jueves, 15 de julio de 2010

El misterio

Foto: I.N., El cuerpo de Gilda, ya sin ella, esta mañana
Gilda ha muerto esta madrugada. Su manera de irse, discreta, silenciosa, pacífica y determinada, abandonando el mundo por voluntad propia (como ha dicho el veterinario: "Cuando ven que no hay nada que hacer, dejan de comer y se dejan morir"), y la gracia que no ha perdido en ningún momento, esa belleza elegante y zen, me han dejado llena de admiración y gratitud. No voy a contar de aquí un proceso que me ha parecido extraordinario y lleno de misterio, a veces espectral, que intentaré escribir mejor, en otro lugar. Sólo me miró un momento, intenso, en el umbral de la terracita sur; fue cosa de segundos. También la vi mirar un punto del cielo nocturno, dos veces, pero no era por ningún insecto, porque estos días había perdido todo interés por su pasión cazadora, hasta dejaba venir palomas a la terraza sin inmutarse. Miró un punto invisible con la misma fijeza con que me había mirado a mí, al cielo ya oscuro, y luego volvió a mirar ailleurs, en ese tránsito de ausencia asombroso, como un yogui, como esas mujeres japonesas que limpian y ordenan todo en su ritual antes de irse.
Era yo la que, a su lado, me sentía vergonzosamente humana, menos preparada que ella para comprender el misterio de la muerte.
La visité varias veces en la noche. Al despertarme por la mañana no quería levantarme, lo sabía ya. Y la he encontrado en otro lugar, a los pies de esta mesa donde escribo, bajo el cordón dorado atado a la silla con que G. y yo la hacíamos jugar. Me ha parecido un statement. A su manera sesgada, escogiendo ese lugar mío sin que yo estuviera, me ha dicho que estaba conmigo también al final, aunque para irse necesitara no mirarme, alejarse de mí. Y también se lo ha dicho a G., por el cordón con el que jugaban. He vuelto a pensar en el gato de Shrödinger, como si el mundo me enviara una broma amarga de humor negro. He pensado que tal vez los primeros humanos tenían esa relación con el misterio de la Naturaleza que nosotros perdimos. Y en cómo le desesperaba a G. que Gilda hubiera dejado de mirarnos y cada vez pasara más ratos ausente.
G. estaba en algún lugar de Girona. Se le oia pesaroso por no haber estado aquí, pero yo le he dicho que había hecho bien, que seguramente él se había ido para dejarla irse.
Al fin y al cabo, Gilda vino a esta casa porque G. soñaba con un gato: tenía gatos de hierro, gatos pintados, gatos de madera y de cartón. Pero su padre tenía alergia, y cuando nos separamos, vino Gilda. Fue J. quien la encontró, en el Maresme, cachorrito de una gata preciosa como una reina egipcia, con los ojos de un verde que no existe. Gilda se convirtió en algo que compartíamos G. y yo, que nos servía para entendernos incluso en las épocas más conflictivas de su adolescencia.
Alguien seráfico y experto, alguien que me ha ayudado a acompañar a Gilda con rituales y consejos, alguien que ayer me dijo: "No te preocupes, no está sufriendo, está decidida a irse, no intentes retenerla", ha ofrecido un jardín y vendrá a rescatarme esta tarde para que podamos enterrarla allí. A G. le ha parecido bien, dice que así podremos visitarla. Lo haremos como se deben hacer estas cosas, cumpliendo normas y ritos. Y a mí me ha consolado muchísimo esa idea del jardín. Al fin y al cabo, todas las concepciones del paraíso tienen que ver con un jardín.
Es tan extraña la muerte, incluso de un ser pequeño... Está ahí, de cerca, pero el espíritu que le insuflaba movimiento y ¡vida! inochi, en el sentido japonés, ha salido aleteando misteriosamente de su precioso cuerpo, de su pelaje aún brillante, de su boca entreabierta, su ojo acristalado mirando arriba, es ya como una muñeca, como una representación de Gilda, pero de lejos, cada vez que entro en la sala me sobresalta porque tiene una posición tan suya... Once años de mi vida se han ido con ese espíritu, por el aire... G. me ha dicho al teléfono que ha soñado que Gilda volvía a estar como siempre, durmiendo en su antigua postura, ronroneando y que ha dormido mal. Yo he soñado con algo más asociado a la novela y a mi infancia, con los acantilados y el mar y el maltrato de alguien y una huida y una frontera... Pero había algo de muerte también en el sueño.
Anoche estuve leyendo máximas de Balzac; era lo único en lo que podía concentrarme en mi desconcierto, dudando y cambiando de états d'âme con la rapidez con que cambian las nubes. Luego leí dos relatos de Beginners, la versión original que hizo Carver sin los cortes brutales de Gordon Lish. Y está claro: Carver no necesitaba a Lish, aunque el resultado fuera interesante y desnudo, estos cuentos ya eran buenos como eran. Vuelvo a Balzac:
Quel nom donner à cette puissance inconnue qui fait hâter le pas des voyageurs sans que l'orage se soit encore manifesté, qui fait resplendir de vie et de beauté au mourant quelques jours avant sa mort et lui inspire les plus riants projets, qui conseille au savant de hausser sa lampe nocturne au moment où elle l'éclaire parfaitement, qui fait craindre à une mère le regard trop profond jeté sur son enfant par un homme perspicace? Nous subissons tous cette influence dans les grans catastrophes de notre vie, et nous ne l'avons encore ni nommée ni étudiée; c'est plus que le pressentiment, et ce n'est pas encore la vision.
Todo es tan extraño... Gilda se ha ido generosamente, el día antes de mi viaje (yo temía que le ocurriera esto a G. solo, estando yo lejos) y en su lugar me deja una libertad total, que cambiará mis pequeños gestos cotidianos, mi manera de entrar y salir de la casa, mis movimientos, tantas cosas... No me importa que algunos me lean y piensen que he perdido la razón. Mi pequeña gata, más cercana a la Naturaleza, sabía tantas cosas que yo no sé, que nadie sabe.

