Foto: I.N. Azufaifos de la casa Xirau, Cadaqués, 2007.
El título de Li Bai siempre reaparece antes de mis viajes, y su espíritu libre, que tanta falta me hace ahora. Me gustaría poder desentenderme de la organización de ese recital del árbol y concentrarme en preparar mi periplo balcánico (me cuesta hacer una maleta con temperaturas que oscilan entre los 28 grados y los 5. No sé si hay que llevar sandalias o botas, anorak o bañador, o una hábil mezcla de todo; tengo que pensar en los textos, en el trabajo de escritura que me llevo, en los libros, el billete, la documentación, el dinero...).
Estaré ocho días fuera y no creo que aparezca por aquí, como no sea para contestar algún mensaje, ya que en los Balcanes las conexiones suelen ser muy lentas y en Cortanovci, un pueblecito boscoso junto al Danubio, tal vez ni existan. Daremos lecturas en Novi Sad, en Belgrado y en otra ciudad que no recuerdo. No voy a un lugar idílico, ni siquiera profundamente apacible, sino a un paisaje marcado por la guerra, donde las heridas de la violencia no han cicatrizado, por falta de aire (de discusión, de análisis, de revisión valerosa) y por la asfixia de la negación y el silencio.
Espero que el eco mediático que ha despertado nuestro azufaifo sea suficiente para protegerlo de la furia de tantos necios en estos días. No comprenden que muchas especies arbóreas y vegetales no resistirán el cambio climático, los nuevos retoños nunca crecerán como crecieron los antiguos y son esos árboles los que pueden darnos oxígeno y lluvias y limpiar el aire de contaminación. Si aún viven cuando eso ocurra, tal vez esos botarates se darán cuenta de su error y añorarán la sombra de los árboles y la bondad climática que significaban. Preferían el cemento o la plaza de aparcamiento en la esquina. Incluso el ayuntamiento, tras hacer una permuta con el constructor propietario, quiere construir un edificio frente al árbol (le llaman equipament). Espero que los que me han ayudado en esta campaña no dejen que las cosas empeoren en los ocho días de mi ausencia balcánica.
Anoche fui a ver al azufaifo. La calle estaba quieta y las ramas cargadas de hojas y azufaifas pequeñas se movían cruzando el cielo de la calle como una cabellera acariciadora. Se veía el tronco oscuro y abrupto, algunas ramas mal cortadas y una inmensidad de copa. Yo creo que los antiguos no se equivocaban en su adoración de los árboles, seres que arraigan en la tierra y tocan el cielo con los brazos. Creo que lo equivocado es talarlos y despreciarlos. Tal vez yo haya perdido el norte, y tal vez sea un error admirarse de la fuerza física quieta, del crecimiento silencioso, de la savia invisible, de la altura y la belleza de esos seres que en este país sólo hemos sabido destruir. Yo no puedo evitar sentir una felicidad orgullosa junto a ese árbol que a mi manera pequeña y desordenada he contribuido a salvar.
11 comentarios:
la echaremos a faltar, señora.
Vaya, como es anónimo no sé si debo dar las gracias o si es una ironía, quién sabe...
"Yo no puedo evitar sentir una felicidad orgullosa junto a ese árbol que a mi manera pequeña y desordenada he contribuido a salvar."
¿Pequeña? i què més!
Bon viatge estimada Zbelnu!
(Esto de las ironías que no se sabe si lo son es terrible. A un conocido se le fue la mano con la ironía y al final él mismo dejó de saber si estaba hablando en serio o en broma o las dos cosas a la vez.)
No conocía a Li Bai, no se que tienen los chinos que me fascinan. Ya dijo Confucio:
"Para estar preparado en caso de frío inesperado, el viajero prudente llevará siempre dos capas de ropa interior larga, de felpa, que no ocupa nada en la maleta y puede abrigar casi tanto como un anorak, aunque en estos tiempos que corren puede costar encontarla"
Buen viaje si no nos vemos, cuidate. En serio.
