domingo, 6 de junio de 2010

En Madrid

Foto: I.N., Parque del Retiro, Madrid, 2010
Me recibió un calor radical, aunque durante el día, a la sombra se estaba bien y esa ciudad tiene muchísimos más árboles, más grandes y frondosos que la pobre Hereuville, y a diferencia de esos Parcs i Jardins taladores, aquí invierten presupuesto y atención al mantenimiento de los árboles, y no porque los políticos sean mejores. Tuve la suerte de que un amigo al que siempre echo de menos me prestase su apartamento en un barrio interesante y muy cerca de allí donde yo pasaba largas temporadas chez mes amis hace muchos años, en épocas alocadas que viví como en un sueño. Así que cruzaba el frondoso Paseo del Prado y ya estaba en el Botánico y el Retiro y ese camino, con la excepción del casi-laberinto de bojs de Moneo tras el Prado, que huele a hierba mojada, estaba lleno de recordatorios que me señalaban por sorpresa: haciendo una foto a un portal me di cuenta de que allí había casi vivido... Fui al Reina, paseé por la desolación alucinada del pobre Martín Ramírez; había traducido ese catálogo y conocía bien su historia, así que me impactó aún más el contraste de sus vitales y alegremente furiosos jinetes de largas pestañas y pistolas con las madonnas a veces reinas paganas enormes y excesivamente poderosas con toda la pesadilla obsesiva de sus círculos de reclusión, sus terribles galerías de túneles y enclaustramientos donde surgían las alucinaciones y la vida en forma de venados, conejos, esperanzas y la paranoia y los cochecitos eran tortugas pequeñas y las cenefas capaces de enloquecer... Y pese a todo una imperiosa felicidad en su miseria... Estuve viendo esas propuestas radicales del Principio Potosí y su perspectiva distinta y periférica de que la modernidad empieza con el descubrimiento y la explotación de la riqueza de las colonias, y esas dos lecturas détournées de la colección, una de ellas me interesaba más, la de Moraza, pero fue como verla media a ciegas y jugar a las adivinanzas porque no quedaban hojas de sala y no ponía lo que era cada cosa; lo cual tuvo su gracia. También he traducido y espero ver Nuevos Realismos, que me gusta como hilo de pensamiento, y reúne piezas de artistas como Arman, George Brecht, Christo, François Dufrêne, Öyvind Fahlström, Raymond Hains, Yves Klein, Lichtenstein, Manzoni, Oldenburg, Rauschenberg, Mimmo Rotella, Daniel Spoerri, Tinguely, Ben Vautier, Jacques de la Villeglé, Wolf Vostell, Warhol (de algunos he traducido catálogos o libros y les tengo particular afecto, como sobre todo a Hains, Villeglé y Rotella y sus déchirures, carteles arrancados de la calle, o los Diarios de Warhol, etc... .Aún recuerdo al artista que desapareció tres días en Barcelona llevando unos pocos francos en el bolsillo cuando iba a exponer en la ciudad y al que un taxista compasivo acabó reconduciendo al museo). Es muy distinto ver exposiciones habiéndolas leído previamente... a verlas a ciegas, como lo de Moraza! Y otra cosa es observar ese diálogo múltiple con el que me dice Manolo Borja-Villel que pretende repensar e interpelar la modernidad, y que se cerraría a final de mes con Miralda: "El núcleo central está constituido por Martín Ramírez, Desvíos de la Deriva y Principio Potosí. Éstas antagonizan con Manhattan, uso mixto (otro catálogo en el que estoy traduciendo), Nuevos Realismos y Miralda. Las lecturas de la colección cuestionan los propios dispositivos, al igual que hará Ibon Aranberri en Silos". Tal vez podría probar a mirarlo así...
Y en esos encuentros con piezas que siempre me inspiran, vi otro de las Elegías a la República Española de Motherwell, que no me gusta tantísimo como la del MoMa (en su reduccionismo blanco y negro, me emociona siempre verlo allí, en ese homenaje dramático americano con todo lo que significa, y en cambio el del Reina tiene color, pero es importante que esté en ese museo y también me alegra), y Klees (Amistad animal!) y Mirós (La sonrisa de alas flameantes) y Tàpies y Michaux y L'arbre vert de Fautrier y fotos dibujadas de Helen Levitt y un magnífico Rothko Orange, plum, yellow del 50, o la Figura totémica de Motherwell o un retrato precioso de Bill Brandt, Portrait of a Young Girl, Eaton Place, 1955 y su Belgravia (yo guardo en el ordenador una foto de ovejas irlandesas asombrosas de Bill Brandt, que solía poner en la conferencia sobre Maeve Brennan. Vi fotos del neorrealismo español, Pérez Siquier, Masats, Cualladó, Colom (!), Maspons, Català Roca! (estaba una foto que tengo enmarcada, regalo de mi amigo seráfico, Llibres de vell amb gat, 1950) y en otra zona del fin de la modernidad, ese Fontana que me encanta, La fine di Dio, de 1963, Atget, Dora Maar, el famoso metrónomo de Man Ray con el ojo de Lee Miller, A. Kertész (Nadador bajo el agua) o esa pareja de esculturas descarnadas de Antonio López..., y