viernes, 4 de febrero de 2011

Más paseos

Foto: I.N., Nuestra Señora de las Victorias, 2011
Anoche cené en un pequeño restaurante de fusión asiática donde comí una especie de rollos de salmón asombrosamente deliciosos y un tartar de atún leve y delicado. Todo se estropeó con una invitación a un vino dulce y unas cookies que me dieron la noche, a pesar de la subida a la colina que siempre corrige los excesos.
Dormí un poquísimo más que anteayer, y es que el síndrome se va apagando poco a poco y tal vez cuando desaparezca será hora de volver y se generará otro... quién sabe. Pero a partir de las 5:30 am ya no he podido seguir durmiendo... Mientras desayunaba he leído artículos que reflexionaban sobre lo que está ocurriendo en Egipto y su posible modelo o contagio en otros países árabes. Sería la ruptura de esa narrativa Bush-Al Qaeda, es decir, que la única alternativa al injusto poder occidental y sus dictaduras afines, fuese el islamismo fundamentalista, la demostración de que hay una opción democrática. Que los "hermanos musulmanes", en realidad, sólo conservan su 20% de influencia porque nadie puede cerrar las mezquitas, pero el gobierno cierra los cafés o locales laicos donde se discute. Que si hubiera un poco más de libertad de expresión y reunión, el fundamentalismo no sería importante en Egipto. Que la gente más pobre entre la que esas organizaciones se expanden repartiendo comida y ayudas es precisamente gente que apenas vota. Hablaban también de Jordania. Y de cómo Mubarak se aferra al poder...
Después de trabajar un rato he salido a las calles empinadas de este vecindario para comprobar que las previsiones climáticas se equivocaban y no hacía ningún frío. He ido al museo de arte moderno, con la mala fortuna de que es periodo de transición y sólo dos plantas estaban abiertas,así que no he podido ver el fondo de expresionistas abstractos... De las tres exposiciones, una sola me ha encantado. Era sobre la fotografía como invasión, como violación de la intimidad, como testimonio social, persecución paparázzica e instrumento de vigilancia y poder. Había muestras de toda la historia de la foto, Felice Beato, Dorothea Lange, Bruce Naumann, Brassaï, Thomas Ruff, Paul Strand, Helen Levitt, Walker Evans, Lee Miller, Wegee, Vito Acconci, Robert Frank, Man Ray, Henri Cartier-Bresson, Andy Warhol (vídeo), Helmut Newton, Lewis Hine, Arnold Genthe, Jacob Riis, William Saunders, Alexander Gardner, Letizia Battaglia, Gary Winogrand, Louis Caille d'Olivier, Susan Meiselas, Larry Clark, Marcello Gepetti, Ron Galella, Robert Mappelthorpe, Sania Ivekovic... y era inevitable reflexionar con esa mirada múltiple sobre nuestro mundo, la soledad, la belleza, la vida urbana, lo injusto, lo monstruoso, la violencia, la intimidad descubierta, los testigos, la vida ordinaria convertida en sospechosa mediante la paranoia, y tantas otras cosas que supone mirar el mundo con tantos ojos distintos y sus sensibilidades proyectándose en los retratos. He tomado algo allí (un hombre rústico ha exclamado sobre mi "natural curly hair" y yo le he preguntado si eso era bueno o malo, él ha dicho "I find it beautiful!"), después he merodeado un poco por los jardines que rodean al museo, por otro centro contemporáneo de nombre latino y por los edificios de la city que asomaban a los ventanales del museo. Quería buscar un sacapuntas para mis lápices, pero no vi ninguna papelería y no recordaba el nombre (pencil sharpener!), he andado y andado hasta llegar a la empinadísima cuesta que me trae a lo alto de la colina. Tengo que trabajar. Trabajaré mientras ustedes duermen... y tal vez incluso escriba... (More later).
Al día siguiente...
