Foto: I.N., Suelo del claustro, catedral de Girona, 2008
Sé que tengo un tanto abandonado este espacio y tampoco puedo justificarme esa ausencia de una forma convincente. En parte, son los cuentos. He acabado uno y he empezado otro, sintiendo ya la presión de otros dos que pugnan por salir, como los conejitos que vomitaba aquel pobre personaje del cuento de Cortázar en un apartamento invadido. Por la calle, sumida en mis pensamientos de esa forma especial en que circulan andando, cualquier cosa me interpela, me sacude, me dice: esto también podrías escribirlo. Es como si de pronto se hubiera derribado el muro... aunque también sé que ese muro puede volver a levantarse muy deprisa, en una noche, mientras duermo. Por cierto que anoche, después del Baff, les leí un cuento a V. y A. en el bar Flamand, y los dos me convencieron, con sus miradas y comentarios inteligentes, de que podía darlo por bueno.
Con todo, mis resistencias siguen ahí y no he dejado de perder (o ganar) el tiempo.
Este año no he tenido suerte con el Baff. Hay dos películas indiscutiblemente buenas que no veré, puesto que algunos amigos tienen copia (Shara de la magnífica Naomí Kawase, de quien tuve la suerte de ver El bosque del duelo, o la interesante, distinta y también japonesa After Life, que tengo en mi poder). He visto cosas interesantes, pero muy irregulares, o bien sin estructura, o sin montaje. He luchado contra el sueño en casi todas las sesiones, aunque eso no era culpa del cine, sino de mi perenne falta de sueño. La otra tarde fui a ver una filipina, Foster Child, que una amiga mía definió como "obra maestra". El cine estaba casi vacío y el aire acondicionado a toda potencia, y por desgracia, yo había olvidado la manta ligera que suelo llevarme al cine. Estuve debatiéndome contra el sueño y el frío sin ver ni un indicio de lo que podía haber maravillado a mi amiga, cinéfila y con criterio. Sólo la primera escena, un plano de tejados de un mundo de barracas en el barro me asombró. Intentaba en vano abrigarme con mi chaqueta, que parecía menguada. Al fin me pregunté qué hacía allí y salí. Fuera también se había levantado un aire frío y yo, aterida esperando al bus, me sentía presa de la desazón de la película, la miseria, las barracas, las niñas embarazadas, los niños abandonados. Pero no me hagan caso. Tal vez no esté yo receptiva en este momento. Y pese a todo, tengo dos citas para seguir intentándolo hoy y mañana.
También quedaba la estela de mi conferencia en La Pedrera. Alguien me ha pedido que hable aquí de su contenido, y lo haré en algún momento. Dentro de unos días, en la web de Funambulista colgarán fragmentos del audio de la antología, que llegará a las librerías la semana que viene. Si en esos fragmentos de la web se incluye algo mío, avisaré desde aquí. A mí me encanta escuchar a los autores leyendo sus textos, ¿no es verdad que la voz vehicula mucho más significado a cada palabra escogida? Y otra razón para hacerse con ese libro son las piezas y el humor de cada uno de los distintos autores, que componen una atmósfera particular de este país y sus males, en este momento, como un diagnóstico compuesto de muchos matices distintos.
Aún no sé qué contaré en la mesa redonda de bloggers que celebraremos el día 14 en el Ateneu, con un título surgido del comentario que alguien me hizo y que cité en otra mesa redonda (Del bloqueo al blogueo, aunque en la página de ACEC pone "Del bloqueo al blog"). Tengo que pensar, y microrreseñar a Carl Spitteler y otras dos novelas para La Vanguardia, y seguir forcejeando con mis cuentos, y preparar la conferencia sobre Natalia Ginzburg y la mesa del Espai Freud... Todo se andará. Si no me sale, daré un paseo: como decía, andando es como pienso mejor cuando algo se encalla.
Y por encima de todo, esta luz, estación favorita mía, sensación tan física del casi verano, que me da ganas de huir y me trae recuerdos que se agolpan... El azufaifo está precioso, completamente verde y en estos días sin coches, lleno de pájaros que cantan y lo acarician. A pesar de la basura que le tiran los vándalos y constructores, del abandono municipal, de la urgencia de la poda de ramas muertas. Ayer lo vi brillando y balanceándose levemente y lo pensé: hace ya casi un año desde que lo condenaron, desde que empecé mis protestas, y en ese año se ha salvado, como Sherezade, contando historias (de dríades).
14 comentarios:
Estimada Sherezade...
Por favor, persiste con tus historias. Desconozco la fruta que da el Azufaifo, pero es un lindo arbol -vi la foto que enlazas- y tengo la impresion que devuelve mas a la tierra y hace mas labor por una mejor calidad de vida que tantas otras cosas mas complejas creadas por el hombre.