66 comentarios:

Ephemeralthing dijo...

Gracias por no humanizar a Gilda, "mi Rita".
Me he emocionado al leerte.

Como ella ya había hace unos días escogido, resguardándose entre las hojas. En el jardín.

´´ dijo...

"Cuando ven que no hay nada que hacer, dejan de comer y se dejan morir"

Haber cuando llegamos nosotros a ese nivel, hay un histerismo medico para mantener a la gente por mantenerla

Belnu dijo...

Gracias, Eph, los que hemos entrado un poco en su mundo podemos entender esas cosas.

Belnu dijo...

verdad, Francis. Yo me he alegrado de poder hacer con Gilda lo que no pude con otras muertes, evitar el encarnizamiento terapéutico y el forcejeo de agarrarse a la vida en una larga agonía que sólo salva la forma posible de eutanasia. Esto es lo contrario. Alto nivel

tsetse dijo...

els que estimem als gats ens hem emocionat. i sabem el que es sent. una abraçada. montse berges

frikosal dijo...

De verdad que lo siento.
Es un misterio en efecto. No estamos ni podemos estar preparados para entender la muerte.

Belnu dijo...

Gràcies, Tsetsè!

Belnu dijo...

Tal vez, como dice Dante B., sean las palabras, nuestra felicidad y nuestra perdición. Tal vez si como ellos estuviéramos en silencio, Friks, entenderíamos los movimientos del universo de otra manera, sin palabras. Y la muerte sería más aceptable, menos dolorosa. Quién sabe

Icíar dijo...

Sí, nadie sabe.
Ya no existe más que en tu escritura. Nosotros lo leemos, y además la vemos. Adios a esta gatita aconejada, Gilda (nombre lleno de glamour muy bien elegido) que de alguna forma es tan conocida como lo pueda ser Soseki o el mismísimo Troylo.

Belnu dijo...

Sabes, Icíar? Siempre hacíamos la broma de decirle a Gilda: ¿quién tiene patitas de conejo? Y ella siempre sacaba las uñas, enfadada... Era una humillación!
Y también: el nombre se lo puso Guillermo, sin saber que la otra Gilda, la pelirroja del cine, también se había quitado un guante (Gilda tenía una pata atigrada y la otra blanca)...

JML dijo...

Lamento esa pérdida tan íntima. Tu relato está a la altura de ese modo tan discreto y digno de marcharse. Siempre me ha maravillado cómo los animales buscan la soledad en la hora definitiva, al contrario que las personas. Me gustaría ser gato en la hora final.
Un abrazo de consuelo.

