Foto: Dante Bertini, Rambla Catalunya, 2007
A veces, andando por la ciudad, me sorprende que aún queden rincones con cierta belleza. O intervenciones contemporáneas que me guste mirar, como estas placas homenaje que se hicieron en las aceras, según me dicen, en la era Maragall y que recuerdan ingenuamente a los Stolpersteine berlineses. Sólo que aquí están dedicados al comercio y no a las huellas de la historia, que nuestros políticos procuran enterrar, con esa voluntad de convertir la ciudad en una pura tienda, sin rastros de bombas, de anarquía, de rebelión y revolución, de huelgas y derrota.
También sorprende que aún queden en el país lugares sin contaminación lumínica, donde algún fotógrafo experto registra cielos estrellados en noches frías. Dice Virginia Woolf que el cielo seguiría montando sus espectáculos dramáticos aunque todos viviéramos boca abajo y que muchas veces son sólo los enfermos quienes disfrutan de esos efectos desde su cama. Quién sabe, tal vez destruir del todo la ciudad y el mundo no sea tan fácil como parece. Tal vez ocurra como en aquella escena de Hitchkock donde dos protagonistas intentaban matar a un nazi y les resultaba casi imposible, a diferencia de aquella facilidad con que mataban en los westerns. O aquella extraña costumbre de abandonar las pistolas descargadas que desconcertaba a Jim Jarmusch. ¿O era Lou Reed?
A mí me gusta mirar las casas e imaginarme otra vida posible en su interior, y espiar en la semipenumbra de algunas ventanas baudelairianas para captar atmósferas y narrativas distintas de la mía. Hay edificios atrapados entre otras construcciones, que apenas ven cielo desde sus ventanas. Vivir atrapado por los vecinos, una palabra que en castellano se parece demasiado a mezquinos. Por cada vecino amable, silencioso e interesante que encontramos, surgen tres, mucho más activos y encontradizos, que se ocupan de espiarnos, de generar ruidos injustificables, de ser siempre encontradizos.
De ellos me llegan sonidos inquietantes, descomposiciones y alteraciones de voces televisivas o radiofónicas que, al anochecer, sustituyen a las grúas y excavadoras diurnas. Hoy, tras acabar y entregar mi reseña de Vollmann (comentar un libro de casi mil páginas en un espacio tan pequeño ha sido heroico), me he concentrado en transcribir a los balcánicos que me quedan. Me cuesta desplegar el montaje, enchufar la cámara a la televisión, buscar el canal, rebobinar la cinta... Pero de pronto... sus caras aparecen ahí y me vuelve instantáneamente la atmósfera de aquel momento, y escucho mis preguntas, y me veo buscando una vía para entrar en el mundo de mi interlocutor, a veces rodeándolos, envolviéndolos en citas y frases de otros para incitarles, abordarles, saltar el foso, subir sus muros, escucharles. Y pesco miradas y gestos que se me escaparon y también otros que vi y olvidé, y me invade esa extraña felicidad y otra vez me pregunto por qué me cuesta tanto sumergirme.
En la cola de una de esas películas ha aparecido mágicamente una escena en mi casa, alguien a quien no recordaba haber filmado, y menos en esa cinta. Es como si un fragmento de mi vida secreta se hubiera colado en mi proyecto balcánico, tal vez por uno de esos interesantes lapsus.
Después de cenar frugalmente, acompaño a mi amiga restauradora, que pasea a su perra (una elegante boxer llamada Lola), y vemos algún vestigio de árbol maravilloso, el jardín frondoso y el barranco de la Torre Castanyer, donde dicen que Machado se refugió camino de la frontera. Yo me encomiendo a dioses paganos para que no lo destruyan ni cubran de cemento. Mi amiga me cuenta que la Administración ha multado a su restaurante porque en la carta tenían los precios con el IVA aparte. Antes les habían multado por hacerlo al contrario. Cambian de normativa, pero no les mandan ninguna circular y así pueden multarles a todos y arañar más ingresos para sus arcas. Yo pienso inevitablemente en aquella pieza de Maeve Brennan, contando que en el internado de su niñez, las monjas siempre andaban buscando el pecado. Y era fácil, dice, todas pecábamos, pero ellas buscaban con toda su alma, perseguían al diablo y nos examinaban, intentando decidir a través de cuál de nuestros rostros había decidido manifestarse...
Me han escrito de una televisión por segunda vez para preguntarme teléfonos de albaneses de Kosovo. Por lo visto, en El País les dijeron que hablaran conmigo. Les he buscado y enviado los de mis amigos y entrevistados, escritores, editores, galeristas, pero ellos han olvidado avisarme de cuándo salía el programa. Los de otra televisión me llamaron para hablar de la nevada de 1962 en Barcelona. Alguien había leído mi post en este blog y le pareció sugerente. Como diría Perdita, es todo tan extraño...
15 comentarios:
Si em torno mirar el vídeo del Jarmush, tornaré a fumar. Nooooooo. Quina nostàlgia!!!!!
Ah, ets un ex fumador recalcitrant que només suporta el fum a les pel·lícules...? No, tampoc a les pel·lícules... Bah, a mi m'agrada i ell ho explica tan bé... sembla que el temps passa...
