jueves, 19 de febrero de 2009

Juan Goytisolo en El País

Foto: Javier Romero. Presentación de Si un árbol cae en La Central, 2009
TRIBUNA: JUAN GOYTISOLO El genocidio y sus fantasmas Como ahora en Gaza, los políticos europeos se escudaron en el "todos son igualmente culpables" para no hacer nada ante el cerco de Sarajevo y la matanza de Srebrenica. Se repite la misma musiquilla analgésica JUAN GOYTISOLO 19/02/2009 En un artículo aparecido en este periódico (La nueva trama de Sarajevo, 18-10-2008), Beatriz Portinari examinaba la actual narrativa de la ex Federación Yugoslava escrita por autores que vivieron las guerras en los distintos Estados que componían aquélla o que, oriundos de ellos, escogieron el exilio europeo o norteamericano y permanecen en él después de los paticojos acuerdos de Dayton, la independencia de Montenegro y de Kosovo, la muerte de Milosevic en La Haya y la captura de Karadzic. Antes del funesto Memorándum de la Academia de Ciencias de Belgrado y del discurso de Milosevic en el Campo de los Mirlos, la literatura yugoslava conocida fuera de las fronteras de la ex federación se reducía a un par de nombres: el Nobel Ivo Andric y Danilo Kis. Sin descartar los méritos y pasajes inolvidables del primero, la obra de Kis, judío de Voivodina -esto es, de una provincia periférica de Serbia, poblada de diferentes etnias-, refleja antes y mejor que nadie, en razón de su singularidad cultural y artística, la tragedia que se gestaba: su narrativa no cabe en los límites de la llamada literatura balcánica, pertenece, como la de Kundera, al núcleo de la gran literatura europea de la segunda mitad de la pasada centuria. El desencanto, la amargura y el humor negro respecto al nacionalismo patriótico y al relato heroico de la Gran Serbia desmonta avant la lettre la retórica de Dobrica Cocik y demás paladines intelectuales de la siniestra limpieza étnica. ¿Habría durado el cerco de Sarajevo 42 meses si los asediadores hubieran sido musulmanes? La implosión de la ex Yugoslavia afectó más a quienes no encajaban en ningún casillero étnico Como dice el escritor montenegrino Marko Vesovic, profesor en la Universidad de Sarajevo, a Isabel Núñez en sus Conversaciones en torno a la guerra de los Balcanes, sobre el núcleo de intelectuales serbios que alimentaron la retórica ultranacionalista de Milosevic, "probablemente ésta sea la única guerra de la historia plantada y dirigida por escritores". La única no, pero sí la más sangrienta y de efectos perdurables. La implosión de la ex Yugoslavia afectó especialmente a aquellos ciudadanos de la misma que no encajaban en ningún casillero étnico ni tribal, como el propio Vesovic ("Estoy viviendo en un país donde no existo. Estaba luchando por un país que ya no existe, que luchaba para que no lo fragmentaran y lo han hecho pedazos") o la sarajevita Ferida Durakovic ("No fue una guerra entre grupos étnicos distintos, sino entre nacionalistas retrógrados y gente que creía en otra forma de vida, más libre, abierta y tolerante"). Para Ozren Kebo, autor del conmovedor Bienvenue en enfer. Sarajevo, mode d'emploi, "Bosnia fue vendida y traicionada por la Unión Europea. (...) ¿Qué hicieron sus políticos para evitar la matanza? ¡Nada! Se sentaron a contemplar el genocidio y pronunciaron discursos huecos sobre la igualdad de culpas (de las partes implicadas). (...) Pero, según datos de la ONU, el 90% de los crímenes de guerra fueron perpetrados por las fuerzas serbias, el 7% por los croatas y el 3% por los bosnios". El resumen de lo acaecido entre abril 1992 y setiembre 1995 es exacto (¿habría durado el asedio de Sarajevo 42 meses si los asediadores hubieran sido musulmanes -laicos y democráticos- y los asediados cristianos?), y coincido con Kebo en que, fuera de las minorías ultranacionalistas de Belgrado y Zagreb, la guerra no respondía a un odio interétnico: éste se originó a causa de ella. La convivencia multiétnica de Sarajevo, defendida por el Gobierno bosnio, fue una víctima más del cerco. Como pude comprobar en mis recientes visitas a la ciudad, las distintas comunidades que componen su población tienden a vivir replegadas en sí mismas, y el voto municipal del pasado otoño confirmó mis temores: los partidos nacionalistas serbios, croatas y bosnio-musulmanes se afianzaron en sus correspondientes feudos de la República Srpska y de la Federación Bosnio-croata mientras que los partidos multiétnicos, como el Partido Socialdemócrata, retrocedían. Si las cosas han mejorado en Croacia desde la muerte de Tudjman -lamento tan sólo la desaparición del Ferald Tribune, el equivalente demócrata del Oslobodenje sarajevista-, las entrevistas de Isabel Núñez a varios escritores serbios reflejan las contradicciones dolorosas de una sociedad traumatizada por los desastres del conflicto y la aceptación acrítica de una buena parte de ella del discurso del odio