domingo, 26 de agosto de 2007

Sostiene Dante

Foto: I.N., Gatos en los tejados, Cadaqués, 2007
Que hay algo literario en mis pies llenos de dolorosas púas de erizo, algunas envenenadas. Como la sirena de Andersen, le digo (y no la de Walt Disney), que sentía como si le clavaran mil cuchillos cada vez que ponía el pie en el suelo. Sostiene Dante que cuando me llamó a las rocas de Sa Conca y me preguntó si estaba en el Marítim, yo le dije una frase premonitoria: "No, estoy como la pequeña sirena, en las rocas". Aunque yo no recuerdo ese fragmento del diálogo, sí recuerdo que apenas le oía, entre el ruido del mar, el aire (convertido en fragoroso viento en el móvil) y la conversación de mis amigos italianos. Claro que él ve mis historias con el halo de su percepción escorpiniana (hay alguien más que lo ve como él) y cuando hablo de un vestido de seda descosido, él sólo ve a Barbarella o Valentina y cree que todos los bloggers hombres van a aporrear mi puerta digital. Lo cual tiene su gracia, aunque no sea verdad.
Por cierto que tras la llamada de Dante, los amigos italianos, o partners de las rocas erizadas, me hablaron de la Commedia y yo les conté que una vez oí decir a Phillippe Sollers en Arte tv que el Infierno siempre se ha vendido muchísimo más que el Purgatorio y el Cielo y les acabé recitando unos fragmentos y contándoles cómo me influyó el "Tristi fummo" para cambiar de actitud en la vida (¡la condena del spleen y la melancolía!). Y ahora Dante me llamará otra vez memoriosa, aunque en realidad soy tan desmemoriada que en la fiesta argentina no pude cantar la canción prometida porque no estaba segura de recordar la letra. La cuestión es que yo no me di cuenta, mientras andaba descalza peligrosamente sobre las rocas, de que había pisado garotes, y más tarde, en la fiesta, estuve bailando hasta las tres de la mañana, de modo que las púas debieron sumergirse aún más adentro y por la mañana me desperté con los pies destrozados.

Cadaqués es así, abrupto y traicionero y al mismo tiempo dulce, al menos para mí. Yo me sentía casi protegida del universo, con perros silenciosos y algo hippies acercándose a saludarme por los caminos aún agrestes, el gatazo negro de la casa conectado conmigo desde el principio (con su fama de huraño y miedoso), y un pájaro desconocido dejando caer una pluma tornasolada y perfecta sobre mi cuaderno en la playa, y mis árboles preferidos ofreciéndose en plena expansión (salvo la alta palmera que se cimbreaba con el viento en la cuesta de la pastelería y que un atajo de primitivos decidió cortar "preventivamente"), y la luz mágica del lugar, intacta (contra eso no pueden ayuntamientos e inmobiliarias, de momento...). Y entonces me ericé los pies, y pensé inevitablemente en la cita de Freud y Schopenhauer sobre los erizos, y también pensé que, para mí, Cadaqués siempre es espinoso y siempre duele. No sólo por la degradación constructora y el ruido y la transformación de aquella antigua familiaridad con que convivía la comunidad artista gauchedivinista y solitaria con los excéntricos personajes de Pla, ahora sustituida por tropeles iletrados y tiendas de mal gusto. Porque esta vez yo andaba a horas extrañas o esquivaba a las multitudes ineducadas, andando por los márgenes, contemplando sólo la belleza que aún queda (los pinos retorcidos, los turquesas, añiles y plateados del mar, las casas de pueblo y las casas de indiano) y desenfocando la fealdad y refugiándome en casas amigas. No, el dolor de Cadaqués es insidioso y personal y tiene más que ver con mi memoria y el fantasma de mi padre, que me acecha en todos los rincones de ese paisaje, y cuando logro olvidarle, entonces surge alguien que le nombra.

