lunes, 1 de noviembre de 2010

Un paseo

Foto: I.N. Árbol contra el cielo en Ganduxer, 2010
Por la mañana me había despertado melancólica. Anoche quedé a cenar en el Born y el panorama que me rodeaba me llenó de desolación. Ese barrio tan bonito, ahora tan degradado, lleno de basuras en el suelo, sin contenedores, de tiendas-basura, de turismo cutre, ayer era además un circo con la fiesta de Halloween, con tantos grupos vestidos de demonietes ridículos y un griterío enorme. Llegué a la cena con un mood tan bajo que hoy he procurado disculparme. Tal vez había algo estúpidamente hormonal en mi malestar que se añadía a las circunstancias, la situación desesperanzada del país, mis incertidumbres, y esa destrucción de la ciudad, que hace difícil andar como a mí me gusta, como necesito para pensar y para no anquilosarme. Me invadía un miedo al futuro y un agotamiento considerable. Y tal vez la fecha, que se acerca a mi propio aniversario fúnebre. Pensaba en mi libro de BCN y me entraba terror de pensar en lo que había escrito. Me puse a leer Jin Ping Mei y al fin me quedé dormida. Y sin embargo, esta mañana, cuando he salido a dar un paseo, mi ánimo ya había empezado a cambiar bruscamente.
Iba a repetir una foto que me faltaba en el libro, así que he echado a andar por un trayecto caprichosamente elegido, resiguiendo los árboles (pero no para talarlos, como nuestros políticos, sino para contemplar sus sombras, las hojas moviéndose, la curvatura del tronco, su respiración con la brisa) que quedan, hasta llegar a la casa donde viví tantos años.
Me cruzaba sólo con gente cargada de panellets, que entraban o salían del coche, subían o bajaban de la moto cargados de comida. Yo pensaba: Es un país tan uniforme y tradicional que apenas hay nadie que no siga las costumbres. Además, nuestros políticos, que tanto han fomentado el uso del coche y la moto, han contribuido a crear esas enormes barrigas. En este país la gente no anda, o sólo anda unos pocos metros para sacar al perro, a última hora, hablando por teléfono. Los de la moto aún acaban engordando más, porque llegan con ella hasta la puerta. Claro que nuestro alcalde ya intenta que todos tengan parking en la puerta, que no tengan que dar dos pasos. Además, la ignorancia y la desmemoria histórica, que llevan a la burramia y la evasión, ayuda a que la gente sólo piense en comida. De modo que además de extender la fealdad del cemento, estos políticos extienden la fealdad personal. No me hagan caso, es sólo una idea. Pero lo cierto es que, como decía L.O., hasta en Perpinyà hay más gente solitaria cenando en un restaurante oriental o en un italiano en nochebuena o navidad que aquí, donde lo familiar y tradicional es absoluto. Los poquísimos que no seguimos la tendencia general -vivir solo, no tener coche ni parking, no ir los fines de semana al Empordà, desplazarse sobre todo a pie, no hacer algo especialmente social los sábados, no hacer planes para agosto, pasear o ir al cine en solitario- somos considerados muy raros, si no locos. Pero hoy era el día de los muertos. Y tal vez la gente coma todos esos dulces para olvidar lo amargo, como decía Bel M. O tal vez el mazapán, que es indigerible, como goma dos pero en dulce, sea una metáfora de todo lo que la gente tiene que tragar en este pobre país.
He vuelto recobrada del paseo, casi radiante. Mientras andaba se me han ocurrido tres cosas para los distintos libros, que he anotado en un cuadernillo: esos pensamientos que sólo surgen andando. Luego he estado corrigiendo ese libro y no me parecía terrible, a ratos incluso me gustaba, aunque a veces aún me invaden oleadas de duda. He visto a Rufus visitando a su amiga felina en la casa de al lado; Rufus me miraba atónito: ¿qué haces tú aquí?, parecía preguntar. A veces, cuando me acerco, intenta jugar con mi pelo como si fueran hilos...
Ayer escribí dos poemas. Lo hice como ejercicio, ya que desconozco ese lenguaje, el misterio de lo poético y ese sindecir se me escapa por completo. Pero me divirtió el ejercicio, sobre todo porque una poeta con paciencia me ayudó a podar un poco el primero (no me atreví a enseñarle el segundo). No tengo ningún futuro como poeta, ni expectativa alguna, tal vez por eso lo pasé bien, como dibujando, aunque no impidió la caída de mi état d'âme al llegar a Ciutat Vella.
Y en cuanto a los muertos, a mí me visitan los míos; no me hace falta un lugar donde ir a buscarlos, hay incluso lugares de la ciudad donde su memoria me asalta. Vienen volando a murmurarme, se acercan levemente, como mariposas.

