lunes, 18 de enero de 2010

Yo sé

Foto: I.N., Balcón en Marià Cubí- Camp d'en Vidal, 2009
... Yo sé que a veces parezco sombría y melancólica, incluso pesadamente quejumbrosa, pero en el fondo nunca he dejado de ser una hormiga de Figueres y conservo una extraña inocencia que me permite alegrarme por nada, a pesar del mundo, sin saber por qué.
Salgo a la calle, veo la maraña enramada de nuestros almeces invernales contra el cielo de Joaquim Folguera y las farolas de Brassaï o de Magritte con el suelo mojado -sé que los han condenado y ahí están esas horribles zanjas para recordármelo, pero déjenme disfrutar de la belleza que queda-, miro las casas más antiguas, una ventana alta iluminada con un globo que dibuja una atmósfera sugerente o un balcón abierto como la falda de una bailarina, y me siento arrastrada por una energía danzante.
Voy a un gimnasio germánico, a fortalecer mis tejidos musculares para no volver a lesionarme, y todo se ve pulcro bajo la claridad del tragaluz, todo parece bruñido, eficaz y curativo; la gente habla bajito, no hay músicas horribles, las máquinas son silenciosas, aunque el otro día un monitor intentaba explicarme el funcionamiento y ¡no tenía palabras! Yo tuve que írselas prestando, sugiriendo, porque él no sabía, como si no fuese su lengua... ¿Y cómo se puede vivir sin palabras? me preguntaba yo, conmovida.
Y anoche también les preguntaba a T. y a L. cómo vivirá toda esa gente a la que le preguntas y no sabe ninguna dirección, empleados de tiendas y negocios en Gràcia, por ejemplo, que desconocen los nombres de todas las calles por donde pasan a diario y no saben decirte dónde hay un café o un estanco o una ferretería, no saben nada, no miran nada, no recuerdan nada, tal vez van a su trabajo como autómatas y no alzan los ojos para ver los nombres de las calles, no se preguntan, no sienten curiosidad, y un día yo había quedado en un restaurante de la calle Perill (precisamente la calle Perill! Donde Broggi se salvó milagrosamente -o alguien le salvó seráficamente- de un peligro; una calle que salía en uno de mis cuentos, gracias a los comentarios repetidos de los taxistas del franquismo, que asociaban Peligro y Libertad al pedirles que me llevaran a un lugar entre las dos calles, en el fondo como nuestros gobernantes mundiales, que han decidido arrebatarnos toda libertad de movimientos engañándonos con el peligro o creando ese peligro...) y no recordaba exactamente dónde estaba y nadie supo decirme, hasta que encontré alguien lo bastante viejo para saber algo.
Anteayer, una amiga poeta y traductora intentaba decirme que en una primera lectura tal vez demasiado rápida no había conectado con mis cuentos, le había parecido que había un exceso de núcleo, la habían aturullado, y aunque prefería leerlos otra vez para estar segura, en parte porque había leído dos o tres antes de publicarse y entonces le habían gustado, temió molestarme con sus reservas. Como por email no se puede precisar el tono, la llamé para decirle que no se preocupara, incluso si en esa segunda lectura no le gustaran. Aceptar que a tus lectores favoritos o a tus amigos no siempre les guste lo que escribes, que no siempre puedan o quieran seguirte allí donde quieras llevarles puede resultar duro en un primer momento: nos gustaría que siempre nos entendieran, pero ¡es imposible! Los lectores que te siguen van cambiando, sólo algunos se mantienen alegremente ahí. Es verdad que a los amigos siempre hay algo que les gusta, pero pueden preferir tus libros anteriores, tal vez hubieran deseado que tomaras otras direcciones, tal vez les remueva lo que leen, o quizás se fijen en algo que les repele y no vean lo demás...
