Foto: I.N. Antes de entrar en los bosques de Muir, 2011
A veces me acuerdo de aquellos globos terráqueos a los que Mafalda ataba pañuelos como si tuvieran dolores de muelas o resfriados. Lo de Japón produce sobre todo tristeza, pero en estos días aún soporto menos leer nuestros periódicos nacionales con las declaraciones torpemente cínicas de políticos negando que aquí pudiera ocurrir algo así. No sé qué será de nosotros, gobernados por las grandes corporaciones, big pharma, fabricantes de armas y lobby nuclear.
La poeta Dolors Miquel , que siempre selecciona lo mejor de cada casa, había puesto estos versos de Verdaguer en Fb:
De la terra n'he vist poc
com més ne veig, menys m'agrada,
tot hi és ombra i vanitat,
...pols i cendra i terregada.
L'aigua dolça que jo vull
enlloc del món l'he trobada,
pertot allà on ne cerquí
he trobat la mar salada.
Y al mismo tiempo, la angustia outlandish que me invadía ha empezado a remitir y reducirse gracias al mundo alternativo, a mis lecturas de otras percepciones de la salud y la enfermedad, a los médicos homeópatas hindúes y a una sesión terapéutica que podría tener que ver con la física cuántica y la luz, pero que algunos achacarían directamente a la brujería. O al placebo, pero yo no tengo fe, sino que soy inevitablemente pragmática. Me alejo de lo que me enferma, abandono lo que no me funciona y sólo me acerco y persisto con aquello que me ayuda. Vete a pasear por el bosque, me aconsejó la ex médica del Clínico y ahora terapeuta de la geometría cromática. Le hablé de los Muir Woods y me dijo que en el Montseny hay dos sequoyas. La cuestión es que, gracias a esa exótica sesión geométrico-cromática empecé a recuperar una ligereza casi alegre, y por la tarde, en el curso de un necesario paseo hasta la librería a recoger dos libros urgentes para mi trabajo, se me ocurrió una vía para continuar o acabar mi novela (acaba de visitarme un mirlo macho que se ha posado en la barandilla de la pequeña terraza, con su pico naranja, ha escuchado los sonidos que yo le hacía, me ha observado, ha dejado caer un recuerdo terrestre al vacío y se ha alejado volando; esas visitas siempre me alegran), que estaba parada. Al llegar a casa casi cantando Ayvó como los enanos de Blancanieves, me encontré a G. echado en el sofá (the person from Porlock!), que quiso contarme algo. Luego se fue, a mi pesar, porque quería estar sola para escribir y a la vez quería que se quedara; y estuve escribiendo y no me parecía mal.
Hoy he acabado de traducir otro texto de Miró y lo paso bien buscando sus cuadros para entender las descripciones y dejándome llevar por las interpretaciones de los críticos de esos campesinos suyos terrestres y místicos, cabalísticos y políticos, irónicos y espirituales, sobre su dualidad de plenitud y vacío en campos pictóricos de intensos azules. ¡Oh, universo Miró!
Rufus es un gato terapéutico y está siempre alrededor, para recordarme la belleza del mundo, la empatía y la fisicidad. Me pone sus dos guantes blancos en la cara, atrapa mi pelo como si fuese un insecto. De noche se empeña en que salgamos juntos a la terraza. Ayer, justo antes de desaparecer, la luna tenía dos aureolas de arcoiris, y sólo la vi gracias al empeño de mi gato. Ayer le conoció un fotógrafo viajero, escritor y cineasta, experto en gatos y dijo que parecía un gato japonés: Rufus se tendió discretamente junto a él.
Releo un cuento de Carson McCullers para mi curso informal y quincenal de los martes y vuelve a maravillarme su mundo y su talento. Al lado tengo la biografía que me ha regalado la Belle Elaine. He encargado una música de cuencos tibetanos para seguir con mi proceso restaurador y preventivo. El tiempo dirá, si antes no estalla el mundo. Hablo con dos amigas y se oyen bebés de fondo; las dos han sido abuelas porque sus hijas, contra la tendencia de estos años, han querido ser madres a los veinte. Las voces de los bebés son potentísimas y yo no puedo evitar pensar en el mundo desolador que les dejamos. Ojalá fuese verdad que aún podría cambiar la dirección de las cosas.
Pronto presentaremos nuestro libro SINRAZONES DEL OLVIDO. Ayer en La Central ya se habían acabado los primeros ejemplares.
6 comentarios:
Primero, muchas felicidades por ese primer éxito de vuestro libro. "Sinrazones del olvido" merece toda esa atención y más. Es un libro precioso y muy muy interesante!
Segundo, muchas felicidades también por ese pragmatismo que no es tan fácil adquirir. Yo diría que aún no lo tengo, esa decisión y capacidad para alejarse de lo que enferma, de lo que hace daño y acercarse sólo a lo que ayuda.
Y tercero, tal vez, tal vez tengan razón esas otras voces que creen que a pesar de todo habrá un giro hacia algo mejor...
de alguna manera, tu post también es terapéutico, también transmite cierta alegría, cierto optimismo para seguir adelante. ¡Gracias!
Gracias, Bel M!
Pero en cuanto al pragmatismo, ojalá fuera más fácil para mí, que sólo parezco aprender a golpes! Ojalá pudiera haberme evitado los últimos... Ojalá no hubiera entrado en esa región que yo llamo "Atmósfera cero" (Outland)... Ojalá también tengan razón esas voces esperanzadoras, sí, gracias a ti por tus palabras
Escribir es una buena medicina contra el desencanto. Me sumo a ese pragmatismo tuyo, que es una forma de resistencia. Espero que tu libro vaya muy bien y que tu novela siga progresando. Saludos.
Gracias, JML! También yo espero de tu novela... Todavía tengo ecos de aquel escondite de cobertizo de pesca tuyo donde volvías a la infancia. Justamente lo recordé el otro día cuando Bel M. presentaba los Casicuentos de Rabanal...
éxitos por este libro nuevo!
(mundo aparte)
Gracias, Ed!!!
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