchas arrugas inconvenientes.

Gise =) dijo...

Viejuza, arrugas???? anda ya!!!! Lo que tienes son las marcas que se te hacen cuando sonries, o quiza la de cerrar lo ojos cuadno te molestan los oidos por el ruido de las obras, anda que no tienes tantas arrugas...no exageres!!!!

Belnu dijo...

Yo hablaba metafóricamente, porque desde un punto de vista literal, ¡no voy a discutir eso en público! :)