23 comentarios:

´´ dijo...

Salí el sábado noche con un amiga y un amigo y estaba lleno de gente disfrazada, pero gente de más de doce años, si un día organizan el día de la vertical puente , Paseo de gracia se llenara de gente haciendo la vertical puente.

Belnu dijo...

Exacto, Francis. Es lo que tiene renunciar al uso de la mente y estar determinado a olvidarlo todo al precio que sea, renunciando a cuestionarse nada...

Xavier Perarnau dijo...

La incertidumbre, el pesar por la degradación el entorno, la sensación de creciente aislamiento por pensar por un@ mism@ y atender a la propia sensibilidad...

¿Nos estamos haciendo mayores, o el mundo se esta poniendo feo de verdad?
Opto por creer que cada vez somos mas insobornables, pero que cada vez somos los menos. Y que por eso el entorno, que si cede a la voragine, nos parece y es efectivamente progresivamente mas mediocre y feo.
Y lo peor: esto parece no tener fin

Belnu dijo...

Xavier: no parece tener fin. Tengo una amiga new age que cree que todo esto se acabará en 2012; ojalá pudiera creerla! El mundo parece empeorar todo el tiempo. Y sí, algunos envejecemos y yo, en muchos sentidos, no encajo en eixe món

Xavier Perarnau dijo...

Las "soluciones" sencillas, mágicas, absolutas, definitivas... siempre han existido para aquell@s que se las quieren/pueden creer. Tratan de responder a los mismos malestares que tenemos quienes no podemos/queremos creer en ellas.
La diferencia es que aquellas son siempre externas, y no comprometen en la resolución de las insatisfacciones vitales, en la (posible?) respuesta a las inquietudes existenciales.

Si, pasan los años, y l@s que no queremos ni queremos renunciar a la dignidad de la vida nos sentimos cada vez mas que no somos "d'eixe mon". Claro, no puede ser de otro modo. Lo dramático es que ya no (nos) sirve gritar, cantar "nooo". ¿Quienes y cuantos lo van a escuchar?.

Anónimo dijo...

El otro día estuve en un breve concierto con piezas cortas de Chopin. Mientras esperábamos para entrar, pensaba que cuando fallezcan todos los ancianos que hacían cola, quien irá a escuchar música clásica?
iluminaciones.

JML dijo...

Siguiendo a pie el hilo de tu post me recuerda todo al "paseo" walseriano por el borde de la fealdad y por el interior de la belleza, que siempre está en la memoria, ya sea por aquello de que cualquier tiempo pasado etc., o porque la arrinconamos ahí, bien apretadita. En el paseo se encuentran siempre pensamientos afortunados, como monedas tiradas en el suelo. Cuando pierdo el hilo de la escritura yo también me entrego a las caminatas solitarias y a la búsqueda de monedas brillantes. Las tardes soledadas de otoño están llenas de esos destellos furtivos...

Belnu dijo...

Iluminaciones: Tal vez los argentinos o algún extranjero, los judíos que queden por aquí, o algún turista, pienso yo... La verdad es que el desierto avanza a grandes zancadas!

Belnu dijo...

JML: Hace un rato lo he escrito en Facebook, mi memoria guarda los defectos, yo nunca he tenido una experiencia pura, sin ambivalencias. Recuerdo bien el olor a orina de la ciudad vieja en el franquismo, y el mar negro y oleoso y las fachadas oscuras de años de contaminación. Recuerdo la policía pidiéndonos el dni cada vez que atravesábamos las Ramblas o entrábamos en la entonces plaza del Rey. No idealizo. Lo que pasa es que entonces no podía imaginar que en la democracia volvería a oler a orina y se multiplicaría la basura junto con la disneyficación. Creo que recuerdo el reverso de cada cosa. No confundo: entonces había pena de muerte y a la gente la encarcelaban sólo por escribir o hablar. Ahora no. Lo que no pensé es que la democracia sería casi inútil sin educación, con gente sumisa.
Pero el paseo de Walser, sí, ese aire frío quemando agradablemente los pulmones, esas monedas viejas

Belnu dijo...

