Anoche, después de limpiar el jardín del azufaifo con un aguerrido librero vecino y de ver la película de Agnès Jaoui, que me gustó por esa forma deshilvanada, lluviosa, en que esa protagonista se veía interpelada constantemente por las palabras de otros (me recordaba a mí misma en esa duda estupefacta, y en la alternancia de desaliento y esperanzas energéticas), leí el artículo de Vila-Matas sobre la inspiración (me encantó la idea de que la inspiración fuese sólo una idea vieja atrapada en las profundidades del inconsciente, que surgiría sólo cuando el escritor se encalla en medio del trabajo de un relato, en una novela) y hoy descubro, gracias a un blogger vilamatiano, un sutil discurso de VM en Ljubljana sobre realidad y ficción, Desayuno con tucanes, escrito en Cartagena de Indias, donde dice que escribir bien depende de un deber moral, de la necesidad absoluta de ser fieles a nosotros mismos, pues todos somos originales y que no habría que buscar otra originalidad que la de ser uno mismo. Esa idea me alegra también porque explica algo que siempre he sentido, frente a aquellos obsesos de una supuesta originalidad buscada en los temas o en algo externo, yo siempre pensaba que la forma de mirar de cada uno era distinta, que sólo había que arrancarse los tópicos y las cosas impuestas y recuperar el propio tono, que incluye las citas de los afines. VM cita a Capote y habla de Chéjov y de algunos otros de mis lares y penates preferidos. Me reconforta leerle los domingos y hoy ese alivio alegre, que sólo me procura la lectura y a veces la música, inexplicablemente, se ha prolongado en la mañana gracias a este blogger. Habla de negociar con el inconsciente y eliminar el texto muerto (Zadie Smith), habla de los distintos posicionamientos del escritor, de la oscuridad invisible, el precipicio y el borde del abismo. Dice que las novelas mienten y lo que dice a continuación es la clave de la realidad y la ficción, tan bien formulado invitando a los tucanes a su celebración literaria. Escúchenlo... (no he llegado a oír a quien lo presenta, luego seguiré).
Pienso cada vez más en la lectura, la literatura como mundo alternativo ante los horrores y las dificultades de éste. A veces siento la tentación de vivir sólo ahí dentro, donde sí existe la hospitalidad. Esos libros y esas escrituras que nos acogen, nos invitan a pasar y ver. Hace un par de noches me ocurrió. Tuve un momento negro de interrogación pesarosa, de peso solitario, de miedo de que los insistentes agoreros tuvieran razón y todo fuera para mí imposible, cerrado y en ese mismo borde del abismo. Entonces me puse a leer a Valery Larbaud, que viejo y enfermo escuchaba la vida juvenil e intensa de sus vecinos de habitación y dibujaba su vida contemplativa regodeándose, sin nostalgia de la otra vida primera, y concluía "J'en arrivais à me demander si, dans la vie comme aux courses de taureux, les meilleures places ne sont pas celles du côté de l'ombre." Y de pronto héte aquí que yo me sentía repentinamente alegre en mi momento contemplativo, poseída por "ce vice impuni de la lecture", buscando lo que encontraba en los libros de muy pequeña, cuando aprendí a leer: la posibilidad de una compañía universal, la solitariedad acompañada por espíritus afines, encerrados en los libros. La región del mundo donde no todo está equivocado. El consuelo frente a las interpelaciones de lo vulgar, lo feo, lo estúpido, lo limitadamente material y comercial. Y por otra parte, todo encajaba con el peso de la memoria de Vinyoli, o con aquella protagonista joven de Jean Rhys que, como si fuera vieja, echada en su habitación de hotel barato, mezclaba ensoñaciones y recuerdos, pero no recordaba personas, sino fachadas de casas antiguas, iluminadas y oscurecidas por el balanceo de sombras y luces de los árboles. Tal vez sea ésta la clave de lo que me espera...
(links luego, que vuelve a buscarme el personaje carrolliano)
Esta tarde, conferencia en el Espai Cultural de CajaMadrid, Plaça Catalunya 9, a las 19h...
Y mientras contemplamos cómo destruyen Collserola, cómo deshacen el trabajo iniciado por Cristina Narbona intentando recobrar tímidamente el paisaje de la costa donde construcciones gigantescas e ilegales impedían incluso el acceso a las playas (esos hoteles espantosos, como El Algarrobico, aprobado por la Junta de Andalucía y el de Lanzarote que salía en El País), quienes quieran evitar la destrucción de la Diagonal y de la Gran Via (siguiente objetivo de la peña pro cemento), de la plaça Joaquim Folguera, del Parc de la Ciutadella y de toda la ciudad amenazada, pueden firmar el manifiesto (no hagan caso de la petición de dinero de esa web! Nada que ver con el manifiesto). Sepan que la consulta "democrática" de la Diagonal consiste en elegir entre dos proyectos, pero no permitirá votar contra esos proyectos o por la alternativa de preservar lo que tenemos sin destruir los árboles.