En algunos momentos me asusta esta situación generalizada sin trabajo y vuelven mis fantasías de indigencia (la otra tarde vi al mismo homeless viejuzo y enfadado que antes pedía en las escaleras de los FFCC de Provença diciendo: "Tinc fred, estic refredat, sóc català com vostès!" apostado en una acera de la Rambla Catalunya y decía otras cosas: "Tinc gana! Doni'm una ajuda, sisplau!" con el mismo tono de indignación que le distingue de otros, además de su aspecto, enjuto y desabrigado, de una digna sobriedad). Me pregunto cómo resistiré. Y otras veces voy andando por la calle (¡leyendo o mirando árboles y balcones) y no puedo evitar esa alegría que me arrastra.
Una vez, una niña italiana seráfica que tenía que digerir cambios espectaculares a su alrededor, a sus 8 años, cuando íbamos andando cerca de mi casa vio la luna llena en el cielo y dijo "La luna! Il mio pianeta!" y cuando le preguntamos qué deseo le había pedido, dijo, como si fuera un monje budista y no una niña de 8 años: "Accontentarmi da tutto!" Tal vez tenga yo que contentarme también de la pérdida y desposesión de todo, tal vez tenga que aprender a desaparecer.
Hoy he ido a buscar esos Cahiers de la guerre de Marguerite Duras (me encanta la foto de la portada de Folio) que me recomendó Bel Mercadé, he leído una página al azar sobre su infancia, tan distinta de la mía aunque igualmente doliente y precisamente gracias a esa diferencia me he puesto a escribir, primero mentalmente, mientras andaba, y luego en un cuadernillo.
Al llegar a casa, me ha llamado la señora octogenaria afrancesada que defiende los árboles de Joaquim Folguera. Me ha dicho que han cortado dos almeces sanos, contraviniendo todas las promesas que nos hicieron (de que nos avisarían antes, de que veríamos el proyecto, de que los árboles sanos serían trasplantados). Como siempre, mienten a los ciudadanos, los desprecian, no recuerdan que nosotros pagamos sus sueldos y que nos deben al menos lo prometido, si es que realmente tienen derecho a hacer todo lo que están haciendo en plena era del cambio climático, cortando todos los árboles centenarios, llenándolo todo de cemento, contaminando aún más, aumentando el ruido... He empezado a avisar a los vecinos a quienes todavía nos importan los árboles para que mañana todos llamemos a quienes nos mintieron.
Y una vez cumplido por hoy mi deber moral o mi impulso de dríade, me vuelvo a mis lecturas, entre la atmósfera melancólica y esperanzada de Sanshiro y esa Duras febril que me interpela, el Michon de Rimbaud et le fils, y el Ce que j'ai doné de Giono, no me falta compañía (eso sí, sólo me compro libros de bolsillo estos días, y de los franceses, que suman 6, 7 o máximo 8 euros). Y aquí está G., que se queda una semana más conmigo y se desespera porque nos cortan la conexión cada dos por tres, y la gata ovillada y los que me escriben, visitan y llaman...
Plus tard...
Olvidaba decir la fascinación mía por la mañana viendo un programa científico de Arte TV que contaba el origen del petróleo en este planeta y viendo las moléculas en el mar y las células dividiéndose, y los nómadas sentados en el desierto frente a esas llamas eternas, sacralizándolas y construyéndoles templos, y envidiaba esa visión de las cosas, esa posibilidad de ir al principio a analizar la base física, biológica y química de la realidad de nuestro pobre y viejo planeta maltratado, en lugar de simplemente sulfurarse y desesperarse como yo...
Vean aquí las primeras fotos de la destrucción de la plaça Joaquim Folguera. Y aquí mi artículo en La Vanguardia sobre los Cuadernos de notas de Henry James.

