viernes, 23 de noviembre de 2007

Crónica atrasada

Foto: Lars Rudolph con el ojo de la ballena en Armonías de Werckmeister, de Béla Tarr
La noche del miércoles, a pesar de que teníamos la cita con "el hombre que decide" a las 9 de la mañana siguiente, me dejé llevar por mi lado temerario y fui a una sesión privada de cine húngaro, a una casa que siempre me gusta visitar. Uno de los amigos de mi amiga anfitriona, director de documentales, trajo la película de Béla Tarr Armonías de Werckmeister, basada en el cuento "La melancolía de la resistencia” de Laszlo Krasznahorkai, y eso fue lo que vimos. Dos horas y media de lenta belleza extraña, a veces coreográfica, otras operística, teatral en los diálogos -especie de recitaciones sintéticas y desconcertantes--, cinematográficamente sorprendente, y narrativamente poderosa.
La historia tenía un tono kafkiano (El Castillo), a veces herméticamente becketiano. En cualquier caso, es una melancólica y energética meditación sobre la soledad frente al poder, la violencia interna y colectiva, la locura, la amistad, el terror, la manipulación... encerrada en una metafórica ciudad. Un protagonista que, como dijo otro de los amigos de mi amiga, recordaba algo al Príncipe Mishkin de Dostoievski, empezaba demostrando a un montón de borrachos cómo la Tierra gira alrededor del Sol mientras la Luna gira en torno a la Tierra, haciéndoles girar suavemente a tres de ellos (la escena me trasladó a mis tiempos de maestra, muchos años ha, en una clase de niños, organizando la misma danza didáctica, dando una linterna a una niña que era el Sol y una tela que se iluminaba a la Luna). Era un joven de mandíbula contundente que me resultaba inquietantemente familiar, con la mirada cada vez más alucinada. Una ciudad de viejos, una ciudad helada y triste, a la que llega un circo, con una gran ballena disecada y simbólica, y un falso príncipe al que no llega a verse. Y esa llegada lo perturba todo, y también llega una mujer, aliada al jefe de policía, cuya ambición y manejos acabarán en un lugar central. El protagonista, Janos Valuska, sólo intenta ayudar y servir de mensajero a unos y otros. Hay una asombrosa y verdadera escena de hambriento sexo, y una escena de violencia ciega y casi muda contra los enfermos de un hospital (¿o es un manicomio?) blanquísimo, que desemboca en un momento de silenciosa conmoción, una visión desnuda y frágil y vieja que devuelve la razón o la empatía a los violentos.
Me pareció ver un fugaz homenaje al Hitchkock de Con la muerte en los talones, y diría que en ese momento, en que la mirada de Valuska se extravía, él gira sobre sí mirando al helicóptero que amenaza y ocupa el cielo como un insecto insidioso (me recordó inevitablemente la tortura sonora a la que nos someten en esta ciudad tantas mañanas, ya sea la policía como el paseo de los turistas), vuelve al punto planetario del inicio, para desembocar de nuevo en una blancura de hospital, pasando por la muerte de un personaje cercano, expresada en ese cuerpo triste y rígido del suelo y en la mujer que no sabe y en la noticia que no puede ser dicha y que al convertirse en secreto, le pierde en la blanca y abandonada locura. La película sigue las elucubraciones filosófico musicales de Werckmeister y se escribe (o se inscribe) ante nuestros ojos como una partitura sugerente y melancólica.
Aunque era larga, me desveló a medida que se iba cerrando la historia y después nos quedamos hablando un poco, hasta que reuní fuerzas y me fui para mi barrio. Me dormí a eso de las tres, y como yo necesito dos horas y media de abluciones y tranquilo desayuno y más abluciones y ritos domésticos, sumadas a la media hora para llegar al lugar, me quedaron tres horas de sueño.
Leo que Béla Tarr ha decepcionado a la crítica del último festival de Cannes, con una película basada en un libro de Simenon (!). Y que tiene otra película de siete horas de duración... Y que Armonías de Werckmeister se estrenó en un festival de Sevilla... Y he decidido comprarme un libro de László Krasznahorkai, a quien nunca he leído, y he escogido ya Al norte de la montaña, al sur del lago, al oeste del camino, espero que esté bien traducido. Mientras, sigo dando vueltas para no escribir lo que tengo que escribir. Aplazándolo peligrosamente. Qué extraños mecanismos nos gobiernan a veces...

17 comentarios:

frikosal dijo...

/* Pido perdón por lo intrascendente i adhuc escatologico del comentario que sigue */

Debo decirte que no nos entenderíamos por las mañanas.

Yo, cuando estoy totalmente solo y asilvestrado en la montaña, y por tanto puedo obrar totalmente como me parece, salgo de la cama, me visto y salgo literalmente a la calle (que es de tierra) sin ablucion ni desayuno alguno. Cojo la cámara y el trípode. Orino en el monte y me lavo la cara en el rio. Para no perder ni un instante de la luz de la mañana.

Cuando estoy exhausto regreso y como algo. Bueno, tal vez entonces me darías algo de tu desayuno.

Belnu dijo...

La verdad, Frikosal, es que a mí no me gusta desayunar en compañía... Si quedo a desayunar, es con trampa, antes necesito pasar ese rato sola de abluciones y desayunos. Así que me alegra que otros prefieran dormir o salir a desayunar a un bar (por aquello de que, si no ven a un camarero, no metabolizan) o irse al monte. Yo prefiero compartir después y reservarme esos ritos para mí sola...

lost child dijo...

