martes, 17 de agosto de 2010

Pensaba

Foto: I.N., Desde la terraza de mis amigos, al anochecer, 2010
... que a veces soy tan belemele que acabo por reírme de mí misma. Belemele es una palabra del pasado: de pequeña conocí a alguien que ponía la voz aflautada y decía: "No me seas belemele"; me gustaba porque no parecía significar nada (al menos como adjetivo, pues designa un poblado africano en Togo y es un nombre de mujer en Polonia). Sirve casi de comodín, como el adjetivo "ñeñe", inventado por una niña que conozco y que usan todos los adultos de su casa, y no tiene relación con ñoño, sino un significado sutil que sólo ellos conocen. Lo que quería decir es que, a veces, resucita mi viejo espíritu atormentado de la infancia y estoy a punto de caer en la desolación sólo porque un troll me dice que me he merecido estos golpes y un instante después no lograba acuclillarme para arreglar el cajón del congelador y la nevera pitaba y la pierna me ardía y no se ha deshinchado rápidamente como yo esperaba y andar renqueante por la calle me agota y tengo que renunciar a paseos y recados y tampoco puedo ir a mi gimnasio alemán. Pero en ese instante me llega un mensaje del novelista y poeta levantino, que ha visto mis fotos del accidente y me manda un breve e improvisado poema luminoso y palabras inteligentes, y casi compadezco a los pobres trolls y me río de mi aspecto de mapache y mi ánimo vuelve a elevarse, un poco como en aquel soneto mío favorito de Shakespeare que no sé si convencía a Lampedusa, el 29, que habla de esos momentos en desgracia con Fortuna, en que maldice su condición de paria, y de pronto se acuerda de su amante y entonces, su estado, como la alondra al romper el día, se alza de la oscura tierra y canta a las puertas del cielo y ya desdeña la suerte de los reyes.
Dice el poema improvisado de A.G:
La piedra ha querido arder sobre ti, y sólo ha prendido la claridad más profunda de tu rostro.
Y dice el soneto favorito de Shakespeare:
When, in disgrace with fortune and men's eyes, I all alone beweep my outcast state And trouble deaf heaven with my bootless cries And look upon myself and curse my fate, Wishing me like to one more rich in hope, Featured like him, like him with friends possess'd, Desiring this man's art and that man's scope, With what I most enjoy contented least; Yet in these thoughts myself almost despising, Haply I think on thee, and then my state, Like to the lark at break of day arising From sullen earth, sings hymns at heaven's gate; For thy sweet love remember'd such wealth brings That then I scorn to change my state with kings.
Y en Facebook hay un bullicio de amigos reales y virtuales que vienen a consolarme de mis males. Una de ellas, Eva H., espíritu libre y fogoso, al ver mis fotos, me dice: "Lo superarás, y cambiará el paisaje... Con esa mirada, vas a la metafísica, Bel, y adonde quieras..." y luego añade "tu última sonrisa es de Gioconda... Imagino lo que puede salir de tí después de esto... Son momentos difíciles de los que se sale más fuerte... y tú sabes..."
Yo sigo con ese Maupassant maravilloso, que había leído como En Sicilie y ahora leo como La vida errante, y reconozco mi Sicilia en la suya y descubro con asombro sus ideas modernas. Pero de esto ya hablaré en mi reseña... T. me ha traído un bastón para que ande sin tanto vaivén. Yo, que soñaba con una recuperación inmediata, rechacé el que me ofrecía mi amigo JCM, y luego me di cuenta de mi error. La mente sigue yendo más deprisa que las piernas! Antes no he llegado al periódico, ya estaba agotada sólo de comprar cuatro cosillas. Mañana tendré que pensar algo para el pan de mi desayuno, que yo compraba en Gràcia, al final de un recorrido a pie... También en Fb, a través de Xavier A., Imma M., a quien no conozco pero que parece culturalmente afín, ha citado a Calvino hablando de Pavese en un libro que yo leí hace demasiado tiempo y ahora acabo de rescatarlo de la estantería; está en mi mesa. Xavier A. ha ido hilando pensamientos con unas lecturas de Pavese que son una tentación. Yo sólo conozco el Pavese poeta y el del Oficio de vivir, conozco al Pavese del que habla Natalia Ginzburg, pero no conozco esas narraciones ni esa felicidad en la tristeza suya que describe Calvino. Así que se añade a mi atasco de libros, agravado por las novelas de algunos amigos, que esperan ahí en la mesa...
Hoy, además de otros fastos, era el aniversario de un amigo excéntrico desaparecido, Oriol D., que físicamente tenía un parecido asombroso con Gombrowicz, y al que sigo echando de menos. Me ha llamado justamente Mihoko S., que le conocía más que yo, autrement.
He hablado con alguien del pasado, que hoy parecía otro, más civilizado. Me ha llamado una amiga artista a la que veo menos de lo que quisiera y me hace ilusión que me siga leyendo. También he hablado con un poeta que ha estado enfermo y ya se está reponiendo. Me ha llamado la Belle Elaine, que está trabajando con cierto frenesí estas dos semanas y que me debe carta. Y he entrado en contacto con una asociación de acogida de gatos, para una adopción posible... Iré a verlos cuando vuelva G.
Pero lo que hoy me ha restaurado de verdad, de forma más duradera, ha sido la hora y media matinal de escritura de mi novela, inesperada y abrupta, pero real. Veremos mañana...

