Sigo deseando volver aquí y también volver a mi escritura otra, abandonada por la urgencia de las traducciones y sus complicaciones. No es que no me guste traducir, lo escribí en Los meandros de la traducción, hay algo extrañamente consolador en ese mecanismo de trasladar palabras de uno a otro idioma como la hormiga que soy a veces acarrea migajas o fragmentos de un insecto hasta el hormiguero, atravesando montañas y valles para nosotros diminutos y saludando a las otras hormigas al pasar. ¡Y lo que traduzco me gusta! Sólo necesitaría que el tiempo o mi energía creciesen un poco al final del día para poder abordar lo mío.
A veces, una tertulia literaria o el encuentro con algunos lectores (un escritor y editor a quien no veía desde hace muchos años habla hoy elogiosamente de mis cuentos en Fb, bajo un amanecer espectacular que parece casi africano y dice que a pesar del ensañamiento de los políticos contra el Empordà, hoy le ha amanecido así, leyéndome en ese campo, y a mí me ha recordado al paisaje de Isak Dinesen; me quedé dubitativa de mi reseña, necesitaba más espacio para poder decir algo original de alguien que ha sido venerada y comentada por todos los escritores, incluso los más misóginos; y anoche la Otra Bel me dijo que volvió a ver aquellas Memorias de África suyas) me devuelven a esa escritura mía y todo se ilumina durante un rato, como ese sol que acaba de salir después de todo el día agradable y compasivamente nublado. Porque es verdad que un cielo gris también alivia a veces, para acompañar algunas sensaciones de grisaille, para acompañar duelos y pérdidas más pequeños o más grandes.
Mañana me voy a Madrid. Me han dicho que hace un calor de mil demonios y me cuesta llevarme la ropa más veraniega, aún me siento descolorida y no del todo preparada para ese sol abrasador que hará en las casetas de la Feria y atravesando el Retiro y por la calle. Pero intentaré visitar a los amigos escritores y editores de otras lejanas casetas. Un amigo de siempre me ha dejado su casa y eso me devolverá a otra relación mía con esa ciudad, cuando pasaba meses allí y atravesaba el barrio de la Morería y aprendí a reconocerla para luego volver a olvidarla.
Por la noche del sábado se celebra un gran festejo para celebrar la publicación de Habitación doble, de Luis Magrinyà, en un club y con toda la nocturnidad inesperada. Y el domingo volveré, intentando no agobiarme por el trabajo acumulado y con la esperanza de que Gilda haya recobrado la forma y el espíritu. Y es que mi pobre gata ha dejado de comer. Creí que se había aburrido de su pienso y se lo cambié por otro, pero no era eso. Lo extraño es que se acerca a sus cuencos regularmente o incluso se mueve para pedirme algo, pero luego se desinteresa enseguida. Creí que se habría intoxicado con un caracol, pero tampoco parece. Le he dado un medicamento homeopático por si son los dientes, y si no mejora, el lunes la llevaremos a su odiado veterinario. Hay algo triste y a la vez estoico en la forma en que los animales aceptan sus dolencias y me hace recordar la muerte de mi segundo gato, al que un perro fiero y entrenado para matar mordió en la yugular, y él se refugió tras unas matas, junto a un estanque del jardín donde ocurrió, en una quietud completa y sin quejarse. O la paciente gata de Tigridia y su asombrosa peregrinación por la casa hasta su litière. Mientras, Gilda acepta las caricias y los privilegios que le concedo por su malaise con la misma mirada y la misma actitud silenciosa y quieta con que acepta su estado.
Ayer logré reunir mis desordenados papeles para la declaración de Hacienda. Me consoló mucho el artículo último de Enrique Vila-Matas. Leo para La Vanguardia la biografía novelada de la mujer que editó a Montaigne y su biógrafa es despiadada, de tal modo que el relato es casi hostil, aunque no sin encantos. Entre medio me he asomado a Habitación doble de Magrinyà, que pinta muy interesante, loco e inesperado, he recorrido varios capítulos de Summertime de Coetzee, que puede relumbrar aun en lo más oscuro, como los grandes, y que también es extrañamente despiadado, pero consigo mismo, me ha llegado una bonita edición de Two Underdogs and a Cat de Slavenka Drakulic y los magníficos y atractivos Vampiros de Atalanta (con Tolstói, Poe, E.T. Hoffmann, Baudelaire, Sheridan le fanu y tantos otros). Me espera el misterioso y sugestivo The Poor Mouth, de Flann O'Brien, que me recomendó Francis (quien por cierto recoge un texto argentino genial que habla de mi admiradísimo Roberto Artl, cuyo Juguete rabioso me salvó una noche en Serbia), y no sé si me gustará Nothing To Be Frightened Of , veremos. La montaña de libros crece como las traducciones, como mi deseo de volver a la escritura, e imagino unas vacaciones francesas o irlandesas, con libros y paseos y poca cosa más.