34 comentarios:

dante b dijo...

tal vez esos árboles estén ahora, hechos butacas, en los escaparates de Vinçon...
¿nadie va a echarlos?

Icíar dijo...

Una entrada más que encantadora. Me creo eso de tu extraña inocencia que te permite alegrarte por nada. También encantador los párrafos dedicados a la niña seráfica.

Belnu dijo...

Es horrible todo esto, Dante B., y como son mutantes, se creen que no necesitan árboles para respirar, o les da igual llevar máscaras con tubos sobre sus barrigas...

Belnu dijo...

Gracias, Icíar! Yo nací en un pueblo azotado por la tramontana y decían que los locos lo eran por el viento. Había uno que jugaba a ver si le atropellaban y se moría de risa al ver frenar a los coches...

http://rftnindiri.blogspot.com/ dijo...

Me llena de ternura ese mendigo enfadado que nos atraviesa con su: "Tinc fred, estic refredat, sóc català com vostès!" Juraría que le he visto en mi deambular de los primeros días de este año. Porque, aunque no se lo he dicho, yo comienzo a aproximarme a su ciudad y espero acabar ahí en unos meses. Voy a su barrio (al que yo creo que es su barrio), a la Central de Mallorca o a la más especializada de la Baixada de la Llibreteria y hasta ahora no la encuentro. Cruzo desde mi callejear en Sant Pere Més Baix y salto el temor de Laietana desde El Palau y la plaza rebautizada ahora como "Felix Billet" Es verdad, veo menos árboles de los que esperaba (quizá sea la condición de enero), pero tengo las miradas de la gente y los balcones y esos ganchos para acarrear las mudanzas a los pisos de los que alguien me ilustraba hace días con sus fotografías. Suelo quedarme al principio de la calle Gerona, pero no me arredran las casitas bajas próximas a la plaza Joanic.

el objeto a dijo...

qué devastador todo... esos árboles tan tranquilos y bellos!

espero que hoy mi mensaje llegue! Siempre me acuerdo de la respuesta de esa niña italiana, dados los tiempos que corren, la pienso a menudo,

por cierto, Enthoven esta semana cada día a las 10h un programa sobre Barthes, hoy ha sido muy interesante, acerca de la posibilidad/imposibilidad del relato, acerca de su curso sobre la preparación de la novela!

me siento como ese mendigo indignado, pero me quedé sin voz

Belnu dijo...

Sí, Objeto a, llegó el comentario y yo tengo ese discurso o curso sobre la novela de Barthes, que es maravilloso pero no sé dónde ha ido a parar, y mira que es grande el libraco... Con eso nos consolaremos, intentaré pescar a Enthoven, me encerraré en esta cueva hasta que tal vez me lancen a la calle como al mendigo furioso y me uniré a su indignación. Es una vergüenza. Están cortando todos los árboles, Ya no veremos más la hermosa maraña contra el cielo, ni el susurro verdoso al caer el sol ni las bonitas farolas históricas de luz tenue, ni al salir del metro veremos aquel cielo enramado tan bonito, ni podremos respirar en esa plaza, que ahora será otra lesseps, otro escorxador, otra frederic soler... Qué tristeza la del kiosquero y el florista y las señoras que han defendido los árboles. Qué indiferencia la de todos esos súbditos barrigudos que sólo piensan en sus coches y parkings

Belnu dijo...

Rft, pronto no quedará más sombra que la de nuestras librerías, no sé a cuál especializada en qué te dirigías, pero un día podemos tomar un café en la central o ver el azufaifo y visitar al librero d ela calle berlinès, y a ti tal vez no te lo parezca pero están destruyendo esta pobre ciudad

Anónimo dijo...

Gràcies, Núñez, veig que no m’envies les erínies.
Però no m’expulsis dels lectors que et segueixen, encara que no arribi allà on em vols portar. Jo estic dins aquest club dels feliços, dels lectors guanyats.
Quan un autor es guanya un lector de debò, ja no el perd mai més. El lector hi connectarà més o menys, però no deixa mai de llegir un nou llibre d’aquell autor. Encara que sigui per buscar-hi només el record del que hi ha perdut, suposant que no es produeixi una nova sincronització.
Que tampoc no és el cas, eh?
Una abraçada,
M

Belnu dijo...

Gràcies a tu, M!
M'alegra que et consideris un d'aquests lectors perennes. És una idea feliç en un matí tràgic perquè he vist l'espectacle de la tala salvatge de tots els lledoners de la plaça Joaquim Folguera. Quina brutalitat.

Ephemeralthing dijo...

Camp d´en Vidal, calle de los fines de semana de mi infancia. Todavía voy por ahí de vez en cuando y los jardines de los edificios de la calle Madrazo, entre esa calle y Laforja, contiene los pitosporum más increíbles y bonitos de la ciudad. Además de arbustos y árboles maravillosos, todo plantado en la década de los años 30. Cada vez que los veo desde el balcón de la casa de mi tía recupero algo. Quizás esa alegría de la que hablas y que "arrastra".

frikosal dijo...

Estimada Hormiga,

Es terrible esa tala. Visto como va el mundo casi creo que lo mejor es evadirse de todo y dentro del hormiguero hacerse el mundo a medida, aunque sea mental. Yo me he bajado un montón de programas de radio que me gustan y los oigo por la calle, y en cuanto existan me pondré las gafas de la felicidad, que proyectarán imagenes preciosas encima de las porquerías que los concejales de urbanismo han perpetrado. Esto y una máscara de gas, claro.
Por cierto que tengo impresas unas fotos para ti desde hace semanas. Pero me olvidé de tu retrato en la forma de hormiga, la imprimiré.

