martes, 28 de octubre de 2008
Llueve mientras corrijo
lunes, 27 de octubre de 2008
Hoy era un día difícil
domingo, 26 de octubre de 2008
Otra vez aquí
viernes, 24 de octubre de 2008
El azufaifo en su jardín y la historia
lunes, 20 de octubre de 2008
¿Existe el fin de semana?
domingo, 19 de octubre de 2008
viernes, 17 de octubre de 2008
Hay imágenes
miércoles, 15 de octubre de 2008
Del hombre que llamaba demasiado y la resaca social
lunes, 13 de octubre de 2008
A veces, un espíritu energético se abre paso...
molti frutti, dolci, su un'erba che so,
Hai nel viso calmo un pensiero chiaro
che ti finge alle spalle la luce del mare.
Hai nel viso un silenzio che preme il cuore
con un tonfo, e ne stilla una pena antica
come il succo dei frutti caduti allora.
viernes, 10 de octubre de 2008
Telarañas
Foto: Telaraña encontrada en la red...
He visto Spider, me ha parecido tristísima. Sí, es el peso del pasado en el presente, pero también es la impotencia de la infancia, una hostilidad fría y despiadada que hace enloquecer al niño, un niño que sigue cobijado en la psicosis del protagonista. Está tan bien construida que no he podido dejarla, a pesar de que yo no soporto esas historias, y nadie me había dicho que tratase de la infancia y de cómo el horror de esa infancia había hecho enloquecer al protagonista. La gestualidad de Ralph Fiennes es sobrecogedora y está llena del sufrimiento de la enfermedad mental. ¿Quién no ha sentido nunca esa proximidad, esa posibilidad dolorosa? Y las imágenes: el mundo se ve como un lugar despiadado y a la vez comprensible, es decir, que toda esa hostilidad fría resulta cercana. Me pregunto cómo se quedaría RF después de hacer eso. De pronto he visto a Cronenberg de otra manera, matizando Existenz, Promesas del Este, etc. Mientras estaba hablando, J. me ha llamado para hablarme de un personaje de mi infancia, que tiene que ver con esa alucinación dolorida de la película, ese peso del pasado en el presente. Tal vez esa tristeza conectada con la infancia me despierte en cierta forma de mi extraño letargo creativo (según la Belle Elaine, un parón necesario después de tanta escritura seguida).
Hoy he dado mi pequeña conferencia balcánica en la Fundació Jaume Bofill. El público era predominamente joven. Temo haberles abrumado con tantos interrogantes, tantas ideas, tantas conversaciones de escritores balcánicos llevadas allí sobre las causas de la guerra, la conexión con la II Guerra Mundial, la falta de una historia rigurosa sustituida por el mito, la manipulación de las viejas heridas, la complicidad colectiva, la necesidad de la memoria, etc. Al acabar me han aplaudido. Espero que les haya gustado.
Por cierto que iba yo por la calle sumida en mis pensamientos, había atravesado un rodaje de lluvia en Còrsega esquina Enric Granados y seguía bajando, abstraída, cuando he chocado violentamente con alguien y al volverme a mirar: ¡Era Cachodepan! Los dos nos hemos quedado impresionados. Poco después le ha llamado Ch. y Cacho le ha dicho que había chocado con "esa mujer", es decir, yo. Ha sido un momento extraño. ¿Quién decía algo de sincronías ayer...? Vaya encontronazo...
