Hace un par de años, el Centro Memorial Walter Benjamin en Portbou se encontraba en este estado deplorable. En la puerta, la foto del director del centro era tan grande como la de Walter Benjamin. Dentro, apenas tenían material audiovisual y la biblioteca dejaba mucho que desear. En cambio, estaba lleno de fotos de castellers y otros asuntos folklóricos de Portbou. El rótulo en la puerta informaba de particulares y restrictivos horarios (tres horas de apertura, sin contar el tiempo en que el famoso director iba a desayunar). Teóricamente, había negociaciones con Norman Foster para construir la sede de una Fundación Walter Benjamin, pero tal vez sus honorarios eran excesivos para los patronos. Por suerte, al lado del mar, bajo esa luz sorprendente que Portbou comparte con Cadaqués, el monumento de Dani Karavan y su tumba en el cementerio seguían allí para recordarle. Otro hecho curioso era que en el edificio de la célebre fonda donde murió, se suicidó o lo mataron, según las teorías, NO había ni una mísera placa que lo recordase. Propuse un artículo sobre el tema, pero no hubo suerte. Si Portbou estuviera al otro lado de la frontera, sería un lugar de pregrinación para lectores de Walter Benjamin. Pero España seguía traicionándole casi setenta años después. Tal vez me equivoque y la situación haya cambiado en 2006. Ojalá...
martes, 31 de octubre de 2006
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