14 comentarios:

Unknown dijo...

Y es que escribir, nos ayuda a sentirnos vivos.

Belnu dijo...

Así es, Laserfam!

Mar dijo...

Cuidate mucho. Me enteré ayer de tu caída.
Ahora, ya verás, te va a salir la novela de una tirada :) Escribe, escribe
El soneto de Shakespeare una preciosidad.
Un abrazo

Belnu dijo...

Gracias, Mar!
Me alegro de que te haya gustado el soneto de Shk.

Anónimo dijo...

Gracias, Bel; una sorpresa y un honor que hayas transcrito mi comentario, y celebro que digas que tu mente va más rápida que tus piernas, tienes el color amatista en tu rostro, el color de la sabiduría y la lucidez. No hay puerta ni barrera que pueda contigo, y como dice Mar, verás como ahora tu novela sale mejor y con más facilidad.

(Por cierto, no sabía yo que era fogosa, pero si lo dices tú lo creeré.)

¡Que tu mente siga más rápida que tus piernas! Y no pierdas el imprescindible humor:))

Belnu dijo...

Me has hecho reír, Eva. Quizás no sea la palabra? Algo de fuego en el pensamiento siempre es bueno, lo proyecta, lo lleva más allá y arrastra a otros. Eso quería decir. Como el caballo alado del mito.

odette farrell dijo...

Querida Isabel,

Te estoy leyendo y me estoy enterando... ya leí la crónica del accidente en la roca! Lo siento tanto y todo por saltar en una puerta :( Lo bueno es que tu mente y tu espíritu quedaron intactos, quizás hasta brillen más por la sacudida que le diste. Recuperate pronto! Te mando un abrazo grande.

PS: Cual es el libro de Calvino que menciona a Pavese. Me interesa :)

Belnu dijo...

Gracias, Odette! Ojalá sea así... El libro -¡olvidé ponerlo!- es "Por qué leer a los clásicos" (Tusquets Editores), o en italiano "Perché leggere i classici", Oscar Mondadori, Milano 1995. Es un libro bien bonito. Si vieras el aspecto que tengo, ¡parezco un mapache!

Anónimo dijo...

Me parece muy buena idea que adoptes una nueva Gilda (o Gildo). No sé cómo hubiera soportado esas tardes de violento vacío junto a lo que iba quedando de mi madre sin la compañía -esa plenitud vivificante en su yacer- de los gatos. Y esa plenitud vivificante de yacer sobre-en-contra-hacia...uno mismo de la escritura, que tan bien conoces.
Un abrazo.
A.G.

Belnu dijo...

Sí, sí, A.G., yo sé que tú sabes... Y los gatos, los recuerdo bien en aquellas escenas de tu novela que me enseñaste, hace ya tiempo, y que daban otra dimensión a todo.
Cuando supo de mi accidente, Dante Bertini me recomendó que cogiera enseguida un par de gatos... No serán dos, será seguramente otra gata...

odette farrell dijo...

Gracias por el título Zbel...

Como sea serás un mapache bien bonito, porque tu belleza además de exterior es interior y se irradia.

Recupérate pronto y espero también pronto pongas una foto de tu nueva minina :)))

Belnu dijo...

De nada, Odette! Hoy intento hacer reposo de verdad, porque ayer anduve y mi pierna protesta. Temo que todo es más lento de lo que pensaba... Gracias por lo de la belleza del mapache. Voy cambiando de colores, en cualquier caso, ja ja!

Anónimo dijo...

Ah, qué bonito, Bel, el caballo alado sí que me gusta y con él me identifico... siempre he tenido alguno desde hace muchos años, en cartón, pintado, fotografiado, imaginado... los Pegasus, los adoro. Ahora sí estoy contenta con ser "fogosa" si ese es el significado...

Hoy es el día, yo también siento los huesos cansados, el bochorno de agosto, el mes que lo "escandaliza" todo, incluso el dolor. Así que "mal de muchos"...
Verás como mañana estás mejor.
Sigue escribiendo tu libro, cuanto antes te lea, mejor.

Belnu dijo...

Sí, yo me refería a ese fuego que da alas al pensamiento, exactamente, Eva. Yo detesto el reposo, no sé qué será de mí. Pero traduzco a Giono, que es un jeroglífico, y me mantiene atada