Foto: guardas del portafolio La psychanalyse en France, de Yann Diener y Elisabeth Roudinesco, con el diván de Freud
Participé en la mesa redonda sobre Psicoanálisis y escritura, junto con Dante Bertini, Imma Monsó y el psicoanalista Manuel Baldiz, que más que moderador, como él mismo dijo, quería provocar o suscitar nuestras intervenciones. El aula de escritores no es una sala grande, pero estaba abarrotada y se mantuvo así hasta el final. Hablar para un público de psicoanalistas es siempre interesante porque el feedback está asegurado, y siempre demuestran al hablar que son gente pensante y que hace pensar. Lo cual resulta ya un privilegio, acostumbrados a la timidez silenciosa que suele apoderarse al público en este tipo de actos por estos lares y que, si no hay extranjeros, suele acabar dando espacio a los locos más necesitados de escucha, capaces de acaparar un micrófono y arruinar un acto [recuerdo la presentación de un libro de Jeffrey Eugenides, que malograron dos locos, uno que se empeñó en que el autor le entregase una carta a Bush, que leyó allí mismo y no acababa nunca, y aunque el autor la aceptó diciendo que se la entregaría (!), el otro no dejaba el micro y cuando lograron arrebatárselo, lo cogió un médico empeñado en demostrar con su jerga que lo que ocurría en la novela era imposible desde el punto de vista médico y aunque Eugenides le dijo que en fin, sólo era una novela, el médico siguió, y yo no me quedé más a escucharle.]
Ayer nos divertimos. El tema de fondo, con todas las interesantes preguntas que planteó Manuel Baldiz, era para mí cómo escribimos, para qué escribimos, el grado de dolor y de goce, las voces internas, la escucha de cada uno, los géneros, la conexión con el inconsciente, más acentuada en la escritura a ciegas, el significado del bloqueo, la escritura interior -la que se perpetra silenciosa e invisible durante los bloqueos, como dijo Stefan Zweig-, la relación entre la propia biografía y el análisis, la función de los blogs en la escritura, etc. Dante Bertini ironizó y jugó con las palabras con su gracia habitual y sólo a mitad del acto reveló, tras el suspense, cómo escribía. Imma Monsó fue la primera en desvelar su relación con la escritura, y contó que escribía al dictado de una voz interna (y cómo la asaltaba la escritura con urgencia, sin dejarla esperar, sin tregua ni bloqueos). "Yo no oigo voces", dijo Dante. Yo sólo oigo la mía, pensé yo, pronunciando esas frases que me arrastran a lo desconocido, a lo que sé pero no sé. He puesto mi pequeño discurso aquí, para los que quieran leerlo. La verdad es que podríamos haber seguido hablando un buen rato, y como esas ciudades que visitamos por primera vez y abandonamos pensando en volver, pues quedan muchos lugares pendientes, yo pensé, y oí a otros decirlo también, que debíamos continuar. De hecho, nos invitaron a proponer más.
Luego estuvimos tomando algo en ese agradable lugar que es el vetusto y clásico bar del Ateneu, las salas de lectura, el jardín, la biblioteca... siempre me imagino una vida ociosa allí, leyendo y fumando en esa atmósfera humanista.
Ahora ya puedo decirlo: la siempre interesante editorial Melusina publicará mi libro La historia del azufaifo, en un formato pequeño que me gusta mucho, esos libros que uno puede llevarse y leer en cualquier parte. Sólo falta que yo acabe con mi poda para poder entregárselo... Pero la verdad es que sueño con más horas, más tiempo. Hasta ahora el trabajo de poda me reconforta porque sigo viendo en ese libro aún sin "encuadernar" en sentido metafórico esa parte literaria y personal, mezclada a lo guerrero y reivindicativo que quisiera darle, porque el libro recoge intercambios, poemas ajenos, cartas, artículos y mi diario de blogger... en torno al árbol, como aquellos juegos de corro y su extraña alegría ritual en la niñez.
Ayer estuve leyendo, ya tarde, algunos de esos informes de lectura de Gabriel Ferrater, Noticias de libros, préstamo de JC. Qué estimulante su lectura minuciosa e inteligente, su humor y su vehemencia y pasión elaborada... seguiremos.
