Llevaba unos meses de cierta felicidad y hoy ha venido Némesis a corregir mi panorama. En el grabado de Albrecht Dürer (al que antes llamábamos Durero, en la época en que se traducían los nombres), es un personaje tan feo como sus correcciones negativas.
Hoy he sabido que NO me han dado la beca de la Institució de les Lletres Catalanes. Cuando me recibieron, me dijeron que era un proyecto interesantísimo. Me temo que ni mis apellidos (Tal vez ahora, Némesis sea de ERC), ni mi edad (me dice alguien que las ayudas son para gente más joven) permiten que un jurado de esa institució decida apoyar mi proyecto.
Para mí, en este momento, esto significa renunciar a Conversaciones en torno a la guerra, mi proyecto balcánico, RIP. Todos esos viajes a Sarajevo, Ljubljana, Zagreb, Belgrado y Pristina, ¿en vano? Todas esas veinte cintas de videocámara con entrevistas a escritores brillantes, que ya no podré acabar de transcribir. Esas 200 páginas escritas que no tendré tiempo de corregir ni revisar.
En este momento, vivir de la traducción impide hacer ninguna otra cosa. Y para rematar, llevo un tiempo intentando salvar un árbol. Renunciar a esa investigación me parece muy duro, y sin financiación no sé cómo hacerlo. No es como la escritura de ficción, que permite avanzar con una hora diaria. Hacen falta horas seguidas para transcribir y organizar ese libro.
Plus tard...
Unos minutos después, siento haberme entregado a ese momento de rabia y autocompasión. Tendré que encontrar una manera de acabar mi libro sin ayuda. No sé cómo, pero no puedo abandonarlo. Debe de haber algo, alguna otra cosa a la que pueda renunciar y que me devuelva tiempo. We will figure out a way, me dijo una vez Mary Memory, que fue mi eficaz y agradable interlocutora en Time Magazine, cuando trabajé para ellos en el especial dedicado a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, y encontramos la manera. Tal vez sea sólo cuestión de cultivar la autodisciplina. Kafka decía que la pereza era una de las tres plagas del escritor...
En este contexto, los mensajes de apoyo de los amigos que se han interesado en ese proyecto mío desde el principio y que me siguen dando ánimos e ideas, no son ajenos a mi obstinación de continuar.
2 comentarios:
Estimada Isabel. Desde la distancia. Tengo un amigo que siempre dice, en estos casos: un minuto a la melancolía, pero solo un minuto. Veo que te lo aplicas. El proyecto es interesante, saldrá. Siento que los que deben apoyarlo no lo entienden así. Ellos están sólo para que les voten dentro de unos meses.
Gracias, Pedro. Pero es mejor que no vuelva a esperar ninguna ayuda y que lo haga aun sin poder, sin tiempo, sin nada. Porque he esperado demasiado tiempo ya, y nunca me van a ayudar. No hay más que mirar la lista de los que sí han recibido para comprender que a mí y a mi proyecto nunca nos darían nada.
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