viernes, 3 de septiembre de 2010

Lo inesperado


Foto: I.N., Rufus, de cerca, una foto oscura, aclarada por Jordi Esteva, 2010
Con los gatos todo es siempre inesperado", me dijo A.R., que siempre ha vivido en compañía de felinos, y tenía razón. Ayer no nos dejaron ir a buscar a la gatilla gris y blanca que aún no tiene nombre. Hoy hemos ido, pero no nos han dejado llevárnosla (hasta el martes, porque medican a todos los pequeños contra un virus intestinal leve) y hemos vuelto con el gatazo Rufus, que se ha estresado muchísimo con el viaje y aún respira hiperventilando, aunque ronronea y se deja acariciar. Pobre Rufus, tiene una historia traumática, es un superviviente. Llegó a la protectora con una tristeza tan grande por lo que había sufrido, abandonado y en la calle, que estuvo al borde de la muerte. No quería comer y tuvieron que alimentarlo con suero y tratarlo mucho tiempo. Nadie daba un duro por él. Pero sobrevivió, se hizo fortachón y tal vez del alivio le creció una barriga redonda y asombrosa, que le desequilibra al andar, y se convirtió en un gato-almohadón, que sólo quiere que le acaricien su redonda barrigota. Con todo, es muy guapo, se parece a Gilda, aunque su cara tiene una estilización felina más pronunciada y no se ha quitado el guante, como Gilda, sino que lleva mitones blancos, en un gesto post-punk. Al llegar, maullaba y se resbalaba investigándolo todo. Luego se ha instalado en el cuarto de invitados, para vigilar las idas y venidas del pasillo y al fin en uno de los antiguos sitios de Gilda, y ahora dormita y ronronea muy cerca de mí, aun respirando deprisa, pero ha aceptado las flores de Bach que le he ofrecido para pacificarse, y a veces, cuando lo acariciamos y cepillamos, da un hondo suspiro de alivio. He llamado a su cuidadora y me ha dicho que era normal que hiperventilara, y que como pasó las mil y una, seguramente ha creído que iba otra vez a la calle. "Ya se le pasará, hay que dejarle tiempo..."
Anoche no resistí la tentación y me leí dos cuentos de Henry James que había recibido de Navona, "Compañeros de viaje" e "Historia de una obra maestra", bien traducidos (lo cual no es cualquier cosa; todo el mundo sabe lo endiabladamente difícil que suele ser mi adorado Henry James para los traductores), bien editados y espléndidos, aunque no sean del James maduro, penetrante y prodigioso de su madurez, sino de los principios, más ingenuos y tentativos, menos característicos, ya tenían su encanto, ya hay atisbos de su finura intelectual o su humor narrativo y algunos momentos de insight. En los dos el protagonista se enamora de una americana viajando por Europa -uno en Italia, embriagado de arte y sol, y otro en Suiza-, y los dos expresan esa fe asombrosa en el arte, en la capacidad para emocionar y alterar la percepción de las cosas. En el segundo, un hombre enamorado a punto de casarse encarga el retrato de su novia a un pintor que ya la conocía; el pintor había estado enamorado de ella y sufrió y se decepcionó al comprobar que era fría y su retrato permite al narrador darse cuenta de la parte terrible de esa mujer, pero su reacción imprevista, imprevisible, contra la lógica aparente de las cosas pero siguiendo la lógica oculta del inconsciente, en un final que no revelaré, me recordó al gesto final del Swann proustiano con Odette, sólo que Swann no necesitó ese rito liberador para hacer lo que finalmente hizo.
Anoche me entrevistaron en Com.Radio hablando de Kosovo. Pensé que no tendría nada que decir, pero hablé sin parar y no me quedó tiempo para comentar directamente la posición española, aunque podía derivarse de lo que dije. G., que estos días está sumido en sus inminentes exámenes, me escuchó por Internet, me felicitó, dijo: "Parles molt bé, fas unes frases llargues, amb moltes subordinades i jo pensava: se'n recordarà de perquè ho deia? I sí, no perdies el fil. I la teva veu sóna bé per la ràdio, si tinguessis un programa..." Eso me bastó para alegrarme.
A veces, traduzco algún capítulo de Maeve Brennan y me gusta tanto que se lo mandaría a los editores, para que vieran qué bien queda. Pero luego pienso que debería corregirlo y perfeccionarlo y sigo esperando. Ese libro es realmente magnífico. Tengo una mosca zumbando en mi interior, una agitación honda que se ha expresado en el cuerpo antes de poder abordarla. Estaba pensando estos días en lo que ha cambiado en mí, en si Confucio me habría concedido la hidalguía al no experimentar amargura pese a ser ignorada por los humanos, en que ahora me importan más los indicios de que todo acabará saliendo en su momento, procuro simplemente disciplinarme, avanzar en lo posible y no angustiarme de lo que vendrá, aunque sólo fuese por economía psíquica. Pero entonces, de pronto, la llegada de Rufus y la historia de su trauma por abandono retumba con ecos de mi infancia, retumba en lo que intento escribir, en la borradura de M., en la falta de empatía y los experimentos de Mengele que la acechan sin que ella pueda ni tal vez quiera protegerse, por ese terror a la soledad, a ser abandonada, que siempre la llevó a los peores peligros. Y todo se revoluciona inesperadamente.
Mi reseña de Maupassant en La Vanguardia Cultura/s

