viernes, 1 de enero de 2010

La luna azul y la última noche del año

Foto: I.N., El cielo de Mandri, en el primer día del año, 2009
No sé por qué los anglosajones asocian la doble luna mensual a la melancolía y llaman Blue Moon a esa segunda llena de un mismo mes, que se produce sólo cuatro o cinco veces en un siglo. Ayer, en la última noche de 2009, tuvimos una de esas lunas azules, que se enseñoreó del cielo límpido y helado. Una amiga japonesa añoraba en FB a O., su amigo desaparecido (yo también le añoro a veces, me gustaría consultarle, escucharle, dejarme contagiar de aquel entusiasmo suyo fogoso y particular, que me contara de las extravagantes listas esotéricas en que se entretenía, y ya no está y nadie puede sustituirle) y asociaba su tristeza a la doble luna. La cuestión es que el viento había barrido el cielo y se veía la luna preciosa y llena de su fulgor misterioso, como las nubes blanquísimas de hoy, iluminadas y tan radiantes como si todos los deseos pudieran realizarse de verdad, como si pudieran cumplirse todos los eufóricos augurios de los amigos.
Anoche G y yo cenamos un rape delicioso y brindamos por el año nuevo -él con sus uvas y yo con mis arándanos-, luego yo anduve sous le vent y él se fue a sus raves, y yo me quedé con mis películas -Metrònom Ferrater, Une femme mariée- y acabé con Jean Rhys ya muy tarde, preguntándome lo que quería decir en mi ensayo y envuelta en una rara felicidad. Me he despertado del mismo modo, con esa joie paradoxale de la que hablaba Enthoven, aunque dos tuberías que golpean con el aire me atravesaban el sueño con una atmósfera de Hitchcock, y una llamada insidiosa me ha molestado un momento, pero el malhumor se ha desvanecido enseguida, barrido por el viento de la calle, donde he estado fotografiando árboles y nubes y terrazas lejanas, esquivando las feas farolas de autopista y las feas luces de navidad, hasta que me ha saludado N. desde un bar, donde brindaba con café con su cuñada librera y me ha dicho que me estaba leyendo y era como si me hubiera visto hacía poco.
También me felicitó ayer una amiga que vive en Palma desde hace unos años y dijo que sentía como si estuviera manteniendo una conversación conmigo al leerme. Yo he felicitado a un novelista que está escribiendo sobre hippies y años setenta, le he deseado que hiciera la novela del año en 2010 y él me ha contestado: "¡Tú sí que harás un novelón!", él no imagina lo lejos que estoy de conseguirlo. Y sin embargo...
Un amigo me escribía hoy del otro lado de la frontera un mensaje que me ha alegrado. En primer lugar, porque él es muy buen escritor. Yo misma reseñé algunos de sus libros en La Vanguardia y tengo pendiente su última y premiada novela en la mesilla. Pero lo gracioso fue que una vez, hace mucho tiempo, habíamos quedado en vernos cuando viniera por esta ciudad, de la que huyó hace años. Cuando vino, yo creía estar recuperándome de una gripe, pero en el último momento, volvió a subirme la fiebre, de modo que vino él a casa, estuvimos hablando un buen rato y me quedó una impresión alegre de esa visita, un tanto surreal, velada con mi fiebre. Dice así: Querida Isabel, Me llegó una agradabilísima sorpresa de fin de año: Algunos hombres y otras mujeres. Bonito título, pero tengo la impresión después de haberlo leído que esas otras mujeres son las que hay en ti. Algunos de los cuentos, si se le pueden llamar cuentos a estos textos, son magníficos, llenos de reminiscencias en las que creo reconocer (o recordar) cosas que también son mías (o lo fueron). ¿Cómo no escribes más (o publicas más, que no es lo mismo) con lo bien que lo haces y la cantidad de forros pelotudos que sí publican y no tienen ni zorra idea de que escriben para el otro?