Me despido con un contacto de antenas, que es una (casta) señal que se hacen dos hormigas y que les permite reconocerse inmediatamente: no son de ese otro mundo hostil que hay fuera.

Belnu dijo...

Sí, Eph, lo entiendo perfectamente, ¡necesitamos con urgencia esos restos de belleza de los años treinta! Si piensas que la ahora cementosa y fea plaça frederic soler, antes llamada Pitarra, crecía el Árbol de la Libertad, que regaban los republicanos de izquierdas y los conservadores detestaban! Ahora es unánime, todos detestan los árboles...

Belnu dijo...

Ah, Friks, qué comentario magnífico y touchant. Me encanta ese gesto de las hormigas y no sabía su nombre! A mí también me faltan palabras, pero ahora ya la tengo. Es verdad, yo me doy cuenta de que me forro de libros y películas para no ver el horror de fuera. Y cruzo la frontera para pasear junto a árboles gigantes y respetados y sin basura arrojada a sus pies... Esas fotos tuyas son también curativas!
Sabes qué? G, y yo hemos hecho siempre un gesto de conexión como ése de las hormigas, un shassán! particular como en aquellos dibujos animados que entrechocaban cinturones mágicos...

Qualunque dijo...

Isabel, acabo de llegar a casa y lo primero que he hecho ha sido escribir a la Consejería de Obras públicas y a 'GISA', la gestora de infraestructuras que construye el metro.

sg.ptop@gencat.cat
correu@gisa.cat
pacelputxet@gisa.cat

Es sólo un pequeño y seguramente inútil gesto. Estos días intentaré escribir al periódico y hacer algo de ruido.

Que pena no poder volver a ver esto...

http://4.bp.blogspot.com/_73aHAmx4nuM/SuYvG66kLfI/AAAAAAAAAgg/-P_iz8jxsRQ/s1600-h/-+003.jpg

Belnu dijo...

Gracias, Qualunque, Ningún gesto es del todo inútil, al contrario. Yo creo que cuanta más maraña, cuanto más protestemos, cuanto más difícil lo pongamos, menos avanzarán en esa destrucción de todo lo verde que han emprendido. Ahora vienen elecciones. Y los políticos, por desgracia, sólo piensan en eso, aparte del negocio y los pingües beneficios que algunos sacan de todo.
Gracias por las direcciones, escribiremos.

Belnu dijo...

Y sí, Qualunque. Ver eso era muy importante para mí. Me estoy planteando andar más y a partir de ahora subir y bajar en la parada de Muntaner, aunque sea cuesta arriba. Así lograron que no subiera (ni bajara) nunca más con los ferrocatas en la pobre y envilecida plaça Molina, y ahora será lo mismo aquí. Y ya me imagino la estación, con ese brillante y espantoso granito que le han puesto a Provença. Hoy al pasar junto a los lledoners cortados y a los que quedan en pie, en espera de su ejecución en estos días, he estado a punto de soltar un sollozo.

Anónimo dijo...

Yo pienso que la recepción de una obra es difícil de adivinar. A diferencia de la música o la pintura, con sus lenguajes lunáticos.
Si adivinaran que el paisaje, es tan importante para sus vidas, conservarían esos árboles, sin duda.
iluminaciones.

Belnu dijo...

Es verdad, si adivinaran, si pudieran sospechar, Iluminaciones, no los cortarían. Tal vez alguno de ellos se dé cuenta un día, tarde.
La música tiene algo más abstracto y directo, tal vez eso sea más fácil, menos espinoso. Quién sabe. Aunque ahora acabo de ver Control, la película basada en la vida del cantante de Joy Division, que se suicidó a los 23 años, en 1980, y me ha dejado otras interrogaciones.

nomesploraria dijo...

Són uns malparits. Quin país. I ara si aconsegueixen la merda d'olimpíades faran més carreteres i emmerdaran les valls i foradaran les muntanyes fins que tot sembli un excalèxtric.

Per cert, ahir vaig llegir Mendel el de los libros. Quina delícia.

Belnu dijo...

Efectivament, Nmp! Això és el que volen fer. Carreteres i pàrkings, tot un paisatge de desolació i ciment.
Mendel el de los libros és magnífic! El G. el va llegir fa uns dies i li va entusiasmar. Zweig sempre ens parla d'aquest món humanista que desapareix...