Good Luck y saludos al Azufaifo ;o)
Gracias por ese nombre, Lilian!
Mira las azufaifas aquí http://polis-zbelnu.blogspot.com/2007/08/mientras-arde-grecia.html
y lee esta historia en algún rato perdido, el principio de mi libro "La plaza del azufaifo", que saldrá en junio
http://isabelnunez-zbelnu.blogspot.com/2007/05/la-casa-del-azufaifo.html
Gracias por los enlaces pero te cuento... el mientras-arde-grecia me lleva a un sitio que no me deja avanzar en Blogger. Con respecto al segundo enlace, ya lo lei... quede con ganas de seguir escuchando asi es que estare atenta a la publicacion de tu libro. Por que siempre tiene que haber brujas o brujos? Para poder valorar realmente a las Hadas y Principes?
Saludos--
Vaya, siento que se encallara la cosa, Lilian. ¿A quién te refieres con los brujos y brujas?
Me refiero a esto ... la Bruja aprovechó para ensañarse. "¡Esto para que no vuelvas a comer azufaifas!", me dijo...
Greetings :)
Zbelnu
Qué maravilla que abandones algo el blog por los cuentos...
Sabes? Es el género literario que más me gusta, pues son como un cuadro gestual, llenos de virtuosismo de principio a fin, cosa dificil de encontrar en una novela que aunque sea magnífica siempre tiene partes como de relleno...
Me fascinan los cuentos de Borges y Buzzati. A ver cuándo publicas ese cuento elogiado por V :)))
Y que divino que terminaste tu post con la foto de ese Azufaifo...bello árbol al cual desde México le envío un fuerte abrazo :)
Abrazos para el azufaifo por encima de esa reja infranqueable! Yo también tengo ganas de entrar en su recinto con los pájaros...
Gracias, odette. Publicaré ese cuento cuando tenga unos cuantos más, sólo hay cuatro de esa colección, pero ya tiene incluso working title, desde ayer.
Ya publiqué unos cuentos que había elogiado V. De hecho yo (re)descubrí a V (la había visto de pequeña) por el comentario que me mandó de mi libro Crucigrama. Nunca había pensado que en mi horrible familia pudiera haber alguien que no fuera ágrafo, es decir, que entendiera la literatura en serio...
Sí, como dice Odette, no es mala cosa estos paréntesis bloggeros, en que das voz a los cuentos que pugnan por salir, atropellándose unos a otros... frente a tus dudas de si t'en sortiràs con el de las pasadas navidades, yo en cambio estoy segura de que sí. Tienes tan claro qué es lo que tienes hacer, que es inetivable que lo hagas
también dejarán su poso las extrañas y desiguales películas del baff con su evanescencia narrativa,
yo después de esta semana en casa de A., con entregas de la uoc y películas del Baff subiré al Putxet donde dejé tu libro, y tal y como te dije me daré un homenaje de lectura leyendo y escuchando los cuentos, y visitando a M. Brennan
lo que me alegra además es que la primavera siga teniendo ese algo mágico, dinamizador, que siempre ha tenido en Barcelona
Sí, esta luz maravillosa de ciudad mediterránea que no han podido destruir aún las piquetas y el cemento. Y el silencio de los mirlos que oigo en este momento. Ojalá te oigan mis pobres musas! Veremos qué sale, pero hace falta coraje para meterse en ese pantano, créeme, y a veces es más fácil coger la escalera, el martillo y los clavos como he hecho yo esta mañana que entrar en un cuento embarrado con los lodos familiares. Una lectura como esa es siempre buena para todo... Y sí, el baff y su extraña evanescencia y sus silencios de mariposas.
Creo que padecemos de lo mismo Zbelnu... en mi familia es notable el poco interés que hay por lo que yo hago.
Como sabes recien inauguré mi última muestra en México (por un tiempo al menos) y ni mis padres, ni mi hermana, ni mis tios fueron...
No tengo mucha familia en México, estamos desperdigados por todo el mundo, pero la de aquí, que es muy cercana no hizo el menor esfuerzo por ir a ver mis pinturas :(((
Ah, Lilian! Sí, la Bruja era mi tía malvada, la que convirtió mi infancia en un infierno, con el beneplácito del resto de la familia, claro... Pero ella no sabía, ni ninguno de ellos, ´que yo acabaría reconvirtiendo mis heridas en "atouts", como aquellos granos de arroz del vestido del cuento que se volvían perlas y piedras preciosas... sólo que el hada fue en este caso psicoanalítica...
Odette, lo que quería decirte es: lo importante son las afinidades electivas!!
Hola Isabel. Me he permitido enlazarte en mi blog. Sigo con mucho interés el tuyo. Saludos cordiales.
Gracias, Juan Luis! Ya voy a visitarte...
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