Gracias a los dos!
Buena idea la de Confucio (aunque me choca la palabra anorak), me encantaría tener esa ropa interior larga, a ser posible de seda, para enfrentarme al posible frío sin abulatr mi maleta. No sé por qué viajo, con lo mala que soy haciendo maletas. Necesitaría mucho tiempo silencioso para hacerlas y comprar con calma todo lo que descubro que me falta al hacerlas. Espero que los dioses arbóreos me iluminen y protejan. Comprendo bien lo de ese amigo que se extravió con su ironía, yo tuve uno que sólo era capaz de hablar en serio y sin ella cuando estaba muy borracho. Claro que era inglés. En el fondo, tal vez por debajo de su dulce cinismo, era un sentimental.
Es que Confucio era asi, estaba en todo. Dejate de sedas, que si es para el frio lo suyo es la felpa. Lo digo completamente en serio, a mi este detalle me ha solucionado algún problema serio.
Se me esta abriendo un claro y es posible que el domingo venga. Me da un poco de noseque pensar que al lado de mi casa había una plaza normal que se ha transformado en plaza dura, dejando como 10 encinas muertas. Los vecinos protestaron pero ni caso. A nadie le importa lo que ocurra en mi pueblo, he llegado a pensar que no existimos ¿es posible?
La seda es lo que más abriga! Se nota que no la usas... pregúntale a los chinos. Además, Confucio no pudo decir eso, pero me encantaría tener esa ropa interior muy fina y de seda para debajo... lo malo es que luego necesitas un cuarto de baño para quitártelo y no sudar como un pollo, especialmente en las lecturas públicas balcánicas. Es una maleta difícil, sobre todo por el calzado y porque para las lecturas debería llevar algo un poco elegante y no campo y playa, podría preguntar a protocolo, a ver qué lleva la vieja poeta japonesa y la más joven pero pobre poeta rusa, lo demás son hombres y dudo que vayan de etiqueta...
Lo de las encinas es terrible. No podemos dejar que sigan talando, ¡es una locura! El mundo al revés. Cuanto más cambio climático y más necesitamos los árboles, más los talan! Adónde querrán irse a vivir ellos, los taladores, a Marte?
Alguien me dice que el anónimo que me echará en falta no era irónico sino afectuoso y es que yo esta mañana me sentía tan mal porque todos mis colegas jinjoleros me han abandonado estos días y yo, que quería estar preparando mi viaje serbio en un silencio y quietud necesarios para mi memoria y organización mental, no he tenido ni media hora para mí y he comido un bocata en un barucho o devorado melón e higos de pie en la cocina mientras sonaba el teléfono... y he tenido que sufrir desplantes a manta de políticos y comerciantes, y la ignorancia y el hocicamiento y la estulticia y el delirio. Voy a bajar a hablar con el árbol esta noche también...
Hola:
Hace 4 meses que vivo en S.Gervasi de Cassoles, esquina Arimón. Todo lo que describes me resulta tan próximo.... Ayer fuí a ver el AZUFAIFO, descubierto y salvado gracias a tí.
Hay que intentar parar este terrible " Fin de Barcelona", cómo describe tan gráficamente Enrique Vila Matas en su artículo del País.
Un saludo y muchas gracias!!
Jazzy
Gracias a ti, Jazzy. Acabo de ver al azufaifo. Estaba a punto de hacerle una petición, como aquella versión de la Cenicienta sin hada madrina, donde le pedía los deseos más imperiosos a un árbol mágico, con una rima. Me gustaría poder quitar esa basura que le lanzan algunos de los brutos enemigos de los árboles y amigos del cemento que tenemos también en el barrio, pero el ayuntamiento lo valló y no lo limpia. Espero que vengas a nuestra celebración poética y reivindicativa de esta tarde...
leyendo este post me he acordado de esos picnics que hacían antiguamente los japoneses en el campo para ir a escuchar los insectos en la pradera y entre los árboles...
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