estuve en la solitaria Real Academia de Bellas Artes de SF, donde me esperaba el Agnus Dei de Zurbarán, que siempre me encuentra y me conmueve extrañamente, y unos Goyas que me alegró volver a ver, y un busto suyo que me miraba interpelante... Y en la Thyssen volví a ver Mirós, Kitajs, la Partida de naipes de Balthus, Picassos y Léger, el Fumador de Juan Gris, Braque-Picasso juntos, Braque Mantel rojo, el Óvalo claro de Kandinsky, la Casa giratoria de Klee, su Omega, un Moholy-Nagy... Y de noche cené en casa de una amiga en su casa preciosa y poco a poco se fueron incorporando a la conversación sus dos hijos inteligentes y llegó el pater familias, que contó lo que observaba en sus últimas negociaciones con otros sectores.
En el Retiro estaba fotografiando esos cipreses podados con un aire japonés o australiano y unos turistas americanos me ofrecieron hacerme una foto de mí en los árboles, pero yo no quería salir en la foto, pensé, recordando la novela de Bonells.
Tenía, por suerte, caseta de sombra, al menos a esas horas. Antes de entrar, me encontré a Enrique Vila-Matas, que venía por la Cuesta de Moyano y había atravesado toda la solana con su chaqueta azul marino y conservaba mágicamente su aspecto cool y él ya me dijo que era el mejor fin de semana para las firmas. (Por cierto que la Cuesta de Moyano siempre me gustó y me recuerda a uno de los antiguos consejeros literarios de J., que venía de allí, y al otro librero que le decía, con una sonrisa aprensiva y algo malévola parecida a la de Kafka: ¿Qué tal en Barcelona? Con esa humedad...) El calor arreció más y más, cerca de allí, en Anagrama, firmaba Luis Magrinyà, y firmaban muchos famosísimos, pero vinieron amigos generosos de otros tiempos y quisieron comprar mi libro para ellos o para regalar a otros, y vino mi ex cuñado con sus hijos guapos y alegremente excéntricos y mis ex suegros muy elegantes, misteriosamente rejuvenecidos, y una amiga hospitalaria de casas bonitas me trajo agua y avisó a unos cuantos de aquellas épocas pretéritas, y apareció un amigo pródigo que vive sometido a las asombrosas fluctuaciones del destino, siempre entre extremos, y ahora esperando ver caer la fruta de su misterioso árbol y prometiendo leerme con su "tiempo regalado"; aunque no vino otro amigo que en un tiempo me llamaba para consultarme en sus encrucijadas con las casas. Pero vinieron unas hermanas interesantes y creativas que también forman parte del paisaje humano de aquella época mía madrileña de mi cuento. Firmé un montón de libros. "Hoy has vendido más que Delibes", me dijo mi editor (y es que esos cuentos de Delibes son el libro estrella de su caseta estos días). Los dos traductores insignes de Keats me dedicaron La víspera de Santa Inés, editado por Reino de Cordelia. Al salir de la caseta volvió a aparecer EVM, aún prodigiosamente impecable como si una nube invisible le protegiera del sol justiciero, se le había acercado Sánchez Dragó, que me recordaba sin saber de qué y EVM elogió generosamente mis libros como presentación, y SD citó a la famosa Azofaifa de La venganza de don Mendo en el momento aquel de humor negro truculento en que le clava la daga ¡Qué por Alá; por aquí!. Y luego vino al fin mi ingeniosa amiga de ojos azules y nos recogió el resto de la troupe para un refrigerio restaurador y al fin fuimos todos a comer a una terracita italiana entre dos casas que me habían acogido en mi vida anterior.
Y aún hice el esfuerzo de volver a las casetas para saludar a los poetas de una antología y estuve hablando con Antonio Tello, vi a Pura Salceda y cuando me iba apareció Dante Bertini con aire de explorador. Él acabó acompañándome con nocturnidad a la fiesta de Luis Magrinyà, en un lugar recóndito por la zona de Princesa, pero Dante no resistió el carácter humeante de la celebración y se fue, y yo, perdida entre desconocidos (aunque en esa ciudad son mucho más amables en lo social), empecé a hablar con un clemente José Andrés Rojo, que se había adentrado en mi libro balcánico sin tiempo de acabarlo pero muy interesado, lo cual me alegró mucho, y enseguida apareció un amigo isleño de Luis muy ingenioso que se presentó diciéndome "Soy Capricornio, ya sé que tenemos mala prensa..." y es que había leído mis cuentos y dijo ser fan. También estaba un radiante Ignacio E., muy bien situado en la barra a la que todos intentaban llegar, junto con un desconocido muy eficaz llamado Carlitos a quien presentaban entre risas como el supuesto ghost writer de otro escritor desconocido, pero que logró gestionarme mi bebida abstemia. Hablé un momento con Marcos Giralt Torrente, me dijo que le habían gustado mucho mis cuentos, lo cual me animó porque su escritura me sigue interesando, y le confesé mi momento de sobresalto al leer el principio de su recién salido libro del padre, y descubrir que utilizaba un recurso