Hay unas telarañas como las cuerdas que Spider ataba en el techo de su habitación, unas telarañas en el rincón de mi mente donde descansan mis cuentos, los dos que apremian por salir y los que vienen detrás. Espero que entre mañana y pasado encuentre un momento para despejarlas... G. ha venido un momento a cenar y contarme historias de gatos y veterinarios, antes de salir a su fiebre del viernes noche. Yo le he contado que me había cruzado con una chica que llevaba el pelo cortado a la garçon, pero terminado en una multiplicidad de largas rastas, con el aire de un personaje de ciencia ficción ciber punk o medievalizante, casi como aquellas parejas de Jeff Noon eternamente unidas por sus rastas (por cierto que yo traduje tres libros de Jeff Noon y aún recuerdo la locura de sus respuestas larguísimas a cada una de mis dudas, llenas de sentidos y referencias a canciones; en lugar de resolver me complicaban más y más y temía preguntarle, hasta que al fin me dijo: "Bueno, ahora déjalo ya porque tengo que acabar mi siguiente novela"). Gilda duerme, expande ondas de confort a su alrededor. Conversaciones telefónicas en el sofá, estilo Doris D. Me ha llegado el juego de segundas pruebas de mi libro balcánico. Espero acabar pronto la corrección. No me he atrevido a mirar si los acentos serbocroatas siguen ahí. Junto con el manuscrito, me han llegado dos libros de Alba: Renoir mi padre, de Jean Renoir, maravillosa biografía que por esas extrañas leyes del mercado no ha encontrado aún su público. Sólo la he empezado y me ha atraído de forma casi irresistible. Creo que vale la pena que la busquen, sobre todo si son como yo fans del cineasta Renoir. Pero volveré a hablar de esto. El segundo libro es más duro, colección Alba oscura, pero pinta interesante: voy a proponerlo para reseñar. Conversaciones con un verdugo. En la celda del teniente general de las SS Jürgen Stroop. Y primero voy a acabar mis otras lecturas...
A la mañana siguiente: He empezado a mirar las galeradas de mi -ya famoso aquí- libro balcánico. En un primer momento me asusté al ver el manuscrito y lo que me esperaba. Pero empiezo a leer y me siento transportada allí, a mi aventura balcánica, y algo se anima en mí y laten todos esos cruces de ideas y de pasión por saber, entre ruinas humeantes por las que planean metáforas y mitos y heridas históricas familiares, manipulados en la coctelera que organizó la guerra, y la sombra de los criminales de guerra y la pasión de los escritores antiguerra y el lenguaje distorsionador de los implicados y las feministas y el pensamiento patriarcal y la arquitectura turca mezclada con los edificios austrohúngaros y las catedrales ortodoxas y la urbanización de estilo soviético y los altos ex yugoslavos y la profusión de antenas parabólicas y el turbofolk y los árboles altísimos y el cruce del Danubio y el Sava en Belgrado o la pequeña ciudad vulnerable del río Miljacka y las colinas, la dividida Sarajevo y las terrazas repletas de gente en Zagreb y su funicular y las mujeres que bajan de las montañas a vender flores con pañuelos de colores y la calvinista austrohúngara y ordenada Ljubljana... Todo eso y mis peregrinaciones por sus exilios europeos y mis lecturas balcánicas, todo eso se agita en mí y tal vez por eso dejé un poco abrumados a los jóvenes que me escuchaban en la Fundació Jaume Bofill, pero yo podría seguir conferenciando y contando lo que descubrí, aunque debería montar mi material filmado... "Parece la prosa", dijo mi amigo serbio de esas escenas de la entrevista a Ozren Kebo por la Sarajevo dividida y minada... Mi propio libro me interesa, pero es que refleja una aventura apasionante para mí, llena de descubrimientos, y además, al menos una gran parte lo han escrito ellos, los escritores de esa guerra de escritores, los "ingenieros de almas" de Stalin, lo han escrito oralmente y yo sólo he tenido que escucharles, transcribir y contar mis paseos y lecturas. Por eso me hace tanta ilusión ver este libro publicado... y a veces pienso en hacer algo entre Rusia, Georgia y Chechenia cuando hayan pasado los deberes de presentación y prensa de Si un árbol cae. Conversaciones en torno a la guerra de los Balcanes, pero mis amigos balcánicos me dicen que no lo haga, que la antigua Yugoslavia es la montaña de Heidi comparada con aquello...
Links: En una web canaria hablan de La plaza del azufaifo. Ana S. Pareja, de Melusina, habla de la crítica a la ciudad en dos libros...
Y recordad que podéis firmar aquí para evitar la tala de árboles en la Diagonal, la Ciutadella y la plaça Joaquim Folguera. Hay trazados alternativos para esas indraestructuras. No firméis anónimamente; ¡no sirve de nada! Y no hagáis caso de las peticiones de dinero de la web; ¡No tienen nada que ver con nuestro manifiesto!