Foto: I.N., el cielo de la Diagonal, 2008
El ruido de las obras ha ido a más. Ahora se han instalado sobre mi cabeza, con unas máquinas brutales para arrancar baldosas y romper todo lo que había. Esos hombres no llevan casco ni protección. Si a mí me desquician, ¿cómo estarán ellos y sus tímpanos y su sistema nervioso? Pero nuestros políticos (ya se sabe que viven del cemento, no en vano las inmobiliarias y constructoras subieron en la Bolsa al saber que había ganado Zapatero) no ponen límite a los decibelios... siempre que sea para hacer obras. Cuando se habla de ruido, todos se refieren a los bares y la música. A mí en cambio me preocupa sólo el silencio diurno, poder escribir, poder leer, poder trabajar... ahora ya no puedo ni hablar por teléfono. Me dicen que este volumen no continuará, ¿pero cómo saberlo? Se sorprenden de mi pregunta. ¿A quién le importa el ruido o la vibración? Cuando paran las máquinas, ellos se hablan a gritos desde el ático a la portería. Hoy me expulsan de aquí, mañana tal vez pruebe en una biblioteca o acepte la hospitalidad de algún amigo.
Murió Josep Benet, y también murió Rafael Azcona, y hace bien poco que murió Josep Palau i Fabre. Me da la sensación de que todos los que me enseñaron algo desaparecen y con ellos, el mundo que yo esperaba. A Benet le había conocido en casa de Alexandre Cirici, aunque yo era demasiado joven para aprovecharlo. Me reconfortaba su vehemencia, su pasión por la memoria, su voluntad de restablecer la historia enterrada, en este país de silencio y negación. Su rigor y honestidad, que le hizo enfrentarse a los políticos, no sólo Tarradellas y Pujol, sino también, por su ignorancia de la historia, Saura. Un amigo suyo me escribe
Estimada Isabel, moltes gràcies per les paraules que m'has enviat sobre en Josep Benet. Una persona fantàstica que ha estat un dels meus millors mestres. Sort en tenim que hi havia persones com ell. Ens farà molta falta.
Abraçades, Àngel.
Abraçades, Àngel.
Pienso siempre en ese país que no fue, el país esperanzador que abría la República y que desapareció para siempre con la derrota. Personajes como ellos son la muestra de que ese otro país podría haber existido.
Mientras, me consuelo del ruido y la muerte con películas. Ayer, gracias al consejo de un escritor-editor, uno de esos sorprendentes expertos tecnos que hacen acopio de cine interesante por Internet, y de cuyo criterio me fío, vi A soldier's daughter never cries de James Ivory. La película es también otra visión de la institución maldita que es la familia, un grupo de individuos con sus excentricidades y manías, pero sobre todo un lugar de hospitalidad y empatía, es decir, el reverso de lo que yo he conocido. Un escritor autoirónico, una madre apasionada y bebedora, un niño adoptado y acogido en esa nube, una niña que crece y, como no es hija de soldado, sí puede llorar. G, que tenía que estudiar para su examen de hoy, aleteaba por aquí y quería verla. Creo que casi nunca ve las películas que le regalo, ni me hace ya caso con las recomendaciones. Él querría verlas, pero el tiempo se le escapa. Ayer, como tenía que estudiar, estaba fascinado con la atmósfera de esa película y se quejaba de que yo iba a devolverla y él se la perdería. Pese a su escasa cultura cinematográfica, G tiene buen ojo, lo mismo que enseguida aprecia un buen pescado o cualquier plato maravilloso y detecta incluso los distintos sabores que lo componen, aunque tampoco cuente con un historial gastronómico. De pequeño, leyó The Catcher in the rye y al acabarlo, me dijo: "Pero dame otro que sea como éste..." Yo creo que G tiene una rara sensibilidad y una inteligencia aguda, alimentada por su observación de lo que le rodea. Pero esa pasión de mirar, de estar en los otros más que consigo, es lo mismo que hasta ahora le ha perdido. No estudia, no se concede tiempo: la vibración externa y las solicitudes, el talento de los otros, los amigos, las relaciones amorosas, todo le parece más importante que invertir en él. A mí me cuesta mucho cultivar el desapego y no desesperar con él. En mis buenos momentos pienso que encontrará un camino suyo, que sus talentos podrán más. En mis malos momentos sucumbo a mi impaciencia y desesperación. "No me provoques", le dije ayer bromeando. "Piensa que llevo todo el día sometida a la presión del ruido..." y como él hace, imité algunos de los envilecedores sonidos que me torturan en esta pobre casa. G se rió de mí, como era de esperar. Luego estuvo estudiando un poco, y se quejó cuando yo le interrumpí. "¿Cómo te ha ido el examen?", le he preguntado esta mañana por sms. "Normal" es su enigmática respuesta. ¡Normal!