parecido al que yo estaba utilizando en mi novela, aunque todo fuera completa y radicalmente distinto, el tono, la forma y el contenido, y también la coincidencia de que él citara tantos libros que yo había ido leyendo en su caso para escribir ese libro, en el mío por mis obsesiones con los progenitores; y es que su escritura es analítica y en cierta manera lejana y salvando todas las distancias tiene algo que ver con la mía... Muchos me hablaron con entusiasmo del libro de Luis Magrinyà que se festejaba allí, Habitación doble (sólo he leído un capítulo y estoy intrigada. Yo defendí sus Intrusos y huéspedes en La Vanguardia y siempre recomiendo sus cuentos Belinda y el monstruo). Y llegó J. Herralde con Lali Gubern, aunque traían a Álvaro Pombo y éste llegó sólo hasta la puerta y al ver la multitud se estremeció, salió un momento con el homenajeado y se marchó. por cierto que Magrinyà llevaba esa camiseta suya que sale en la pestaña del libro, y que es absolutamente genial. Y luego hablé con una editora de Turner muy simpática einteresante, Pilar Álvarez, y con Jq., un publicista de camisa estampada y gran entusiasmo gay que me encantó, celebró mucho el título de mis cuentos, que pronunciado allí adquiría todo su significado y no hacía falta excusarme y prometió hacerse inmediatamente con ellos y con Si un árbol cae y me presentó a otros. Y estaban unos cuantos de Alba (editorial) y cuando ya me escabullía, porque yo no bebía y sin beber no se resiste tanto en las fiestas, me crucé con los Atalanta, Jacobo Siruela e Inka Martí (que iban acompañados de Jesús Ferrero y de una escritora de aire interesante cuyo nombre se quedó flotando sin llegar a mis oídos (y resultó ser Irene Gràcia, autora Atalanta y partner de JF), y quedamos en organizar un encuentro propiciado por Pepe Ribas en sus paisajes. En su caseta había aprovechado para comprar los Vampiros a mi anfitrión, así como Mendel el de los libros de Stefan Zweig en Acantilado, y para mi viaje de vuelta me compré la Sonata a Kreutzer de Tolstói y Jarmila, Una historia de amor de Ernst Weiss, de Minúscula, porque son libros diminutos que no pesan, y seguros para un viaje corto, y es que a la ida tuve la suerte de empezar con La tormenta de nieve (qué suerte de traducción de Selma Ancira) de Tolstói, que absoluta maravilla, y al acabar seguí con mi Giono, tapándome los oídos torpemente con los auriculares de la película para no oír a esos merluzos que hablan a gritos en los trenes de este país zoquete, creyendo aún que resulta interesante su banalidad amplificada y con una descortesía y una ausencia absoluta de mundanidad que asombra a nuestros vecinos portugueses, mucho más civilizados.
Anoche volví de la fiesta andando. Pensaba que cuando me cansara cogería un taxi y el calor era ardiente en la Gran Vía, bulliciosa y llena de transeúntes festivos, pero seguía andando como si llevara Las zapatillas rojas de Moira Shearer y el implacable Andersen me obligara con su vara: Danzad, danzad, malditas! De adolescente, por mi condición andariega y errabunda (antes de conocer a Melmoth) había pensado en mí como aquel personaje del cuento de Grimm, que tenía que gastar siete pares de zapatos de hierro recorriendo el mundo antes de lograr no sé qué. Pensaba en los freaks que habíamos visto en la caminata de ida, sobre todo en una pareja de delicada bella y triste bestia envueltos en aureola opiácea y en dos extrañas mujeres que reposaban a la Gauguin en un banco oscurecido. Y nosotros preguntando por la calle Duque de Osuna, que era aquel diplomático español en Rusia del que contaban que invitaba a sus amigos a beber en copas de oro y luego las tiraban al Volga, en un gesto de extrema riqueza y despilfarro que me volvió a la mente hace unos años, cuando estuve en el Ermitage, junto a aquellos mobiliarios de oro y malaquita.
Y en el viaje, ya pertrechada con tapones de oídos y pese a todo desesperada por el griterío de la gente y sus teléfonos, en los intervalos de silencio he leído fascinada el librito de Weiss, un relato que estructural y estilísticamente es "preciso como el engranaje de un reloj", pero está lleno de una intensidad que prefigura el final del autor, por su mirada sobre la violencia del deseo y la muerte, ¡qué maravilla! Y luego me he embarcado en la Sonata a Kreutzer, que parecía seguir su hilo pero con la mirada más claramente misógina o puesta en el conflicto y el desentendimiento entre hombres y mujeres y la hipocresía social, veremos, porque he llegado aquí y ahora el trabajo me atenazará. Pero qué felicidad leer esos libros mientras de pronto surgía un paisaje de les terres de l'Ebre, suave y armonioso, lleno de campos amarillos de verano y arbustos verde oscuro y albercas centelleantes de turquesas transparentes y cielos con nubes grises agolpándose y bolas de jara y algún bosquecillo...

