Se oye a la gente aplaudir los goles del gran partido y me gusta esa sensación de terrazas abiertas, silencio y algunos aplausos de vez en cuando, en esas celebraciones que no comparto pero que pueden contagiarme en cierta manera. Al volver de la excursión veterinaria de esta tarde, con la gata como viajera curiosa en su caja (¿de Schrödinger?), por la carretera nos ha saludado un alegre amigo motorista, que se iba con su partner a ver Canino. Yo he tenido que llamar a G. para darle la noticia de que, al parecer, lo que causa la enfermedad de la gata Gilda es un tumor. "¿Y por qué tiene un tumor?", ha preguntado G., "si ha tenido tan buena vida", y yo le he dicho que la naturaleza es imperfecta y complicada y también se equivoca, se equivoca tantas veces como acierta, si es que eso puede decirse, y si acaso el cáncer tiene que ver con algún impulso inconsciente autodestructivo, ¿quién no lo tiene? Alguien me dijo una vez que Buda murió de un cáncer de estómago. "¿Y por qué no come?", le he preguntado al veterinario. "Un gato deja de comer por cualquier malestar", me ha dicho él. Nada se sabe. Nosotros la cuidaremos, con la tenacidad de la carrolliana caza del snark, intentaremos que viva bien el tiempo que pueda. Mi amigo seráfico me ha acompañado al veterinario y me iba contando una historia extraña de una pareja amiga, en la que los dos siguen una extraña pauta de dejarse engañar, de forma cada vez más peligrosa y vulnerable, y cuando uno estaba a punto de tomar alguna medida saludable que él iba a apoyar, en el último momento decide que no quiere ser rescatado, que prefiere hundirse, aunque naturalmente no lo dice así. Es el goce del que hablaba yo en Naufragi en un mar de paraules. ¿Cómo iba a ser perfecta e inocente la naturaleza si nosotros, con nuestro inconsciente, con la gran ironía contradictoria que parece regirlo todo, formamos parte de ella?
Todo es complicado y ambivalente y a veces había envidiado a aquellos musulmanes de los escritos de Isabelle Eberhardt que aceptaban sus desdichas con la frase “Elhal-hal Allâh” (La suerte pertenece a dios) y aludiendo al mektub, ese destino que está escrito y contra el que nada puede resistir, y es que hay algo reconfortante en ese fatalismo que da sentido a todo lo incomprensible. O bien, en lugar de cargar con ese fardo de sinsentidos que empieza en el principio de la vida y que ya no nos abandona, la creencia hinduísta de que todo es una ilusión, que nos proyectaría automáticamente lejos de todo lo que duele aún más precisamente por lo injusto, porque no se ajusta a lógica ninguna, porque no podemos comprenderlo, como decía Chéjov, porque el mundo es un lugar endemoniadamente difícil y sólo los estúpidos pretenden comprenderlo.
Siempre me acuerdo del día en que L. y yo descubrimos un local religioso donde anunciaban un cursillo titulado: "Tornar a creure", volver a creer. Era graciosa la idea de seguir un curso para lograr esa o cualquier otra fe. I want to believe! decía el póster de Mulder en X Files.
Yo sigo leyendo Habitación doble (aunque lo leo despacio, me vuelvo cada vez más fan de su ingenio retratando personajes, del humor de esa mirada) y El hijo de la sierva, en uno cuentan una escena de ayahuasca y en el otro el Strindberg adolescente objeta a su madre cómo puede la voluntad de un dios causar tanto desorden y desgracia. Todo me devuelve a mis hilos de pensamientos. Sigo traduciendo a Maeve Brennan y mañana a Giono. Hace calor. Me he puesto a hacer una tarta de manzana, con canela y genjibre, porque tenía demasiadas manzanas y se iban a estropear. He comprado albaricoques y cerezas. Me he despedido de la Belle Elaine, que se iba al campo. Es una suerte la ciudad vacía... Pero hoy, con la urgencia felina he olvidado que tenía una cita y siento haber fallado.
La gata, que no parece buscar explicaciones ni creer en nada más que en su momento, se ha ovillado con su peluche y está dormida. Tal vez el antibiótico le ayuda, tal vez el cansancio, o su estoicismo silencioso, que procura simplemente seguir con su armonía. La tarta de manzana ya se ha hecho, en un ritual de creación fácil y efímero...
