Ayer tenía que ir a ver a M., para una celebración tardía de su cumpleaños. Antes fui a una tienda de la Diagonal a comprar mi té de por la tarde, un Sannen bancha que sabe a ramitas tostadas y no me quita el sueño. Allí me encontré a L., de modo que fuimos andando, ella arrastrando su bici, hasta los barrios de M., fijándonos en esas esculturas vivas que se estiran y desperezan en el cielo y exhiben sus formas centenarias, todo eso que el ayuntamiento pretende talar, cortar, eliminar, digámoslo claramente aquí, al menos, y sustituir por palitroques que nunca crecerán, que necesitarían más de medio siglo para hacerlo y ya no llegarán a tiempo.
M. se puso contenta de vernos y miraba fascinada al mayor de sus nietos. Hay algo en la contemplación de la juventud y la belleza que aún puede iluminarla, como si pudiera cargarse de su energía, o porque le recuerda lo que era la vida. A mí me ve transfigurada, siempre resplandeciente. M. estaba ligeramente mejor, porque ha dejado de tomar una medicación para la memoria que le producía una irritación sorda y desesperada. Casi todos los medicamentos tienen efectos secundarios brutales, que obligan a tomar otros medicamentos. Pero nada tiene sentido: la vida de M. no es ni siquiera media vida, tal vez sea una centésima parte de vida. Ya no puede leer, ni comprender una película, ni expresar lo que quiere, ni andar. M. es una de esas personas que sólo vive para alimentar los laboratorios, para servirles de cliente: es el gran logro de la industria farmacéutica, alargar la vida de las personas a cualquier precio, aun convertidas en zombies, pero zombies consumidores de medicamentos.
Más tarde estuve hablando con una vieja amiga y luego viendo otra película de Ozu, y se me olvidó que en la tv ponían un episodio de In Treatment. Lástima. Empecé a leer el libro que tenía que reseñar y hoy, gracias a la anulación de las dos citas, après-midi et soir, he logrado acabarlo y escribir la crítica, podarla y enviarla. Tenía que ver con la sombra del suicidio y también con la vulnerabilidad y la sobre-exposición. Tenía que ver con la necesidad de contar y la voluntad de proteger y silenciar.
Hace unos días, tras leer un par de libros con ciertos fallos persistentes, mientras andaba, estuve pensando en el oficio de corrector. Sé que hay editoriales que presionan a los correctores para que intervengan aunque no haga falta: es una tendencia perversa. Se trata de un oficio que exige delicadeza y discreción y muchos no la tienen. Cuando no encuentran nada que corregir, hacen tonterías, y son capaces de estropear el trabajo de un traductor. Si el traductor dice "hasta que no quedó nada de vosotros", el corrector añade: "proveniente" (más catalán que otra cosa, por otra parte, pero en cualquier caso innecesario) y la frase se vuelve absurda y burocrática, pierde su poesía: "hasta que no quedó nada proveniente de vosotros". Otros correctores quieren dejar su huella y no pueden resistir la tentación de cambiar el estilo del traductor por el suyo. Una vez, donde yo había puesto: "Era una cuestión de orgullo" el corrector puso: "Era una cuestión de puntillo", sin darse cuenta de que "orgullo" era perfectamente correcto y adecuado (en inglés decía pride) y de que no era él (o ella) quien firmaba la traducción. Hay algunos buenos correctores que saben su oficio, señalan los olvidos, los errores, las repeticiones que el autor o el traductor no han visto y que no eran deliberadas, ayudan, pasan el paño para que todo brille, sin intentar imponer su huella. Y el autor o el traductor (que es segundo autor) puede revisarlas y aprobarlas o no. Ése sería el proceso ideal, pero no siempre es así. Y últimamente, en esta ciudad parece no quedar ninguno que sepa que en castellano se dice sacar sólo cuando llevamos algo de dentro afuera, que uno saca los zapatos de su caja, pero se los quita de los pies, que uno se quita la venda de los ojos, no la saca... O que cuando se habla de uno mismo y otra persona se dice "Fui a comer con P"., no "fuimos a comer con P", que sólo se diría si se tratase de tres o más...