És que moltes vegades tinc nostàlgia de les cigarretes aquelles que fumava amb veritable plaer, no de les compulsives.
I no soc recalcitrant, eh? No suporto el fum de les gent que no m'agrada. Clar que d'aquests no els hi suporto moltes altres coses.
Me gusta asomarme a este blog, es como esa casa iluminada que ves desde la calle. Pero con la ventaja de que en ésta te puedes colar por un agujero. Tengo que recoger un día de éstos un encargo en una librería y me he propuesto pedir tu libro Crucigrama.
Gracias, Hombredebarro. Tómalo con paciencia porque mi editor apenas distribuye y creo recordar que estás en otra parte del país, dile al librero que lo pida a
h2o, email info@h2o.es
No te preocupes, querida Bel, en las verdaderas tragedias no hay tiempo de quejarse. Suelen ser los males más groseros los que nos afligen, los que exudan prosa, palabras que provoca el dolor, pero que produce el músculo, una calistenia horrible que yo no debería escribir, y que nadie debería leer para no hacerme reincidir.
Comparto el diagnóstico del hombre de barro: este blog es un faro en la oscuridad, y a mí me gustan los faros, luz que penetra en la noche, y las casas habitadas sin ruido, y los árboles protegidos por dioses paganos, y…
Gracias, supuesto Perdedor (¿podría llamarte J. en estos comentarios? No me acostumbro a llamarte algo que no creo que seas). Me alegro de que lo tuyo sea casi una fruición melancólica. También me alegro de que os guste venir por aquí, es tan agradable esa sensación de afinidad lectora. También a mí me gusta visitarte...
¡¡Por supuesto!! Para ti J., así puedo quitarme la máscara del personaje (a veces no me deja transpirar). Por cierto, tomo nota de la dirección donde encontrar tu Crucigrama. Antes era más fácil. Como hijo de librero que soy no sabes lo que lamento que mi padre se haya jubilado y el negocio familiar se haya ido al garete. Pero en fin, siempre hay donde buscar.
Un abrazo
J, hijo de librero! Qué buen lugar para crecer, una librería... Una vez, en una celebración del suplemento de La Vanguardia, en casa de un big boss, yo, perdida en esos lugares donde todos se entienden por sus ambiciones, me puse a mirar la biblioteca y era extraordinaria! Descubrí San Agustín, en ediciones antiguas, y cuando se acercó el dueño de la casa me contó que sus padres tenían una gran librería en la Seu d'Urgell, que ya había cerrado, y él se había quedado algunos tesoros y fue él quien me recomendó De Trinitate, donde S. Agustín habla de la identidad...
Pues si llegas a estar inspirada!.
Magnifica entrada, el video fantástico.Me has hecho recordar a otro (video), que aunque no venga al caso lo dejo ir.. El cuento de Navidad de Auggie Wren (Smoke)
Cordial saludo
Jazzy
Gracias, Jazzy!
Sí que viene al caso y tiene que ver, están implicados Auster y NY en los dos, además de algún actor repe... también me gustó mucho...
¡Qué bonita evocación de ese barranco, uno de los lugares más melancólicos del otoño barcelonés! Y no sabía nada de la relación con Machado... La "millor botiga del món" honra a sus establecimientos comerciales, y parece pasar, en efecto, de otras historias...
Gracias, JC!!! Hoy he vuelto allí, esta vez con los de BTV, y hemos filmado en el jardín del colegio.. Lo contaré al reverso de esto, en cuanto pueda...
Ohh! Se me había pasado esta entrada !
"Dice Virginia Woolf que el cielo seguiría montando sus espectáculos dramáticos aunque todos viviéramos boca abajo"
No lo sabía, algo así pensé yo, y traté de ponerlo en la foto, pero me temo que no se me entendió (siempre me preocupa que no se me entienda, ¿debo preocuparme?). El cosmos es indiferente, tal vez por suerte.
Tengo pendiente una entrada referida a la claridad de los cielos, pondré un mapa de los lugares más puros.
Me dicen unos amigos que en los Monegros se va a construir una copia de LasVegas, probablemente arrasando muchas especies de invertebrados únicas en el mundo, pero esto no le importa A NADIE.
Dejaste bien el libro de guerra?
Los ayuntamientos.. mejor no digo nada.
Sí, esa indiferencia del cielo o de la naturaleza en su teatralidad privada, a veces oculta e íntima, lejana o microscópica es uno de sus charmes, diría yo... Vosotros enseñáis algunas de esas bellezas ocultas o privadas, escondidos a la espera de un pájaro, por ejemplo...
Yo te entiendo, o eso me parece.
Aunque todos tenemos equívocos y malos entendidos, pero son inherentes a cualquier intercambio, supongo... A mí sí me importa. Espero que alguien intente evitarlo. Es horrible vivir en un país tan pasivo ante los atropellos, pero ese es el problema de las postdictaduras. Decía ayer un ruso (he visto dos programas fascinantes sobre Rusia en Arte-tv): Cuando los ciudadanos aprendan a respetarse, el gobierno tal vez les respetará... Lo mismo ocurre aquí. Ayer una comentarista me dijo que no me quejara, que Bcn es tan bonita... La gente no comprende que hay un derecho y una obligación de señalar el camino y poner límites a nuestros políticos, que les pagamos nosotros...
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