Le compré al librero Tharrats un librito de A. Cuito que leí en la playa del Llané: empezaba explicando su maniática relación con la simetría de los objetos y ese trozo me gustó, pero luego contaba la historia de una vecina viuda y la relación neurótica con su criada y me repelió la falta de empatía con sus personajes, me saturó su desprecio misógino, y veía su leve sonrisa desdeñosa, espiando disimuladamente a la vecina desde la atmósfera libresca y propicia a la pereza y la ensoñación de su bonita sala de Cadaqués. Pero luego leí otra historia mucho más sugerente en la que escuchaba y espiaba a otra vecina con más osadía y su humor inteligente me convenció. Lo cierto es que siempre he visto a A.C. como una versión cadaquesenca de Charlus (al fin y al cabo, heredó de su padre una importante biblioteca proustiana). Era amigo de mi padre y a veces coincidíamos en aquellos picnics pantagruélicos, pero si luego nos encontrábamos en el mismo puesto del mercado de Galvany dos días después, ni él ni su mujer me saludaban.

Mi padre, que tenía la manía de alquilarlo todo y no comprar nada, en su tendencia irresistible al gaspillage, ocupó tres casas históricas en Cadaqués: la de Federico Correa, la de Chermayeff y la de Peter Harden. Allí, cuando se me acababan los libros, yo leía los de la casa. Gracias a la pequeña biblioteca de Federico yo descubrí los Essais de Montaigne y The Ballad of the Sad Cafe de Carson McCullers, entre muchos otros, y gracias a la extraña biblioteca de los Harden... no sabría decir, aparte de sus colecciones de magníficas revistas de ciencia de los sesenta, porque lo que más me desconcertaba de aquella biblioteca era la afición a leer todos los libros en lenguas cambiadas, Lorca en francés y Proust en inglés y Gunter Grass en castellano, por ejemplo. Pero si eran políglotas, ¿por qué no los leían en su lengua original? Tal vez tenían prisa y compraban los libros en los aeropuertos. O tal vez estaban siempre de viaje y compraban los libros despreocupadamente. Pero la casa de Harden era maravillosa, aunque le fueron quitando la vista por completo. Y en cuanto a la de Chermayeff, allí sólo estaban los libros que lleváramos nosotros, y aquella loca arquitectura digna de Escher con que había unido las dos casas del pueblo, con escaleras imposibles y balcones inaccesibles y una terracita como un observatorio o un zigurat. Luego pusieron un anuncio en The New York Times y la compró una señora, propietaria de una tienda de moda infantil que mi padre llamaba Patricia Highsmith, por su parecido físico.
Esperemos que funcione el medicamento homeopático para las púas de erizo, que para mí tiene el valor añadido de haber curado casi mágicamente a G. cuando era pequeño y se accidentó por un error mío comprensible, pero que nunca me perdoné. Un accidente que también ocurrió en Cadaqués. Recuerdo que le llevaba en brazos llorando al hospital del pueblo (yo llena de ansiedad y de pena de haberle hecho daño sin querer), pero a la vuelta, me contó que en ese trayecto doloroso, había visto un niño con un helado y quería uno como aquel. Y es que el dolor no le impedía seguir viendo y deseando las cosas inmediatas que constituyen la felicidad de los días. Otra lección de G: Cuando nos fuimos él y yo a París, y tenía 3 años, le llamó su padre desde Barcelona y le pregunté: "El trobes a faltar?" "Ara no!", me contestó sorprendido, en su sabiduría pragmática. "Ja el trobaré a faltar quan torni!"

39 comentarios:

nomesploraria dijo...

mai més tornaré a Cadaqués.

Belnu dijo...

Ho entenc perfectament. Conec altra gent que ha fet com tu. Jo no puc, per raons diverses, i a més, no hauria de tornar en lloc perquè tot ha empitjorat tant! Menorca, per exemple. Eivissa, i ja no diguem Roses, quan passo pel costat només ploraria

Belnu dijo...

