miércoles, 22 de agosto de 2007

Bajo la lluvia




Foto: I.N. De cómo la sombra se ata a los pies, Ibiza, 2007

Esta mañana he salido a por los periódicos antes del té, con un chubasquero rescatado de mi época gallega, porque en mi barrio estos días la prensa se acaba temprano y hoy salía mi artículo sobre Colette en La Vanguardia Cultura/s.

En mi buzón había un sobre donde mi calle aparecía escrita con dos erres: yo he sonreído para mí y lo he abierto al momento. Y en efecto, era la carta de la Srpsko književno društvo (Asociación de Literatura Serbia), que, junto con el PEN serbio, el Ministerio de Cultura de Serbia y los gobiernos locales de Vojvodina y Belgrado me invitan oficialmente a la Colonia de Escritores de Čortanovci del 17 al 25 de septiembre y a una serie de lecturas por Serbia, junto con Kazuko Shiraishi (Japón), Mathias Enard (Francia), Alexandra Petrova (Rusia), Amir Brka (Bosnia Herzegovina), Igor Marojević (Serbia), Nicola Malović (Montenegro), y Dragan Jovanović Danilov (Serbia). Con la perspectiva de esa compañía literaria y los bosques de la Vojvodina, inmediatamente me he puesto a pensar y preguntarme bajo la lluvia qué textos leería.

En cuanto a mi artículo de Colette, aunque era mejor en su versión completa (tuve que reducirlo para que saliera y renunciar a un pasaje sobre los celos), me ha hecho ilusión verlo bajo a mi admirada Katherine Anne Porter (aunque disiento de Saladrigas en que La nave de los locos fuese una novela fallida, yo la cité en clases y conferencias como ejemplo de esas novelas únicas y siempre interesantes que recogen la atmósfera pre-bélica, permiten comprender cómo crece la locura pre-genocida, cómo se difunden los prejuicios, cómo la gente, por miedo o por violencia interna o por puro delirio, contribuye a señalar al "otro". En este caso, se trataba del nazismo pero ese barco, fuera del mundo, en pleno mar, lleva a bordo toda la locura que sacudiría Europa en el siglo XX y que se repetiría después en los Balcanes en los noventa). En el Cultura/s también aparece un artículo de Beatriz Preciado sobre porno y una entrada hablando de que los museos deben recoger el debate feminista. Un artículo de Laura Freixas sobre ese reverso de la maternidad que cuenta Lionel Shriver. Y también una reseña de Giménez Frontín sobre Roberto Saviano (Gomorra, el título parece seguir el hilo de Colette, aunque la perspectiva y el sentido sea muy otro), un testigo de lo que está ocurriendo en el mundo, donde la política apenas parece existir al viejo estilo, y ya sólo nos gobiernan las mafias, las mismas que se han enseñoreado de todos los mercados legales, ya no sólo el de las armas y las drogas. Así que la compañía también es buena para mi pequeño texto de Colette, El genio femenino.

24 comentarios:

Dante Bertini dijo...

un buen día para la lírica...
ayer, por esas casualidades que tal vez no existan, colgué en mi cocina el precioso retrato que le hiciera Robert Doisneau a Colette, rodeada de sulfuros de cristal en su piso de París.
congratulaciones!

Belnu dijo...

Sí, qué bonito retrato! Pero ella tiene muchos, la retrataron los mejores... con sus gatos (has visto la que he puesto en link?), en la cama, etc... Maravillosa Colette

Anónimo dijo...

muy bueno el colette de hoy!

Belnu dijo...

Gracias, Ed!
A mí me gustaron tus brillantes dibujos musicados...

nomesploraria dijo...

he llegit el teu article a la Vanguardia. Aquests ambients canalles, altre cop el lotus blau... com m'atrauen

Belnu dijo...

Gràcies, Nmp! Sempre fa il·lusió tenir lectors. I sí, Lotus Blau però sense el puritanisme fingit d'Hergé, o més aviat, el revers sàfic del Lotus Blau. Colette és magnífica...

Anónimo dijo...

cóm fer per llegir el teu article de colette????
abraçades, i gràcies pel teu blog, m'acosta molt a barcelona!
montserrat berges, des de brusel.les

Belnu dijo...

Ai, no hi pots accedir punxant al link? Ja m'ho pensava, és restringit... Ara sóc a Figueres, però si dissabte al vespre o diumenge o quan vulguis em deixes un email, no publicaré el missatge al blog i et passaré l'article en pdf
Fins ara!

Anónimo dijo...