18 comentarios:
Hola, Isabel:
qué bonita esta tu gata, aquí al sol, reposando. Es una foto preciosa. Y sí, la naturaleza es complicada e imperfecta y el mundo, un lugar endemoniadmente difícil.
Un abrazo,
Mar
bueno, todo suena apacible a pesar de ese todo que sabemos imperfecto, no hecho a las medidas de nuestros deseos.
Que siga así. ¡Ojalá!.
Como dijo Salinger, a partir de cierta edad abandonamos los heroísmos y empezamos a vivir por algo tan simple y complicado como la existencia diaria.
Sí, ventajas y desventajas de esta segunda fase de la vida! Qué tal tu partido?
Por eso sólo hay instantes, como éste, silencioso y lleno de luz y sí, esa atmósfera de verano...
Que tengas un buen día, Bel.
Gracias! El tuyo, porque aquí siguen las obras! Pero yo me refugio en la lectura...
Ah, Bel M., gracias y que tengas un buen día tú también
Jaja, por hablar me ha pasado. Ahora han empezado los vecinos, obras privadas...¡paciencia!
Entonces por hablar se acabarán pronto!
Los animales , hasta que no han sido adoptados por nosotros no se curaban, nosotros entendemos la enfermedad desde la idea que existe una cura posible, supongo que eso hace que vivan el momento lo mejor posible, no se proyectan ni cuando están sanos ni cuando están enfermos
Tienes razón, Francis. Yo me siento en eso muy en duda, un día le dije a G.: "pero a mí me gustaría un veterinario que fuese un gato" y extrañamente G me entendió enseguida. No soporto tener que forzarla a tomar las vitaminas o las flores de Bach. Gilda sólo hace lo que ella quiere, es muy tigresa y forzarla me deprime. Pero yo quería decirte otra cosa que pensé ayer al ver una expo, iré a tu blog a decírtela
Es una entrada bellísima, Belnu. Explica minuciosamente tantas cosas... y luego está el relato no narrado, el que fluye bajo las palabras, ése también es magnífico para este lector.
Deseo que la gata (es preciosa) esté bien y que recupere el apetito.
besos
Gracias, Stalker! Hace ilusión tu visita, tu lectura, sobre todo precisamente por la corriente subterránea...
En esta fotografía, y en algunas imágenes, tenemos el ejempo de como una foto restaura el espíritu, corrige un instante. Y aunque suene algo extraño, la imagen, el arte nos devuelve en un plano emocional, de las trabas que la naturaleza nos impone, ese instante de visión que proporciona una imagen. Ese Punctum que decía Barthes, y que sólo es significable para uno mismo. El i want...
iluminaicones.
Gracias, Iluminaciones! Ese punctum que viene del azar y se clava como una flecha! Qué bien que la foto (mi mano torpe e ignorante de la técnica poco tiene que ver) te haya hecho pensar en eso... Es cierto que la belleza cura. Y también es cierto que conmueve inexplicablemente el dolor estoico y silencioso de un ser que sólo ha ofrecido belleza, juego y placidez y que apenas pedía nada. Ahora sólo podemos contemplar cómo se abandona sin resistirse.
Cada día eres más artista y siento ser un poco repetitiva, pero es lo que me sale.
Lamento lo de Gilda, es lo natural, ya se sabe, el cáncer es como dices la acumulación de errores en el organismo, un proceso natural de muerte. Pero me cuesta entender que hay cosas que pronto sencillamente no existirán.
¿Buda con cáncer de estómago? ¡madre mía!¡ya no tengo esperanza ni con el budismo!
Pero Icíar, justamente, en el budismo la divinidad no significa o no está asociada exactamente al cuerpo del buda. Y tampoco en el cristianismo, ahora que pienso.
Gracias por tu elogio. Veremos qué pasa con Gilda, ayer comió por primera vez!
Es ahora que ha salido la Antología de Antoni Clapes.
La lentitud, la durada
http://www.pageseditors.com/CAT/llibre_milenio2.asp?id=6&id_llibre=1540
La he visto hoy, la otra antología que me comentaste debía ser de la editorial , no?
Pero no la presentaron antes? A lo mejor al recibir el aviso de publicación creí que ya estaba en la calle y no...
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