14 comentarios:

Luis Vea dijo...

Felicidades. Espero que encontréis felicidad en Rufus y que él la encuentre en vosotros. Tiene una cara muy felina. Los gatos tienen un sexto sentido para hacerse aceptar.

Belnu dijo...

Gracias, Luis! Yo creo que sí, porque es monísimo. Aunque la primera noche ha sido toledana! Ha habido que negociar... Pero nos gusta mucho Rufus. Y creo que cuando llegue la gatilla él estará mucho más contento

Ephemeralthing dijo...

Ilusión anunciada, buscada, conseguida.
Enhorabuena por el gatazo, es guapísimo y con compañía de congénere todavía se pondrá más. Sé lo difícil que es retratar animales, pero queremos foto del mitón para cuando esté él más relajado.
Enhorabuena otra vez.

Belnu dijo...

Gracias, Eph! Sí, este matou necesita la compañía de la gatina para completar su felicidad. Hay una parte de la casa que le asusta y no quiere visitar, pero en la otra parte parece contento y plácido, excepto cuando yo estoy en la parte prohinida y G. no está, entonces me llama con maullidos finísimos, de los que penetran en el cerebro... Pero es muy guapo y muy gracioso

Anónimo dijo...

Las cosas inesperadas, vaya tema ese, complejo y para el título de un libro. Yo de momento, creo que no soy de esos que se han decantado por los animales en lugar de las personas, en estos momentos casi al contrario. Aunque a los animales los aprecie casi como a iguales.
Interesante ejemplo psicológico de la Historia de una obra maestra de James, que me ha recordado a La obra maestra desconocida de Balzac. Qué tal del accidente?
iluminaciones.

Belnu dijo...

Iluminaciones, ¿por qué interpretas que yo sustituya a los humanos por animales? No creo que sea el caso.
Pero ni soy insensible a la belleza silenciosa de los gatos ni tan obstinada e impermeable para no aprender las lecciones zen que me enseñó mi gata, de estoicismo y aceptación...
Recuerdo vagamente ese título de balzac, le echaré un vistazo!
Del accidente mejor, aunque nada desaparece mágicamente, sino que todo exige tiempo...

Anónimo dijo...

Sí, a eso me refería, a lo que se aprende de esa especial convivencia. Disculpa si pareció una interpretación, pero solamente fue una reflexión personal pasajera.
iluminaciones.

Belnu dijo...

Ah, lo comprendo! Ya sabes que yo soy a veces demasiado literal contigo, y necesito aclaraciones... Nada que disculpar!

Isabel Mercadé dijo...

Felicidades, por el precioso Rufus, por supuesto, pero también por ese programa. Seguro que salió estupendo. Yo te he visto en acción y coincido del todo con G.

Belnu dijo...

Gracias, Bel M, por todas tus palabras generosas!

Stalker dijo...

No te vas a creer que el gato que vive conmigo es idéntico a Rufus...

El cuento de Henry James es una maravilla... haces bien en no revelar el final...

abrazos

Belnu dijo...

Sí, sí, te creo, Stalker! Yo estoy tan contenta de Rufus... Cada vez está más aclimatado aquí, aunque a veces me llegan ondas de su vieja tristeza, como me ocurrió anoche y estaba tan agotada tras una noche sin sueño y me sentía tan vulnerable que pensé que no podría, que me faltaba fuerza para rescatarle. Pero hay otros momentos, como esta mañana, en que ha decidido explorarlo todo y probar otros escondites entre macetas e inspeccionar la bañera y mis cajas de libros o incluso sentarse en mi silla sagrada, que me siento feliz de haberme dejado escoger por él.

frikosal dijo...

Bienvenido Rufus !

Belnu dijo...

Gracias, Friks!