viernes, 27 de octubre de 2006
Un libro, París y los libreros
Foto: Gabriele Basilico, Beirut (1995-2004)
El mensajero de Argel, de J.C. Llop. Con atmósfera y claves de thriller, elementos de ciencia ficción del presente o pesadilla contemporánea y escritura poética, esa novela me ha acompañado un rato durante tres o cuatro noches y sentía que me ayudaba a deslizarme hasta el umbral del sueño en un tobogán irresistible, que ahora añoro. Por suerte, ahí está el librito de Steiner (que ayer citaba aquí mismo) para consolarme.
En París encontré a Llop con mis amigos de Mallorca, que le acompañaban en la presentación de su libro. Su éxito allí, de crítica y de público, se debe a otra novela suya que aquí han descatalogado. Al día siguiente de verles, en La Hune, oí cómo una de las vendedoras, española de origen, recomendaba con vehemencia esa novela a un escritor argentino que hacía un doctorado en París.
En las estanterías de La Hune, no encontré René Leys de Victor Segalen y pregunté a otra vendedora. "C'est pas possible", me dijo, con una amable indignación. Y disculpándose, añadió que era inadmisible que no lo tuvieran y que alguien hubiera olvidado avisar que se había terminado, que era el mejor libro de Segalen, y que ahora, "grace à vous", le pondrían remedio enseguida. Me dio las gracias con una sonrisa eficiente.
En cambio, un librero de Barcelona, cuando le pedí L'Empire des signes de Roland Barthes (que ahora he recomprado felizmente en París), tras anunciarme que no lo tenían y yo pedirle que me lo reservara si aparecía, declaró triunfal que no lo reeditarían. "¿Ah no?, le pregunté yo, incrédula, preguntándome cómo podía estar tan seguro. "¿En Francia tampoco van a reeditar a Roland Barthes?", y él insistió en que no. En realidad, siempre se alegraba de decirme que NO tenían los libros que le pedía, pero a veces yo los encontraba en las estanterías y se los enseñaba tan triunfal como él. Hasta que me cansé de dirigirme a él para pedirle nada. Varias amigas me contaron que detesta a las mujeres. Otros dicen que simplemente es huraño y tiene un carácter errático. Yo decidí incluirle en mis listas de vendedores que no quieren vender.
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