Foto: Carta de Linda Danz
Siempre me pregunto por qué en este país y en esta mal llamada ciutat del disseny, los envoltorios, los rótulos, las señalizaciones, los sobres, los sellos, todo lo que rodea y envuelve tiene que ser tan feo. Aún ahora que casi se ha acabado la correspondencia terrestre, siempre que recibo cartas de mis amigos de por ahí envidio sus sellos, sus matasellos, sus sobres doblados según la necesidad, y cuando tengo que escribirles en vano intento que mi letra hermosee un poco el panorama de sobres feúchos y sellos siempre terribles. A veces me da pena tirar los sobres de las cartas que recibo, que suelo reciclar para envíos otros, y muchas veces había pensado en hacer un gran collage de cartas hasta que vi en el MACBA que un artista lo había hecho antes que yo (fue Muntadas On Subjectivity), y no me refiero simplemente al mail art sino a una reflexión más narrativa. Me encanta ese paisaje del envoltorio epistolar, tan afín a la cultura japonesa del envoltorio... Durante años vi con extrañeza cómo algunos rompían y apartaban los papeles de los regalos sin fijarse -en que eran de seda, de color del té verde, de arroz, que llevaban una firma dibujada, un retrato imaginario del homenajeado, unas cintas de una rara arpillera, una ironía estampada...
Yo siempre fui entusiasta espontánea del arte epistolar. El género me inspiraba. Enric Casassas, cuando yo le explicaba que intentaba escribir, que no encontraba mi voz, siempre me decía A mi m'agradaven les teves cartes... Tenía una caja inmensa de cartas de amigos que en mi adolescencia me escribían y dibujaban, una caja que acepté inexplicablemente que mi madre tirase porque así lo quiso Othello, que estaba conmigo entonces. Nunca me perdoné por esa concesión, más sangrante en alguien que quisiera guardar todo registro del pasado (había proyectado una boltanskiana exposición del armario con la ropa de toda la vida de alguien, ordenada por años... Pero Othello me persuadió de tirar la ropa y las dimensiones de mi casa, a las que nunca me acostumbré, le daban la razón). Una vez, uno de esos amigos reencontrados me enseñó algunas cartas mías de esos 16 años y me dejó estupefacta porque vi que entonces ya estaban en mí, en medio de mi locura de entonces, cosas que creía muy posteriores. Tal vez todo estaba desde el principio, pensé...
Sobre la fealdad: en eso Barcelona no es distinta al resto de este pobre país, parece que hay un empeño en llenarlo todo de fealdad, y esa sería para mí la obra del diablo o del mal que escenifica la política y la economía, el que estropea el paisaje, derruye los edificios que componían una historia, borra los signos de los conflictos que la explicaban y lo convierte todo en galerías comerciales.
Y sobre la correspondencia: en este país, se desdeña ese género, se intenta privatizar correos y se maltrata a aquellos que lo utilizan, mientras en el pays gabache, Correos promueve concursos literarios de cartas y en París hay un pequeño musée des lettres, en un edificio precioso, una callecita tranquila, sin tiendas ni ruidos (algo que aquí casi no existe), maladroite y mal montado pero con cartas maravillosas y dibujadas de escritores y artistas...
13 comentarios:
cómo (cuánto) me gustan los sobres! cuando llegué a madrid me puse a escribir y dibujar sobres a lo loco (la lejanía, los amigos y familia, todo eso). Me fascinaba eso, pero es verdad que el mail fue modificando eso y lo corrigió por el lado de "la velocidad"...
(linda es la de la letra del caballo?)
El email tiene su encanto peligroso de inmediatez, no hay tiempo para reflexionar y se cometen errores, pero también a veces llueven (llovían?) mensajes, y esa lluvia es casi como un sobre, o un enveloppe de palabras y recuerdan a aquello de barthes, palabras en las yemas de los dedos...
Pues sí, linda es la letra del caballo.
yo tambiénnnnnn tuve hace años la idea del gran sobre-collage hecho de sobres, lo imagino como una gran sábana interminable, solo sobres cosidos unos con otros, desde entonces colecciono todos los que recibo -aunque no todos sean bonitos-, pero no creo que me decida a hacerlo porque también he visto hace unos años -creo que en Arco- que alguien ya lo había hecho. en fin...
Hay que ver la palabrita que me tocó, menos mal q hay que escribirla y no pronunciarla porque suena a exabrupto: pqekpkpc!
muchas de estas palabritas también habría que coleccionarlas! tocan cada unas!
sí... y además del mail de errores y el no-tiempo de reflexión sumados a la inmediatez, se agrega ahora la velocidad de los comentarios del blog (+ el tiempo dedicado a cada uno de estos comentarios en cada uno de los blogas visitados)
de aquellas cartas laaaaaaargaslargas estos comentarios breves brvs...
(hoy sale el sol por ejemplo, pero seguirá lloviendo siempre)
ah! no había visto el link a manu!
chao
adhiérome al sentimiento de fealdad que nos rodea, y cuando veo-conozco-me muestran sobres, mantelitos, libretitas, etc. de amigas guiris que no pagan como si fueran "obras de arte" simplemente me da envidiaaaaaa! aquí las expondrían en arco!
A: De verdad los coleccionas? Yo sólo guardo algunos, no me atreví, o los dejo un tiempo cerca, tan bonitos... Podrías usar alguno en tus piezas
E: el tiempo de los blogs, efectivamente, crece y crece, no se sabe de dónde sacar más tiempo, y a mí se me agravó con el festival chino...
M: envidia, sí, pero vosotros que hacéis collages o construcciones, podéis usar esos sobrecillos...
yo utilizo mis sacralizados Elle francés para forrar por completo la blancura sosa de los sobres, suelen aparecer un par de fotos, una a cada lado, de bosques, paisajes, cuerpos o tejidos, velas o cristales, mares o veleros, y luego pego una etiqueta blanca pequeñita donde escribo la dirección, a veces los de correos no la quieren aceptar, cuando es paquete personalizado, pero yo sé que no es legal y que mientras no use grapas están obligados a aceptármelo...
Pero yo me rendí! Hace años mandaba todas las cartas dibujadas, escritas, con papeles bonitos, "el azul está prohibido", me dijeron (tuve unos sobres azules) extrañamente, yo hacía lo que quería pero los de correos me devolvían muchas y entonces me resigné, pero si tú lo haces, volveré a la carga!
Yo personalmente prefiero la sobriedad en las cosas, pero me encanta ver esos papeles coloridos y alegres y hechos con detalle.
conocerás el libro de barthes, el imperio de los signos, sobre el pa
is de la escritura...
Es gracioso porque justamente acabo de abrir ese libro, que es un viejo favorito, citado aquí en este blog un par de veces, y que tengo por ahí a la vista y suelo abrirlo al pasar...
En cuanto a la sobriedad o el abarrocamiento, no es esa la cuestión, sino que aquí los sellos son feos, la rotulación de correos es fea, los carteles de las tiendas son feos, las señalizaciones son feas... y en el resto del mundo hay bonitos sellos y bonitos rótulos...
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