martes, 18 de enero de 2011

Después

Foto: I.N., Verano 2011
Me ha absorbido una gran montaña de trabajo, así que ya no existo, ni me lamento, sólo traduzco, sólo vivo en ese espacio intersticial entre las lenguas donde según Benjamin estaba la única lengua pura, sólo habito los textos de otros, un artista americano que estaba extraña e indirectamente ligado a mí por un hecho fatídico -cuando traducía el catálogo de su partner, ella artista y feminista, para otro museo, dos o tres años atrás, se produjo el conflicto de los conflictos con una interlocutora, la gota que desbordó el vaso, el momento de la revelación, y mientras rompía con ella y con la institución, pero tenía que acabar el catálogo en condiciones de tensión, se me produjo una epicondilitis que duraría dos años, pero que me llevaría a la osadía maravillosa de no traducir en ese espacio de tiempo, dedicándome sólo a la escritura, por la coincidencia de un hecho material feliz que así lo permitió. Malheureusement aquel hecho material que unido al conflicto y al brazo que dolía me llevaron a aquella época libre y maravillosa ya terminó y sin duda tardará en aparecer otro azar como ese, aunque exista la posibilidad. Y mientras, héte aquí la aparición de ese artista conectado a ella. Y también Giono y un texto de la publicación del museo y... los remates de mis libros acabados.
Me gustó ver la película Des hommes et des dieux, su lentitud, ese islam humano y pre islamista, esos ritos, ese arraigo, los árboles inmensos y el silencio, sus reflexiones filosóficas y vitales y las últimas imagenes desvaneciéndose en la nieve. Echo de menos la escritura. Envidio a los escritores que han vivido y viven escribiendo y leyendo, sin tener que esforzarse para pagar las facturas... He llegado a un momento menos fácil de la novela y justo ahora me he quedado sin tiempo. Y por otra parte, la sombra de Saturno sigue planeando. Ayer murió un hermano de mi padre, alguien alegre que formaba parte de mi infancia. Dos hijos suyos me han contado cómo se despidió de todos y cada uno y organizó cada detalle del final, se negó a que hubiera velatorio, dijo la camisa que debían ponerle y el vino que debían beber por él, y fue tan animoso y tan él mismo que todos estaban felices del final. El jueves iré a ese único rito.
En cuanto a la orografía de los estados de ánimo, es demasiado cambiante y compleja para comentarla aquí. En cualquier caso, tras el impacto y el vacío, empezaron a cohabitar dos ánimos opuestos y había momentos radiantes junto a otros en los que me asaltaba la misteriosa desolación. Y luego empezaron a fundirse y el resultado me gusta menos. Pero quizás es el momento de grisaille en el que ahora escribo, que será relevado por otro mejor más tarde... Y quién sabe, todo cambia constantemente.

5 comentarios:

Xavier Perarnau dijo...

He estat una mica inmners en certs assumptes, i per tant absent. Vaig saber i llegir sobre la perdua de M. La veritat és que davant del dolor alié en general costa no ser banal, i a més el teu escrit deixava sense paraules als altres.
Espero que et vagis recuperant. COm molt bé apuntes les crisis i el dolor també tenen un vesant que cal agraïr i per tant aprofitar.
Coraggio

Belnu dijo...

Gràcies, Xavier! Suposo que a la llarga, tot es diposita i tot serveix per entendre i per escriure...

JML dijo...

Suscribo el comentario anterior. Frente al dolor ajeno cuesta no ser banal. El lenguaje, en estos casos, pierde toda su empatía. De todos modos no se trata de espantar el dolor, como si fuera un fantasma incómodo. Transformar el dolor en memoria; tu escritura sabe hacer muy bien esa alquimia. Mucho ánimo y a seguir adelante.

Belnu dijo...

Gracias, JML! Es como dices, no apartarlo, sino mirarlo, dejarlo posar, entenderlo, poder convertirlo alquímicamente un día en escritura. Ojalá yo pueda también, y tú mismo con el tuyo

Belnu dijo...

Por cierto, JML, veo que entiendes catalán. Las lenguas te son transparentes