Y en otro orden de cosas, una italiana, que fue profesora mía años ha, me escribe citando algunas frases de mi blog, sorprendida de mi "profundo desprecio y hastío" respecto a este país. Volviendo al óptico de Combray y sus verres grossissantes, es cierto que cada lector pone la lupa en un lugar distinto y algunos no ven ni humor, ni fruición, ni alegría en mi vehemencia crítica o mis exabruptos. Ni en el fondo, mi amourhaine por este país que es el mío y que siempre quisiera mejorar y preservar en lo mejor, mi posición lógica de anti-Heimat. Lo comprendo. Félix de Azúa dijo una vez que él no era pesimista, porque los que siempre nos quejamos expresamos la idea de que todo podría ser mejor, por tanto somos optimistas. Ella dice que idealizo Europa, pero yo creo que sé lo que me gusta y lo que no me gusta de otros lugares de Europa. Lo que ocurre es que algunas cosas que faltan aquí están allí. También un vecino escritor confesó que no le gustaron mis cuentos por el pesimismo en las relaciones amorosas, y en cambio yo siempre me he considerado optimista en ese terreno y creo que casi todos los encuentros que he tenido en mi vida (algunos de los cuales he construido, deconstruido, recombinado y contado, my way, siguiendo las órdenes estructurales del cuento por encima de las históricas) han sido afortunados, aunque nunca he sentido como esa gente que habla de relaciones "sin una nube". En las historias que yo cuento siempre hay nubes y dudas e imposibilidades y negaciones de partida que generan algo interesante y feliz al margen, esas imposibilidades que posibilitan otras cosas, por decirlo así. Pero claro, la lectura, como la escritura es subjetiva, por fortuna. Un lector de Crucigrama me mandó una vez una larga carta manuscrita, de cuatro hojas, diciéndome que yo vivía en el desierto y que mi tristeza era insoportable. Y todo precedido por aquella cita de Campoamor del cristal con que se mira. Yo me preguntaba por qué le importaba tanto, por qué no había abandonado mi libro, si no le gustaba, en alguna papelera, qué le había motivado a buscarme y escribirme. Si realmente el libro le había tocado algo, le había removido... Lo gracioso es que mi editor me contó que, tiempo después, ese lector cambió de opinión y decidió que mi libro le gustaba.
23 comentarios:
Estimada amiga: le escribo estas líneas esperando que al recibo de ellas se encuentre bien en compañía de sus familiares tan queridos. Por casa todos bien, gracias.
¿Qué puedo decir frente a su post tan sabroso y detallado? besos
Ja ja, había unas postales con frases hechas, para esos casos, mi preferida era: "Segovia maravilloso. Besos y abrazos."
Y en el móvil, esas "plantillas" de mensajes hechos. G. me pasó una genial, que a veces he mandado, y dice: "Lo siento, no puedo ayudarle en este momento"
Suena divertida la jornada de ayer, lastima de habermela perdido.
Sí, estuvo muy bien. Al menos puedes leer nuestros textos, el mío si pinchas donde pone "aquí" y el de Dante en su blog...
pensaba en todas esas palabras "prestadas", que nos atraviesan y a lo largo de las cuales también transitamos, haciéndolas nuestras y luego devolviéndoselas al otro, como este lector ingenuo y "pedrusco" que te acusaba de desértica al no poder reconocer sus propios fantasmas y luego se reconcilió. Las palabras no son nuestras, pero vale la pena asumir el papel que jugamos con ellas, al escribirlas, decirlas o leerlas,
para mi fue una soirée de lo más agradable, estimulante, barcelonesa y cosmopolita,
besos y gracias,
Palabras que nos atraviesan!!!! Palabras de otros, palabras que nos tragamos y devolvemos, procesadas regurgitadas y brillantes como sacadas de un río, eso, palabras como piedras que pisamos, o una almohada de palabras sobre la que dormirse. O aquella mano invisible y gigante que consolaba al pobre Josef exiliado, murmurando palabras en su lengua nativa, en la novela de Aleksandar Hemon.
Gracias a ti, por estar allí!!!
la pequeña a, tan brillante y sensual como su bolso...
sólo ella puede decir soirée con desparpajo.
Sí, la chica parisina del bolso rojo brillante... lleno de libros de Lacan
Estuve a punto de no asistir: me atrapó una siesta por cansancio a las 6 de la tarde y a las 7 me llamó alguien, y en ese despertar me activé y mientras lo despachaba, me lancé a la calle húmeda con el cuerpo destemplado a tomar el metro.
No dije nada y me senté al final y en un rincón. puse solo la oreja. Nada que decir solo fui a escuchar para emplear mi persona en eso. Un espacio de pensamiento. Me pone lo Humano.
La gran mayoría no usaron la palabra, solo la escucha y eran los-que-"abarrotaban" la estancia. (orellaferits?) Otherwise hubieran sobrado sillas y el eco de la palabra hubiera rebotado distinto. (petit comité?) Te quedarias parada del deparpajo de algún psicoanalista, cuando toca cojer el ascensor para subir a la 5ª planta, tan lúcidos ellos. Y.. no estoy de acuerdo con lo de "timidez silenciosa que se apodera del público": abarca demasiado quizás. Y ...estuviste muy brillante y me hiciste disfrutar. Baldiz de nuevo también.
Alguien que no conocía de gris y en la 2ª fila me emocionó en su intervención sobre la muerte de la escritura y del pensamiento psicoanálitico: De nuevo es reconfortante estar en el lado de los "muertos" igual que de los fumadores.
En otro orden de cosas veo interesante el comentario de tu ex-profesora creo que ve algo que a mi también me pareció. "La hierba del vecino siempre es más verde".