Volia dir enlloc

Dante Bertini dijo...

si supierais cómo era buenos aires!
no pararían de llorar...
sin embargo aquí estoy, chorreando alegría por los cuatro(?)costados, como una fuente de cibeles sin hooligans ni bufandas, por este post tan dedicado...
en usted, mi señora, todo es literario, ¡que lo sepa!
y esos pies mancillados son más de valentina que de barbarella.

Belnu dijo...

Gracias, pero cuántos enigmas en tan pequeño mensaje! Quién es Valentina? Y cuál es la conexión con Buenos Aires?

Belnu dijo...

Ah ya entiendo, hablas de la degradación de Buenos Aires, claro, sigues la conversación de NMP

Dante Bertini dijo...

sí de eso va, de las degradaciones, de Grecia, supuesta cuna de nuestra civilización, quemándose, como un símbolo.
y la valentina es la de guido crepax, heroína de comic, italiana universal, siempre algo magullada, siempre muy deseada, perseguida, acosada...

Belnu dijo...

Sí, lo de Grecia es terrible, este es el siglo de la destrucción de nuestra cultura, primero Bagdad y ahora Grecia. Tengo que escribir sobre esto en Polis, para no dar la razón a los que me critican por dedicarme a esas "nimiedades" arbóreas.
Valentina, sí, mi ex tenía esos cómics y se me había olvidado su existencia, ahora la buscaré y le pondré un link...
Sólo que yo soy una viejuza, más cerca de Rottenmeyer que de esas chicas sexis de los cómics y el cine.

Belnu dijo...

Hala, ya la he puesto, pero esa chica morena de pelo liso queda aún más lejos...

Dante Bertini dijo...

freud y el schopen eran un poco fóbicos: se puede ser otro animal con menos púas.
ay, mi pequeña carson...qué alegría triste fue encontrarla.
y aunque el pelo sea el espejo del alma, chapuis dixit, yo hablaba de almas y no de peinados.
un post redondo.

Belnu dijo...

Ay, Cacho, pues a mí, la comparación de las relaciones humanas con dos erizos en una cueva, que se acercan contra el frío pero se pinchan si se acercan demasiado, y la conclusión de encontrar la distancia justa de calor sin pinchos me parece perfecta.
Gracias por el elogio. Acabo de contestarte donde El Perdedor?

JML dijo...

Bueno, qué caray! No tenía vd. que haberse tomado tantas molestias conmigo. Estoy de sobremesa y acabo de poner en marcha la tramoya. La veo a vd. multiplicada en mi correo, en los comentarios de “La Canción”, y me entra una rara sensación de orgullo, comprimida, compacta sensación que luego se afloja en un largo aliento de gratitud. No sé si todo ello, junto, tiene un nombre, pero si no lo tiene habría que inventarlo, y ponerle detrás sus apellidos.

Esta mañana la he leído queriendo poner un bálsamo en sus pies castigados por las púas de erizo; me lo impidieron unas décimas de fiebre con las que me levanté y que no sé a qué se deben. Con los párpados pesados penetré en sus estancias clausuradas, donde no sentí frío alguno. Vd. sabe que tiene una memoria afortunada. Mis casas de verano eran chabolas de pescador vigués alquiladas a precio desorbitado. Allí no había libros, pero recuerdo un altillo lleno de redes y aparejos de pesca a los que el polvo no les había arrancado el aroma de salitre. Allí jugaba con mi hermano. No recuerdo ya cuáles fueron nuestras batallas, pero sí recuerdo que hubo una guerra, una huelga de mariscadores donde no faltaron el molotov y los adoquines (¿estaría debajo de ellos la playa, la verdadera playa?).