También he seguido dándole vueltas a esa novela que no escribo, aun sin intentar nada, salvo desechar la última probatura, releer lo que sí sirve y volver a interrogarme.
He leído a Sagarra hablando de Dublinesca y del día de San Patricio, con una foto de EVM apoyado en la puerta de un pub irlandés. También yo tengo ganas de leerla y me haré con ella cuando acabe mis deberes y haya pasado esta dura fase de PCG, que significa política de contención de gastos (expresión que le copio a J.A.), y es que éste es un mes muy árido para mí, aunque ya falta poco.
Parece que la llamada izquierda está ganando en las regionales francesas. En Libération han animado a los lectores a que expliquen por qué no votan y el resultado es magnífico. Ojalá saliera en los periódicos de aquí... En otro diario llaman a Skz "el autista del Elíseo", y del hiperpresidente al hiperperdedor... Cómo envidio la capacidad crítica de los franceses. Aquí la prensa es simplemente la voz de su amo, amo en el gobierno o amo en la oposición.
Anteayer soñé que estaba echada en una playa, al sol, con gente que conocía. Llevaba un bañador negro (¿o era rojo oscuro?) con aire retro y tenía las dos manos puestas en el vientre, donde sentía un dolor que ardía como fuego, intensamente. Casi como un cuchillo. Al fin decidí bañarme a pesar del dolor o precisamente por el dolor, la idea de sumergirme en el agua parecía la mejor alternativa aunque me costaba mucho incorporarme, en la densidad del sueño, y entonces me desperté, sin saber si el dolor había sido real o soñado.
Anoche tenía un mensaje de T., un amigo escritor balcánico que vive en otro extremo del mundo. Hace poco empecé a leer su última novela. T. me contaba que había ido unos días a Serbia a ver a sus padres y al volver, le habían llamado para decirle que su padre había muerto. Qué mundo tan extraño, decía en inglés, estar tan lejos. E inevitablemente pensé en la muerte del mío, once años atrás.
Voy a prepararme otro sannen bancha.
21 comentarios:
Perfecto, Isabel, como casi siempre, gracias por tu valentía y riesgo; pienso si tu dolor en el vientre, entre sueño y realidad, no será este peso de dar denunciar y luchar contra esa obsesión enfermiza de talar, podar y eliminar árboles como palabras ennriquecidas con el tiempo y taladas o sesgadas por correctores funestos... metáfora de metáfora, y esta incapacidad de llegar al mar y bañarnos en aguas claras que nos purifiquen de imágenes y palabras mutiladas...
Ya hace tiempo decidí que prefiero vivir y morir por mi enfermedad natural antes que por las consecuencias de los medicamentos... pienso que si los árboles pudieran elegir, también eligirían su cuicidio natural antes que ser sesgados por inútiles hombres blandos... nos pertenece hasta la última hoja de nuestro cuerpo... y eso, sólo yo decidiré si se lo lleva el mar que quizá tiene todos nuestros secretos. De ahí que el 75% del planeta y de nuestro cuerpo sea agua, que como el mar, en el mundo onírico representa nuestros sentimientos, justo de donde nacemos.
Quítate ese bañador obscuro que te tala el cuerpo y lánzate al mar, Isabel, no te canses de nadar...
Ahí nos vemos !!
Gracias, Eva! Yo tampoco soy cliente de los laboratorios farmacéuticos, o sólo de los homeopáticos... Tampoco a mí me pescarán en sus encarnizamientos médicos. El bañador sólo estaba en el sueño...!
caminan los árboles para verte dormir?
estoy ruborizado: tda la vida me he sacado los zapatos.
Creo que en Argentina se dice como en Cataluña, "sacarse los zapatos", pero el castellano peninsular no lo permite. Aunque ahora todos los periódicos se escriben llenos de esas faltas, y en vez de "tenía mala cara" dicen "hacía mala cara"... etc
Los árboles sólo andan en los cuentos... y en la demagogia municipal y mediática. Pero si andaran, no sería para verme a mí, hormiga de Figueres!
Voy a proponer al ayuntamiento que pongan recta la Diagonal, quizá les parece bien, son muy raros.
Sí, Francis, esa idea seguramente les gustaría, porque podrían hacer negocio con ella...