Xavier: Parece que Iluminaciones te ha contestado, aunque fuese con otra pregunta. Y yo tengo pocas respuestas

Xavier Perarnau dijo...

Me parece escuchar por aquí como resuenan por aquí los pasos del sin duda discutible pero también penetrantemente certero Marc Fumaroli.

http://www.elpais.com/articulo/semana/referentes/verdadera/grandeza/han/desaparecido/elpepuculbab/20090711elpbabese_9/Tes

Xavier Perarnau dijo...

Me parece escuchar como resuenan por aquí los pasos del sin duda discutible pero también penetrantemente certero Marc Fumaroli.

http://www.elpais.com/articulo/semana/referentes/verdadera/grandeza/han/desaparecido/elpepuculbab/20090711elpbabese_9/Tes

Xavier Perarnau dijo...

No recordaba la cita de Fumaroli, pero ya la encontré en su libro breve "La educación de la libertad":

"La revolución cultural y comunicación que se está produciendo en nuestras sociedades ricas y desarroldas combate, con una extraordinaria intolerancia, y en nombre de la tolerancia, cualquier jerarquía espiritual, moral y estética, es decir, la esencia misma de la educación".

Isabel Mercadé dijo...

Nunca me ha gustado la palabra tolerancia. Me parecía que escondía algo, una especie de trampa. Y, efectivamente, así era. Habrá que buscar también nuevas palabras.
De todos modos, yo no creo que el mundo empeore, me parece lo contrario si lo miro con perspectiva histórica. Otra cosa es la belleza, la sensibilidad, la delicadeza... seguramente aún falta mucho, mucho...

Belnu dijo...

Sí, Bel M., tienes razón, tolerancia parece connotar cierta altiva condescendencia... Y yo me alegro de que alguien piense que el mundo no irá a peor! De todas formas, yo tengo un ánimo mejor esta tarde que esta mañana

Xavier Perarnau dijo...

Si, ya... la palabra Tolerancia tiene una cierta patina incomoda para muchos de nosotros. Yo no me liberé de ella hasta no adentrarme un poco en su análisis, y poderla usar con mas ecuanimidad.

De todas formas ya advertí que Fumaroli es discutible en alguno de sus enfoques, aunque bajo mi opinión no en el fondo de lo que propone.

Desde la perspectiva histórica, como puntualiza Bel M. es indiscutible el progreso. Asi lo argumentan también, y profusamente J.A.Marina y M.de la Válgoma en su "La lucha por la dignidad".
Otra cosa es desde la subjetividad del propio relato de vida

Ephemeralthing dijo...

El personaje neo barcelonés en moto que tiene que aparcar justo delante de la puerta donde va a entrar, aunque tenga plaza libre en el parking que está a veinte metros de distancia, es espeluznante. Su modelo es el repartidor de pizza a domicilio aunque vaya disfrazado de ejecutiv@ de L´Eixample. ¿Es raro ese personaje?, ¡qué va!, son la mayoría. Mañana cuando salga de casa es lo primero que voy a encontrarme, ¿"terror por lo que había escrito" al pensar en tu libro de BCN?
Ayer día festivo atípico por fin si pude pasear, "andar como a mi me gusta", por las calles.

Belnu dijo...

Sí, Eph, yo siempre siento ese terror, que toma distintas formas, ser inexacta, poco rigurosa, ser repetitiva y obsesiva, equivocarme mucho, olvidarme de algo importante... y en el caso de mi novela, hay otras poderosas razones de tabúes que tengo que romper y que pueden provocar el crujir y rechinar de dientes en cierto entorno.

Belnu dijo...

Xavier, de Fumaroli no sé qué concluir, por eso mejor no digo nada

Xavier Perarnau dijo...

Isabel, yo también guardo muchos silencios. Más conforme transcurre el tiempo. En atenta escucha (lectura, observación...) muchas de las veces.
A menudo son mas enriquecedores. Lo que hay por aprender!

Xavier Perarnau dijo...

Felices sueños

Icíar dijo...

Me has hecho reírme con eso de las barrigas y sus vehículos. Si te leyeran más de uno tiraríam esos jueguetes.
A mí me gustan los cementerios, como me gustan las iglesias, mezquitas o cualquier templo. Me encuentro a gusto, y no hay nada macabro en eso, todo lo contrario.

Belnu dijo...

También a mí me gustan los cementerios, Icíar! Y los templos (aunque algunos más que otros), y los dólmenes prehistóricos, taules y talaiots.