La sensación autobiográfica es tan fuerte que algunos creen que no son cuentos, ¡y lo son! La estructura es férrea e implacable, manda sobre cualquier verdad, memoria, fabulación o invención. Nadie distingue lo inventado de lo vivido o escuchado o fantaseado, algunos imaginan que ésa es mi vida, pero eso le ocurre a casi todos los autores... Y ahora pienso en Jean Rhys con su cuento de Halloway, defendiendo con ferocidad que era un cuento. Y la connotación cotidiana de la palabra cuento tampoco ayuda... Pero después de todo, no importan las fuentes de lo literario, importa la construcción, la estructura, los cambios de género, importa lo escrito, si es capaz de transportar, de remover, de resonar, de cambiar la percepción... En cuanto a la segunda parte del título, no se reiere al yo de mis narradoras, que se mantiene como si fuese una (desordenada) novela, sino a las otras mujeres retratadas ahí, que no son las protagonistas, sino sus hermanas o amigas o enemigas.
He ido (con el amigo a quien mis cuentos producen un efecto tranquilizador) a una batida de año nuevo en el jardín del azufaifo, ¡qué bonito se veía el inmenso tronco desnudo e invernal desde el interior del jardín! Lástima que había poca luz y una farola invasora contaminaba mi cámara, que no ha podido captar la belleza asomada a mis ojos. Había un gran nido plano en el suelo del jardín del azufaifo, ese jardín que los vándalos intentan convertir estercolero. Nunca había visto de cerca un nido tan grande y resistente. ¿De qué pájaros podía ser? ¿Cigüeñas? Tendré que encontrar algún ornitólogo... o buscar nidos en las imágenes de google.
Me gustó el cd sobre Ferrater, esos testimonios que reconstruían y dibujaban al personaje con sus impresiones (sobre todo Azúa, Rico, Jill Jarrell, Ana Moix, Jaime Salinas, Carmen Rojo, Vargas Llosa), o el propio Ferrater recitando energéticamente con toda su gangosidad, o ¡su hermana! y esos trozos de película familiar de una alegre sensualidad y la casa y los árboles que GF abrazaba "com si fossin humans", o la sombra silenciosa del suicidio del padre, al que nadie alude, y en cambio me repelía la recitación tan impostada de sus poemas, aunque lo cierto es que a mí nunca me convencen los actores leyendo poemas, prefiero oír los defectos de los propios poetas que esas tentativas profesionalizadas y convencionales de cargar de sentido las palabras ajenas, robándoles toda excentricidad, toda particularidad. Hablando del defecto de habla familiar de GF, dice Azúa que cuando reconstruías lo que decía, parecía un discurso de Demóstenes, tal era la habilidad lingüística de Ferrater. Y Rico señala que el personaje, por su inteligencia y su atractivo y su facultad de aprender y penetrar todas las lenguas, era mucho más fascinante que el poeta. Su retrato me recordó un tanto a los retratos que de Pavese hicieron sus amigos escritores y poetas.
Y en cuanto a Une femme mariée, que he acabado de ver esta mañana, tiene el espíritu del Godard maravilloso de Vivre sa vie, me encantan esos personajes femeninos en los que se mezcla la vitalidad y la sensualidad con la interrogación filosófica, esa mujer que interroga a los otros y se interroga sin abandonar su gestualidad terrestre y algo felina. En cierto momento dice que adora el presente, porque para ella, lo importante es entender lo que le pasa y en el presente hay algo que siempre se le escapa. Y esos juegos de opuestos (su partner fijado en la memoria y el pasado) y la conversación que intenta con las caricias conciliar la violencia de la posesividad, los miedos, las obsesiones de la memoria y el futuro, y la sensación de que ella misma siempre se escapa...
Sigo sin poder explicar mi rara felicidad interna. No puedo encontrarla en mis perspectivas materiales, ni en ningún logro especial, ni en la situación sangrienta y humeante del mundo y sus injusticias, pero hay algo inexplicable y luminoso que se agita en el aire y me hace respirar de otra manera y escucho esta música como si surgiera también de mi interior.