Después de tu entrada que, como siempre, da para reflexionar sobre mil y un temas, me he reído un montón con la ocurrencia de Francis Black. ¡Claro que sí! ¿Por qué no gastarse nuestro dinero en poner recta la diagonal?
Abrazos.
Sí, la política municipal alcanza esos extremos delirantes, y lo peor es tener que leer cómo todos los periodistas mienten y manipulan la información, "mueven" los árboles y nos muestran fotografías con densa frondosidad que necesitaría al menos sesenta años para verse... Como en lesseps. Creo que voy a dedicar un post en Polis a esa censura y redacción mentirosa
Siempre aprendo cosas leyéndote, de autores que nunca he oído hablar y de "enquêtes" en "Liberation", yo también desearía que la vida en las ciudades fuera un magín donde se mantuviera intocable cierta elegante belleza, y que las palabras no perdieran su significado y que los correctores contribuyeran a ello. Admiro tu voluntad de escritura y hasta pienso en M, que para mí, ahora, es un misterioso personaje.
Gracias, Emma, por estar ahí, por leerme y por venir a contarlo!
yo sigo visitando (?) escritores argentinos que no conocía, con mayor o menor suerte...y pasan los días y yo paso a mi vez siempre que puedo por esa diagonal que no será la misma: la única calle que siempre me gustó de Barcelona, la única charming, europea, glamourosa...y una amiga me cuenta cómo quedó girona después de los vientos, con cientos de árboles caídos, y a mi se me ocurre pensar lo felices que serán algunos viendo que el desierto avanza...y pasan los días...
"Es el gran logro de la industria farmacéutica, alargar la vida de las personas a cualquier precio, aun convertidas en zombies, pero zombies consumidores de medicamentos"
Estupendo resumen !
Gracias, Friks, yo sé que algunos medicamentos básicos cumplen su función, pero me asquea ese mercado de las farmacéuticas, sin ningún escrúpulo, a veces parece ciencia ficción tanta perversión y tanta indiferencia por el sufrimiento humano...
Sí, Bertini, lo mismo pasa en Collserola, creo que está lleno de árboles caídos, algunos se frotarán las manos
Es enorme el número de entradas que tiene el verbo "sacar" en el diccionario de Doña María Moliner, pero es verdad, los zapatos no se sacan en castellano.
El negocio farmacéutico asociado a la diabetes es doloroso. No puede imaginar toda la parafernalia de productos que ello implica y el coste absurdo que genera a la Seguridad Social. Yo tenía un medidor de glucemia antiguo, que iba perfectamente, pero hace poco me obligaron a cambiarlo, así que hube de sustituirlo todo, cuando lo anterior funcionaba. Roche ha introducido una nueva perversión: ahora, si las tiras reactivas están caducadas, el aparato se niega a admitirlas. Antes no pasaba nada por usar las caducadas, no había grandes variaciones, pero ahora hay que tirar las cosas y volver al gasto estúpido.
P.S.:
El viernes 19, por la mañana, caminaba muy contento por Sant Pere més Alt. Venía del Registro Civil, tras atravesar la plaza de "Félix Billet", y vi una librería en un portal (Proleg), la Llibreria des Dones que antes estaba al lado del Ayuntamiento. Entré buscando un ejemplar del diario de Katherine Mansfield y me llevé las crónicas de Clarice Lispector. A la persona que me atendió, Nora Almada, le extrañó que conociera a Clarice, así que le hablé de la reseña de usted y del post que Bel M. publicó el otro día. Me dijo que la conocía a usted y que solían invitarla.
Sigo encontrando su rastro por muchos sitios.
RFT me alegra mucho verle por aquí, imaginarle por Sant Pere més Alt, o buscando en diccionarios y encontrando ese alegre (para mí) rastro mío en la librería Pròleg! (Eso me da una idea, además...) Le tengo afecto a esa librería y me alegro de que comprase allí ese libro magnífico de Clarice; sé que le gustará. Y Bel M. también se alegrará, ella es la experta y yo sólo he pasado por ahí, aunque sea con fascinación.
En cuanto a los laboratorios, en fin, su poder despiadado muestra cómo va este mundo.
