martes, 26 de agosto de 2008

La dificultad de volver y un pequeño homenaje inesperado

Foto: I.N., Sant Josep de Sa Talaia, Ibiza
Es extraño. En esta semana no he sentido la añoranza de la conexión, no he visitado los cibercafés, no me ha abrumado la falta de mi ordenador, he escrito tan sólo fragmentos en un cuadernillo, y aunque echaba de menos un espacio más grande donde la mano pudiera expandirse en la escritura, tampoco me he molestado demasiado en cambiar, he empezado varios cuentos posibles, he soñado con ellos cerrando los ojos al sol quieto de mi embarcadero favorito o en las conversaciones, en que A. intentaba retarme a escribir una novela erótica basada en viejas andanzas y en las historias que yo les contaba a V. y A., que estos días han soportado estoicamente mi presencia en la isla y la lectura de mi último cuento.
He leído a Somerset Maugham, algunos cuentos magistrales, con ese personaje suyo narrador-observador de los dramas ajenos y del discurrir de un mundo dolorosamente imperfecto y convulso, y ese personaje es tan británico en su escucha y su mirada... siempre me fascina. He recorrido un bosquecillo de pinos desde donde se divisaba el peñón gigante de Es Vedrà. He disfrutado de la quietud de una solitaria playa paradisíaca cuya ubicación no puedo revelar. He recorrido media isla a pie, bajo un sol de justicia, siguiendo a A. y V. hasta un pequeño embarcadero oculto donde se celebraba un cumpleaños por sorpresa. He pernoctado en una hermosa casa de Formentera, donde todo era bonito, agradable y acogedor, aunque los libros y la literatura parecían excluidos del universo de todos los que allí paraban. He alimentado lagartijas con pieles de rajas de melón y gatos flacuchos con restos de pescado y yogur. Me han mordisqueado pececillos perfectos, bien diseñados ellos sí por las leyes de la misteriosa y sufrida naturaleza. Algún atardecer me acribillaron los mosquitos, en una especie de peaje estival.
He concluido que sólo si los alemanes se ocuparan de medio ambiente, alcantarillado, recogida de basuras, etc., se salvaría este país. Todo está lleno de basura. Nadie vigila y nada impide a los barcos arrojar la basura al mar. Yo he visto al barco rápido de Ibiza arrojar su basura al mar en pleno puerto de Barcelona, pero seguramente, como dice el reseñista del Heraldo de Aragón, es mi trastorno ocular. Yo he visto ciudades, pueblos, playas y bosques en Europa sin un sólo papel o colilla en el suelo, pero sin duda es ese mismo defecto ocular, que me hace ver Arcadias inexistentes, y mi imaginación enferma que me hace ver basura en playas y bosques y ciudades de este pobre país nuestro, tan limpio y cuidado y preservado que no puede criticarse. Los peces comen plásticos, los plásticos son petróleo y nosotros nos comemos esos peces con petróleo y todos nos envenenamos. Y el paisaje se llena de fealdad y basura y gritos.
Al volver, quería empezar a hilar alguno de esos cuentos aún embrionarios, empezar el tejido por cualquiera de esas puntas, siguiendo sólo mi deseo, pero he encontrado mensajes que borrar y algunas urgencias. La mayor es mi libro balcánico. Me he comprometido a entregarlo en pocos días. Mi amigo serbio me manda sus sugerencias de matices. He hablado con él: me dice que el libro le ha excitado, me dice que es un libro importante, que no hay ninguno así, que será un hito, que hay partes geniales (curiosamente las primeras ochenta páginas, de las que yo tanto dudaba, le han entusiasmado) y que por eso tengo que cuidar más esos posibles errores o repeticiones o matices. Así que se me ha contagiado la excitación balcánica y sin apenas deshacer la maleta me he lanzado a corregir las correcciones, a integrar lo que sí, a buscar alternativas, a considerar la poda, a matizar mi difícil cronología, a reunir valor para dejar que cada uno hable por sí mismo sin puntualizar, etcétera.