He vuelto de pasar unos dias junto a mi família de Genève y Baden. Me ha sorprendido la muerte de Lloreç Torrado, recuerdo las últimas semanas cuando coincidiamos en FGC y subiamos las escaleras de El Putxet. Nuestra colaboración fué intensa en 1991-92, "Los Modernos" Juli Capella y Quim Larrea nos contrataron para la dirección del Restaurant del Cercle Comtal, (Sin saber que estariamos en manos de unos irresponsables que habian montado un Club con el dinero de sus amigos y con las cuotas anuales de Modernos de Barcelona)
Nos quedamos decepcionados, al cumplirse el primer mes, no pagaron el millón de alquiler. Por suerte el restaurant lo haciamos funcionar y con ello pudimos pagar los sueldos del personal. Recuerdo la desesperación de Llorenç y la buena gestión que hicimos, el giro de 100 millones anuales no fué suficiente para que éstos Modernos gestionaran o pagaran bién. Al final terminamos sín recibir las liquidaciones y lamentando que Barcelona crea en Juli Capella y Quim. Cercle Comtal, más que un club fué un Restaurant con aroma de club.
¡Descansa en paz Llorenç!

el objeto a dijo...

Me gustó mucho el artículo de Colette, "leer para saber que otros mundo son posibles..." esos mundos femeninos y valientes,ajenos a la estrechez de las convenciones impersonales e impuestas,
y felicidades por esa invitación balcánica,
ya te imagino rodeada de escritores, bebiendo licor de arroz como los poetas inmortales!

Belnu dijo...

Me encanta ese comentario, me imagino como Li Bai entre serbios y japonesas, llorando por la tortuga de oro del amigo generoso...

Belnu dijo...

Ah Francesc, no sabía de tus andanzas con Llorenç. Pese a todo parece que fue una suerte trabajar con él!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Leí a Colette hace siglos y no he vuelto a ella. Quizá sea hora. Veo tus pies ahora y los citaré pronto, puesto que parece que hay una fiebre en la meseta que obliga a mostrar las sandalias del verano. Vi tu árbol. Cada vez entiendo menos cosas de nuestro urbanismo.

Belnu dijo...

Nuestro urbanismo? Sólo consiste en ganar dinero con cemento al precio que sea, arrasando con todo, esa es la planificación urbana en Bcn, dinero y dinero, cemento y cemento. Lo demás no existe.
Espero que no te decepcionara el azufaifo. Es un árbol humilde, de crecimiento lento, ahora ya lleno de azufaifas, pero a mí me gusta mucho su forma

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No: no me decepcionó. Y mirándolo comprendí cosas de tu blog y de tu mirada sobre cosas que para otros pasan desapercibidas. Este tipo de árboles dan personalidad a los rincones, las calles... y no los cientos de plátanos y aligustres que nos ponen nuestros concejales en cuanto nos descuidamos.

Belnu dijo...

Bueno, a mí los plátanos, cuando son ya "mayores", me encantan. Las ramas les hacen unas arrugas como si fueran mangas de jersey en las articulaciones. Y extienden las ramas hacia arriba como un montón de brazos. Y el tronco tricolor, con las distintas capas de la corteza, más grisácea, más verdosa y casi blanca también me encanta. En Cadaqués hay algunos con unos troncos descomunales, que me encantan...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

De acuerdo, Isabel: pero decenas de plátanos plantados a la vez en un calle "normal" resultan de una monotonía aplastante y, sobre todo, denuncian falta de imaginación en los responsables. Los plátanos piden grandes espacios: plazas amplias, riberas ajardinadas de un río o de una gran avenida o de un paseo en los que se trabaja su crecimiento para crear sombra en verano. Son un ejemplo los de El Espolón de Burgos. Pero cuántos pequeños parques, calles estrellas, rincones, piden otras especies: frutales que exploten con el color de sus flores, con el olor de sus frutos, árboles de corteza rugosa y crecimiento lento.

Belnu dijo...

Yo siempre sospeché que carecía de imaginación. A mí me encantan las avenidas de tilos, de plátanos, de muchos otros árboles, como Under der Linden en Berlín, como esta simple avenida que encuentro aquí:
http://fotos-badalona.com/d/1587-2/DSC09968.JPG
aunque también me gustan los jardines caóticos y enmarañados que los ingleses saben conservar con su belleza algo desaliñada. Yo protegería todo lo viejo y crecido, porque no creo que lo que se planta ahora en estas ciudades tenga ningún futuro: la tierra compactada de cemento, la contaminación y la sequía acabarán con toda posibilidad. Pero ellos siguen talando, aquí los políticos que se llaman verdes son los primeros arboricidas, en un juego orwelliano que ya satura, todo es falaz y mentiroso.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No es imaginación lo que te falta, Isabel, ni sensibilidad. Yo no arrancaría nada, como tú. Desgraciadamente, muchas especies mal escogidas en su día porque eran fáciles de plantar y baratas de mantener han dañado calles, edificios, aceras hermosas de paseos y plazas... Fueron malas elecciones, inapropiadas para los espacios en los que fueron plantadas. Sin embargo, la frondosa copa de un plátano casi centenario o su misma desnudez cuando se caen las hojas son más valiosas que el error cometido. Y cuando un plátano está en su correcta ubicación... qué grandeza de un árbol tan sencillo y sin pretensiones.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