27 comentarios:

odette farrell dijo...

Veo que disfrutaste tu estancia en Madrid ... qué "taco de ojo" como decimos los Mexicanos te diste con tanta obra de arte, y para colmo ricas comidas con viejos amigos.

Qué rico Isabel! Felicidades también por la firma de tu libro que veo estuvo bien concurrida también.

Belnu dijo...

Gracias, Odette! Ya nerviosa de volver, con este calorazo y el montañón de trabajo que me espera

Belnu dijo...

Me encanta lo del "taco de ojo"

Isabel Mercadé dijo...

Me alegro muchísimo de que todo saliera tan bien. Y me encanta ese "taco de ojo" de Odette.
¡Que tengas muy buen viaje de vuelta!

Belnu dijo...

Gracias, Bel M! Espero que Hermes-Mercurio te oiga, que no me pongan nadie al lado ni enfrente, que no chillen los de los móviles, que todo vaya comme sur des roulettes...

´´ dijo...

Inka Martí!!!! impresionante.

Veo que fue super bien y que te cunde una pasada un fin de semana largo.

Icíar dijo...

Una de los rasgos que más me gusta de tu escritura es cómo pintas a tus personajes. Me encanta el aire variopinto que les das a todos: Vila-Matas conservando su aire cool a pesar de la chaqueta azul marino y el calor sofocante; los hijos excéntricos del ex-cuñado; los ex-suegros misteriosamente rejuvenecidos; el amigo sometido a las asombrosas fluctuaciones del destino, esperando que le caiga la breba.

En fin, haces que me caigan todos tan bien, y que me haga ver la vida como un cuento, con esa virtud de ver y al mismo tiempo realzar la diferenciación como una virtud necesaria.

¡Más que Delibes!. Es que eres más divertida.

¡¡Sánchez Dragó!! ¿será una señal? mañana le escribo otra email

Belnu dijo...

Qué simpática, Icíar! Me alegra mucho tu entusiasmo! Es verdad que la diferencia es lo mejor de los amigos, de los personajes...

Belnu dijo...

Acabarás consiguiendo algo con SD!

Dante Bertini dijo...

bueno, veo que aparezco como explorador urbano, un look que me ha gustado mucho "curtir", como decían los freaks porteños de tiempo atrás...he caminado hasta morir, he conocido a gente extraña y me han sucedido algunos milagritos sorprendentes...gracias por la noche que compartimos a medias: el resto lo diré en mi página apenas pueda...

Belnu dijo...

Ah, explorador urbano, encontraste tu contraseña! ´Sí, esperaré esa crónica madrileña-porteña...

Anónimo dijo...

Bel ,
He leido tu cronica de Madrid .Como siempre llena de detalles sutiles , de esa atmosfera que sabes rodear a todo. Hicistes muchas cosas ,mucha pintura .... muchas personas .... te dio tiempo para todo, ¿ cómo te lo haces? y además pararte y fotografias para todos nosotros un ciprés embellecido por artistas de Parques y Jardines , no aserreros de nuestro Parc i Jardins que no saben ni podar.
Deberian prohibir el uso del móvil en los trenes , o disponer de unos inhibidores de señal intrmitentes para evitar que los usen desde su butaca y asi nos evitariamos enterarnos de sus historias .....Yo también me pongo los cascos y me deleito con buena música , algo mas fuerte de lo normal para no mezclar ruidos , leo en el trayecto en los monotonos Campos de Castilla y Aragón y ya en Catalunya observo mas el paisaje .
Ya en Barcelona , te has retrobado con Gilda , espero y deseo que este mejor .
Yo también soy capricornio ....