Hoy me he despertado prematuramente a las 6 y al bajar de la estantería el libro de Dante Bertini Amorimás, que prometí dejarle a V., no he podido evitar abrirlo, y al leer un poema al azar, he tenido que leerlo entero. Ese libro me encanta. Lo recordé porque A. leía estos días su prosa con fruición y nos hablaba, pero yo admiro en DB su genio poético (y temo siempre tener que enfrentarme a la misoginia de la narrativa erótica., de la que no saldría yo indemne, pues todo me afecta, como me afecta el ruido y la tala de árboles). Acepto que él no quiera leer La plaza del azufaifo como contrapartida; comprendo que piense que no debe invertir pues ya lo ha leído en mi blog, aunque para mí sea completamente distinto y el libro no pueda identificarse con esos posts, sino que adquirió enseguida otra entidad y se lee muy distinto. Yo siempre comprendo a los que no quieren leerme, por eso no sería buena vendedora. Hay amigos que no sólo me leen sino que compran más ejemplares de La plaza del azufaifo y los regalan a otros. Y esos compensan a los que lo piden prestado: mi Crucigrama valía sólo 10 euros, pero hubo un grupo que se iba pasando el mismo ejemplar regalado por mí, mientras otros no paraban de comprarlo. Yo también procuro comprar los libros de amigos escritores que me gustan para apoyarles). Es imperdonable que la Poesía Completa de DB no aparezca rápidamente en Lumen o en cualquier buena editorial capaz de cuidar la edición y distribuir por todas partes. Tengo que volver a decírselo a ese poeta que es Cachodepan. Me gusta su mezcla de pesimismo-ironía-ingenio poético y luminosidad callejera, cotidiana de esos poemas, su mirada burlona y llena de matices.
la inquietud que produce en arcanos deseos
aquel vecino alto que fuma distraído
apoyado a la puerta
o bien aquellos otros versos de "Primera batalla":
la calle donde estaba la casa donde nací
tenía grandes plátanos
con el tronco camuflado para una guerra
que finalmente los abatió sin piedad
uno a uno
o bien
Deposito en un banco mis ausencias,
me pongo a caminar cabeza abajo,
giro al revés, derviche alucinado,
aspiro el polvo gris, la falsa nieve...
No sé cómo voy a desprenderme de él para prestárselo a V., creo que voy a buscarlo en las librerías de viejo (¡está agotado!) para regalárselo o para que el editor se decida a reeditarlo. O para que el autor escriba más poemas desaforadamente, sin parar.
Aún llevo conmigo el deslumbramiento de Joseph Brodsky y su Marca de agua. Dice Brodsky que la infancia raras veces es más que una escuela de insatisfacción e inseguridad, y yo, con mi horrible experiencia de entonces (salvando sólo mi relación con el paisaje y los libros) no puedo sino darle la razón y aplaudir, como cuando Coetzee decía que según su impresión, la infancia era sólo cuestión de apretar los dientes (Boyhood) y resistir. A Brodsky le transporta el olor a algas heladas (en parte por la fonética de la palabra rusa vodorosli) y explica que nos reconocemos en ciertas moléculas, en ciertos elementos: "Después de todo, un olor es una violación del equilibrio en el nivel de oxígeno... es un asunto de moléculas, y la felicidad, supongo, es el momento en que descubrimos nuestra propia composición en libertad... y sentí que, al salir al aire frío, me había introducido en mi propio autorretrato." Así que me imaginé autorretratada en el olor de las higueras ibicencas, o del genjibre, el té verde chino, la menta o el jazmín... Dice Brodsky: "Asumiendo que la belleza consiste en la distribución de luz en la forma que más agrada a la retina, una lágrima es el reconocimiento, tanto de la retina como de la lágrima, de su incapacidad de retener tanta belleza". Eso explicaría mis lágrimas al entrar a Goa en ferry, o en la escena que hace unos días he descrito en un cuento, en el ruedo de un antiguo club de hípica que ya no existe. Brodsky se convierte en gato que come pescado en un momento del libro. En otro vuelve a la mitología o a un encuentro real con la política y la negación, o duda "qué engendra qué: una experiencia un lenguaje o un lenguaje una experiencia". O nos recuerda que somos en parte aquello que miramos y no se extraña de la creencia medieval de que una mujer embarazada que deseaba tener hijos hermosos debía mirar objetos hermosos". Sigo con mi idea jodorowskiana de que la belleza cura y la fealdad enferma y de que tendré que seguir resistiendo a este ayuntamiento que sólo nos sustrae la belleza y la destruye, llenándolo todo de esa fealdad pestilente y ruidosa, cortando los árboles (oh, qué olivos inmensos he visto en la isla... y qué pinos calcinados y renacidos...).
Ya me voy. Tengo que decidir si lanzarme a la calle a por los recados necesarios o bien sumergirme ya sin más dilación en lo balcánico y acabar lo empezado...

