miércoles, 18 de agosto de 2010

Mientras andaba

Foto: I.N., Cadaqués, 2010
Esta mañana hacia Correos he descubierto varias cosas. La primera, que ya sabía, pero en este caso multiplicada en intensidad, se refiere a la mala educación o el primitivismo de este país, que lleva a la gente a mirar fijamente y sin disimulo, con la boca abierta, lo que los anglosajones considerarían un insulto. Naturalmente, me refiero a las marcas de mi accidente, que atraen poderosamente todas las miradas y la sensación es parecida a la de un enjambre de moscas que se te posaran encima. La segunda, que el 90% de los hombres me miraban con franca desaprobación. Sin duda me tomaban por una mujer maltratada (y es lógico: el hematoma de la frente va bajando como ríos formando ojeras de tonos oscuros) y o bien pensaban que me lo había buscado, o bien, como sugería Bel M., les parecía una osadía y de muy mal gusto no ocultarlo.
De vez en cuando, un hombre más desprejuiciado o más humano me miraba como diciendo: "Vaya golpe..." empáticamente y sin juzgar. Muchas mujeres, sobre todo mayores, me miraban con simpatía, alguna incluso ha sonreído o me ha preguntado si me había caído, excepto unas pocas que me han dirigido la misma expresión reprobadora, como diciendo: "si te metes en esos líos o los provocas, ¿por qué no escondes tu vergüenza?" Me he quedado muy sorprendida, pero lo he tomado como uno de esos experimentos periodísticos en que un profesional de la prensa se hace pasar por indigente o por musulmana para comprobar las fobias sociales, el funcionamiento de los servicios, el racismo, etc. Al fin y al cabo, para disimular mis moraduras tendría que pintarme como uno de esos artistas del teatro No.
Al llegar a casa, una voz conocida me ha preguntado desde la otra acera: "Què t'ha passat?" Con mi miopía he tardado un momento en reconocer a un músico contemporáneo vecino que siempre parece contento de verme, un poco como si bajara de sus nubes. Al acercarse se ha quedado impresionado. Y cuando se despedía, me ha dicho "Estàs molt guapa igualment!" y me ha entrado la risa. Esta gradación de morados es una especie de maquillaje. Me acaba de llamar G., que ha visto las fotos en facebook, y comentaba con otros que se me veía muy bien en las fotos pese a todo; he vuelto a reírme. Mi aspecto tiene una teatralidad innegable.
Por la tarde he ido a otro recado y al final he cogido un taxi para volver, para no incumplir los consejos del reposo para mi pierna. El taxista me ha interrogado y sus conclusiones me han dejado estupefacta. Tras razonar correctamente que es obligatorio por ley permitir el paso al mar, ya que esos accesos pertenecen a la Marina y no son privados, ha dicho que le extrañaba que nadie hubiera ido todavía a "pinchar" al tipo que me había echado de la propiedad. Y luego me ha explicado un conflicto que tenía y en el que acabaría "pinchando" a su rival con un estoque que llevaba detrás. Aún sin saber si era un farol, yo le decía que matar a alguien no era buen asunto, y que aunque se saliera de rositas (él decía que nadie lo sabría), luego se pasaría toda la vida obsesionado con ese gesto. Pero él no parecía precisamente fácil de convencer. Ha salido del taxi para abrirme la puerta y me ha estrechado la mano con vehemencia, para mi desconcierto. Un asesino en potencia... ¡caballeroso!
He escrito mi reseña de Maupassant, algo sorprendida de sus contradicciones, de páginas deslumbrantes e ingeniosas y pensamientos modernos contrastando con prejuicios y una fuerte misoginia que nunca había detectado en sus cuentos. Necesitaba más espacio para explicar los contrastes...
Otro intento distinto de abordar mi novela. Quousque tandem abutere? Me he despertado melancólica, pensando que mi pierna no progresa adecuadamente y que sigo empantanada con la novela. Es muy difícil de resolver. Luego me ha llamado una rusófila apasionada proponiéndome que la acompañe a Crimea a recibir un premio a mediados de septiembre. Y yo con mi pierna mala buscando billetes a Kiev y a Simfeporol y dudando y soñando. Si en mi periódico me encargan algo, iré. Si no, renunciaré... de momento. Ahora volveré a Giono y a La estepa de Chéjov. O quizás vea Le plaisir de Max Ophuls...
En la revista Cuaderno de Poesía se hacen eco de mi curso en l'Escola d'Escriptura

23 comentarios:

Unknown dijo...

Los taxistas de Barcelona, un mundo aparte. Cuando llegué aquí, hace ya 11 años, me sorprendía ver en muchos de sus salpicaderos la efigie de Franco o José Antonio, junto a sus parientes (Los del taxista). Nunca pregunté nada.

Belnu dijo...