Belnu dijo...

A mí también me gustaría, JML! Y mil gracias por estar ahí y por tus palabras

Emma dijo...

Dejar este mundo así! Sin miedo, sin tanta tristeza! Yo he estado en hospitales donde ancianos cosidos de agujas esperan a la muerte con miedo y soledad, yo he visto eso y desde entonces no soy la misma, temo a esa muerte brutal que tenemos los humanos y me repugna lo que somos cuando veo cómo morimos, en qué nos hemos convertido ( pienso a veces que somos feos de viejos, tan arrugados y tan solos, como sapitos infectos) Y claro, después está tu gata hermosa, después de once años de sereno mirar, de alegría, de aprendizaje, después de todo ese tiempo se va dulcemente y no pierde su belleza, al contrario, muere de noche buscando algo, un objeto con el que decirte adiós.
Envidio esa muerte y ese amor, y esa suavidad con la que la gata Gilda se ha ido. Me gustaría poder aprender de ella, y gracias a todo lo que has escrito estos días creo que lo he hecho. He aprendido. Gracias, Isabel.

Ibarra dijo...

Tu pequeña Gilda era seguramente un gran ser. Yo reconozco (ya puedes perdonar) que he tratado de seguir este blog sobre todo por ella o, cuando menos, por lo que tú contabas de ella; habiendo llegado aquí en el momento en que comenzaba a ponerse mala, tras descubrirte en la biblioteca de unos amigos comunes; estando yo, precisamente, al cuidado de sus canes junto a mi perra de aguas, mientras ellos andaban por Madrid.
Y mira que doy en escribir cuando la “pequeña” se va... Sirva pues de último adiós y acompañamiento en la despedida de la tarde.
Acabaría así, mas también deseo decir que locura es sin duda amar o querer en este único mundo de locos que tenemos para vivir, como morir. Pero bien merecen nuestra consideración los cuadrúpedos, que no por disponer de cuatro pies son más animales. Ni siquiera de compañía o domésticos, sino seres aparte, diferenciados de nosotros (con sus cosas de perros, de felinos, de como nosotros...). Seres a los que no nos queda otra que tutelar, y que comparten nuestras vidas, como nosotros las de ellos; pero sin “enñoñarlos”, humanizarlos, sacralizarlos o, al contrario, establecer innobles jerarquías.
Yo los miro de igual a igual, sin olvidar la responsabilidad que tengo “sobre” ellos, y así me entiendo... aunque pocos entiendan...
Si es que bastara con el respeto y el querer para entenderse con los otros, fueren de la raza que fuesen... ¡y cuánto nos cuesta!
Que en paz te hayas ido, Gilda.

Belnu dijo...

Gracias a ti, Emma. A mí también me ha enseñado Gilda, con esa naturalidad con la que ha decidido dejarse morir y ha hecho su tránsito suave y paciente.

Belnu dijo...

Ibarra: si vieras en qué sitio precioso la hemos enterrado, bajo los pinos, frente al bosque, y estaba preciosa, con la expresión de los que se mueren tranquilos

odette farrell dijo...

Lamento tanto tu pérdida... me emocionó tu relato
Un enorme abrazo y aunque no la conocí gracias a ti siempre recordaré a Gilda...

Belnu dijo...

Gracias, Odette! Fue todo tan bonito a pesar de lo triste... y la hemos enterrado entre los árboles, en un sitio precioso. Cómo consuelan los rituales. Ahora falta acostumbrarse a su ausencia. He recordado la frase de William Kentridge: Her absence filled the world... No porque yo haya enloquecido, sino porque un animalito así está en todos los rincones, condiciona tus movimientos en la casa, aparece todo el tiempo y su ausencia se multiplica...

Ibarra dijo...

Gracias por ser como eres; por mostrarte a nosotros y compartir un poco de “tu Gilda”, incluso en la trascendencia de la muerte.
Ahora toca hacer el duelo... como dices. Toda una vida... acostumbrarte a que no está... aunque la recuerdes.
Ya es otra presencia, pero ahí estará...
Y nosotros también.

Belnu dijo...

