jueves, 11 de noviembre de 2010

Comprendo que no comprendan

Foto: I.N., Rufus hoy, 2010
Yo nunca he escrito aquí para que nadie me consuele, ni para que me animen en ningún sentido. Yo sólo escribo porque siento urgencia de escribir, pero lo que escribo no debería ser interpretado literalmente, ni siquiera como un estado de ánimo. A veces alguien me deja comentarios, aquí o en Facebook, diciéndome "¡Ánimo! ¡Tú puedes!" etc., y yo lo comprendo, y acepto su buena voluntad, pero me desconciertan muchísimo porque yo no necesariamente siento como lo que escribo, y menos aún unos minutos después de escribirlo. Y cada vez que recibo esos mensajes, pienso ¿qué habré escrito? y vuelvo a leerme buscando esa supuesta melancolía.
La escritura tiene su propia vida, que empieza en cuanto las letras se posan juntas como moscas pequeñas que murieran o se disecaran en el papel. Así que les agradezco mucho la buena intención, pero no se preocupen por animarme. Claro que peor son aquellos comentarios que intentan claramente lo contrario, ¡pero esos no pasan los filtros!
He estado bailando con Rufus o para Rufus, que se ha retirado al interior en cuanto el sol ha desaparecido de su terracita. Luego he escrito un poquísimo y he vuelto a traducir. Me he encontrado mal todo el día. He estado conferenciando con mi amigo serbio, a una hora de cierta desolación, yo le he aclarado dudas de castellano y él me ha aclarado dudas de muy distinto cariz. Al acabar me ha llamado mi amiga M, que hacía siglos y me ha dado alguno de sus sabios consejos. Después he ido con C. a una especie de club de socios que compran verdura y fruta ecológica (y pronto pan, huevos, etc.) directamente a los agricultores y productores, de máxima calidad. Detrás tienen un proyecto mucho más grande de empresas con nuevos modos, digamos, empáticos, o sea, sin mentalidad psicopática, y alrededor hay de esos nuevos bancos éticos, ongs de mujeres maltratadas, de recuperación de incapacitados y no sé cuántas cosas. Sonaba interesante y me he apuntado. Me han regalado una lechuga maravillosa, parecía francesa, y alguna fruta.
Se me olvidaba, ayer vi un hombre que paseaba a su perra, una terrier airedale preciosa y negra y tiraba de ella mascullando sobre la estupidez de querer olerlo todo. Estuve a punto de decirle: "Pero oiga, ¿no sabe que los perros reconstruyen la historia de los que han pasado antes? Un poco de respeto!" Pero no lo hice. Al llegar a casa abrí distraídamente y al azar el volumen II de los Essais de Montaigne y qué maravilla, dos páginas o tres dedicadas a nuestra ignorancia de los animales y nuestro desdén ignorante, y hablaba de peces y hormigas y elefantes, un párrafo maravilloso, demasiado largo para citarlo aquí, pero que me recordó a dos bloggers amigos.
Yo, que tengo una obsesión con el tiempo, nunca encontraba el momento para escuchar un programa de radio que me gusta, sobre psicoanálisis, "Hablamos", donde entrevistan a un psicoanalista sobre un tema (el último, los sueños, con Laura Frucella) y el Librero de la calle Berlinès recomienda libros. Justamente recomendaba El mundo bajo los párpados de Jacobo Siruela (Atalanta) e Historia del sueño de Mauro Mancia (Biblioteca Nueva), ya que se hablaba de sueños. Ayer lo encontré. Mientras escaneo los textos para mi curso... Aquí se pueden escuchar todos los podcasts y aquí el programa de los sueños.
Y ahora me retiro a leer, pero quería dejar aquí este post rápido, con un retrato que le he hecho a Rufus hoy.

16 comentarios:

frikosal dijo...

A ver si pudieras contarnos más cosas de esa cooperativa, justamente el otro día lo comentábamos en casa.

Belnu dijo...

Se llaman Sinmás, www.sinmas.info
Es una red de consumo ecológico, no es cooperativa porque ellos no ganan con la verdura ni la fruta, es venta directa, es un proyecto más grande. Están en Sarrià, hay que ir para hacerse y que te expliquen. O llamar

Belnu dijo...

Ah, la clave es que no pasan por mercabarna

frikosal dijo...

Y tanto que contactaremos con ellos, gracias!

Belnu dijo...

De nada, Friks! A mí me han gustado.

Belnu dijo...

Friks! he añadido un parrafillo sobre algo de Montaigne y los animales que me ha recordado a ti y a Eph

Cabo Leeuwin dijo...

Si la vida es el gran teatro, imagina que teatro más descomunal es la red.

Un baile de máscaras en el que nada es lo que parece. Cada uno escribe realidad o ficción, y a veces hay mas realidad en la ficción.

Así que da igual lo que cada lector crea, porque solo el que lee da sentido a las palabras del otro.

Icíar dijo...

A mí me parece que la fotografía de Rufus apoya a las mil maravillas la primera parte de tu entrada sobre los ánimos que te dan (espero no estar yo entre ellos...) y que no necesitas porque en realidad la melancolía nada tiene que ver con la "infelicidad". El otro día, un señor en la radio (¡no me acuerdo el nombre!) me hizo reír, porque cuando le achacaron, pero cómo te pones, él contestó: "Es que la melancolía es mi patria", todos reíamos, en la radio (y en casa).
¿Es la granja de Cambrils?

Icíar dijo...

olvida la pregunta, acabo de leerlo en un comentario (¿ves? tengo el ojo más largo que la tripa: la impulsividad que me puede)

Belnu dijo...

Exacto, Icíar, la melancolía va mezclada a la felicidad, yo no imagino cómo podría separarlas del todo... Me alegro de que esa foto de Rufus encaje para ti!
No, esta gente no tiene aún su campo, aunque lo tendrán, ahora buscan y compran a agricultores ecológicos eligiendo por la calidad del producto, son consumidores preocupados unidos, en una red con otras empresas de buenas prácticas... se llaman sinmás

Belnu dijo...

Yo también respondo antes d etiempo, ya ves!

´´ dijo...

Sacar a pasear al perro y no dejarle hacer es un poco extraño.


http://images.amuniversal.com/ups/productos/fred_basset/samples/fred_esp040830.gif

Belnu dijo...

Sí que lo es, Francis! Me encanta Fred Basset...

´´ dijo...

Entrevista Jacobo Siruela

http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html

Luis Vea dijo...

Isabel: Tu gato parece tener un rostro cavilante con un fondo de preocupación.Igual está preocupado por ti.
Abrazos

Luis

Belnu dijo...

Ja ja, Luis! Depende del momento. Esta mañana en cambio tenía una cara de felicidad... Pero es un gato filosófico