domingo, 29 de octubre de 2006
Ansiedad preelectoral
Ilustr: Käthe Kollwitz
El panorama es sombrío. Alguien me dice que ha contemplado la posibilidad de tomarse un pastillamen e irse a la cama el miércoles por la noche y leerlo todo al día siguiente, para no sufrir. También es posible que el sufrimiento dure semanas, con los devaneos y exigencias de la desvergonzada Esquerra a uno y otro lado. Esos chicos no tienen ideología, pero aprovechan el romanticismo juvenil de la Catalunya profunda. Una amiga que lee los periódicos a conciencia y tiene una mente más lógica que la mía me dice que fue Esquerra quien seguramente impidió que el Tripartit modificara la ley d'Hont, esa ley que multiplica el valor del voto rural y minimiza el voto de las grandes ciudades, la ley que impidió gobernar a Maragall durante dos mandatos. La probabilidad del retorno de la derecha mal camuflada de Mas nos produce a algunos un malestar físico. Le preguntan a Montilla sus autores de novela favoritos y contesta Marsé, Chandler, Auster, Marías, autores dignos y una elección creíble. En cambio, Mas responde Porcel y Maria de la Pau Janer! Dice que él friega los platos, ¿quién se cree que Mas o su esposa Rakosnik hayan podido fregar nunca un plato? Por lo menos Montilla es sincero y dice que no le da tiempo de hacer nada doméstico y que cuando llega a su casa todos están durmiendo. El padre de mi hijo opina que gobernará CIU en solitario, con el apoyo puntual del PP, de Esquerra o el PSC, según los casos. Y así otros veinte años. Ayer vi un programa en CNN dedicado a Montilla que parecía hecho a mala idea, con el sonido diferido (eso mata a cualquiera), con aire tenso y sin la fuerza de un Lula o una Pasionaria, con una discreción excesiva, inexpresiva. ¿Le habrán elegido para que no gane? Y si la derecha catalana se instala otra vez y se sigue agravando el abismo social, en vez de corregirse mínimamente, ¿no nos rebelaremos?
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