Gracias, Ibarra. Gracias por esta compañía virtual y la lectura

Qualunque dijo...

Siento la pérdida, espero que la gratitud y admiración puedan a la tristeza por su ausencia.

Me has hecho recordar el 'Non possiamo saperlo' que varias veces has citado aquí.

También me has emocionado y he envidiado la suerte de tener tanto talento para poder escribir así.

Stalker dijo...

Ya la gata estará contigo para siempre, injertada en ti. Se ha mudado dentro.

Me gustaría pensar que no te duele, pero sé que dolerá.

Te envío un abrazo más, y todo el cariño, y el bosque.

te hacemos un nido entre todos

Anónimo dijo...

Gilda apareció y de alguna forma me acompañó, como tu en tus posts, que ya hace tiempo que sigo y disfruto.

Su marchar silencioso y discreto que tanto nos enseña no conlleva ausencia, ya que estará en todos los que te seguimos y nos acompaña como te acompaña a ti. Gracias a Gilda y gracias a ti por compartirla con nosotros.

Xûe.

Belnu dijo...

Oh Qualunque, mil gracias por tu comentario! Ya sabes que me encanta Non possiamo saperlo! Si al menos he conseguido recordártelo con mi crónica ya me siento más feliz.
La verdad es que ha sido un alivio poder enterrar a la gata en ese lugar tan bonito y con esos amigos tan generosos. Había tanta belleza en todo. Pero sí, todo lo cotidiano recuerda su ausencia en pequeños gestos y objetos que hay que retirar, y la memoria es persistente. Fíjate que en cierto momento, sin darme cuenta, al despertarme y verla, he pensado en contárselo a mi padre, que murió justo antes de que Gilda naciera, así que ya ves las trampas de la memoria, aún por una milésima de segundo olvido que ya no está

Belnu dijo...

Gracias, Stalker, de verdad. Eso mismo le decía yo hoy a la amiga que me ha ofrecido su jardín, citando a Derrida en su A-dieu à Lévinas. Que ahora él tenía la responsabilidad de llevarle consigo. Es así cuando muere alguien cercano. Mi gata ha anidado en mí. Sí que duele su ausencia y será largo aprender esto, pero le agradezco mucho haberme enseñado y haber ofrecido su pequeña belleza. Gracias por ese bosque!

Belnu dijo...

Gracias a ti, Xue! Por leerme y por tus palabras

Anónimo dijo...

Bel, sento molt lo de la Gilda. Sembla mentida el buit tant inmens que poden deixar èssers tant menuts. He estat uns dies de viatge i no he pogut seguir el teu blog, fins ara.
Suposo que arribo tard, però sàpigues que el jardí de la casa de la platja està a la teva disposició... Però Valldoreix és un bon lloc i si tens amiga-seràfica-chaufeuressa no em necessites... ´Només t'estic agraït, t'ho he dit més d'un cop, el teu blog és una llum brillant enmig de la inmensa fossa sèptica estètica i moral en que s'ha convertit el país en que visc.
La setmana passada vaig estar al sud-est d'Anglaterra, Suffolk,
Norfolk, Bedfordshire... i l'únic problema que he tingut ha estat
tornar; Quina mandra! tornar a submergirme en aquest imperi de la
horterada... en Jordi Labanda en una entrevista va dir que mai va
poder perdonar als seus pares que quan era un nen el van dur de
l'Uruguay a Barcelona, "Me condenaron a la fealdad constreñida" alguna cosa
així va dir.
Be, et deixo tranquila amb el record de la Gilda.
Cúida't molt
Black Adder

Belnu dijo...

Gràcies, Black Adder. La casa del jardí també hauria estat molt bé! Però ja veuràs les fotos, el lloc on ara descansa la Gilda és preciós, tot bosc, no es veu ni una casa des de la dels meus amics, que efectivament han estat seràfics. No saps com m'han ajudat i quina sensació alliberadora m'ha quedat. Sento una soledat gran sense la Gilda, l'enyoro moltíssim, però el seu esperit és encara aquí flotant i també, com deia Stalker, és a dins meu.

Anónimo dijo...