Es verdad que parece, que cada vez hay más desinterés por cómo se habla o se escribe. Porque esto afecta también a como pensamos, en cierta manera, aunque no sea tan simple. Siempre me pregunté, si la autobiografía era más literatura, cuanto más se novelaba, y que no literaturizarla era menos literatura, es decir, que se debía pasar a ficción para que fuera buena literatura. No sé si es así todo esto.
iluminaciones.
Sí, Iluminaciones, dijo Gil de Biedma que la sintaxis era la estructura del pensamiento, por ejemplo. Y cuando las palabras forman el tejido que nos viste...
En cuanto a la literatura y la ficción, no sé qué decir, Nabokov mentía obviamente en su autobiografía maravillosa Speak Mnemosyne... Y de Tsvietáieva se dice que mentía y fabulaba en su obra biográfica (maravillosa) y era real y biográfica en su obar de ficción...
En cuanto a Bernhard, no sabía decir qué es mejor si sus novelas o su tetralogía autobiográfica...
Lo único que sé es que la ficción da muchas más alegrías a quien escribe, tal vez porque es incomparablemente más difícil, porque es un desafío, porque -en mi caso- no sé por dónde seguir y cuando lo encuentro suenan todas las campanas...
Tengo que contar otra historia que me ha sucedido hoy y que, al final, afecta a esta entrada, al sentido de las palabras y al uso del verbo "sacar".
Resulta que esta mañana tenía una prueba testifical a las 11 por vídeo-conferencia. El testigo estaba en Logroño (los pakistaníes, como lo era el testigo, dicen "Lagronia") y el Juez, la secretaria, la oficial y yo mismo estábamos en Torrelaguna, que es el partido judicial en donde está enclavado "Nindirí". Como el testigo no hablaba bien castellano había traído consigo a un intérprete, un compañero de piso, al parecer. Al Juez esto no le ha parecido ni correcto ni serio, así que hemos debido interrumpirlo todo hasta que el Juzgado de Logroño encontrara otro intérprete menos confianzudo.
Mientras lo buscaban, han decidido echar un vistazo al teléfono móvil de la víctima, un pakistaní asesinado el 28 de julio de 2008, terminal sobre el que yo, como defensor del imputado que aquí tenemos por homicidio, había pedido una diligencia hace más de un año. La secretaria ha traído las evidencias en unas enormes bolsas de papel que proporciona la Guardia Civil hechas de papel reciclado, pero tenía miedo de tocarlas con las manos, no fuera a contaminarse de algo sucedido hace casi dos años. Ha encontrado un sobre que contenía el móvil de la víctima y me ha dicho que debía estar destrozado porque el cadáver apareció dentro de un registro de agua del Canal de Isabel II. Al palpar el sobre, la secretaria me ha dicho que el móvil debía estar lleno de tierra, pues así crujía al tacto. Luego, al abrir el sobre, hemos descubierto que el móvil estaba cubierto de arroz. Se ve que la Guardia Civil lo había puesto así para evitar la humedad del terminal
Así hemos pasado un buen rato y por fin ha llegado un nuevo intérprete. A cada pregunta, el testigo y el intérprete se enzarzaban en una discusión o conversación larguísima, cuyo resultado eran respuestas tan lacónicas como "sí", "no" o "vale". A lo mejor testigo e intérprete habían hablado dos minutos, pero la respuesta final era lacónica. Son cosas del sistema judicial y si no fuera porque estamos tratando un asesinato nos daría la risa, porque no entendíamos nada.
Hemos terminado hacia la una y media como hemos podido y Amadeo, el vigilante jurado, me ha indicado que para ir a Barcelona no regresara hacia Madrid, sino que siguiera por una carretera interior que me llevaría cerca de Brihuega y Torija, rumbo a Barcelona.
Nada más tomar la carretera he visto una finca grande, sembrada de brillante y primaveral hierba verde esmeralda. El camino mostraba un letrero blanco indicando la dirección de la casa. La finca se llamaba "SACASUEÑOS"
Lo sueños se pueden "sacar".
Gracias por la crónica de Lagronia y Nindiri, RFT!!! Me ha encantado. Y esos sueños, que se sacarán de un saco, sin duda, o del cráter de un volcán, para que sean castellanos... Un día tendremos que tomar un café usted y yo, y hablar de Nindiri...
Publicar un comentario