de Milosevic y de sus asesores mitológicos. Mientras algunos reducen el conflicto a una "guerra de vecinos", como lo fue en bastantes pueblos de la Península durante la Guerra Civil española -"fulano no iba a misa, votó republicano"-, Slavenka Drakulic, de origen croata, apunta al odio patriarcal y rural de la ex Yugoslavia a las mujeres modernas y libres de los núcleos urbanos -como dijeron cuatro acusados de crímenes de guerra en el enclave musulmán de Foca, ellos no habían matado a nadie, "sólo habían violado" a varias mujeres, algo que les parecía natural y no constitutivo por consiguiente de delito alguno-, o el silencio y el negacionismo, tanto serbio como croata, de las tropelías y matanzas cometidas por el propio bando. Con mayor ironía y humor, Dusan Velickovic (Amor Mundi, Ed. Del Bronce, 2003) escribe: "Un bombardeo es el momento idóneo para poner en orden mi biblioteca". Como apostilla Isabel Núñez, "en Sarajevo, durante el asedio, muchos usaban los libros para calentarse ante la falta de electricidad en el duro invierno balcánico y elegían qué libros quemar primero y qué libros conservar a toda costa, convirtiendo el drama en un sistema de prioridades literarias". La entrevista más significativa del libro quizá sea la de Miroslav Toholj, novelista y editor del bardo-psiquiatra-genocida-curandero practicante de medicina alternativa, Radovan Karadzic. Toholj, ex ministro de Información de la República Srpska, tras descalificar la prejuiciada visión exterior de la guerra y exculparse de su participación en ella, afirma rotundamente que "su amigo es uno de los mejores poetas, no sólo de poetas serbios de Bosnia, sino de toda Yugoslavia". Ésta no era en modo alguno la opinión del crítico sarajevita que me entrevistó en un sótano en enero de 1994: según él, el criminal de guerra actualmente detenido en La Haya era un mero perpetrador de versos facilotes que, despechado con él por su opinión negativa de los mismos, bombardeó con saña con su artillería el piso del edificio en el que residía y del que tuvo que huir de estampía al comienzo mismo del cerco. Lamento únicamente que un libro tan oportuno como el de Isabel Núñez no haya recogido la opinión de quienes más sufrieron el asedio y lucharon con sus plumas contra él, como el poeta Abdulá Sidran ("lo único que se puede escribir hoy en Sarajevo es una crónica necrológica"), Zladko Dizdarovic (periodista de Oslobodenje, en el que publicaba su Diario de guerra), Asaf Dzanic (editor y traductor, comandante de la Armiya mientras duró el sitio), Nezad Ibrisimovic (novelista superviviente del destruido e incomunicado barrio de Dobrinja): como me dijo en 1995, él no quemó sus libros para calentarse, pero se sirvió de ellos para cubrir los huecos abiertos en las paredes de su domicilio por la artillería de Karadzic. Sus testimonios hubieran enriquecido el abanico de puntos de vista recogidos en el libro. No conozco toda la bibliografía documentada por Beatriz Portinari en el ya citado artículo, pero entre las obras que comenta yo escogería, por su valor literario, La cuestión de Bruno de Aleksandar Hemon (Anagrama) y, sobre todo, Sarajevo. Diario de un éxodo y Sara y Serafina de Dzevad Karahasan (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores). La huella fecunda de Danilo Kis es visible en ambos. En el plano estrictamente testimonial, resulta sobrecogedora la lectura de Postales desde la tumba, de Emir Suljevic (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores). Su descripción del exterminio de Srebrenica en julio 1995 entronca con la mejor literatura de los sobrevivientes del genocidio nazi: "Entre mi supervivencia y su muerte (la de ocho mil y pico varones musulmanes fríamente asesinados por Mladic) no hay ninguna diferencia porque permanezco vivo en un mundo que está marcado para siempre, de forma indeleble, por su muerte". Evocaré, para concluir -aures habent et non audient- el vergonzoso silencio cómplice de Unprofor, Unión Europea y Naciones Unidas respecto a este genocidio, oculto por espacio de ¡45 días! a los medios informativos, pese al hecho de tratarse de la mayor matanza acaecida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El primer testimonio de ella, una entrevista con un fugitivo de la misma que alcanzó la capital bosnia y se reponía de su traumática odisea en el hospital sarajevita de Kosovo, fue publicado con mi firma en EL PAÍS (Cayó sobre nosotros un diluvio de fuego, 24 de agosto 1995). ¿Será necesario recordar a los políticos de la Unión Europea, tan cínicos o impotentes como los de hoy respecto a Gaza, que Srebrenica y Sarajevo eran "enclaves protegidos" por la comunidad internacional? Para oprobio de todos la historia repite, con variaciones sinfónicas, la misma musiquilla analgésica y adormecedora sobre una "tragedia" sin responsable alguno.
Juan Goytisolo es escritor.