Sé bien que lo único que no requieres ahora es cháchara y fraseología. Te diré, pues, solamente, que lo siento, y que quisiera convencerte de que mi sentimiento hoy es cabal y fuerte
Podrías pensar que ello se debe a que proyecto mis propias pérdidas recientes y que en el fondo es de mí de quien me conduelo. No. Mi sentimiento surge autónomo y desligado de Timmy: sólo en Gilda encuentra su fuente y su cauce. Y es que gracias a la literatura y su magia, ella también había pasado a integrarse en mi propia cotidianeidad y me ofrecía una compañía amiga y un hálito cálido. Con su desaparición, también a mí me alcanza algo de tu desvalimiento. Sobrevive, lo sé, el blog y habrá nuevos y formidables estímulos.. Pero no puedo ocultarlo: la ausencia de Gilda y de la noble complicidad que con ella mantenías lo despoja de uno de sus alicientes para mí más magnéticos.
Eso sí, nada fue en vano ni estéril en la relación (no hablo, es obvio, de la tuya privado e íntima, donde no me corresponde inmiscuirme, aunque no me cuesta adivinar el alcance y la profundidad de la herida): en el blog quedarán muchos párrafos, en los que el protagonismo es sólo de ella, memorables por su delicadeza e intensidad; Especialmente el de hoy, que pone punto final a una lacerante tensión reprimida a lo largo de muchos días, constituye un ejemplo insuperable de noble texto elegíaco que logra conmover exclusivamente por la dignidad y la elegancia en el tono y en la voz elegida, hechos de contención y despojamiento.
Un abrazo y toda mi profunda simpatía y solidaridad
F.R.

Belnu dijo...

Gracias, Ferran, por tus palabras y tu generosidad. Gilda será añorada así casi tanto en el blog como yo la añoro ya. Su ausencia llena mi mundo y mi casa, como en la frase de W. Kentridge. Sólo me queda escribir su cuento.

RFT dijo...

No se puede decir más ni mejor, Isabel.
Lo siento.
Un beso bien grande, ya que viajas...

Belnu dijo...

Gracias, RFT!

Isabel Mercadé dijo...

Me he despertado esta mañana pensando en Gilda, no sé si además había soñado con ella, en cualquier caso, seguro que esta hermosa entrada, tu decir contenido, este homenaje, dejó anoche en mí y en todos los que te leímos importantes ecos, recuerdos, sugerencias. Deberíamos hablar con más frecuencia de la muerte y de lecciones como ésta para aprender a morir, pero sobre todo para aprender a vivir.
Un abrazo.

Belnu dijo...

Tienes razón, Bel M., la muerte forma parte de la vida y esta cultura nuestra tan equivocada la silencia, la recubre, prefiere no integrarla y de esa forma se crea un extraño vacío, un desequilibrio. Hay algo en ese momento en que un cuerpo se vuelve rígido como un muñeco y deja de contener esa misteriosa ánima que lo movía. Hay una transformación y una despedida, y como decía Derrida, asumimos la responsabilidad de llevar en nosotros a quienes hemos perdido. Todo eso, que en algunos lugares se celebra con una mezcla de tristeza y alegría, debería estar`en las conversaciones porque es inimaginable vivir sin muerte

´´ dijo...

Ayer pensé en ti ( en ti no Eph , lo siento, el pensamiento es así ) fui a la filmoteca a ver la peli de Rohmer Les Rendez-vous de Paris son tres historias independientes , en una de las historias , la segunda una pareja se va citando en los parques de París , cada cita es en un parque diferente.

Belnu dijo...

Me alegra que me asocies a ese Rohmer, Francis! Me encantó... No hay ninguno como él contando historias... Pero ponían Le signe du Lion y La boulangère de Monceau? Ese París blanco y negro maravilloso! Ahora no estoy segura de si son esas

Anónimo dijo...

Quería dedicarle un poema de Baudelaire o de Colette... pero el llanto me ciega, sé lo que es, y sé que no habrá paraíso si no está mi gato Insumiso... sé que hoy tendrá una nueva compañera, y el paraíso hoy es mucho más alegre radiante y divertido... más literario... ha llegado alguien cargada de belleza de amor y de poemas... A Gilda se los dedico todos, y a tí, Bel. El paraíso y sus gat@s te están agradecid@s.


http://artegatuno.galeon.com/

Un fuerte abrazo, y todo el amor del mundo*

Belnu dijo...

