La primavera, de Botticelli (ahí están las 3 Gracias, no tan densas como las de Rubens, entrelazadas, y la que va sembrando flores podría ser yo en otro tiempo, o en mi danza imaginada de hoy. Me gusta ampliar esa imagen y mirar el cuadro, que no parece un decorado, sino una narrativa misteriosa, ¿está embarazada la que reparte flores? ¿Lo están todas o son los efectos de un banquete anterior, fantasías del pintor o la moda de la época? ¿Y esa especie de Mefisto que tienta a la que está a su lado? Y la mujer ensoñada del centro del cuadro? ¿A quién va destinada la flecha de Cupido? ¿Y ese efebo algo femenino que coge una fruta del árbol...¿Lo está mirando una de las Tres Gracias? ¿Le desea o lo vigila con desaprobación? ¿Y esas texturas casi ornamentales del bosque...?).
Esta mañana había un estruendo terrible en la escalera y cada vez se acercaba más. Dos hombres agujereaban el suelo junto a las puertas para pasar nuevos cables de luz. El ruido era tal que parecía imposible, pero yo corregía erratas de mi segundo borrador de La historia del azufaifo (que anoche terminé, tras recortar también mi reseña de la biografía de Melville para que salga pronto en el Cultura/s. Y gracias a eso me fui a la cama con esa felicidad superyoica de deber cumplido). Estaba pensando en fugarme en cuanto acabara la corrección, pero alguien del MACBA a quien no podía decir que no, me pidió ayer que le tradujera un texto con toda urgencia y yo acepté, así que estaba amarrada al duro banco.
G. ha llegado asombrado de los rugidos y en ese momento ha llamado mi vecino, para preguntarme si era yo quien hacía esas obras. Yo me he quedado estupefacta. ¿Cómo puede pensar alguien que yo hago obras? A menos que se rompiera algo grave, nunca pensaría en producir esa clase de ruido (a diferencia de Kiko Amat, cuyo texto celebrando toda clase de estrépitos tuve que traducir ayer al catalán para un programa de tv), yo sólo pensaría en cómo absorberlo, silenciarlo, huir. Será la edad.... O lo caro que anda el silencio. Pero pese a los decibelios que envilecían mi espíritu, he logrado acabar y enviarlo.
Ayer o anteayer empecé a pedir permisos a algunos de los que escribieron sobre el árbol para incluir sus textos, y todos me dicen que sí, y con mensajes dignos de guardar en mi Carpeta Especial Para Momentos Oscuros... (Antoni Puigverd, Francesc Arroyo, Oriol Bohigas...) O para contrarrestar las noticias del mundo (Mi amigo serbio desespera y con razón: se ve al candidato demócrata serbio muy nervioso y al horrible radical con sonrisa de ganador, viajando a Rusia. " Y en cuanto a aquí, la única noticia buena es el esquinazo que los empresarios catalanes le daban a ese desagradable Pizarro", decía L. con tino.)
Y a media mañana, tal vez influida por la feliz interrupción de ese temblor cósmico en mi puerta, en un momento de osadía silenciosa, le he pedido a Enrique Vila-Matas que me hiciese un prólogo. Como imagino que anda muy ocupado, le he dicho lo que pienso: que él conoce bien la historia del azufaifo y que no me dijera enseguida que no, porque a lo mejor ya tiene ese prólogo escrito en un rincón de la cabeza y sólo tiene que darle al botón de imprimir. ¡Y me ha dicho que sí! Me he puesto tan contenta que he estado bailando sobre la alfombra roja y la gata me miraba con sorna. (Por cierto que anoche la vi observar las volutas de humo que subían hacia el techo con una expresión ensoñada. Si hubiera sido un musical se habría puesto a cantar).
Le he dejado a mi editor, aprovechando su ofrecimiento, que me haga propuestas de poda, no sin miedo, no sin dolor, pero sabiendo que es necesario. Y es que en los blogs, cada día empezamos de nuevo y volvemos a repetir, y esa manía reiterativa ofendería al lector de un libro en papel. Al corregirlo, me he dado cuenta de lo tenaz y repetitiva que he sido en mis cartas a políticos, ¡no está mal para variar! Tanto escucharles a ellos... al menos yo no les he dicho mentiras. ¿Y de dónde habré sacado yo tenacidad? Tal vez de esos sentimientos que me atribuyeron el otro día y que yo no reconozco como míos, "desprecio profundo y hastío, idealización"? Quién sabe. La cuestión es que la furia de la dríade o su nervio dan resultados. También he empezado a seleccionar algunas ilustraciones posibles... on verra bien.
Volviendo al ilustre prologuista, me ha dicho una frase muy suya, que espero que ponga como título de su exordio, porque quedaría muy bien. Luego se lo he contado al Librero de la calle Berlinès, y me ha contestado un mensaje que copio aquí, porque me parece tan inspirado como siempre, y porque también es en cierta manera una autorización, que entronca con mis disquisiciones de ayer y anteayer sobre la autoficción y los que la desaprueban: "És magnífic que Vila-Matas et faci el pròleg. A mi també em fa molta il·lusió el llibre (que surti un personatge inspirat en mi em fa molta gràcia), sobretot pel que suposa de testimoni i perquè crec que serà una magnífica obra 'd'autoficció'. Què ha estat la lluita pel ginjoler sinó la representació d'una petita 'ficció'? El relat del teu blog formava part de la mateixa lluita, un relat inseparable de les diverses accions ciutadanes. Vaja, que la història del ginjoler ha existit perquè l'has relatada. De fet, ja era relat abans de començar les accions: un bon dia la teva cosina V. et va parlar de l'AZUFAIFO i..."