Me resulta muy dulce su paseo por el verano (aunque se le llene de espinas). Hoy es ayer, siempre es ayer, sin la enfermiza nostalgia, más bien con la intención de un deliberado anacronismo que nos reconstruye. Cuando entramos en el pasado nos gusta ordenar la habitación y poner cada cosa en su sitio. Reconstruir el escenario es completar su orden, no visitar la escena de un crimen, por eso no le tengo miedo a los regresos, aunque a veces son un poco enfermizos.

Habrá leído la sana envidia que hemos despertado en el amigo cacho de pan… Desde luego a él le debo este encuentro feliz con su Crucigrama, pero me da coraje verlo desamparado como un “mensajero del amor”. Esta mañana lo he invitado a ser multitud con nosotros, siempre que vd. y el quieran, por supuesto. Yo les estaré esperando, siempre alerta, y sin cambiarme el nombre.

Un abrazo (sin espinas)

Belnu dijo...

Me gusta mucho ese altillo nostálgico-vigués con redes y aparejos, batallas olvidadas y salitre. Hasta habría un bote de gusanos coreanos... o de Figueres! Una vez alguien me dijo que a los peces de Cadaqués no les gustaban los gusanos coreanos y había comprado unos de Figueres. No sé si tuvo éxito.
Fiebre: Espero que se le pase enseguida y si no, le recomiendo los relatos de la fiebre de Isabelle Eberhardt, yo traduje algunos fragmentos en su biografía, cuánta ensoñación y el olor del desierto...
Y en cuanto a la invitación, ¿es virtual? Adónde nos invita a ser multitud? A su espacio?
En cualquier caso, gracias por sus palabras elogiosas, veo que sabe acunar a sus visitantes (imagino que no a todos!), incluso a altas temperaturas... A mí me gustaba mucho Vigo. Me contaron que aquella rambla la hicieron los conserveros catalanes... Aún tengo alguna foto mía allí, años ha, en mi otra vida...

nomesploraria dijo...

"ja el trobaré a faltar quan torni" que bueno, genial.
Disculpa mi indelicadeza, no te he preguntado por tus heridas. Espero que estés mejor.

CdeP Nunca me gustó mucho Crepax, su trazo a trompicones me impedía disfrutar de las historias; en aquel tiempo prefería a Pratt

Belnu dijo...

Gracias! Mejor, sí, pero no tanto como esperaba... No sé si es lento, o si debería ir a un experto calígrafo o geomante a que me leyera los pies y de paso se llevara las púas... Pero eso sí, me han contado muchas historias de erizos...

nomesploraria dijo...

Historias de erizos... me gustaría escucharlas.
¿Que mancia será la que lee los pies? ¿Podomancia?

Belnu dijo...

Son largas! Mientras hablaba con N., la han llamado por el móvil y me ha pasado a su madre, en un gesto sólo suyo. Su madre, que se llama Bel, sabía muchísimo de erizos y otras púas porque dice que en la guerra, en Cadaqués se acabó el calzado y su hermana y ella fueron descalzas durante ocho meses. Me ha aconsejado un remedio con arcilla y dice que aprendieron a arrancarse todas las púas, de erizos y de lo que fuera, y a seguir su camino.
También me han contado que mi amigo A., una vez cayó en pleno bosquecillo de erizos y la planta de los pies le quedó completamente negra de púas. Un farmacéutico le quitó cuarenta y pico, pero las demás se quedaron dentro doliéndole durante largo tiempo. Pero él, aprensivo, subió la montaña del Pení para que un médico le viera y le dijera: Garotes? Això no és res! No sigo para no abrumar...

Belnu dijo...

Podomancia, ja ja

JML dijo...

Efectivamente, no le digo más que mi abuelo (en paz descanse)fue contable en la conservera Masó, que estaba en Cangas. Tenía un aire a Pessoa, con sus gafas redondas,su sombrero, su gabardina, su periódico enrollado... Mi madre me contó una vez que apareció como extra en una película de Marsillach. No me diga en cuál (vé cómo nuestra memoria está cruzada por el azar: ahora que nos responda cacho...)