Gracias, Eva, por los poemas y las lágrimas (haré un collar de lágrimas gatunas o las tejeré en una lámpara de Aladino). Algunos de esos poemas están siempre conmigo (Dans ma cervelle se promène / ainsi qu'à son appartement/ un gros chat...) o esos maravillosos Practical Cats de T.S.Eliot, pero otros no los conocía!!! Gracias por traerlos aquí reunidos.
Cuando se murió mi primer gato P. me mandó un cuento de Patricia Highsmith. Luego le compré a Guillermo ese libro inglés de historias de gatos que es genial

Albert dijo...

Em sap greu. Era una gata molt maca.

Belnu dijo...

Gràcies, Nmp!!!

Anónimo dijo...

Hola, yo también enterré a mi mascota en un sitio hermoso y apacible, bajo un árbol. Las ceremonias realmente ayudan y consuelan. Es singular el destino de Gilda, como el de muchos animales, vovler a la tierra sin necesidad de un tránsito excesivo y doloroso como se impone a la mayoría de seres humanos. La libertad y la tranquilidad en la muerte, la necesidad del último equilibrio. Gracias por compartir los momentos trascendentes de Gilda.

Saludos Cristhian B.P.

Belnu dijo...

Gracias a ti, Christian... Yo no pensaba que la echaría tantísimo de menos, no sabía que su muerte me devolvería a mis otras muertes, que su ausencia lo llenaría todo. Por suerte me voy mañana unos días y cambiaré de escenario.

Anónimo dijo...

Mi abrazo más grande, como te he dicho por correo, sé lo que se siente. Pilar

Belnu dijo...

Gracias, guapa, yo sé que tú lo sabes!

Ibarra dijo...

“Jamás había sido más embriagadora la mezcla de los perfumes del jazmín, del azahar, de las rosas y de las azucenas que se estremecen con la suave brisa nocturna. Pero todo, los olores, los colores, los susurros de los álamos y la danza de las palmeras al atardecer, todo está irremediablemente inundado de ti.” (Miriam Palma, en La huella de las ausencias)
Y yo que lloraba de gozo,
ahora lloro tu ausencia...
Porque la muerte
me ha recordado
la muerte...

Ibarra dijo...

“Les larmes sont l'extrême sourire” (Stendhal) del rocío sobre la tierra que acoge los restos mortales de Gilda.
Cuando al “escenario” vuelvas, la buscarás, nuevamente.
No dejes de hablarle (a tu modo, el de ella; o el vuestro),
hasta que el encuentro se haga allá donde está...
Buen viaje y mejor retorno.

Anónimo dijo...

La verdad, es que no sabemos cómo salimos a veces de algunas situaciones como ésta. Lo inexplicable, eso de lo que dudamos o sentimos certezas pasajeras.
iluminaciones.

odette farrell dijo...

"Her absence filled the world..." qué frase más hermosa y al mismo tiempo qué triste.

Sí mi querida amiga tendras que acostumbrarte a ese espacio tan lleno de ella :(

civisliberum dijo...

Lamento la perdida Bel. Debe ser bonito el dejarse morir.

Vero dijo...

Cuanto lo siento, Isabel. Me he emocionado mucho viendo la fotografía y leyendo tu texto. Yo quiero que mi Lilith dure muchos años, quiero que ese momento no llegue nunca.
Mucho ánimo,

Linda Danz dijo...

Our little cats hold big mysteries. They never tell us the secrets, only allow us to believe the mystery exists. It's a way of helping us live with all the unknowns of our earthly existence. I wish I could have met Gilda in your Barcelona.

Lilian dijo...

Despues de muchisimo tiempo alejada del mundo Blogger, el tuyo es uno de los dos primeros que visito y me encuentro con este emotivo episodio de tu vida. Primero que nada, recibe mis condolencias y segundo, fue un placer conocer a tu hermosa Gilda a traves de este relato tuyo. Mi Baci y mi Pikachu, una pareja de hermanos, hembra y macho respectivamente, algun dia seguiran el mismo camino y se que todavia no estoy preparada, pero ellos me ayudaran, lo se.

Anónimo dijo...

Lo siento mucho, la gatita Gilda era un poquito parte de mi, que adoro a todos los gatos y gatitas del mundo.
Siempre te va a acompañar! su sabiduría estará presente y te servirá de guía.