18 comentarios:
La entrada es tan agradable y rica como siempre.
Lo de Gilda ya es más raro. Esperaré las noticias. Todavía es muy jovencita. Está tan guapa. Mi gata sigue viviendo.
Sólo de leer todo lo que haces, lees y planeas hacer, leer o escribir, me agoto. ¿De verdad querrías hacer más? A mí me parece fascinante que tu día dé para tanto.
Espero que Gilda mejore, seguro que sí.
Mucha suerte por Madrid.
Un saludo, Mar
WAKE UP GILDA! Georgie wants to play!!!
Gracias, Icíar! Qué bien, tu gran gata vetusta! Ya te contaré, no creo que sea grave porque no la veo mortecina
She is not in good shape, but she will recover I hope, after my return from Madrid (bookfair in the park)
Si no hago nada, Mar! Eso sí que pasaba con los diarios de Tolstói, siempre flagelándose por todo lo que no escribía, y yo pensaba en Anna Karenina y me daban vahídos!
Que vaya muy bien en Madrid, yo al final no estaré como pensaba, era un buen lugar para buscar tu firma bajo los árboles del Retiro, pero ya habrá otra ocasión.
... y que se mejore tu gata.
Gracias, Qualunque! Otra vez será...
Lo de Gilda debe ser que los gatos/as tienen un sentido muy desarrollado que saben que su Bel se marcha unos dias .Ya verás que cuando vuelvas recobrará la felicidad .....Eduardo Punset ya lo decia , descubrió la felicidad en su perra mientras le preparaba la comida ,movia el rabo , era feliz ,era la antesala de la felicidad , luego muchas veces no comia .... Tu ahora te sientes ya feliz , de ir a Madrid , reencontarte con tus viejos amigos , colegas ..... desconectar unos dias de tu trabajo , al regreso el trabajo será mas efectivo .....
ue tengas un buen viaje , una buena estancia , que seas feliz y no pienses en el calor .....
Con energía el tiempo crece , aquel que tiene energia hace mas cosas y no parece que el tiempo sea tan efímero .Cuando uno no hace nada , lo poco que hace , le parece que el tiempo corre mucho.....
Me puedes adelantar en que consistía este " juguete rabioso",estoy leyendo tu libro " algunos hombres... y otras mujeres " y aun no he empezado " si un árbol cae..."
Ah, Isabel, sé muy bien lo que sientes cuando hablas de esa dicotomía entre la escritura que nos pide el alma y la alimenticia, a la que también amamos porque nos enseña muchas cosas.
También yo andaré este fin de semana por la Feria de Madrid.
Antonio, ¿dónde firmarás? A lo mejor nos vemos en la tórrida feria. Ý sí, me imagino que tú entiendes bien esa distinción...
No, Josep, lo de Gilda en este caso no es eso. Hace poco me fui una semana y fue distinto, ahora apenas me voy, y aunque efectivamente reacciona ante mis viajes y lo sabe desde que cojo el billete (algo en mis gestos se lo comunica), no es éste el caso, sino al parecer su dentadura.
El juguete rabioso es un libro de ficción, una especie de journal d'un voleur pero mejor, una iniciación al mundo, la historia de un chico que aprende las asperezas robando y buscándolo todo, pero sobre todo es su escritura maravillosa (y sus pensamientos inteligentes). Y la verdad, Josep, me da mucha pereza ir a Madrid con treinta y pico grados, me quedaría aquí tan tranquila.
me preocupa lo de Gilda, sobre todo porque Federico está igual y me hace pensar en algo virósico o en un clima tóxico, al borde de lo superable...¿qué pasa?
Estaremos allí, en Madrid, espero que con la posibilidad de vernos. Te llamo.
Adorable Arlt. Salvó mi adolescencia.
Vaya, Federico también? Espero que sea pasajero! Qué suerte haber conocido a Arlt en la adolescencia! Sí, Dante, nos veremos allí, ojalá corra la brisa!
Isabel ,
UFF 3X ºC Y la alegria de ver a tus amigos de la capital ,de firmar , de contertuliar, de viajar , de cambiar de aires ..... No tienes que tener pereza , lo que te pasa, por lo que cuentas , es que tienes mucho trabajo , muchas cosas pendientes , que si la declaración de Renta , que las traducciones ...... pero como bien describes tu actividad , seguiras llevando letras a tu hormiguero , ahora te cruzaras con otros escritores , con otros que hablan tu mismo lenguaje , que sientan y piesan como tú ,.....anímate ,
Perdona, Josep, no me entiendes. Para mí nada es blanco o negro, tener pereza no significa estar desanimada. Me gusta ir a Madrid, ver una expo, ver a mis amigos, me da pereza el calorazo, que en la feria es ardiente, etc. Creo que siempre estoy entre escritores y artistas, eso no cambia. Y sí, tengo muchas cosas pendientes, y otras que no escribo aquí, como siempre!
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