... y qué razón tienes al denunciar la hipocresía de estos políticos que se encaraman al poder con políticas ecológicas y acaban cementando todo espacio que se pone a su alcance, enfebrecidos por la construcción y la destrucción del verdadero concepto de ciudad humana...
(y perdona por extenderme tanto en tu blog).

Belnu dijo...

No tengo que perdonarte, al contrario, tus comentarios son bienvenidos y los de casi todo el mundo (excepto los agresivos que insultan, ellos sabrán por qué y que me obligaron a poner el sistema de moderación). Pero sigo sin comprender, y perdona mi obtusidad, ¿por qué los plátanos dañan las calles?

Pedro Ojeda Escudero dijo...

No todo tipo de calles. Me extiendo por última vez. La mujer de un amigo es experta en estos asuntos y me lo explicó hace años cuando le critiqué que arrancaran unos plátanos plantados hace más de 50 años en una barriada de Valladolid. En principio me horrorizó, como a ti te pasaría, el hecho (y no se arrancaron para construir un carril más, sino para sustituirlos por otras especies). Los plátanos, como sabes, se plantan cuando son poco menos que varas. Pero crecen, rápido y mucho. Cuando se plantan cerca de las casas, como ha sucedido con reiteración en mi maltratada Valladolid, sus raíces acaban penetrando incluso en la cimentación de los edificios, sobre todo de los más antiguos, destruyen las canalizaciones, las tuberías, el cableado. También, plantados en estas condiciones, levantan las aceras reiteradamente, exigiendo un gasto muy fuerte en arreglos cada pocos años. Como no se les poda adecudadamente, sus grandes copas tapan las ventanas de las casas y oscurecen las habitaciones, con el consiguiente gasto eléctrico, además de suponer un riesgo por el fácil acceso a las viviendas de los primeros pisos que procuran (ya sé que no debería pasar, pero es frecuente que los ayuntamientos se olviden de las podas y las ramas de estos árboles toquen las ventanas). Por el mismo tipo de poda salvaje que se practica, son muy propensos a las enfermedades: cada año, el vendeval de turno tumba los más enfermos, cuyas raíces se pudrieron por la acción de micoorganismos. Por estas zonas, en las que se plantaron mal, todos los años los periódicos traen fotografías de un enorme plátano que ha aplastado un coche, con el riesgo que eso conlleva. Por no seguir más: son árboles de los considerados sucios, que provocan un gasto en limpieza muy superior a otras especies.
En cuanto a lo de la monotonía, quizá no me expliqué bien antes y he de contextualizarlo: yo provengo de una ciudad en la que sólo se sembraban plátanos, ningún tipo de árbol más, porque eran baratos y de fácil conservación y rápido crecimiento. Y eso cansa. Ahora he comenzado a ver almendros, laureles, tilos...
Una alineación de grandes plátanos en la ribera de un río, en una gran avenida, en una amplia plaza, es su lugar adecuado y un gran espectáculo, como acertadamente señalas.
Ahora bien: tampoco debe recurrirse a su fácil sustitución por el aligustre, como se hace ahora, que no es en esencia un árbol, sino un arbusto sin demasiada gracia.
Lo importante es la variedad de las especies, ajustadas al lugar y las condiciones en las que se plantan.
Más o menos eso es lo que me explicó esta experta que te comento, porque yo, en esto, no sé nada.

Belnu dijo...

Ahora entiendo lo que decías. Yo no pensaba en esos árboles tan cerca de las casas, sino en las avenidas. De todas formas aquí en Barcelona ningún árbol crece ya con un tronco grueso y los plátanos de la Diagonal son muy altos pero de troncos muy delgados, como tantas palmeras, etc. Por eso, arrancar árboles grandes y viejos para plantar esos arbustillos o árboles que nunca crecerán me parece un crimen. Sobre todo sabiendo que ya sólo tendremos sequía y grandes inundaciones. También me dijo un experto que no hay que plantar pinos, que se queman tan fácilmente. Pero de ahí a talarlos... Este país ya no tendrá más oportunidades de reforestación, gracias al cambio climático. Por eso ahora se trata de preservar, aunque nuestras autoridades sigan talando, en plan toma el dinero y corre.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Cité tus pies en mi entrada del 30.