sábado, 23 de enero de 2010

Intersecciones

Foto: Ansel Adams (1902-1984), Orchard, Portola Valley, California, c. 1940.
Tengo amigos que viven en territorios mentales muy distintos. Siempre me acordaré cómo me gustaba, en mis matemáticas adolescentes, el concepto, por muy básico y simple que fuera, de las intersecciones. Yo veía que mi vida estaba hecha de esas intersecciones. Yo misma era una intersección de mis distintos amigos. Compartía unas ideas con éste, otras con aquélla, mientras que me oponía o no conectaba con partes de todos. Eso no ha cambiado con el tiempo, mientras cambiaba casi todo lo demás. Todos nuestros amigos tienen zonas oscuras o zonas que no podríamos sospechar ni mucho menos comprender ni compartir cuando las descubrimos. Ése es el sentido de aquella escena de Proust donde un personaje se escandaliza de que tal amigo se haya enamorado de tal persona y un tercero concluye: "Eso es como extrañarse de que un bichito tan pequeño pueda causar la malaria" (estoy citando sin memoria, groseramente, como en las recetas de cocina, hachez grossierement...). De pronto un amigo se empareja con alguien que los demás no pueden entender y sobre todo, a algunos les cuesta aceptar que su amigo es también eso, aunque hasta ahora lo haya ocultado o aunque con nosotros ese aspecto no salga, no pueda salir a relucir... Pero existe. Y otros sí que afloran y nos irritan, pero los perdonamos o aceptamos, o bien peleamos siempre, pero seguimos dándoles cancha porque conectamos con ellos en otras cosas, a veces más importantes. Hasta que un día ese aspecto en el que disentimos se vuelve tan decisivo que tenemos que dejar de verles, por un tiempo o para siempre. Tengo amigos nacionalistas catalanes y nacionalistas españoles y amigos que no están interesados o están hartos de que todo se reduzca a ese tema, amigos cientifistas dogmáticos (en realidad creyentes sin saberlo) y amigos que admiran la ciencia como algo abierto y sujeto a cambios, amigos fervientemente esotéricos y otros que detestan esos temas a muerte, amigos filósofos, ateos y casi místicos, amigos psicoanalistas o admiradores agradecidos de ese lenguaje y otros a los que la sola palabra les produce violentos sarpullidos, amigos activistas y amigos que sólo quieren olvidar y enterrarse en libros, música y viajes. (Por cierto que mi amiga más esotérica me habla de un arpista que con su música "te saca de Matrix". Y escuchándola pienso en la frase del póster de Mulder, I want to believe!) La lista podría seguir ininterrumpidamente... La clave es la intersección, lo que comparto con cada uno... Y una conexión casi magnética, empática, una afinidad personal, que se prolonga en el tiempo. Y es que necesitamos coincidir y sentirnos afines, pero también sentimos la básica atracción de los opuestos y esperamos que con su visión distinta nos interpelen, nos hagan interrogarnos...
Aunque hay límites, naturalmente y tendré que decirlos aunque sean muy obvios. No tengo amigos fascistas, ni completamente misóginos (hasta el punto de no poder ver), ni sádicos o traidores, ni completamente mentirosos (porque me aburren), ni corruptos y defensores de todo lo que yo intento -humildemente y sobre todo simbólicamente- corregir. No tengo amigos que no lean (pero sí alguno que habla como si yo no escribiera o guarda silencio cuando yo hablo de mi escritura y yo ni siquiera sé si nunca me ha leído). Ni tampoco puedo conservar a los falsos amigos, esos que se sienten atraídos por nosotros y se acercan y nos atraen con sus encantos, pero no pueden dejar de traicionarnos o agredirnos en momentos clave, porque sus propios demonios internos les arrastran a ello; han ido apareciendo cíclicamente en mi vida, como una representación o un eco de mi familia, sólo que cada vez tardan menos en quitarse la máscara y en ese sentido hacen cada vez menos daño.