Anoche descubrí una calle donde cada portal tiene una narrativa distinta, con una libertad y unas fantasías indescriptibles, desde los más bonitos art-déco o art-nouveau o neoclásicos o fifties a las locuras más absolutas del mal gusto y die Umheimlich. Buscaba un bar agradable y jazzy pero a medida que iba bajando todo se volvía más dejado y ruidoso, así que volví. Me llamó alguien que había triunfado en una feria informática de Silicon Valley y estaba en plena aceleración feliz. Decía que SV es feo como Alcobendas y que su hotel era siniestro y había dormido sin quitarse ni los zapatos para no contagiarse y que el recepcionista se llamaba Norman, pero me contó que han decidido instalarse allí, porque allí está el 40% del PIB del mundo y allí "hace amigos". A medianoche le despertaron para notificarle de un premio a la innovación que ha recibido su empresa, en otro huso horario.
He dormido hasta las 7, aunque de las 3 a las 4 vino el insomnio y en esa franja pensé que debía volver, cambiar el billete. Luego me dormí y soñé que me había acogido a un programa para acoger homeless en mi casa, pero coincidía con que tenían que operarme. Un amigo elogiaba mi foto del homeless al pie de un árbol inmenso y amricano y me decía que no me preocupase, que si hacía falta se lo quedaría él, pero yo no lo veía claro.
Esta mañana, después de una intensa aclaración entre las palabras y la fisicidad, el día era radiante y he andado colina abajo hasta un instituto de arte, que tuvo su momento de fama cuando el expresionismo abstracto, donde tienen un interesante mural de Diego Rivera. Era un lugar precioso, sencillo y algo campestre, otra de las caras de esta ciudad de las mil caras. No he podido evitar llegar hasta el mar, aunque sabía que no era la mejor orilla, sino todo lo contrario. Pero la luz azul del fondo, con la isla de pasado siniestro... Un gigante moreno me ha llamado beautiful, le he dado las gracias, al volver me ha visto y ha dicho alegremente: "So you are back! Will you return again later?" y me ha dado la risa. He seguido hacia el barrio chino para comer unos veggie noodles. No encontraba los que me recomendaron, mi teléfono americano no manda los sms, sólo finge mandarlos, aunque nunca llegan´y no quería interrumpir a nadie. El restaurante de fusión asiática tenía una cola considerable y el italiano favorito había cerrado aunque en la puerta dice: "Open every day", así que he probado otro chino al azar (o al azahar, como decía alguien burlón). A mi lado había una pareja de jóvenes chinos muy modernos y guapos sentados frente a un amigo que sólo hablaba de dinero y la palabra money salía en cada una de sus frases. Ich habe kein Geld! pensaba yo. Todo estaba festivo por las celebraciones del año de la liebre. Tengo que hacerme con uno de esos carteles rojos para mi ventana (eso me recuerda a mi amigo O. y a su pareja japonesa, que aún le añora estos días), pero he fotografiado uno y aún no he encontrado mi afilalápices... Un guapo chico que parecía recién salido de los hippies primeros setenta me ha pedido un cigarrillo con una sonrisa tan radiante y ojos azul marmóreo que era imposible negarse. Tengo que traducir, pero primero voy a entrar un momento en mi novela... Mientras comía los fideos con verduras chinas, han venido a mí unas imágenes que deberían entrar en el capítulo 9 y en el 10...

5 comentarios:

Isabel Mercadé dijo...

Lo de Egipto es exactamente así. Todos parecen querer ocultar el importante movimiento laico que participa, cuando no lidera, la protesta.
Me alegro de tus nuevos paseos, de todas esas experiencias, y de que te piropeen por allí!

Belnu dijo...

En efecto, Bel M. Da mucha rabia que sólo hablen de los islamistas, como si no hubiera allí una sociedad civil, de hombres y mujeres, que están empujando contra la dictadura y la corrupción.

Belnu dijo...

Ah, y gracias! Hoy he tenido un día maravilloso, en los bosques de sequoias, lo contaré en cuanto recobre el aliento, qué maravilla de lugar restaurador...

Clarice Baricco dijo...

Al leerte sentí que yo iba en el paseo. Qué fascinación la expo fotográfica.
A seguirle Isabel.
Abrazos.
G

Belnu dijo...

Gracias, Clarice! Bienvenida a estos paseos...!