´´ dijo...

son en frances :

chaque jour envie
d' être un jour en vie
non certes sans regret
un jour d'être ne

.........
nuit qui fais tant
implorer l'aube
nuit de grâce
tombe

Trad: Loreto Casado

Belnu dijo...

Gracias, Francis, con Beckett siempre hay varias opciones!

Isabel Mercadé dijo...

Como te decia, espero que pierdan las elecciones para que pierdan lo único que les importa, no porque espere que otros lo hagan mejor.
Y me alegro muchísimo de tu escritura y de haber contribuido en algo, aunque sea mínimamente.
Malos tiempos para la belleza en Barcelona "la millor botiga del món" o algo así era.
Sin embargo, como decía Lorca, el deber de ser alegres...

Belnu dijo...

Sí, Bel M., malos tiempos para la belleza en la pobre BCN. por eso y por ese misterioso deber (que yo descubrí con el Infierno de Dante, con el Tristi fuimmo) que yo cumplo sin darme cuenta (hace un momento intentaba explicárselo a Frk, que mis inmersiones son siempre pasajeras, desde hace años y vuelvo a la superficie con raras alegrías, yo voy siempre buscando los restos de esa belleza que aún no han destruido. Y no pienso rendirme ante esa gente, seguiré resistiendo.

JML dijo...

Hoy, al leer este post, me fijé en la foto que lo encabeza y sentí de repente el efecto acumulativo de tanto destrozo. Con el tiempo creo que el archivo gráfico de este blog va a quedar como prueba documental de un mundo que está desapareciendo ante nuestros ojos, y servirá tanto para la nostalgia como para la denuncia. No conozco Barcelona, pero los desatinos municipales son iguales en todas partes.
Ese Henry James entró hace pocas semanas en mi casa. Aguardo el momento apropiado para hincarle el diente.

Belnu dijo...

Ese Henry James es maravilloso y aún más para un escritor!
Gracias, JML...

Emma dijo...

Isabel, yo también he enviado un par de airados correos electronicos a las direcciones que he enviado Qualunque. Como es posible que permitan que esos bellos almeces caigan? No hay una forma de salvarles? Es una verguenza, una autentica verguenza. Y se hacen llamar politicos!

Belnu dijo...

Gracias, Emma! Es horrible. Yo le he soltado un auténtico discurso a un desdichado enviado del punt d'informació, atención al ciudadano. El tipo apenas ha dicho nada, excepto que los cortan en varias fases, no sabe por qué. Pero un país donde lo único que se valora, por encima de patrionio verde y arquitectónico, son los parkings...

Adelarica dijo...

llego tarde, y que no se ha dicho ya; me gusta como abordas lo que representan, a veces, las opiniones de los lectores sobre nuestro trabajo literario; oigo, como me decía el otro día una amiga, de una determinada escritura, en tus juicios la voz del respeto
entre amigos, es la única ley, difícil de vivir pero fácil de percibir; yo noto, a la primera, si, más allá de que alguien apruebe o no un trabajo mío, lo hace con respeto
tu t manifiestas con respeto, y por eso tienes tantos amigos que te leen

Belnu dijo...

Gracias, Álvaro! Muchas veces, leyendo, encuentro cosas en los libros que me hacen pensar en ti, no sé explicarlo, en tu forma de pensar o en cosas que me has dicho o que te he leído. Pero todo va tan deprisa, y como dice Henry James, ¿adónde van, dónde quedan esos pensamientos?

Belnu dijo...

Quiero decir, esos pensamientos que no escribimos, que no decimos en su momento, que parecen salir volando como mariposas de cada cabeza que late

Adelarica dijo...

nada se pierde, lo espiritual, me refiero, no t preocupes, y yo t agradezco q pienses en mí
además, luego, cuando menos t lo esperas, aparece en tus libros, y en tus escritos, a la vuelta de cualquier giro, en un adjetivo, en una expresión de emoción o de rabia contenida

Belnu dijo...

Gracias! A veces necesito que uno de vosotros, más sabios, me digáis algo así, que escucho con alivio, casi como un mantra. El otro día, un escritor me decía que no me preocupara, que el reconocimiento llegaría, que lo importante es seguir escribiendo. Y es difícil explicar por qué esas frases, dichas por vosotros, me producen tanto efecto