16 comentarios:
Oh esa pintura de sir L. A. T. mmmmmm
Cuanto siento la tortura que te aflige. La comprendo tan bien. A mí los aparatos de aire acondicionado que jamás se apagan, día y noche, me desquician.
Me he fijado que a la muerte de Benet casi nadie ha hablado del libro que escribió sobre Tarradellas donde lo descubría como traidor.
He vuelto a leer el estudio de Rimbaud de J P i F
Sí, bonitos cuadros ocultos, eh? Sabía que me entenderías. Y sí, yo sí me acuerdo de su crítica decepcionada de Tarradellas. El estudio de Rimbaud? y la conferencia de Gimferrer?
No sólo era una crítica decepcionada, lo acusaba de delator. Según Benet, Tarradellas nombraba en un programa de radio a colabi¡oradores suyos molestos que estban en España. Bastaba para que fueran detenidos.
Me refiero al estudio que escribió Palau i Fabre para su traducción de "Il·luminacions" i "Una temporada a l'infern" Creo que es de 1964, ahora no lo tengo aquí.
Una acusació greu, però el Benet no ho hauria dit si no fos cert!
Les Il·luminacions de PiF són de veritat il·luminadores, com la mirada enlluernada de Rimbaud.
Quién dice la verdad en una guerra?
No creo en la manipulación como invento reciente. Ahora que los dos han muerto, ¿importan las anécdotas o sus resultados?
A la hora de hacer historia, sí, importa
mi pregunta llevaba implícita la respuesta, aunque tal vez no la enuncié bien:
importa la anécdota o importa su resultado? dante b.
pienso que uno de los problemas de nuestro país es no saber cómo sobrevivir a los muertos, qué hacer con ellos, cómo honrarlos y cómo ser huérfanos... por eso ese gran problema con la memoria, con alguna tradición importante frente a las chuminadas salvajes que mantenemos,
cuando nuestro mundo se queda algo más huérfano, hay que saber tomar el relevo y hacer vivir las cosas buenas de quien se fue
como en este post que empiezas hablando como huérfana y lo acabas como madre
Me he acordado también de el efecto reparador que he encontrado a menudo en algunas películas, también en épocas de estudio, de estrés
Dante, yo disiento, no me parece que eso sea pura anécdota, sino hechos históricos. Y sí que importan, al menos desde mi punto de vista, la memoria lo es casi todo, así que imagino que importa para quienes fueron denunciados por T., para sus hijos y parientes, claro que importa quién les traicionó. Para mí la justicia tiene también ese sentido de restituir...
Sí, el objeto a, con los muertos se trata de aquello que enunció Derrida en su a-dieu a Levinas, tenemos la responsabilidad de representarlos, de citarlos, de llevarlos en nosotros cuando se van.
He leido el libro sobre Tarradellas de Josep Benet, "El President Tarradellas en els seus textos (1954-1988) Empuries 1992. Quizas sea excesiva la acusación de traidor, pero realmente lo deja muy mal parado. Benet fué el único que le planto cara, que defendio sus ideas y opiniones delante suyo, aunque estas fuesen contrarias a las del President, nadie más tubo el valor de hacerlo.
Luego se supieron otras cosas de Tarradellas, el estado de penuria en que estaba cuando le propusieron ser presidente y volver, sus motivaciones pecuniarias, etc. Pero en este país la crítica asusta, casi no existe, y siempre se entiende en bloque, no se sabe deconstruir, separar, enseguida se consideraba o considera que uno es un traidor, por ejemplo, a la causa catalana, si criticaba al president. En ese sentido no hemos mejorado. Debería haber un lugar para la crítica y la reflexión sin que eso conllevara ser considerado el enemigo.
Zbelnu,
Acabo de descubrir este blog tuyo.... me gustó, yo sólo conocía el otro, donde alguna vez te dejé un comentario y me preguntaba por qué no escribías...así que disfruté mucho ver que sí escribes seguido: en este blog :)))
Interesante la descripción de familia que das, así como tu percepción de madre, desconozco a Benet.
Bienvenida, Odette! A mí se me desparrama la escritura aquí y en los emails con tal de no escribir lo que me proporciona más felicidad pero también me asusta más, es decir, la ficción. Y sí, esa clase de familia yo sólo la he visto fuera, la mía ha sido siempre el reverso. Pero gracias a ese reverso yo me construí una ética de la hospitalidad!
Me gustó mucho este post, además linkeando he llegado a cosas desconocidas. Un beso, me voy sabiendo un par de cosas más, gracias.
Gracias De Lirium! Me alegro de haberte empujado al viaje de silicio...
Gracias De Lirium! Me alegro de haberte empujado al viaje de silicio...
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