19 comentarios:

Dante Bertini dijo...

¿Qué decir frente a esto?
Que se me llenaron los ojos de lágrimas, que me sentí extrañamente mimado, acariciado, satisfecho. Que el azufaifo está en mi casa esperando el momento adecuado en medio del marasmo agosteño.
DB sigue escribiendo a golpes de ganas poemas en su blog de amorimás y te agradece este empujón de vida y desea como tú que Lumen le publique sus poemas.
Bienvenida, bienvenidos. Envidio un poquito ese paseo por tierras que alguna vez fueron también mías.

Belnu dijo...

Me alegro de haberte conmovido, ¡sólo es pura constatación de la lectura! Y también me alegra que el azufaifo haya llegado a tu casa, ¡qué bocazas me siento! Por la boca muere el pez, como suelen decir. Me alegra que DB siga escribiendo sin tasa, y ojalá esos editores se pongan las pilas. Allí pensamos en ti y en vosotros! Y los gatos flacuchos nos dieron recuerdos para Federico.

Dante Bertini dijo...

bocazas, no, directa y auténtica. Me gusta.
Puedo recordar uno por uno a todos mis gatos ibicencos. Tal vez se merezcan como mínimo un post.

He puesto un enlace de agradecimiento.

Belnu dijo...

Sí, se merecen un post que me gustaría leer! Voy a ver ese enlace de agradecimiento, no está mal la expresión...

Dante Bertini dijo...

seguí contestando tus comentarios...
me voy a comer con amigos, a seguir engordando...

Belnu dijo...

Voy para allá... También yo tengo cena, pero iré y volveré andando, para compensar!

el objeto a dijo...

bonita imagen de esas montañas chinas que me sorprendieron en Ibiza, recuerdo de un rápido pero lindo paseo

A mí se me había olvidado que viajar con buenas compañías puede ser mejor que viajar en soledad, o simplemente en pareja,

acertada articulación de poemas, fragmentos de Brodsky, relato de viaje y activismo vital-necesario,

regreso apenas de mi día de recados, sobreviví a la comisaría

gracias por las amables palabras

Gise =) dijo...

Bel bienvenida!!!! que endivia de la buena esas caminatas por Ibiza y Formentera, esos pequeños puertos con sus barcas gastadas de tanta mar...
Tu dices que no sabrías vender tus libros pero si alguien no tiene, además de V, el libro te aseguro que después de este post saldrá corriendo a comprarlo... a mi también me gustaría que publicara algo con sus poemas o con sus relatos en los que trae a la memoria su infancia, sus vivencias, sus recuerdos...Como se hace para que reediten sus libros, hay que pedirlos??? Es una pena que no haya yo tengo prometido dos ya a unas bloggers amigas...
tu libro balcanico se editará en castellano?? sino juro que me muero con las ganas que me entran de leerlo cada vez que hablas de él, lo mencionas tanto y le pones tantas ganas que no veo la hora que lo publiquen.
Por cierto en la foto que te meurden los peces no te pareces en nada a Meryl tienes razón, sales un poco achinada...jajajaja!!!!
Besototes y me alegro de volver a leerte!!!!!

Belnu dijo...

Cómo se hace para que te reediten los libros? En este caso, yo si fuera Dante iría a Lumen o a Anna Maria Moix (Bruguera) con una propuesta de Poesía Completa... uniendo varios libros.
Yo sólo sé vender libros ajenos, Gise, durante una época me dediqué a prensa editorial y no se me daba mal, es lo único que sé vender, libros que me gusten...
Te diré un secreto: no era yo al que le mordían los peces japoneses...

Belnu dijo...

Es muy dura la vuelta a esta cantera sucia y ruidosa que es mi barrio. Al menos tú sobreviviste a la comisaría! Creo que voy a adoptar la costumbre de leer o releer un poema cada mañana, como María. Gracias a ti por la alusión a los compagnons de route!

Ephemeralthing dijo...

Hallo Isabel und todostodas!
Se me está ocurriendo que podríamos crear una asociación de "enfermos de trastorno ocular". Debe tratarse de algo incurable, aunque además de mis ojos tengo también una cámara.
Averigüé algunas cosas sobre el árbol más viejo de Berlin y la coincidencia explica muchas cosas. Resulta se trata de un platanero traído de España o el sur de Francia en el siglo XVII.
Como digo en mi entrada: ¡de buena se libró!.

Belnu dijo...

Willcomen! (perdón por la ortografía) Desde luego que se libró, seguramente aquí ninguno de sus compañeros sobrevivió.

Dante Bertini dijo...

qué gran tristeza!
esta ciudad que se afea y entorpece, sufre además de males tercermundistas: no funciona el ascensor, tampoco imagenio ni el adsl...el barrio pierde árboles y gana gente desesperada, perdida
dónde nos metemos?

Dante Bertini dijo...

y gracias por los consejos, pero soy tan perezozzzzzzzzzzzzzzz...

Belnu dijo...

Pues esa es la clave, dónde y cómo? Algunos se van a Lisboa. Yo debería triunfar o ganar la lotería e irme a Francia, cualquier pequeña ciudad francesa me serviría, Montpellier, Nîmes... Tienen buenas librerías, hermosos árboles y tanto cine, teatro y exposiciones como aquí.

Belnu dijo...

No sé qué consejos eran, ¿te has quedado dormido, Cacho?

iluminaciones dijo...

Yo también prefiero el papel a la pantalla, al menos para literatura extensa, o para mejor concentración. Ahora la imagen y la síntesis se lo lleva todo. El esfuerzo y lo que araña al pasar la mano por su superficie se desecha. Me gustaron los fragmentos de poesía, muy buenos de CdP.
Y bienvenida...

Belnu dijo...

Buena metáfora, Il. Y en efecto. Hay editores que eliminan todas o casi todas las notas al pie porque creen que fatigan al lector (yo he tenido que luchar por cada nota). Y los editores de literatura infantil creen que los niños son tontos y les ponen libros sin texto, y cuando al fin les dan texto, suprimen toda palabra nueva, no vayan a tener que aprenderla.

Belnu dijo...

Ah, Iluminaciones, ese libro de DB es precioso. A ver si reeditan todos sus poemas. Una amiga mía ha tomado por costumbre leer un poema cada mañana antes de empezar el día: Amorimás merece incluirse entre ellos.