Ánimo y un saludo!
Tatiana

Belnu dijo...

Sí! Ya sé que tú la querías! Yo he vuelto de siete días en la Provence con muchos árboles y gatos y al llegar a casa se nota tanto que no está!

Belnu dijo...

Gracias, Lilian, es inexplicable todo esto

Belnu dijo...

Druidhead! You already knew her somehow! It is so strange now. These days in Provence there were so many beautiful cats, I always saw vet clinics in every village and I made so many portraits of cats, two of them followed us, I felt my cats monkey! But I still can't to bring another cat here. Gilda's memory is too strong and I feel an enormous emptyness

Belnu dijo...

Gracias, Tatiana. Me gustaría imaginar que el espíritu de Gilda estará en el aire cerca de mí, con la sonrisa del gato de Cheshire

Belnu dijo...

Lo que escribiste es exacto, Ibarra. Al llegar vuelvo a buscarla, no sólo eso, la veo en los rincones. Gracias por tu voz

Belnu dijo...

Certezas pasajeras! Así es siempre para mí, Iluminaciones

Belnu dijo...

Odette: entiendo que te guste. Estoy segura de que si lo conoces, te gusta William Kentridge, que es el autor de esa frase, y en sus dibujos siempre hay gatos y melancolía.
Tendré que hacer ese trabajillo de duelo, en efecto, Gracias por estar ahí!

Belnu dijo...

Gracias, Vero. Cuida de tu Lilith, ellos saben lo que nosotros no sabemos

Luis Vea dijo...

Acabo de leer lo de Gilda. Había leído lo de su enfermedad pero hacía tiempo que no visitaba tu blog. Tu relato y la foto que lo acompaña me ha recordado la muerte de uno de mis gatos,negro,Chispi, hace ya siete años. También lo encontré de manera similar, todavía tibio, rodeado de agua. Agua que tenía en los pulmones y que no le dejaba respirar. Agua que al fin soltó. Y es que aunque la vida nació del agua, a él esa misma agua le hizo morir. Todavía, y ya sin agua, me acompañan sus restos en forma de cenizas.
Desde que falleció mi último gato, siamés, Bufi, he tardado casi dos años en aceptar a otro felino en mi vida. Ahora tengo a Mimi.
Se les echa mucho de menos porque cada uno es diferente.

Belnu dijo...

Exacto, Luis, cada uno tiene una personalidad distinta y hacen mucha más compañía de lo que podamos imaginar, por eso la ausencia es tan fuerte y aunque sea extraño, hay un trabajo del duelo que hacer... Gracias por tu lectura y la historia de tu siamés; yo también tuve un siamés, al que metí en un cuento...

Luis Vea dijo...

Sin decírtelo he regresado diversas veces a tu blog, especialmente a esa página. No puedo dejar de mirar la imagen de tu gata ya sin vida. Extraña la sensación que ejerce sobre mí. Me quedo mirándola y recuerdo la historia, las historias de mis gatos ya fallecidos. Como si todos los recuerdos, los míos y los que adquiero tras la contemplación de esa foto, se unieran. Tantas tristezas unidas, tantas alegrías lejanas ya vividas. Qué extrañas reacciones nos provocan las cosas vividas, qué extraño volver a esta foto para revivir lo vivido con tristeza. Como si un delgado hilo uniera esa contemplación con la imagen de los animales que un día tuve a mi lado.

Belnu dijo...

Gracias, Luis! Me alegra porque muchas veces me preguntaba si poner esa foto no habría sido un detalle dudoso, demasiado siniestro. La hice por G., para que él pudiera ver el final y que no le pareciera tan irreal, y luego la puse porque me obsesionaba ese misterioso encuentro con la muerte y no quería olvidarlo. Sigo sintiendo la misma tristeza y el vacío que ha dejado mi gata. Me consuela esa lectura tuya, que este escrito te haya servido a ti para esos viejos duelos...

mgab. dijo...

no te conozco, pero el relato de la muerte de Gilda me ha recordado mucho la de mi Siouxie, hace un par de años. es muy conmovedor, muy 'animal', sin duda a su altura. y tienes razón, ellos saben muchas cosas que ni intuimos, sabios por naturaleza.