Belnu dijo...

Gracias, Francis, por el entusiasmo (merecido, en el caso Atalanta!) y sí, el tiempo cunde cuando uno se va de su casa

Belnu dijo...

Lo dicho, Josep, cuando estás fuera de casa da tiempo de mucho más... Y no, Gilda sigue con su ayuno.

Anónimo dijo...

El tiempo es el mismo
Parece que cunde mas porque antes te has organizado este tiempo y has planificado las actividades
También cualquier dia , un dia de trabajo puede organizarse y cumplir con casi todas las actividades que has programado

Belnu dijo...

Josep: Llevo muchos años organizando mi tiempo sola y sin que nadie me regule los horarios y esa cosa tan humilde y pequeña nunca se me dio mal, y de verdad, no necesito lecciones en ese sentido; durante un tiempo me especialicé en todo lo urgente y escribo este blog a pesar de todo el trabajo y contesto comentarios, incluso demasiado. Sólo estaba resumiendo un hecho obvio y es que si no tienes que trabajar y no estás en tu casa (donde siempre tienes recados y cosas) ni en tu ciudad, te da tiempo a ver muchas expos.

civisliberum dijo...

Felicidades por que te fuese tan bien. Te lo mereces¡¡

Belnu dijo...

Gracias, generoso Civislib!

megan saltzman dijo...

Querida Isabel, espero que estés muy bien. He estado pensando que me gustaría escribir sobre tu libro Azufaifo juxtapuesto con otro texto literario o visual. Así que, tengo dos preguntas.

1. cuando piensas en el contenido de Azufaifo, te viene a mente un texto compañero? ¿Quizás alguno que trate de la deshumanización de la ciudad o el proceso legal de salvar algo natural?

2. ¿Conoces otro texto del género blog-hecho-libro? Si conoces de muchos, ¿sabes si existe alguno que trate de Barcelona y/o si uno de ellos haga una yuxtaposición interesanto con Azufaifo?

Bueno, espero que no te molesten mis preguntas ¨out of the blue¨!

Muchísimas gracias!
megan

Belnu dijo...

Megan
1) Sólo se me ocurre un libro de Henry James, The American Scene, 1907 y su capículo The Powers of Removal, donde se indigna de la degradación de Manhattan, el libro está en Internet.
2) Sí, sé de otros libros blog, en concreto uno de una joven autora madrileña, "Soy una caja" de Natalia Carrero (publicada por Caballo de Troya). No tiene NADA que ver con el mío, y no trata especialmente de la ciudad.

Siento no poder ofrecerte más. Tal vez no te convenga La plaza del azufaifo after all

Carmen dijo...

De verda me alegra que te haya sido gratificante la ida a Madrid.
Mientras he estado leyendo tu libro, me gusta mucho el enfoque de los personajes, la descripción del momento en que se encuentra el pais, esta España nuestra de la transición y como la vivimos los de nuestra generación....pasando por todas las edades, de momentos cruciales y esa ansia de libertad..me gusta los personajes, te hacen pensar en lo diferente que podemos ser las personas en algunos momentos de nuestra vida y en situaciones diferentes...y esa nostalgia que todas sentimos alguna vez..por nuestro pasado. Me ha trasportado a otros tiempos y despues de nuevo al presente...fantasticas historias contadas con una sencillez que te transporta al momento y al lugar descritos por los personajes..felicidades.

Belnu dijo...

Gracias por tu lectura, Carmen! Me alegra mucho que te hayan gustado mis cuentos

megan saltzman dijo...

Gracias por tu respuesta, Isabel! Voy a explorar tus 2 sugerencias : )

Que te vaya todo bien,
megan

Emma dijo...

Me ha encantado esta crónica, bien mágica, Madrid se ha transformado bajo tus "zapatillas rojas". Bravo.

Belnu dijo...

Gracias Emma! (Moira...:))

Agencia Web  dijo...

Totalmente de acuerdo con u articulo, en mis vacaciones de enero estuve allí y definitivamente si es un lugar mágico que tiene mucho para ofrecerte.
Muchos éxitos, un saludo.

Belnu dijo...

Gracias, Agencia Web!