Había escrito estas líneas cuando he leído casi conteniendo el aliento la entrevista a Kenzaburo Oé en el Babelia. Hacía tiempo que ese suplemento no se abría con algo tan emocionante para mí. He sentido casi dolor de no estar leyéndole, de no saber japonés para convencer a un editor de que tradujera inmediatamente las Notas de Okinawa (1970) o las dos segundas partes de esta trilogía suya. En la entrevista habla de T.S. Eliot, habla sobre todo del Quijote y lo que revela sobre su posible otra novela quijotesca y asociada a su hijo es maravilloso (ojalá la escriba), y su personaje ético y la relación con su álter-ego Kogito (cogito) y su uso de la escritura del watashi (del yo; la llamada autoficción) de forma en que lo real y lo ficcional son inextricables... Yo reconozco que dos o tres de los libros que leí suyos me cambiaron la percepción y dejaron en mí un eco y una sensación que sigue latiendo (hice que G. leyera La presa cuando era más pequeño y sé que le gustó mucho). Una cuestión personal, no tanto Un grito silencioso, y también Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura. Creo que voy a buscar enseguida esas Notas, aunque me había prometido no comprar libros hasta avanzar más en este atasco que tengo y salir de este momento de incertidumbre y vacas flacas (Más tarde descubro que no están traducidas ni al inglés ni al francés. Falta buscar el italiano, pero...). Oé habla generosamente de Murakami y dice riéndose que los libros de M. se venden más de cien veces que los suyos; pero yo me siento más afín a Oé, aunque me ha convencido de que debería leer justamente ese libro de Murakami que no se ha traducido aquí (y no es casual), Underground. Oé habla de ese entierro de la historia que también se produce aquí, dice "Los gobiernos de Japón están invitando a la gente a que olvide. Lo malo es que la izquierda, que puede luchar contra ello, ahora es demasiado débil en este país." Y yo pienso: nosotros ni siquiera tenemos izquierda. Nuestra mal llamada izquierda ha sido la propiciadora de ese olvido. Esa mal llamada izquierda que tala kilómetros de bosques y arruina el paisaje y destruye el verde de las ciudades para sembrarlo todo de cemento. La misma que apoya a los Bancos y las grandes fortunas. La misma que permitió que no se rompiera con el pasado de la dictadura y que siga actuando legalmente una fundación con el nombre del dictador (¿se imaginan una Fundación Hitler en Alemania, que siguiera existiendo legalmente y haciendo declaraciones en los periódicos y con la propiedad de archivos cerrados a los historiadores?) y que muchos de los que colaboraron en atrocidades, y tienen aún fotos con el brazo levantado y en compañía de nazis, estén disfrutando de sus puestos, pensiones y honores. Oé no tiene reparos en decir que su padre era un fascista (a la japonesa, se suicidó en un bosque al no soportar la derrota).
Me gusta cómo habla de esa amistad que se basa en una empatía intelectual y afectiva, de esas extrañas parejas (beckettianas; por cierto que gracias a Francis busqué unos poemas suyos hace poco, que estarán al llegar; pues mi relación con Beckett es complicada), de interlocutores que se inspiran y que siguen su conversación, diría yo de mis amigos, a través del tiempo. Aun que las disensiones justamente, de las que yo hablaba más arriba, antes de leer esta entrevista, propiciaran un distanciamiento largo. Hasta que uno de los dos desaparece bruscamente y ese dolor impulsa su escritura, para hacerle renacer. Buscaré las películas de Juzo Itami. Todas las entrevistas con Oé me trasladan a otro mundo aunque hablen de éste, me alivian por la afinidad, por el humanismo tremendo, por la humildad, esa humildad que ayer fue una vez más mi conclusión, cuando supe de un nuevo fracaso mío, un fracaso que parece absoluto y que tal vez debiera liberarme en cierto modo, si no supiera que puede no ser verdad y que podría llevar en él la semilla de uno de esos falsos amigos, de alguien que tal vez ha preferido mentir y traicionar, aunque sea por poco, y esa incertidumbre me sume en cierta melancolía (en medio de mis batallas para que ese escenario se transforme, para cambiar la opacidad actual y la vulnerabilidad de los escritores por la transparencia necesaria, para que podamos saber), y repito como un mantra eliottiano The only wisdom we can hope to adquire is the wisdom of humility. Humility is endless. Al menos, para mí, hormiga de Figueres (sólo puede esperar ese contacto de antenas benéfico y afín de otra hormiga, el que me mandaba hace unos días el sabio Dr. Frikosal).