Un abrazo de costa a costa

Belnu dijo...

Le veo, le veo perfectamente a su abuelo en Vigo, con su gabardina, su aire a Pessoa y su periódico, bajo el logo de las sardinas y los atunes. Vigo estaba lleno de piezas art déco, de cristales pintados y de cosas de otro tiempo. También cesterías. Pero yo no he vuelto más desde que recobré mi condición libre. Ese abrazo tan largo recuerda a las preguntas de los niños intentando medir los afectos con valores geográficos: de aquí a las antípodas... O a esa mujer hindú que provoca larguísimas colas de gente que sólo quiere ser abrazada por ella: dicen que su abrazo tiene unas propiedades terapéuticas increíbles!

Dante Bertini dijo...

no está demasiado cálido este blog para un día ya de por sí caluroso, para mí el más tórrido de todo el mes?
només: crepax es a pratt lo que tarantino a hitchcok. era sólo un personaje muy concreto y reconocible. la historieta nunca me gustó.
perdedor? qué debo responder?
colgaré un post sobre mis abuelos maternos y veréis que no había mucho para alegrarse.
en vigo estuve apenas unas horas hace muchísimos años y me pareció una ciudad preciosa. siempre lo digo. me miran raro, como cuando elogio a bilbao o a segovia.
los porteños somos unos gallegos que hablamos castellano gesticulando como italianos del sur.

Belnu dijo...

No me siento aludida con lo de tórrido, yo sigo con mis púas de erizo y eso me mantiene la cabeza fría. Además, parece que con la edad, me he hecho resistente al calor...
Pero cómo me gusta todo eso de los gallegos gesticulantes y la amenaza de historias de abuelos! Ahí no podría competir. Sólo tuve una abuela que me gustara, los demás eran del bando contrario...

Anónimo dijo...

Cacho, es que a mi, me coincidieron en el tiempo los dos. Por eso los comparo.

el objeto a dijo...

estoy con Dante donde se sostiene, en ti, cousin, todo es literario y esas heridas en los pies no pueden dejar de tener algo si no schopenhaueriano, sí freudiano, perdona la osadía. Me gusta G. con su sabiduría tan china.
Cadaqués me sabe a esas casas exquisitas de tu padre, y a una cuesta helada el 6 de enero para su santo, los perfumes de Guerda, las veladas interminables...
Me gustaría soñar con el Buenos Aires que percibo en el cine o en los cuentos, escribe Cacho!

Belnu dijo...

Soy toda oídos para tus osadías freudianas! Gracias por esa visión de lo literario, aunque yo apenas logre escribir... Y sí, a mí también me gustaría soñar con ese Buenos Aires de Cacho...

Anónimo dijo...

imaginen un buenos aires donde piazzolla commponía y actuaba, borges paseaba cada día por el centro de la ciudad o se encontraba con bioy en un café céntrico; una ciudad que acogía a gombrowitz, alberti, presas, maruja mallo, manucho mujica láinez, puig, torre nilsson y tantos otros; una ciudad que no dormía de noche y se vestía de gala para ir a la ópera, que soñaba con ser París, New York o Viena y en la que la gente hablaba el mismo idioma con todos los acentos posibles, pero sobre todo, una ciudad donde yo era un adolescente curioso e inquieto.

Belnu dijo...

Suena meraviglioso, ciudad inspiradora!

nomesploraria dijo...

Contagias la nostalgia a Cachos.
Recuerdo de pequeño, oír hablar de Buenos Aires como una capital cultural, elegante, mítica. Argentina fue la segunda patria de mi padre.

Belnu dijo...

Me lo imaginaba, Nmp, te imagino cantando una habanera

nomesploraria dijo...

no, no, boleros. Siempre boleros.

Belnu dijo...

Boleros, claro, it makes sense o, como diría mi amigo serbio, eso encaja.