12 comentarios:
Estoy de acuerdo. Escribir es una actitud moral. Incluso en la prosa más intrascendente (excluyamos la prosa mercenaria)hay esa soledad que nos salva, frente a esa otra que a menudo nos acosa. Escribir es resistir. De eso hay mucho en tu libro balcánico...
Gracias, JML, con tu firma cambiada! Sí, sí, esa soledad que nos salva, y esa resistencia. Aquí me gustaría como Li Bai en las montañas, alzar mi copa de vino de arroz por la escritura, mientras ocas salvajes atraviesan el cielo...
Gracias, Isabel, sobretodo por lo de blogger vilamatiano, creo que me gusta sobretodo el adjetivo. Ayer pasé frente a la casa de les punxes y vi sin ver los árboles y es que casi nunca "paseo" por la Diagonal pero recordé las fotos que colgaste aquí, se podría decir que los árboles de la Diagonal son algo nuevo para mi, o por lo menos los miro ahora de otra forma, tal vez noto lo que ya notaba y que me gustaba pero que no disfrutaba por existir otros factores que me alejan de ese paseo (tal vez Barcelona no sea la mejor ciudad para pasear en diagonal). En fin, que ya echo de menos esos árboles. Pienso en Lisboa y me parece muy fácil poner dos vías en cualquier pavimento y una catenaria encima sin cortar árbol alguno. Aunque también allí han desaparecido los viejos tranvías lentos pero bellos. Por otra parte podrían empezar por cortar todos los plátanos de las ramblas, unque estoy seguro que no lo van a hacer... ;) Propongo pues (por si no queda claro y por insistir) que el tranvía pase por las ramblas, de subida y de bajada.
Un saludo. Copié y pegué el enlace de la conferencia de V-M &CO en Ljubljana de la web de V-M (tan bien coordinada por Elena González-Moro, dicho sea de paso y con enlace a su estupendo blog). También robé otra conferencia estupenda de V-M en la Fundación March, se puede encontrar en la segunda entrada de mi vilamatiano blog o directamente de los excelentes sitios de donde la robé: El lamento de Portnoy vía Settembrini
Más saludos.
M'agrada moltíssim aquesta idea de que no hi ha més originalitat que la de ser un mateix. Molt, estimada Driade.
Gracias por los links y sugerencias, Mais il faut travailler! La sugerencia de las Rambles no está mal, en vez de coches tranvía... Pero esta gente sólo usan el tranvía para fomentar más el coche, no para sustituirlo...
A mí me gusta la diagonal los domingos por la mañana o los sábados a mediodía, o cualquier día de noche... y esos plátanos me encantan, desmañados y flacuchos como son...
Gràcies, Nmp, jo només citava, ja veus! Però sí, sempre ho havia pensat i fins i tot ho havia formulat, però no tan bé ni tan clar com ho fa VM...
A menudo uno se encuentra con muchos que sólo siguen consignas, o quizás lo que ocurre es que a pocos no les parece mal sustraerse del arquetipo. En cualquier caso: vraiment, ... "il faut travailler"!.
ps: ¿qué quieres decir con "penates preferidos"?
Ya sabes que yo soy posesiva con mis escritores favoritos (muertos) y suelo considerarlos como espíritus afines que me rodean desde las estanterías y mesas de mi casa, así que puedo considerarlos casi mis dioses domésticos, lares y penates
Tambien busco ese consuelo. El de las noches de mi adolescencia, con un cuaderno, el sabor del cafe, el ensoñamiento bajo la lampara. O algunas madrugadas, cuando comenzaban a cantar los pajaros y yo me levantaba dispuesta a hacer miles de cosas.
Y tambien intuyo que en aquel mundo en el que habitaba la vida era mas verdadera.
Ahora tengo miedo que se rompa en mil pedazos para siempre sin que haya tenido tiempo de recuperarla.
Qué es lo que se rompería en mil pedazos, la lectura, la vida? No entiendo bien, perdona mi obtusidad de hoy, es la gripe. Y la palabra "comenzar", que me hace estornudar, manías mías. Yo sólo empiezo, ando y no camino, y a lo que nos crece en la cabeza lo llamo pelo, nunca cabello...
Me referia " a la vida de antes" esa que quiero recuperar.
Yo no tengo muchas manias con las palabras. Creo que no tengo manias con nada. Es la verdad.
Gripe a destiempo.
Que te mejores Isabel, puede que tan solo sea alergia.
Ah, Emma, tú eres enmascarada, en mi memoria os había disociado, qué despiste! Yo en cambio soy rottenmeyer, llena de manías, pero también puedo reírme de ellas y a veces hasta saltármelas. No, me temo que no es alergia, sino un buen bacilo, que me tiene sacudida y dolorida, entre la tos y todo lo demás... Paciencia que tampoco tengo!
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