17 comentarios:

Isabel Mercadé dijo...

Qué hermosa entrada, Isabel. A veces tengo que explicar el Quijote y como el Quijote lo contiene todo y yo sólo tengo dos horas para contárselo a adultos no especialmente interesados en la literatura y cuyo único conocimiento es una imagen grotesca de unos molinos de viento, he de seleccionar, así que muchas veces he optado por contarlo como una historia de amistad, esa amistad más allá de las diferencias.
He leído un par de novelas de Kenzaburo Oé, pero nunca he logrado conectar del todo con él. Después de esto lo intentaré de nuevo.
Abrazos (o contacto de antenas).

Belnu dijo...

Gracias, Bel M.! Sí, yo sé que Oé parece oscuro (Una cuestión personal; aunque a mí se me quedó ese dilema y esa ambivalencia para siempre), otras veces es simplemente luminoso estilo fábula (La presa), pero su punto de vista, esa humildad y ese humanismo y la mirada a su hijo o más bien su idea de mirar el mundo a través de los ojos de su hijo son para mí conmovedores, precisamente porque sé de su primera ambivalencia (Una cuestión personal), de su rechazo para luego entrar del todo

el objeto a dijo...

maravillosa esa entrevista de K. Oé, también recuerdo la emoción de otras veces que lo he leído. Esa figura del doble es la misma de la que habla Davoine en sus investigaciones sobre la locura, también para ella el Quijote es paradigmático, y habla de la figura del therapôn griego, el doble o pareja en la batalla, cuyos lazos se mantienen más allá de la muerte, tal y como da a entender Oé.
Conecto especialmente con un discurso como el suyo, en el que la muerte y la vida están íntimamente unidas, y en el que uno aparece como testigo de algo indecible, la enfermedad de su hijo, el olvido y el silencio de su país, la compulsión de muerte y la historia, lo que no tiene explicación, y su hazaña sea seguramente seguir ahí, no irse, no huir, ser el que queda después de la muerte para contarlo.

La verdadera amistad requiere de grandes dosis de humildad,

es extraño yo no sabía que había amigos que uno dejaba de ver quizá para siempre, y apenas ahora lo aprendo y entiendo y comparto lo que dices. Esta semana además he oído hablar tanto de intersecciones escuchando a Barthes..

precioso post

Belnu dijo...

Sí, a veces en medio del distanciamiento (que siempre pensamos que podría resolverse un día u otro y aplazamos el momento sin saber, perezosamente) está la muerte de los amigos, los amigos que desaparecen antes de que podamos decirles algo, y ese es el renacimiento de Oé, el amigo al que se llama en un libro o una película para continuar ese diálogo.
Y también hay amigos generosos: Bel M. acaba de poner una entrada en Fb sobre mis cuentos...

Qualunque dijo...

Justo estos días estaba pensando en esas "intersecciones", en esos "lugares comunes" que comentas...

Maravillosa entrada.

Belnu dijo...

Gracias, Qualunque, mientras pienso en dejar este blog, todo se oye distinto...

Adelarica dijo...

una entrada espectacular; en efecto, son varias, aunque sabiamente conectadas
las reflexiones de amicitia, impecables
a veces, dan ganas de preguntar, como en el chiste, "¿soy yo?, maestro…"
es lo de menos,
no he leído a Oé, pero veo que tengo que remediarlo
si dejas el blog, nuestra vida será más pobre

Belnu dijo...