Hiciste bien. En mi cuento "El día que murió Franco" hablo justamente de eso...

Dante Bertini dijo...

me alegra que conserves el humor y también que pienses en Rusia: la misma Isabel con un maquillaje gore, gótico o algo similar...moderna finalmente!

Belnu dijo...

Gracias, Dante! También me desaliento! Esto no mejora... Y cómo hacer reposo cuando eres de acción?

Laura dijo...

Hola Isabel,
leo tu blog hace algún tiempo y no quería dejar pasar la ocasión de mandarte ánimos y desearte que te recuperes bien y pronto. Es un placer leerte.
Laura.

Belnu dijo...

Gracias, Laura, por la lectura y las palabras de ánimo

´´ dijo...

A mi un taxista me contó su vida sexual con las clientas, el tío se soltó el pelo, al final de la carrera le tendría que haber cobrado yo por palizas, eso fue hace unos años , ultimamente cuando cojo un taxi me paso el trayecto guiándolos, no tienen ni idea de las calles , les dan el aparato ese y que se las apañen.

Belnu dijo...

Sabes qué, Francis? Hace años daban rodeos para ganar más y yo tenía un truco, les iba diciendo: Gire a la derecha, ahora la segunda a la izquierda... Sin decirles dónde íbamos!!!! Algunos se enfurecían

Belnu dijo...

Francis: un taxista, al llegar a mi casa una noche, muy tarde, me dijo que estaba deprimido y no paraba de hablar. Y yo: Oiga, es muy tarde, lo mejor es que llame usted a un profesional de la salud... Y el tío seguía. Tuve que dejarle hablando!
Y otro me empezó a contar que todas las mujeres se le insinuaban, yo creo que era un fantasma, por su aspecto, y al bajar, ya harta, le dije: Conserve la autoestima!

Anne (Cabo Leeuwin) dijo...

Hola,

Me tienes intrigada con tu bloqueo en relación a la novela...

No se si lo has comentado en otro post que no he leído, o has decidido guardar la causa en tu jardín privado.

Sea como sea, es tuya y tuyo el empantanamiento, pero si decides compartirlo...ya sabes.

En cuanto al viaje a Crimea. ¿qué hace falta para que los del periódico te envíen? jijiji :-)

Me han dicho que es un lugar precioso.

Anne

Belnu dijo...

Anne: efectivamente, lo he ido escribiendo por aquí, cuando me encajaba y en la dosis precisa.
Necesito empezar de cero en cada libro, no sé por qué, es muy incómodo pero parece que si no, no me interesa. Necesito no saber nada, desconocer la manera e ir a tientas, dando palos de ciego. Todo lo cual es muy difícil y a veces desespero. En este caso, más, puesto que el material es ardiente y quema... No tengo ninguna garantía de éxito. Y cada vez siento como si no supiera nada, y si leo mis libros anteriores, me parece que ya no podría llegar a esa altura. Como si volviera a ser pequeña... Pero si lo lograse esta vez sé que sería muy importante para mí. Y por otro lado me aterra... Algo así

Stalker dijo...

Tu experiencia con las miradas da cuenta, tristemente, de nuestra condición humana: los mecanismos de defensa sólidamente arraigados, el automatismo en el prejuicio y la exclusión sistemática de lo otro (lo que arrastramos a los márgenes de lo ilegible).

Sencillamente lastimoso.

Me alegra al menos que una serie de miradas cercanas y bondadosas hayan contribuido a cortocircuitar esa otra mirada depredadora, misógina, censuradora, lamentable... que aloja, en realidad, los miedos de la tribu

un beso

Belnu dijo...

Gracias, Stalker! Así ha sido y la verdad es que me preguntaba con horror cómo sería ese vivir en el mundo (Dasein) de la gente que sufre algo más traumático y menos transitorio o más profundamente arraigado que este accidente mío. Cómo debe de ser andar por la calle recibiendo siempre esa censura general.

Belnu dijo...

Hubo una mirada que me asombró aún más. Una mujer joven que trabaja en una tienda dietética, la conozco y sé que no tiene muchas luces, por no decir ninguna. Entró en el supermercado bio y yo estaba en la caja, pagando, ella llevaba el bebé en brazos e iba sonriendo beatífica, se siente al fin completa y lleva el bebé como un estandarte, pero al verme se le heló la sonrisa, no con simpatía, sino que adoptó un gesto entre el asco y la censura y apartó la cara, sobre todo apartó al bebé, como si fuera a contaminarlo con mis vicios. Fue muy extraño porque me conoce y es tontamente convencional, pero no intentó siquiera guardar las formas. Era demasiado ofensivo para ella. No me dolió porque la pobre no tiene apenas cabeza, como su pareja, los dos son muy zotes, no lo sospechan y es notorio, pero han logrado su felicidad uniendo su estupidez, como en un cuento cruel.

Isabel Mercadé dijo...