Hola Bel
he pasado
un tiempo
largo y aun sigo
de mucho intenso
de todo de todo
todo eso de lo
que hablamos
muchas veces
y mas!
he mirado
tus post
muchas cosas
muy interesantes
la memoria
el olvido forzado
la españa profunda
el pasado
heridas
analisis
muy prometedor
ya te contare...
premio herralde
vilamatas feliz
retratos muy bonitos
colegios de monjas
justo tambien estuve escribiendo
de ese tema...
en fin...
q bien q siguas ahi..
siempre tan
sugerente
sea triste
inspirada
cansada
o enfurecida con el sistema!
que gracia
lo de las comidas
de prenadals!
por cierto
yo estare
en sangervasi
y quiero escapar
de mis familares
monstruos...
alguna idea
de navidad
fiesta :
Odiamos Navidad!!???
lovexx

Anónimo dijo...

En efecto , coíncido. El desayuno es algo como muy íntimo para mi,sin ir más lejos el otro dia tuve un desliz y bajé a desayunar a un bar inhóspito ,en esos escasos dias ya (por desgracia) de frio intenso con el resultado obvio, hice mal y me bajaron las defensas,: gripazo al canto!
Buenas noches y felices sueños!

Dante Bertini dijo...

sólo un segundo para decirte que leo tus posts, aunque muy agobiado de trabajo no te escribo nada.
me ponen nervioso las letritas famosas!!! YA HABLAREMOS
y el azufaifo?

Belnu dijo...

Lost Child! Tiempo sin verte por aquí... Espero que nos veamos, ´por otra vía te preguntaré qué días vienes... yo me escabullo siempre de esas comidas y cenas, ya sabes...salgo de espaldas en las fotos familiares. The Nuns! Mucho tenemos que hablar...
Claro, Jazzy, mejor abstenerse, en esos bares inhóspitos un agua mineral, y el desayuno antes, arriba, con calma y tazas amigas...
Vaya, Cacho, siento que las letras te molesten, con las prisas, pero me alegro de que aún me leas... siempre puedes comentar por email y yo luego introduciré tus comentarios...

Anónimo dijo...

Buenos dias.
Sobre László Krasznahorkai, escribi este texto.
Saludos.

Miroslav Panciutti dijo...

¿Así que coqueteas con el incumplimiento laboral viendo películas húngaras de aroma kafkiano y leyendo luego obras del escritor adaptado? Por cierto, ¿lo que estás atrasando peligrosamente es tu reseña del libro de Vollmann? Si ya salió en La Vanguardia, ¿está disponible en internet? Un beso.

Belnu dijo...

No, lo siento, Miroslav. Yo entregué mi reseña de Vollmann hace ya muchos días, cuando lo dije aquí. La Vanguardia la publica cuando quiere y hasta que ellos no la publiquen no la voy a poner yo en mi blog de artículos, por razones obvias... Y sus ritmos de publicación no tienen nada que ver con los míos.

nomesploraria dijo...

Lo que el señor de arriba no dice es que hay veces que no se lava para que los bichos no se asusten (por el olor a jabón, que es el que asocian a nosotros) y pueda acercarse más.

Me encanta la sonoridad de los nombres del este.

László Krasznahorkai
Béla Tarr...

Belnu dijo...

Claro! Sé de una "susurradora de caballos", ya sabes, esos que se comunican con los animales, trabaja para veterinarios, entrenadores de carreras de hípica, etc., vive con ellos, no se lava, duerme sobre paja, tiene un aspecto salvaje, cuando entra en tu casa notas como si tú entraras en una cuadra...
A mí también. Yo oigo hablar esas lenguas y me pierdo. Hace poco tuve que contenerme porque en el metro intentaba seducirme un guapo ruso que si no de era de una mafia... El mismo desconocido en un castellano o catalán normales no habría despertado mi atención más de un minuto.

nomesploraria dijo...

Yo digo porquerías en ruso, pero no se lo digas a nadie

Belnu dijo...

No lo diremos a nadie, ni el blog ni yo...

frikosal dijo...

Es muy amable Nmp, pero lo del jabón es cuando se va al jabalí. Para los insectos no es esencial.

Sin llegar al nivel de la susurradora, lo mio por la mañana es puro impulso de salir al monte a primera hora. En fin, algun dia teorizare sobre el tema.

Belnu dijo...

Ahora lo comprendo todo. Un amigo tenía una casa en el bosque. No se veía ni una casa alrededor, y aquello estaba lleno de pájaros diversos, de lechuzas nocturnsa y de unos jabalíes que venían cada noche y removían la tierra y los arbustos. Muchas veces los oíamos, pero aún quedándonos quietos y en silencio, ellos no se dejaban ver, aunque les oíamos hozar e incluso enfadarse entre sí... Debía de ser el champú...

Gladys Pinilla dijo...

Ay niña que cosa mas lindas que me hase nomas que llorar y es que mi sobrina ahora me dise que se quedo preñada de mi marido y me pide la plata de la manutension.

Belnu dijo...

Gladys, tendrías que proponer tu vida para un culebrón, ¡igual te ganarías un dinero!