Como en el evangelio, también! Gracias por lo que dices, Álvaro. Estoy escribiendo una entrada más radical, aunque tal vez no la publique, pero sí, creo que debería dejarlo, otra cosa es si puedo, la adicción es grande y los dos impulsos contrarios, cada vez más fuertes...

Adelarica dijo...

I understand you perfectly well, cause I feel exactly the same

Anónimo dijo...

en el mismo babelia se cita a otro director japonés, del que recuerdo unas imágenes, y una forma de contar las cosas, Yasujiro Ozu. Como si los relatos que nos contaba no le perteneciesen del todo.
iluminaciones.

Belnu dijo...

Sí, Ozu es maravilloso, Iluminaciones, hay películas suyas, como la del padre y el hijo... algunas escenas que siempre están cerca en la mente

Icíar dijo...

Mario Conde le llamaba a tus 'intersecciones' inspiradas en las matemáticas, otra palabra también inspirada de las matemáticas, 'el denominador común', quizás sea la diferencia con el escritor, que sabe elegir la palabra más bonita: 'intersección'.

La izquierda, que como por ahí dicen bien, el socialismo del capitalismo.

Me anoto para el día de hoy, a lo largo del día, poder leer esa entrevista de Kenzaburo Oé que presentas tan emocionante.

Belnu dijo...

Sí, es más bonito intersecciones, menos explicativo y más gráfico!
La entrevista de Oé está llena de ideas que me resultan cercanas y ese peso literario, humanista y ético...

JML dijo...

Qué mal se me dan las intersecciones, me obligan a ser constantemente compasivo y distante para no ser conflictivo, y ese es un modo como otro cualquiera de engañarse. Es difícil sostener una vieja amistad en torno a una idea que ya no se comparte y en la que, al parecer no caben los matices. Por desgracia, mis viejos amigos nacionalistas ya son más nacionalistas que amigos; en su idea de nación ya no cabe nuestra memoria común. Todo aquello que nos unió, el tránsito de la adolescencia a nuestra vida adulta, las lecturas tempranas, la música, las confidencias… incluso los copiosos y gozosos epistolarios que nos cruzamos desde rincones distantes del planeta… Me sorprende y decepciona comprobar que todo eso resulta tan frágil ante un planteamiento excluyente que nace de la lengua y la nación. Que cada nuevo encuentro no hace más que pasar revista a la doctrina. Una de dos: o ellos son muy ciegos o yo soy muy tonto, que también puede ser, porque todos tenemos un grado de incompetencia. No me extraña que nos acabemos refugiando en estos “bares nocturnos”, en el manierismo del blog, al que, como bien dices, nos arrastra la derrota (recientemente alguien me dijo que esto de los blogs es para “puritanos”, no sé bien a qué se refería, y la verdad, no quise saberlo).
Disculpa, hoy estoy un poco tremendista. Tú no pierdas la esperanza y sigue adelante. Ya has conseguido mucho.
Un abrazo

Belnu dijo...

JML, lástima haber nombrado eso de los nacionalismos, que ha devorado para ti lo demás.
A ti sé se te dan bien las intersecciones puesto que comentas en blogs donde compartes lo literario et un certain esprit, pero no compartirías tal vez idearios políticos o religiosos o quién sabe qué. Lo que quiero decir es que compartimos unas cosas con unos y con otros, pero no podemos abrazarlo todo ni estar de acuerdo en todo, y que somos la intersección de nuestros amigos, en cierta manera...
Lo de los puritanos? en fin, vaya usted a saber, la gente dice cosas... También he oído yo muchos delirios e inconveniencias sobre los blogs, pero de todo hay en la viña del Señor, como dicen.

frikosal dijo...

Que preciosa entrada !
Y muchas gracias por esa referencia (aunque de sabio no tengo nada, pero estando terriblemente resfriado y atareado y fastiado, enfadado, etc etc tengo que agradecerte el piropo).

Belnu dijo...

Sí que lo eres, Friks, y siento que estés así, pero está todo tan mal que cuesta animarse y este invierno es duro y nublado, sin estrellas de ninguna clase y sin bichos, lo comprendo