8 comentarios:

Icíar dijo...

Y yo puedo decir que se nota, se nota esa felicidad interior, porque la impresión que queda en el que lee, por lo menos a mí (aunque no siempre capte bien), es de tranquilidad, y esa media sonrisa que no siempre te produce lo que lees.

ALBERTO GIMENO dijo...

"Esa rara felicidad": "la vida se nos volverá un día más ignorada que el sueño". Pues bien, que salga el sol, alcancemos esa ignorancia con toda la luz en nuesro bando:

A MEDIA MAÑANA

El sol, el viejo sabio, va disipando
minúsculas dudas de oscuridad, dejadas
hasta ahora por resolver. Le tiemblan
un poco las manos, y temblamos
los árboles y nosotros cuando oímos
que todo minuto que pasa ha de arrancar,
brusco, una venda de sombra, y ahora el justo
caso de la luz será bien recto, y ahora
chillará la delgada desazón de la flauta
de Iblis, y lo veremos todo, y repleto
de espacios de claridad, impenetrables
como el cristal. Manifestado todo, diremos:
tú lo has querido, te lo has buscado tú, de noche,
cuando dormías sólo para despertarte
y no querías creer que la vida
se te volvería más ignorada que el sueño.

(GRABIEL FERRATER)

Versión de M. Àngels Cabré.

Belnu dijo...

Precioso, Alberto Gimeno, y lo he recibido en pleno sol, cuando esa vida empezaba a asaltarme, intentando no ser ignorada con su estela espinosa de facturas y desplantes, pero aquí estábais vosotros tres, el sol, ferrater y tú, para impedirlo gloriosamente. Gracias!

Belnu dijo...

Gracias, Icíar! La orografía de mis estados de ánimo es accidentada, siempre subiendo y bajando, casi con una regularidad solar o lunar, pero hay algo que pese a mis inmersiones siempre me rescata y yo siempre pensé que las esperanzas me crecían pequeñas e imperceptibles como crecen los hierbajos

Isabel Mercadé dijo...

¡Ah! También yo vi esa luna. Respecto a tu alegría, precisamente quité un verso de Borges porque me parecía que quedaba demasiado largo, pero era así: "gracias por el valor y la felicidad de los otros".
Hermoso el poema que te ha dejado Alberto Gimeno. Me he ido a leerlo en mi vieja (no recordaba que fuese tan vieja, del 79) versión en catalán y los dos últimos versos estaban subrayados.

Belnu dijo...

Sí, está en Da Nuces Pueris, diría yo, y claro, ¡lo subrayaste!
Es una mañana algo erizada y espinosa y vuelvo aquí a buscar más de esa joie

el objeto a dijo...

esa emisión sobre la joie paradoxale funcionó como revelación (sarinagara) y acompaña estos días,

se parece a la sensación que tengo al encontrarme con el azufaifo al pasar por tu calle, es un pellizco...

los personajes de tus cuentos pueden responder a personajes que hay en ti, en el sentido en que los creaste tú y surgen de un ejercicio en que se mezclan memoria y creación, pero pueden responder también a un deseo, a una reconstrucción nostálgica, a una variación incluso inconsciente, a un lapsus,a una vivencia que si la vivieras ahora sería increíblemente diferente, esos personajes no son tú porque esa ya no eres tú, es un rescritura, tal vez fuiste tú, pero seguramente ya no lo eres

como diría un monje zen, el problema de la identidad, el problema del interior y el exterior, es un pseudo-problema
también en algunas ocasiones el problema de los géneros, no?

Belnu dijo...

Sí, eso está muy bien explicado, hay fragmentos de mí, pero son reconstrucciones, reelaboraciones, trasnformaciones de la memoria recreada unidas a la pura invención, pero no todo el mundo puede ver eso, Objeto a, la mayoría de gente me dice que soy "muy valiente" porque creen que estoy contando mi vida y de ahí no los sacas.