Anónimo dijo...

torre nilson, pan! dónde está su cine ahora? en baires no se encuentra y además -quiero decir- en qué lugar quedó su cine? supongo que en la nostalgia. A mí me quedan grabados unos cuántos de sus encuadres y cada vez que violví fui a buscar algo suyo y no hay, no encontré.


La nostalgia es ese estante al que no llego cuando quiero (o la batea donde ponen a torre nilson)

Belnu dijo...

Y eso que tú eres más de este tiempo, pero yo veo con horror cómo mi mundo desaparece, y voy andando por la calle con orejeras para no ver la fealdad y el horror analfabeto que crece, y posar la vista sólo en los restos del naufragio, los árboles, alguna casa vieja, y no ver todo lo que siguen derrumbando, todo lo que falta y es sustituido por este mundo desagradable y mercantil. No sé bajo qué sombra tendré que refugiarme

Dante Bertini dijo...

zbelnu: sólo hay un refugio posible (y suena a gurú de la autoayuda): el moi-même (en francés suena menos autoritario, menos mayestático)
només: creo que a buenos aires mítica no la inventó borges; él sólo supo leerla, como fellini a roma, como w/allen a nuyork. todos tenemos una buenos aires interior, estoy seguro.
ed: torre nilsson no está, aunque ganó, por ej, el gran premio en cannes. y graciela borges, muy merecidamente, la concha de oro.

Belnu dijo...

Moi-même encerrada en casa y sin sombra ni protección contra el ruido de las grúas y el polvo? Si yo tuviese la opción, me iría a esas pequeñas ciudades europeas donde la gente aún es educada, el silencio es un derecho, las calles no están llenas de basura y antes de derruir algo se considera algo más que el puro dinero de los mangantes. Aunque hiciera frío y lloviese, aunque no tuviera este clima, que es la úniva ventaja de esta pobre ciudad

el objeto a dijo...

estoy con Dante: en estos tiempos en que el turismo y los viajes todos son low cost, las ciudades perforadas por la banalidad de la rapidez y la globalización, el único viaje posible es uno mismo!

ponerse los boleros y un vino,charlar con los amigos, y rencontrar los espacios interiores e intersubjetivos. Coger un taxi y atravesar la diagonal a las 3 de la tarde, mirar el parterre de la estirada francesxxc maciàxx, los lotos que descansan serenos en el centro....

me ha gustado mucho lo de esa ciudad en que todos hablan la misma lengua con muchos y distintos acentos

Belnu dijo...

Pero no hablábamos de viajar sino de sobrevivir en un entorno que se degrada más y más... Y en ese sentido, a mí no me sirve mirarme sólo el ombligo, sobre todo porque sin silencio ni siquiera se puede eso y porque yo necesito salir de casa de vez en cuando para no anquilosarme, y el panorama me horroriza. Ya he dicho que puede ir con orejeras, mirando sólo una pequeña parte de las cosas, los vestigios, pero en fin, no veo la relación...

el objeto a dijo...

no hablaba de viajar, decía que en estos tiempos en que los viajes low cost y las franquicias se han cargado todas las ciudades, ours included, se hace difícil vivir en ellas. Lo que pasa es que yo creo en la posibilidad de cierta belleza pequeña que subsiste en lugares feos. la mayoría de gente que conozco piensa que pekin es inmundo, sucio, sin gusto, armonía, y yo sin en cambio he podido disfrutar de las noches en los patios bajo los azufaifos en barrios que mcuhos de ellos nunca llegaron a pisar

Belnu dijo...

Pero los azufaifos tienen su belleza! Y en cualquier caso, dímelo a mí, que me vuelvo pronto a los Balcanes, donde la belleza casi sólo está en los árboles, porque el resto es un caos de cemento... Sí, te comprendo, pero es mucho más difícil en la propia ciudad, donde ves caer la memoria y los mejores rincones, y si nos quitan la sombra arbórea...