Un abrazo
Sí, Luis Albà, me puse las gafas para comprobar que eras tú, en la última fila. Me alegro de que te gustara. Yo creo que os equivocáis tú y ella: lo que falta aquí está allí, pero también les faltan a ellos algunas cosas que tenemos aquí. Si yo viviera allí me quejaría de lo suyo, pero vivo aquí. Y me preocupa lo que pasa aquí más que ninguna otra cosa. Pero comprendo que somos distintos. Una vez alguien que conozco me dijo que París le parecía tan feo como la calle Pelai. No estoy de acuerdo, creo que París es una belleza, aunque muy duro, y más para vivir improvisando. Londres era maravilloso en los setenta, pero ahora es imposible, por mucho que conserve su belleza.
Falta y queja, dos palabras que me parecen clave en lo que dices y me sugieren cosas que no soy capaz explicar como me gustaría. Pero dentro de mi equivocación estoy convencido sin-embargo de que lo que falta aquí no está allí.
Te olvidas de algo importante, pese a tu oído fino. Lo subjetivo. Lo que me falta a mí aquí lo he encontrado en muchos otros lugares (donde como te digo me molestan otras cosas). Yo no me meto en lo que te falta a ti. No espero que todo el mundo me comprenda ni que desee lo mismo que yo. O que sus prioridades sean las mismas. Somos distintos y buscamos cosas distintas, y no es obligatorio leerme, ya sabes.
Por cierto, que ese nombre tuyo sería bonito en catalán, orellafiníssima, pero en castellano siempre sería oído (que no es tan bonito), porque el pabellón auricular :) no se usa en el lenguaje para hablar del sentido auditivo.
Lo que NO SE ENTIENDE en tu queja y tu falta es el uso que tú haces de la palabra. Para ti es posible criticar o quejarte de lo que hay aquí porque tu no usas las palabras como algo fijo, determinante, Y EXCLUYENTE. Según ellos si aquí ves el negro no puedes ver el blanco al mismo tiempo.. o lo uno o lo otro, atrapando los significados, la cosa, fundiéndote y confundiéndote con las palabras que pronuncias, como si en ellas hubiera una super-potencia de decirlo todo, atarlo todo, una consistencia, de la que carecen. Tú no utilizas las palabras con esa pretensión y por eso puedes decir lo que sientes, porque sabes que no ERES eso que dices, eres diciendo, transitando las palabras, las cosas, en los resquicios, en los silencios, en las faltas y excesos de sentido... ahí te encuentras, conectada a las cosa y las personas, porque no te confundes con ellas
y sí, esa almohada de piedras sobre la que dormirse,piedras lisas que se calientan al sol, donde venir a secarse después del baño...
me alegro que os gustara mi bolso rojo y brillante fetiche
Gracias por tu insight! Qué alivio... Ýo quiero escuchar siempre tu interpretación de las cosas para entender, para no pensar que todo es problema mío o que he perdido el norte. A veces me da la sensación de que algunos no quieren discutir, sino corregirme. Y eso me agota. Más en este momento de burbujeo mental... Te queda muy bien ese bolso rojo que parece anunciar un misterio, algo mágico que "encaja" contigo, y además, eso contradice tu idea tan graciosa de chica-mosquito!
un JUÁ CON MAYÚSCULA, estimada rot and meyer...
me gusta cuando no callas.
´Tus nombres, Cacho, qué envidia! Cacho de pudor fue el del otro día, hasta la respuesta la cachas (como las patatas antes de cocer, cacharlas es romperlas siguiendo sus fibras, ya sabes)... Me alegro de que te rías...
Vuelvo a felicitarte por tu ponencia, por cómo supiste intercalar reflexiones y sentimientos propios,con los de la gran literatura...ya seguiremos hablando. Besos. Julia
isabel, leído con calma y sin distracciones, tu texto es magnífico. me encanta como encadenas los pensamientos o las ideas...de otros escritores para exponer las tuyas y vuelves de nuevo a remitirte a otros escritores para luego seguir con lo tuyo. ya sabes que yo siempre barro para casa, en este caso al mundo de la imagen, no a la fotografía en este momento, pero al leerte veía como una película que transcurre en un presente y de vez en cuando hace un feedback para explicar mejor algo, al público, para cambiar algo el ritmo, sin perder el hilo argumental, en tu caso, y vuelve luego a la historia y...
era como una novela adaptada al cine, por ejemplo, hay una protagonista que vive una historia y en momentos, aparecen kafka, m. duras,... pero la historia continúa y me ha encantado esa estructura contigo como personaje central y protagonista en el que hay unos flashes de una serie de escritores que aparecen por ahí de vez en cuando
L.O.
Hay distintas maneras de analizarse, sirviéndose de la escritura. La pintura puede ser otra, Cualquier forma de pensamiento no escrito. sin el otro, se hace difícil el análisis?
Asemejo esos bloqueos como cuando uno ve teatro; existen partes de la obra que pasan desapercibidas, y no por casualidad tal vez.
impromptu.
Ah, y estupendo convencer a Vila- Matas para el prólogo, felicidades.
Sí, el análisis sin analista no es lo mismo. Pero una vez has hecho esa transferencia luego te queda para siempre ese espacio mental, el psicoanalista y la consulta se quedan en una habitación de tu cabeza... o haces esas transferencias con otros...
La escritura es otra cosa, material para el análisis, sueños despierto, revelaciones, signos, algo fascinante.
Gracias, Impromptu...
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