24 comentarios:

Anónimo dijo...

Lei el articulo en el Pais esta mañana. Enhorabuena Isabel.

Ephemeralthing dijo...

Sobre el artículo: ¿qué se puede añadir?. Enhorabuena, .... espero sirva para difundir tu trabajo

Belnu dijo...

Gracias, Eph... Ojalá. Porque cuesta mucho compensar la actitud de tantos medios donde dicen que "la guerra de los Balcanes está pasada" (no sé qué pensarán de la II Guerra Mundial), o que mi libro "es minoritario y no merece más espacio que una reseña pequeña" (dicho sin leerlo) o que yo no merezco espacio porque soy "burguesa" y bastante suerte tuve ya naciendo no sé en qué imaginario paraíso burgués.

Anónimo dijo...

Muy grata sorpresa leer el artículo de Goytisolo esta mañana, me ha alegrado de verdad. Los escritores que él cita al final son todos de Sarajevo, pero sin ellos también tu libro (que ya cubre Sarajevo en todo caso) está, a mi entender, completo. Espero que aparezcan más comentarios relevantes en la prensa. Un abrazo. Julio

Belnu dijo...

Gracias, Julio! A mí también me ha hecho ilusión... espero que otros reaccionen gracias a ese artículo...

´´ dijo...

El articulo esta muy bien . Lo de que no merces espacio por ser "burguesa" tiene mucha tela.

Yo creo que este libro irá calando con los meses y sera traducido

civisliberum dijo...

Enhorabuena Isabel, tu trabajo bien lo merece.
Ahora tendras los envidiosos de siempre que al igual que con "La plaza de azufaifo" apelaran a la burguesa de Sant Gervasi en el mismo periodico que ha escrito Goytisolo.

Belnu dijo...

Gracias, Francis! Ojalá tengas razón, o sea, insh'allah!
En cuanto a las fantasías que otros se hacen sobre nosotros, en fin, una vez saqué la casa de pisos de La Caja de ahorros (así se llamaba entonces) donde viví en Figueres y un blogger puso en el boomerang que era el palacete donde yo, burguesa, había nacido... Cada cual puede imaginar lo que quiera, pero yo he currado siempre y sin ayuda de nadie, y en cambio quien me considera así ha recibido ayuda y apoyo y está en la cumbre... pero en fin...! Ojalá el libro salte las barreras de prejuicios...

Belnu dijo...

Gracias a ti también, Civislib! Esperemos que los sentimientos de patio de colegio no pesen más que el contenido!
Seguiremos intentando!

Dante Bertini dijo...

congratulaciones!
sé que lo respetas mucho
y te habrá hecho feliz
Ayer estuve en La Central, tomando café con mi amigo Santiago Giacobbe, el pianista, y tu libro seguía entre las novedades.
Todo un éxito.