Es curioso que teniendo un tema que dice tanto de la sociedad en la que vivimos, el de la mirada a las mujeres maltratadas, parezca que haya tenido más respuesta el de la anécdota del taxista. Suerte de Stalker que sí habla de lo que de verdad importa, o, al menos de lo que a mí me parece importante.
Mi abuelo materno tenía una pequeña fábrica de zapatos y era republicano. Cuando entraron los nacionales, le expoliaron todo su patrimonio, tuvo que ver cómo su hijo mayor, militar de carrera y leal a la república iniciaba una torturada huida a pie por los Pirineos y cómo no podía alimentar a su hijo menor. Mi abuelo paterno era especialista en montar máquinas de tejer en las fábricas de tejidos y republicano. Cuando entraron los nacionales perdió su trabajo y a dos hijos. Cayó en una depresión y los médicos franquistas decidieron que estaba loco y lo encerraron en un manicomio donde murió. Alguno de los hijos de uno y otro trabajaron durante algún tiempo como taxistas. Dudo que llevaran fotos de los fascistas.
Me sorprende que en lugar de hablar sobre un individuo en particular, haya gente que generalice sobre un gremio y sobre un gremio y una ciudad. ¿O tal vez es que es un recurso fácil? Porque puestos a hablar de gremios cuyos miembros roban y de franquistas, creo que los encontraríamos en muchos más lugares que entre los taxistas, y no digamos de gente plasta o incompetente en su trabajo.

Belnu dijo...

Bel M: A veces yo también hablo alegremente y sin pensar. Es verdad que hubo muchos taxistas confidentes en el franquismo, pero también hubo de los otros. En la manifestación contra la guerra de Irak había un grupo de taxis denominados "taxistas republicanos", son una cooperativa de taxistas progresistas y yo me apunté el teléfono y siempre que puedo les llamo. Como en todos los oficios, hay bestias pardas y hay gente civilizada, pero también como en todos los oficios y más en un país salvaje como éste, la gente decente es minoría.
Por otra parte, literariamente, son buenas las historias de taxis. En el cine Night on Earth y ¿cómo se llamaba aquella peli inglesa en la onda de Loach de un taxista silencioso? Me acuerdo mucho de ese pobre personaje, que un día desaparecía y se iba a la playa a mirar el mar, justo cuando le buscaban porque había ocurrido una desgracia, pero él no lo sabía.

Isabel Mercadé dijo...

Gracias por publicar el comentario, Bel. Pero tú no habías generalizado, habías contado una anécdota. Y estoy totalmente de acuerdo con el juego que literariamente pueden dar estas historias.

Belnu dijo...

Es una posición ideal para un relato o mejor, para muchos. La gente va subiendo al taxi con sus historias y luego vuelve a irse. Así son los cuentos... Pero nosotros subimos al taxi y a veces también encontramos alguna historia. Yo hablé ya de aquel taxista que tenía el oído hiperfino y se había ido a vivir a la Floresta porque en la ciudad no dormía y ahora sus problemas eran los pájaros y la noche en que se aparean las ranas... Y de tantos otros. También hablé un taxi salvador que llevaba Mercedes y me tranquilizaba en cualquier momento malo, como cuando me iba a Croacia y Serbia y me dejé el pasaporte en casa y tuve que volver a buscarlo contrarreloj dejando la maleta en el aeropuerto...

Belnu dijo...

Sí, Bel M., creo que sí he generalizado en los comentarios. A veces, con las prisas, me pasan estas cosas: por la boca muere el pez. En todos los oficios hay de todo, pero hay oficios que quedan más expuestos; pasa también con los críticos literarios, todo el mundo se mete con ellos...

Esteruca dijo...

Hola, Isabel:
He aterrizado aquí catapultada por un enlace sobre el taller literario en el Ateneu.
No sé si lo que explicas te ha pasado realmente o es una recreación literaria. En todo caso, mucho ánimo.
Un saludo afectuoso.
Ester

Belnu dijo...

Son las dos cosas, Esteruca, así que tú has acertado, en parte es verdad y en parte es ficción. Algo que no todos pueden comprender, y algunos hasta se lo toman literalmente! Escribir siempre supone una construcción, con lo que implica de felicidad, divertimento y fruición... Gracias por tu comentario...!

Esteruca dijo...

Jajajaja, dímelo a mí... Creo que ningún escritor/a está libre de la maldición de la lectura literal. ;)
Cuesta hacer entender también que, a veces, lo que se escribe no tiene que ver con tu vida, o al menos, no al 100 %.
Me alegro de haber llegado a tu isla.
Un abrazo.
Ester

Belnu dijo...

E: Cuesta más cuando utilizas material autobiográfico para construir algo escrito, cuando reescribes, eliminas lo que no encaja e inventas lo que falta. ¡Es un juego de máscaras!