Belnu dijo...

En La Central se portan muy bien conmigo. Hoy he visto esto http://www.lacentral.com/masvendidos
que siempre alegra... Y sí, me ha hecho feliz, ojalá eso hiciera reaccionar a otros medios que parecen tan poco accesibles...
Tu amigo pianista!

frikosal dijo...

¡Felicidades!
Un abrazo.
(Y estás muy bien IMHO en la foto, ¿será de película? Mmm, parece que no.. )

Belnu dijo...

Gracias, Friks!!! De película?

frikosal dijo...

Quiero decir que no debe ser una cámara digital pero a mi me parece que habeis quedado muy bien.

Belnu dijo...

Habrá que preguntarle a Eph qué cámara era...

Anónimo dijo...

Hola Zbel,
Enhorabuena por todo.
Encontré una traducción de una cita de Ghandi que resume en pocas palabras el horror a esta especie de ceguera colectiva "políticamente correcta" que anima la impunidad:

"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena."

Black Adder

Esther Planas Balduz dijo...

Isabel
Genial Goytisolo!
pero increible lo que leo
por aqui sobre lo del libro
minoritario la guerra "passe"
y la burgesa ...
asi se entiende
de donde salen los bacilos y amebas
que componen el instinto
que luego se materializa
en guerras y demas..
De hecho nunca habra demasiados
libros dedicados a "ese
deporte favorito" que surge en todo su explendor terminator en cuanto se nos crea un terreno de juego y luz verde...
Goytisolo me parece un escritor
muy interesante y un ser de luces
En hora buena si!

Belnu dijo...

Gracias, Black Adder! Efectivamente, en ese silencio está la clave de lo que se llama complicidad colectiva, sin esa complicidad no habría guerras!

Belnu dijo...

Sí, Esther! Hay que tener valor para resistir ese entramado de mediocres que ejercen sus pequeños poderes pisando a los que creen que les harían sombra o quién sabe qué... algunos de ellos además de (irracionalmente, insensatamente) celosos son desagradecidos... No me gustaría tampoco star en sus zapatos

Ephemeralthing dijo...

Ese calificativo de "burgués" usado como describes es de un clasismo apabullante, propio de un renegado o, si no, un arribista. Alguien es por sus "obras" no por su procedencia, que a estas alturas se tenga que aclarar eso ya determina la mentalidad.
Para mi la idea de "burgués" es positiva y más siendo que ya apenas existe tras la invasión precisamente de renegados y arribistas que mueven el cotarro.
Voy a dar un salto: esa fobia a la naturaleza, la tala de árboles, la suplantación de espacios urbanos civilizados por otros coyunturales y caprichosos no esconde más que un profundo odio a lo burgués, a lo plácido y a la convivencia tranquila.

ps: friks, la cámara es digital-digital, digitalísima.

Belnu dijo...

Tienes razón, Eph, ya sabemos con qué saña destruyen lo histórico considerado decimonónico, el entorno verde y tranquilo, las grandes fachadas donde se balanceaban sombras de árboles, la quietud de las placitas terrestres con fuentes y pájaros, pero venía de más lejos, desde los jardines de las Mil y Una Noches con sus rumores acuáticos de gorgoteos y sus secretos. Es extraño ese impulso de extender la fealdad, lo pensaba el otro día cuando fui y volví de la feísima estación de Sants, atravesar esa avenida tan espantosa que la precede, donde todo es feo, salvo alguna acacia o un plátano que han crecido a pesar de todos los obstáculos. Y sí, lo de burgués lo dicen justamente quienes han recibido más ayudas y han ascendido con malas artes.

Belnu dijo...

Ah, tal vez Friks se burlaba de mi fobia al retrato digital...

el objeto a dijo...

leí el artículo de Goytisolo a la las nueve de la mañana en la calle y emocionó, espero que eso mantenga las lecturas, las discusiones y la difusión de tu libro,
felicidades por tan ilustre lector y padrino,
bessos

Belnu dijo...

GRACIAS!!! Me alegro de que te emocionara. Yo también espero que lo haya leído mucha gente y que eso sirva para apoyar el libro y las discusiones y reflexiones...